En la música de Emi Robles conviven dos geografías: la tierra profunda y el calor de La Rioja con la vastedad fría y azul del sur patagónico. Cantautora, profesora de música, directora de coros y licenciada en gestión educativa, Robles construyó su camino entre la docencia, los procesos colectivos y la necesidad íntima de la canción. Nacida en la capital riojana y radicada desde hace tres años en Puerto Madryn, su obra bebe del folklore latinoamericano, pero también de una sensibilidad contemporánea que encuentra belleza en lo cotidiano, en lo pequeño, en lo que se dice bajito. En 2022 obtuvo el primer puesto en el concurso “Canción de la Feria de la Música de La Rioja” con la obra ¿Qué está pasando?, una confirmación de lo que ya venía insinuando en escenarios y encuentros: su modo de narrar desde la ternura y la verdad. Pero fue en 2023 cuando finalmente se animó a grabar su primer single, “Vidala por Nacer”, producido en Casa Laurel Música junto a Joaquín Luna Tello, Leonel Guzmán y Ulises Quinteros. La canción, compuesta a los 19 años como una especie de arrullo para su hijo mayor, estuvo guardada dos décadas hasta que encontró su momento. Hoy, con la distancia como aliada y la raíz como refugio, Robles asume el desafío de una carrera independiente en diálogo con su labor coral y educativa. “La música es más linda cuando se comparte”, dice. Y su decir, suave y firme, lo confirma.
¿EN QUÉ MOMENTO DE TU VIDA SENTISTE QUE HACER MÚSICA NO ERA SOLO UNA VOCACIÓN, SINO UN DESTINO?
Hubo un momento, hace no muchos años, en que la música quedó fuera de mi vida por distintas razones: personales, familiares, laborales. Salió del ámbito de mis prioridades. Y llegó un día en que sentí mi vida gris, solitaria y triste. Fue un momento clave para mí: darle el lugar que no me había animado antes y hacerme cargo de ese deseo.
SI TUVIERAS QUE PRESENTARTE EN UNA FRASE A QUIEN NO TE CONOCE: ¿QUIÉN ES EMI ROBLES COMO ARTISTA Y MUJER RIOJANA?
Creo que podría decir que Emi Robles es una artista con raíces en el folklore riojano, con proyección hacia lo contemporáneo.
NACISTE EN LA RIOJA Y AHORA VIVÍS EN PUERTO MADRYN. ¿CÓMO DIALOGAN ESOS DOS TERRITORIOS —TAN DISTINTOS— EN TU MÚSICA Y EN TU IDENTIDAD?
Hace tres años que vivo en el sur, a casi dos mil kilómetros de La Rioja, de mi familia, mis amigos, los cerros, el calor, las juntadas. Mientras estaba allá tal vez no tenía dimensión de lo importante que era todo esto en mi vida y cuánto influye en mi música. La distancia cambia la perspectiva. Desde que estoy acá lo valoro mucho más, así como mi identidad, mi tonada, quién soy, de dónde vengo, se ha vuelto una especie de refugio, una forma de volver. Sin embargo, el sur, su frío, el horizonte interminable, el mar, la gente, el sentir sureño, me ha permitido enriquecer la mirada, valorar los gestos cotidianos de quienes, como una, también vienen de lejos, trascender la nostalgia y crear desde este presente y desde este terruño.
EN TU FORMACIÓN FIGURA LA DIRECCIÓN CORAL Y LA DOCENCIA. ¿QUÉ APRENDIZAJES DE ESOS MUNDOS TRASLADÁS A TU TAREA DE COMPOSITORA E INTÉRPRETE?
Lo que más amo del mundo coral y la docencia es que son espacios en los que nunca transitás sola, son espacios colectivos, se aprende mucho con el otro, en comunidad. Desarrollás la escucha, la paciencia, la empatía, así como también los distintos roles en los que te toque estar: dirigiendo, guiando, acompañando, organizando o tratando de descifrar cómo el otro aprende mejor, qué le pasa. Estos mundos me aportaron el entender la carrera artística no sólo desde lo estético y sensible, que a veces se vuelve un poco individualista, sino también desde lo colectivo por un lado y la organización y gestión del propio proyecto artístico, por el otro. Estos otros ámbitos, creo que me ayudaron a encontrarle un orden al caos interior para poder llevarlo adelante, abriendo la cancha para aprender de y con los otros.

UNA CANCIÓN COMO UN TESORO
Hay canciones que nacen rápido y encuentran su destino enseguida. Y hay otras -más hondas, más íntimas- que necesitan esperar. “Vidala por nacer” pertenece a esta segunda especie: fue escrita en silencio, en un living familiar, mientras un hijo se gestaba y la vida cambiaba de forma. Durante años fue un arrullo secreto, un refugio apenas susurrado y demasiado emotivo para ser compartido. Pero como todo lo verdadero, terminó pidiendo su lugar. Emi Robles recorre con 1591 el origen de esa vidala, el peso de la maternidad en su escritura, el rol de las mujeres en la relectura del folklore y el largo proceso que convirtió una canción íntima en una obra colectiva. Aquí, la artista desarma la memoria y la vuelve música: con ternura, con honestidad, con raíz.
HABLEMOS DE “VIDALA POR NACER”: ¿CUÁNDO NACIÓ ESTA CANCIÓN Y POR QUÉ ESPERÓ TANTO PARA SALIR A LA LUZ?
Esta canción nació en el sillón del living de la casa de mis padres, una siesta de febrero, a mis diecinueve años, sintiendo que una vida crecía en mí, con toda una revolución interior pero con una fuerte certeza: ‘aquí estoy para vos’. La escribí pensando en una canción de cuna para ese bebé en camino (mi hijo mayor Lucca). Esperó tanto tiempo para darse a conocer porque sentía que su lugar era hacia adentro, en la intimidad de una madre que le canta a su hijo… aparte que no podía cantarla porque me emocionaba. Todavía me pasa pero ya lo puedo gestionar mejor… Fue pasando el tiempo y me fui animando a cantarla, a darla a conocer.
¿QUÉ TE INTERPELA ESPECIALMENTE DE LA VIDALA COMO FORMA MUSICAL Y POÉTICA?
Siento en la vidala una profundidad y potencia que me estremecen, me conmueven. El vibrar del parche, su ritmo pausado, sus silencios que te abren un hueco en el pecho y te llenan de mil preguntas…Tanto en lo rítmico como en lo poético, la veo como un camino donde puede transitar tanto lo ancestral como lo actual, es un diálogo entre el pasado y el presente, se reinventa constantemente a través de las nuevas generaciones de compositores.
LA CANCIÓN MENCIONA A LA MATERNIDAD, LA IDENTIDAD, LA TIERRA. ¿CREÉS QUE LAS MUJERES DE HOY ESTÁN REESCRIBIENDO EL FOLCLORE DESDE SUS PROPIAS VIVENCIAS?
Creo que las mujeres vamos construyendo lo que necesitamos decir hoy, desde nuestras propias palabras y desde las formas de nombrarnos que decidamos tener. Tanto en los distintos lenguajes artísticos, como en la cultura en general, en la política, en el ámbito laboral, donde nos desenvolvamos, hacemos grandes aportes, con una sensibilidad, inteligencia y fuerza que creo, nos caracteriza. En el folklore, siento que estamos aportando una mirada, un sentir común, que algunas tienen la tarea de escribir y/o interpretar pero que en sí, se está contando la historia o el sentir de muchas otras, tanto del presente como de las que nos antecedieron y las que seguirán. El folklore necesita seguirse enriqueciendo con la voz de las mujeres, no sólo para cantarlo, sino también para componerlo y resignificarlo.
¿CÓMO FUE EL PROCESO DE PRODUCCIÓN EN CASA LAUREL MÚSICA Y QUÉ APORTARON JOAQUÍN LUNA TELLO, LEONEL GUZMÁN Y ULISES QUINTEROS A ESTA OBRA?
Fue un proceso muy hermoso y amoroso aún en la distancia. Nos comunicábamos para ir desarrollando las ideas, viajaba a grabar, volvía y escuchaba las mezclas, respetando los tiempos que cada uno necesitara. Casa Laurel es un estudio de grabación donde te sentís en un hogar, no te invaden las luces, la técnica. Tenía la idea de grabar como algo frío, como una especie de laboratorio, donde una pasa a ser el germen que hay que examinar… me daba un poco de miedo, capaz por eso tampoco me animaba a pasar por el estudio, ahora que lo pienso. El Negro Joaquín fue quien me dijo: ‘Si querés grabar, que sea algo tuyo’, y me acompañó en hacer de esa propuesta, un deseo y luego una realidad, él desde la producción, la grabación, edición, mezcla y mastering. Leo Guzmán grabó la guitarra y Ulises el moxeño.
INCLUISTE UN MOXEÑO EN LA GRABACIÓN. ¿QUÉ REPRESENTA ESE INSTRUMENTO DENTRO DE TU BÚSQUEDA SONORA?
Esa idea fue de Joaquín y me pareció muy acertada porque yo no quería una sonoridad muy incisiva o estridente, quería un sonido cálido y liviano a la vez, quería encontrar desde lo sonoro ese hábitat de ternura para acompañar un nacimiento y creo que los chicos lo supieron interpretar muy bien.
¿CUÁLES FUERON LOS PRINCIPALES DESAFÍOS A LA HORA DE PRODUCIR MÚSICA DE RAÍZ EN UN CONTEXTO INDEPENDIENTE, ENTRE LA RIOJA Y LA PATAGONIA?
Sin duda los costos, la distancia, el tiempo que hay que dedicarle, haciendo espacio entre otros proyectos, otros trabajos, familia. Sin embargo, estaba segura de dónde y con quiénes quería trabajar en esto, así que fue encontrar los modos para poder llevarlo a cabo. La grabación empezó en agosto de 2022, estando recién llegada a la Patagonia y finalizó en abril del 2023. Luego llevaron otro tiempo los siguientes pasos: la planificación y estrategia comunicacional, el diseño de tapa, que estuvo a cargo de Alicia Robles para Sosegate Nena; la distribución digital de Ana Robles, entre otras cosas. En su momento también fue hacer una pausa, tomar distancia de la vorágine que venía siendo ese año en mi vida, donde perdí a mi mamá, me mudé, dejé trabajos, proyectos. Barajar y dar de nuevo en otro territorio donde la música tuviera el espacio en mi vida que yo necesitaba, fue el desafío mayor.
¿QUÉ SENTISTE LA PRIMERA VEZ QUE ESCUCHASTE EL SINGLE TERMINADO, YA MASTERIZADO Y LISTO PARA SU PUBLICACIÓN?
Confieso que cuando estuvo listo no lo escuché inmediatamente. Lo dejé esperando unos días, hasta que agarré los auriculares y me senté a escuchar. Fue una gran emoción. Por el proceso, por la canción en sí, por la situación también de estar lejos de mi hijo (él vive en La Rioja), fue una manera de sentir que puedo seguirle cantando… aunque estemos lejos y él ya sea grande. Yo misma como hija, aunque ya sea grande, sigo acunándome en los recuerdos de mi mamá, sus tejidos, los aromas de sus comidas. Creo que por más que pase el tiempo, hay canciones que pueden ayudarnos a acortar distancias, tiempos, planos.

LA PAUSA, ESA FORMA DE DECIR
En tiempos de vértigo, de scroll infinito y canciones que duran lo justo para no ser salteadas, Emi Robles elige otro tempo: el de la respiración, el silencio y el pulso humano. Su música no busca apurar el corazón, sino escucharlo. Así, la cantautora reflexiona sobre su relación con la lentitud y la calma -una herencia riojana pero también una decisión estética- y sobre el desafío de pasar del canto colectivo al acto solitario de poner la voz propia en primer plano. El miedo, la autocrítica, la confianza que se construye, y el peso que tiene la palabra en su obra. Porque en su universo creativo, nada se grita: todo se murmura, se cocina lento, se deja madurar hasta encontrar su verdad.
EN UN MUNDO DOMINADO POR LA INMEDIATEZ, ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE PARA VOS CREAR CANCIONES QUE MANTENGAN UN PULSO LENTO, ÍNTIMO Y ORGÁNICO?
Creo que parte de la identidad riojana tiene que ver con cierta serenidad, lentitud. Personalmente no debe haber peor cosa que me apuren. Si tienen algún taurino/a en su vida, saben de qué hablo… Pero, además de esto, siento que en la calma, en la pausa también hay poesía. No es que sea siempre así. Como dice Fandermole: ‘No es que todo sea tan calmo como aquí parece/pero voy cantando al menos, lo que usted merece’. Hay veces que necesito agilizar el pulso, subir el volumen, decir otras cosas y prenderme fuego, ya conocerán esa faceta también. Dicen que cada momento de la vida tiene su propia música, yo voy aportando para eso más calmo, por el momento, pero ya vendrán otros sentires.
¿CÓMO VIVÍS EL PASAJE DEL CANTO COLECTIVO (COROS, TALLERES) AL CANTO SOLISTA, QUE PARECE MÁS EXPUESTO Y PERSONAL?
Fue complejo encontrarme con mi propia voz, después de tantos años de buscar cómo empastar energías y colores vocales con otros, tarea primordial en lo coral. Aparte creo que venimos de una tradición de criticar y lapidar, hasta a uno mismo, que paraliza y silencia muchas voces, pero poco a poco va cambiando. Veo los chicos de hoy, cómo se bancan cuando otro comparte lo que hace, cómo se apoyan. Eso es buenísimo. También fue una oportunidad para encontrarme con mi propia voz, mi forma de cantar, madurar y hacerme cargo de que al final, yo hago música porque me hace bien, y no para pasarla mal ni hacerle mal a nadie. Parece algo obvio, pero a veces una se cuestiona y se trata bastante mal, se juzga mucho y terminás no haciendo nada por miedo a la crítica o por un ideal de perfección inalcanzable. Grabar un tema mío, cantando sola, fue superar esa barrera que yo misma me imponía buscando una aprobación de no sé quién, repitiéndome frases ajenas. En la música como en la vida, hay veces que hay que “maradonearla” (también podemos decir ir al frente para no generar tanta polémica con el término…jaja). Siempre se puede ir mejorando, estudiando, ir construyendo una identidad vocal pero no se puede hacer mucho quedándose callada o imitando a otras artistas, no se logra de un día para el otro. La voz de cada una es una construcción personal y cultural que va mutando como también lo hace una misma a lo largo de su vida.
¿QUÉ PESO TIENE LA PALABRA EN TU OBRA? ¿LE DEDICÁS MÁS TIEMPO A LA LETRA O A LA MÚSICA?
Generalmente la parte de componer música me resulta más fluido. Andan algunos acordes dando vuelta, melodías en mi cabeza que grabo para no olvidar, algún rasguido, es hasta más intuitiva aunque también después pase por etapas de ‘depuración’. A la hora de la música no me juzgo, dejo que surja libremente y voy trabajando en las ideas. En cuanto a la letra, por ahí me trabo más, hago bocetos, versiones, tacho, vuelvo a escribir, corrijo, reemplazo palabras, tacho, vuelvo a empezar… hasta que lo que escribo me hace sentir algo tan fuerte que no lo podría decir de otra manera. Entonces ahí no lo borro más y sigo.

RAÍCES, APRENDIZAJES, PROYECCIONES
En su manera de mirar la música, Emi Robles se reconoce parte de una trama. No canta sola: canta con las voces que la anteceden, con las que la rodean y con las que vendrán. Desde ese lugar, se abre a hablar de sus faros musicales -los grandes maestros del folklore argentino, las nuevas voces latinoamericanas, las artistas contemporáneas que la conmueven- y reflexiona sobre la escena riojana, esa usina de talentos que lleva en la sangre. También se detiene en algo esencial: la dimensión política de la música, incluso cuando lo que se busca es simplemente decir algo bello y honesto.
Desde la autogestión cotidiana hasta los sueños que empiezan a tomar forma -un disco, un espectáculo, una gira-, Robles se revela como una artista que piensa, organiza, se nutre de otras mujeres y se permite proyectar. Su voz camina entre la raíz y el futuro, porque entiende que la canción no es solo un hecho estético: es un modo de habitar el mundo.
¿QUIÉNES SON TUS REFERENTES ACTUALES DENTRO DEL FOLCLORE O DE LA MÚSICA LATINOAMERICANA, Y QUÉ APRENDÉS DE ELLAS/OS?
Como compositores don Ramón Navarro, Teresa Parodi, Carlos Aguirre. Y como cantora, como se autodenominaba por no ser sólo cantante, sino por tener un mensaje, a Mercedes Sosa. En la escena latinoamericana me gusta el trabajo que vienen haciendo las chilenas Pascuala Ilhabaca y Elizabeth Morris. De la escena más actual me gusta el camino que va trazando Maggie Cullen, Loli Molina y el nuevo disco de Milo J me alucinó. De cada uno y cada una disfruto y aprendo, ya sea por sus composiciones, arreglos, interpretación, criterios de mezcla, estética.
¿QUÉ PENSÁS DE LA ESCENA MUSICAL RIOJANA HOY? ¿QUÉ OPORTUNIDADES Y DESAFÍOS VES PARA ARTISTAS EMERGENTES?
Creo que a La Rioja le sobran talentos, tenemos tremendos músicos y músicas, una gran sensibilidad. Como oportunidades veo la posibilidad de contar con muchos y variados instrumentistas y cantores muy buenos, y muy cercanos, no tenés que buscar tanto para encontrarte alguien bueno, con ganas y tiempo. Eso acá en el sur cuesta más, porque predominan otros géneros, por las distancias, el clima a veces se hace difícil. Veo que allá se valora el folklore y se le da un espacio permanente, la gente acompaña. Acá hay que remarla un poco más. Tampoco hay políticas culturales que acompañen, como allá sí. Como desafíos, veo el animarse a la originalidad, autenticidad, animarse a romper esquemas y yeites que ya están más que utilizados, por algo distinto, tanto en la composición, como en la forma de interpretar.
¿SENTÍS QUE TU MÚSICA CUMPLE UNA FUNCIÓN SOCIAL O POLÍTICA, MÁS ALLÁ DE LO ESTÉTICO?
Todo es político, lo dicho y lo no dicho. Los espacios donde circulamos con nuestra música, nuestro repertorio, creo que cada decisión habla de un posicionamiento, si tenemos un mensaje, un propósito. Ya lo dice León Gieco: ‘La cultura es la sonrisa que acaricia la canción’. Creo que las sociedades se definen por su cultura, y cada uno desde el rol que le toca aporta algo al mundo y la posteridad, es lo que queda cuando a cada uno le toque partir. Yo quiero aportar belleza desde la música, desde mis letras, de lo que reivindico o lo que elijo decir. A veces nombrando lo que otros también necesitan decir. A algunos les llegará, a otros no, pero al menos estoy tranquila con que lo que hago y digo, es honesto.
¿CÓMO GESTIONÁS TU CARRERA INDEPENDIENTE? ¿QUÉ HERRAMIENTAS DESCUBRISTE QUE TE AYUDARON A SOSTENERTE Y CRECER?
Al comienzo no sabía muy bien cómo llevarla a cabo, porque nadie te enseña ni hay una sola forma para ser artista/gestora/manager/community manager/directora de proyectos, etc.’. Me ayudaron charlas con Susi Guzmán (manager y gestora), algunos talleres, aprender a ser humilde y preguntar cuando no sé algo, charlar con otras colegas. Hay un cuadernito (que no es uno, van siendo varios) donde anoto, organizo mis ideas, registro sonoridades que me interesan, imágenes, luces, colores, quiénes pueden acompañarme, fechas y lugares posibles, y así voy dando forma para concretar eso que a veces cuesta bajar a la realidad. También me gusta estar atenta a lo que hacen otras colegas, sus lanzamientos, escuchar por dónde andan sus búsquedas.
¿QUÉ PROYECTO MUSICAL O ARTÍSTICO TE GUSTARÍA CONCRETAR EN LOS PRÓXIMOS AÑOS, MÁS ALLÁ DE ESTE SINGLE?
Sueño con un álbum, con armar un show para presentarlo, hacer una gira para difundirlo. Estoy trabajando en nuevas y viejas canciones, haciendo algunas maquetas, pensando invitados e invitadas. Es algo a lo que me gustaría meterle el año que viene porque el concepto ya lo tengo. Pasa que también eso requiere un tiempo fuera de los escenarios y eso también tira. Así que estoy en ese proceso de organizarlo para el próximo año.

LA CANCIÓN COMO COMPAÑIA
Hay momentos en que la música deja de ser un hecho artístico y se vuelve un acto de amor. Ese territorio es el que habita Emi Robles cuando canta “Vidala por nacer”, una canción que no solo emociona a quien la escucha, sino también a quien la creó. Ya sobre el cierre del diálogo con 1591, la artista habla del vínculo con el público, de lo que significa conmover y ser conmovida, y de la delicada potencia que tiene una melodía cuando llega al lugar exacto, en el momento justo.
Con la misma ternura y honestidad con la que compone, Robles se dirige a las nuevas generaciones, a esas jóvenes que empiezan a componer en un cuarto o bajo el cielo riojano, alentándolas a confiar en su voz y en su tiempo. Y al mirar hacia atrás, reconoce la decisión que lo cambió todo: elegir la música aun cuando la vida la empujaba hacia otros caminos. En su respuesta final, casi en voz baja, deja un deseo sencillo pero profundo: que sus canciones, dentro de veinte años, sigan haciendo lo que mejor saben hacer: acompañar.
¿CÓMO TE CONMUEVE EL PÚBLICO CUANDO ESCUCHÁS O CANTÁS UNA CANCIÓN COMO “VIDALA POR NACER”? ¿QUÉ DEVOLUCIONES TE MOVILIZARON MÁS?
Mientras la canto, trato de no mirar mucho al público porque, honestamente, cuando otro se conmueve, ya me pasa a mí también y se me hace difícil cantar así. Me concentro en transitarla, disfrutarla y después pasamos los pañuelos para todos (risas). Me da ternura que otros se conmuevan. Pienso en las canciones que a mí me acompañaron en distintos momentos y me han dicho que la Vidala ha estado sonando ahí donde alguien necesitó ese cobijo.
¿QUÉ LE DIRÍAS A UNA JOVEN RIOJANA QUE RECIÉN COMIENZA A ESCRIBIR CANCIONES EN SU CUARTO O EN SU PATIO?
Que siga por ahí, que se anime, que apueste a sus propios decires y sentires, que confíe. Hacer red con otros que anden en la misma, ayuda un montón. Que busque rondas donde le hagan un lugarcito y le pasen la guitarra, las hay… y si no las encuentra, que las cree, las invente, pero que no deje de hacer lo que le gusta y le hace feliz por miedo. La música es más linda cuando se comparte.
SI MIRÁS TU CAMINO HASTA HOY, ¿QUÉ DECISIÓN FUE CLAVE PARA LLEGAR A ESTE PRESENTE ARTÍSTICO?
Creo que la decisión más importante fue como a los 20. En ese entonces, había vuelto a La Rioja para ser mamá, después de estudiar un año Composición, Arreglos y Producción en La Colmena, en Córdoba. La gente de mi edad estaba entre parciales en la universidad y boliches, y yo entre mamaderas y pañales. Pensaba si ese sería el único destino. Estaba mirando por dónde seguir, si anotarme en el Profesorado de Música o estudiar el Profesorado de Inglés, ya que había estado unos meses en Londres con mi hermana Ana y había descubierto una cierta facilidad con el idioma. De pronto sentí con gran claridad cómo continuar: ‘por donde ande… haga lo haga… que haya música’.
¿CÓMO TE GUSTARÍA QUE SE RECUERDE TU MÚSICA DENTRO DE 20 AÑOS?
Uy …qué difícil… Como una música que te acompañó, que estuvo ahí para emocionarte, encenderte, relajarte o lo que fuera, pero algo te pasó.
La voz de Emi Robles no busca estridencias: encuentra su fuerza en lo pequeño, en lo verdadero, en lo que nace desde el silencio y se vuelve canción. Su historia es la de alguien que eligió volver a habitar su deseo -aun cuando el tiempo, la distancia y la vida intentaron postergarlo- y desde allí construyó una obra que abraza y acompaña. “Vidala por nacer” es apenas el primer paso visible, pero toda su música parece estar tejida con la misma fibra: la de quien canta para no olvidar quién es y para que otros también se encuentren. Porque si algo deja claro esta entrevista es que Emi compone como quien enciende una luz en medio de la noche: no para brillar sola, sino para que todos puedan ver mejor.
Quizás por eso, cuando dice que la música es más linda cuando se comparte, no está pronunciando una frase bonita: está revelando su ética, su poética y su manera de estar en el mundo. Y así, mientras el sur y el norte dialogan en su voz, su obra va haciendo lo que prometió desde el principio: acompañar. Y en ese acompañar, como toda música que nace para quedarse, también empieza a trascender.

BONUS TRACK
– CANCIÓN QUE TENÉS SONANDO AHORA: “VERDE, VIOLETA Y CARMÍN” DE ELIZABETH MORRIS
– LUGAR FAVORITO PARA COMPONER: MI PIEZA.
– UNA ARTISTA QUE TE HAYA CAMBIADO LA MANERA DE CANTAR: MERCEDES SOSA
– SONIDO O INSTRUMENTO QUE TE GUSTARÍA EXPLORAR PRÓXIMAMENTE: EL BANDONEÓN
– SI TU MÚSICA FUESE UN PAISAJE, ¿CUÁL SERÍA Y POR QUÉ?: SERÍA UN ATARDECER RECOSTÁNDOSE EN LOS CERROS… PORQUE ES ESE PUNTO ENTRO LO QUE FUE EL DÍA Y LO QUE SIGUE, UN PUNTO DE CONTACTO ENTRE LO ANTERIOR Y LO POSTERIOR, UN SOSIEGO O UN ARDERSE, O AMBAS COSAS.