«La cultura también produce economía»

En diálogo con medios de comunicación del interior del país, la Secretaria de Desarrollo Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación, Lucrecia Cardoso destacó la presencia de más de 3 mil productores de bienes y servicios culturales, que a su vez participaron de alrededor de 12 mil rondas de negocios durante las cuatro jornadas en las que se desarrolló el evento en el CCK.

La dinámica del MICA 2022 se caracterizó fundamentalmente por un constante intercambio de información y oportunidad en los quince sectores de la industria que participaron: audiovisual, artes visuales, circo, danza, diseño, editorial, folclore, gastronomía, hip hop, infancias, música, música académica, tango, teatro y videojuegos, para que los hacedores culturales y artistas puedan mostrar su oferta cultural a los potenciales compradores de bienes y servicios.

«Tenemos 90 agregados comerciales y la premisa fue trabajar durante un año buscando oportunidades de negocios en todo el mundo para nuestras industrias culturales», resaltó Lucrecia Cardoso, Secretaria de Desarrollo Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación. En este sentido, remarcó además una de las novedades de esta propuesta, que es el trabajo en conjunto con Arsat, para desarrollar la plataforma online de Industrias Culturales que se exporta y contiene cinco mil portfolios de servicios culturales y artistas. «Hoy también se exporta, se replica a cada una de las funcionalidades del mercado y queremos que se conviertan en un catálogo de la industria argentina», señaló.

«Creemos que las industrias culturales son parte de la solución a muchos problemas estructurales de la Argentina. Diversificar la matriz productiva es el desafío de nuestro país, que con su arte y potencia es capaz de generar divisas y ser parte de la solución a las restricciones externas», sostuvo Cardoso, quien destacó que la producción cultural representa el 2,6% del valor agregado de Argentina y, antes de la llegada de la pandemia, registraba 310 mil puestos de trabajo. En números, el sector de las industrias culturales representa dos tercios de lo generado por la minería y el sector de la construcción, y un tercio de lo generado por el sector primario de la economía, como la agricultura y ganadería.

A partir de allí, Cardoso hizo hincapié en que «la cultura produce sentido, identidad, patrimonio y también economía; también tiene una dimensión productiva. Generalmente, cuando hablamos de cultura, hablamos del hecho artístico, de la obra, de la escultura, de la pintura y pensamos en esa dimensión artística de la cultura, pero queda muy claro, como ocurre con la televisión: hay dos personas adelante de la cámara y veinte atrás. Y atrás de esas veinte hay quienes brindaron logística para eso. Estamos hablando de una actividad productiva muy importante, porque todo es valor agregado. La materia prima somos nosotros, los recursos humanos formados para trabajar en esos lenguajes y esas disciplinas. Es un sector, sobre todo el de las industrias creativas, la economía naranja o del conocimiento que viene empujando y crece exponencialmente a partir del desarrollo tecnológico. Crece más que la media de la economía, sobre todo lo nativo digital y la circulación digital, que es el ingreso cultural de los sectores tradicionales».

Asimismo, y en relación a la industria cultural y su vinculación estratégica con otros sectores como el turismo, por ejemplo, la Secretaria de Desarrollo Cultural no dudó en afirmar que «hay una sinergia directa. El turismo es cada vez más experiencial; además de natural, vos querés vivir la experiencia, no solo ver el paisaje. Eso pasa por probar el vino, por probar la gastronomía regional, escuchar los caminos del tango, los caminos del vino. Vivir la experiencia que está ligada a la cultura. No es lo que acompaña, sino lo que van a buscar. La gente hoy está buscando la experiencia. Para eso necesitás infraestructura, personal capacitado, pero también contenido. La cultura es totalmente sinérgica con el turismo y puede ser hasta contraestacional en un modelo de sustentabilidad productiva de una ciudad, de una provincia. Trabajamos mucho en ver esa dimensión».

Por otra parte, y yendo directamente al recorrido trazado por el Mercado de Industrias Culturales Argentinas, Cardoso remarcó que «el primer MICA fue una idea innovadora, pero se enfocó más en la cultura independiente, porque era un sector que había que fortalecerlo. Estos dos años que no lo tuvimos por la pandemia nos concentramos en algo que había que hacer: generar el ámbito digital, que lo hicimos con el ARSAT. Teníamos la necesidad de generar una plataforma que tuviera todas las industrias culturales y que reproduzca todas las instancias del mercado. En estos diez años, desde que el MICA se puso en marcha, pasó la digitalización como una tendencia sostenida, que fue exacerbada por la pandemia».

En ese contexto, Cardoso explicó además que la decisión de ampliar los sectores de la industria cultural presentes en el MICA 2022 tuvo que ver precisamente «con la digitalización en algunos casos, porque modificó la cadena de valor de todas las industrias culturales. A eso hace referencia la subdivisión de algunos sectores. Hay sectores como el hip-hop o la música urbana que son nativos digitales, toda su cadena de valor es digital. El tango no es solo la música, hay una industria detrás que tiene un circuito vinculado a la Marca País, la música académica, el folklore. Necesitamos poner el foco ahí. El cambio tecnológico lo modificó todo. Este MICA es la consecuencia de un montón de trabajo. Por eso contamos en este espacio con 90 agregados culturales en las embajadas para buscar oportunidades de negocios. Trabajamos sobre el conocimiento de la cadena de valor; luego hubo un relevamiento. Por ejemplo, a Estados Unidos le interesa el sector audiovisual, el sector de animación, los cómics. Entonces, es importante determinar cuál es la oferta exportable de la industria cultural argentina».

Sobre este punto, y en relación específicamente a la interacción con las embajadas, la Secretaria de Desarrollo Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación explicó que «hay un relevamiento. Las embajadas tienen la promoción comercial de Argentina en el mundo; también los bienes culturales. Hay congresos, ferias, mercados y potenciales compradores. Debemos determinar qué podemos ofrecer y para eso son importantes las rondas de vínculos, de negocios, y que el MICA se pueda concretar de manera presencial».

«UNA CONSTRUCCIÓN Y UN PROCESO»

«La pandemia, que fue una tragedia sanitaria, social, económica, nos generó la necesidad de una inclusión digital y financiera rapidísima en todos los sectores populares. Tuvimos que trabajar fuertemente para llegar con la ayuda. Entonces, generamos que ese actor produjera rápidamente una inclusión digital y financiera que antes no tenía. El otro gran desafío tiene que ver con lo que decíamos antes, con la necesidad de generar la infraestructura para atender a la brecha digital, atender a las habilidades que necesitás efectivamente para transitar ese espacio y la formación. El gran desafío ahora es salir de la informalidad, de la precariedad, por el camino que mejor nos quede a cada uno, pero dar un paso. Que el que produce informalmente lo haga formalmente, que el que produce y no comercializa, lo comercialice y que el comercializa, comercialice más y que si puede exportar, que exporte y que el que exporta, exporte más. Esa es la idea de MICA, ayudar a crecer», remarcó Lucrecia Cardoso al definir el que para ella es el rol fundamental de este encuentro que se desarrolló entre el 19 y el 22 de mayo en el CCK.

En ese contexto, la funcionaria nacional hizo hincapié en que «esto no es un evento; es un proceso. Tiene que haber un feedback con cada provincia. Decidimos hacer el Mercado con muy poco tiempo de anticipación, porque por la pandemia debíamos estar modificando permanentemente. Sin embargo, aquí hay 400 compradores, lo que quiere decir que hay interés sobre lo que estamos haciendo. Y la composición es muy federal. Facilitamos que pudieran viajar, alojarse, que es muy importante. La plataforma es en sí una articulación permanente de políticas públicas. La digitalización presenta un montón de desafíos, pero también facilita mucho las cosas. Muchos ministros de cultura están cambiando el chip. En La Rioja el sector de animación está creciendo un montón y hay que estar atentos a eso. Se esta haciendo la vida de Rosarito Vera Peñaloza en animación, en una calidad top; es compleja la animación no solo respecto de la inversión que requiere, sino que también tenés que tener un montón de recursos humanos calificados».

Por último, y respecto de alcanzar la formalidad en la industria cultural argentina, Cardoso indicó: «Creo que hay que ofrecer distintas puertas de entrada. Tenemos que ofrecer a los modelos de producción, lo que mejor les cuadre. Para cada una tiene que haber una puerta de entrada para un camino. Por eso MICA puede abarcar desde un emprendedor hasta una empresa. Es un gran entrelazador de políticas públicas para el sector productivo de la cultura. Es cierto que algunos sectores de la cultura ven como una antinomia entre hacer cultura o hacer plata. Pero también es cierto que hay derechos que no son antítesis entre ellos mismos. Y entre esos derechos está el derecho a la creación, que es muy importante, también el derecho al acceso a la cultura y el derecho a trabajar en la cultura. Después hay que ver cómo podemos hacer para que ese trabajo sea un trabajo registrado, decente. Ahí nos planteamos cómo podemos trabajar y eso supone una organización, una planificación. El rol del Estado es fundamentalmente el de generar las condiciones en términos concretos. El Estado no reemplaza nada. La pandemia nos dejó como aprendizaje que el Estado es muy necesario. Es como un organizador que promueve y fomenta las condiciones tratando de igualar para que todo crezca».

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