Lo inevitable es también lo que somos

Una mirada cruda e incisiva de la realidad se abre paso en la primera publicación de María Belén Cura, «Lo inevitable», un libro en el que la convergencia de los opuestos cobra presencia en el constante devenir de los días y obliga a detener el pulso para dar paso a una necesaria reflexión que, indefectiblemente, va de la mano de la autora y sus vivencias particulares.

¿Qué es lo inevitable? ¿Cómo se construye lo inevitable? ¿De qué manera lo inevitable nos conforma en lo cotidiano? Por definición, lo inevitable es aquello que no puede ser evitado. Tan simple y tan complejo al mismo tiempo. De alguna manera, eso que no podemos evitar es lo que se nos escapa de las manos, lo que nos excede en nuestra posibilidad de determinar un destino, haciéndonos ser parte, simplemente, de lo inevitable.

Ocurre que, de alguna manera también, lo inevitable es lo que somos a la espera de que lo inevitable ocurra. Y finalmente ocurre. Como cuando la escritora se encuentra finalmente con lo inevitable de su necesidad de poner en palabras todo lo inevitable que fue definiendo su existencia, su ser en este punto del vivir y no en otro, donde pudo haber sido. Lo inevitable es, en definitiva, tan inevitable como este aquí y este ahora en el que las palabras se deslizan sobre el papel en blanco para dar paso luego a una ópera prima literaria que nace desde la mirada cruda e incisiva de su autora, a partir de la urgencia de la convergencia de los opuestos existenciales -allí donde conviven los inocentes y los culpables- que cobran presencia en el constante devenir de los días. En lo inevitable. Ese lugar desde el que María Belén Cura invita a una necesaria reflexión que, indefectiblemente, va de la mano de sus vivencias particulares.

«Mucho más allá de ser fantástico o no, Lo inevitable te invita a conocer un mundo donde las diferentes realidades de inocentes y culpables se juntan en un solo lugar, a poca distancia entre ellos, la vida y la muerte cobran sentidos diferentes. ¿En qué creer? ¿En quién confiar? ¿Hasta dónde podría llegar tu lado más oscuro?» Así se presenta «Lo inevitable» en la difusión de la Editorial Autores de Argentina, trazando así una especie de radiografía de lo que el lector va a encontrar al sumergirse en la historia. ¿Pero puede alguien expresarlo de una mejor manera que su autora? ¿Qué mejor que su visión, generosa y abiertamente expresada a 1591 Cultura+Espectáculos en un encuentro con su espacio de intimidad?

«Esta obra surgió con la necesidad de revelar mi mundo, donde a veces ni yo quise entrar, una infancia dura, el vivir fuera del país, una búsqueda de justicia constante y muchas situaciones y relatos de personas que la vida me presentó me llevaron a pensar en estos personajes y a darles vida, sufrimientos, pasiones, pensamientos, pero sobre todo decisiones. Mi obra, también pretende expresar situaciones que, como sociedad logramos invisibilizar, manteniéndonos callados frente a diferentes tipos de violencias que enfrentamos incluso en nuestros propios hogares. Violencia que se reproduce, además, en las calles donde terminamos sorprendidos lidiando con nuestra moral, con nuestra propia educación, con nuestras lealtades aprendidas y con nuestra falta de acción», afirma María Belén Cura en una primera instancia y a modo de carta de presentación.

¿CÓMO FUE EL PROCESO QUE TE LLEVÓ A DECIDIR ENCARAR ESTA PROPUESTA, A ESCRIBIR «LO INEVITABLE»?

Fue un libro que en realidad nació para una entrega de teatro, para fin de año, para un taller que estaba haciendo. Inicio con uno de los personajes; era algo muy corto, eran dos muestras. Lo dejé de lado, me puse a trabajar en el proyecto de teatro, y luego lo retomé. Y fue allí que empezaron a cerrarse varias historias que quería entrelazarlas. Fue como un recordar todo lo que fue mi vida, muchas personas que conocí, encontrar cosas que nos conectan con otros países, otras sociedades. A veces creemos que solo a nosotros nos pasa, pero en realidad es algo transversal y eso me pareció interesante. Sin embargo, no nació con las ganas de ‘quiero hacer un libro’; fueron las circunstancias, los amigos, los conocidos, los que me fueron llevando a eso. Fue como jugando con la vida un poco, no me imaginaba nada más.

¿Y CÓMO SE FUE DANDO ESA CONSTRUCCIÓN? 

Fue un proceso súper lento, porque decidí que fuera súper lento. Yo estaba recién llegada al país, después de haber vivido diez años en Chile. Hacerlo lento me ayudó a digerirlo y a hacer todo con mucha paciencia, verlo, revisarlo. Fueron dos años y medio aproximadamente. Pero me pareció un lindo proceso, me gustó.

¿CUÁNDO SURGE TU RELACIÓN CON LA ESCRITURA? ¿EN QUÉ MOMENTO DE TU VIDA TE ACERCASTE A LA LITERATURA?

Toda mi vida tuve relación con la escritura. Vengo de una familia muy humilde, pero algo que veo de diferente respecto a los chicos de ahora es que yo me aboqué mucho al colegio; me gustaba mucho y la biblioteca era como mi parte preferida. Allí aparecieron las historias de terror, cuando tenía 7 años, y las obras de teatro que las hacía yo, era muy lindo ese momento. La vida me fue presentando luego otros escritores como Pablo Feinmann, Juan Forn o Liliana Heker. Me empecé a meter mucho en ese mundo, aunque luego tuve que salir por circunstancias de la vida.

POR LO QUE ME CONTÁS, TAMBIÉN ESTÁS MUY LIGADA AL TEATRO…

La producción y el teatro para mí son un logro grandísimo. El trabajo de un guionista me parece algo alucinante, que nunca lo podría hacer. Pero la vida también me fue llevando hacia otros lugares, otros trabajos. Desarrollé mi propia empresa y eso es también un desafío constante, más en un país como Argentina.

HACÍAS MENCIÓN ANTERIORMENTE A LA NECESIDAD DE MOSTRAR TU MUNDO… ¿DESDE DÓNDE SURGE, PRECISAMENTE, ESA NECESIDAD?

Esa necesidad surge a partir de que había muchas cosas que sacar de mi mente; muchas cosas que me habían parecido increíbles. Cosas que me contaron, o que vi cómo las vivían. Por ejemplo, estar sentada como audiencia en un jurado, o vivir y experimentar muchísimas situaciones que enriquecen un montón a las personas. Tuve una infancia bastante difícil que también me llevó a poder expresar. Nací en Tucumán, en San Miguel, y mi familia vino a Buenos Aires cuando yo tenía 6 años; no teníamos absolutamente nada acá. Vivir en casa en toma, en condiciones deplorables, fue una de las experiencias que me marcaron. A los niños, en los ’90, se nos cortó grandemente las posibilidades de recibir educación; el vivir hechos como el de la Carpa Blanca, que para mí hasta el día de hoy es impactante, porque siento que la sociedad también se olvidó de eso. Muchas situaciones que se vivían en ese momento y que parece que en la Argentina siempre pueden volver a pasar y en parte por eso la sociedad se vuelve violenta. En esos años los femicidios, las villas, las adicciones, todo creció. Mi niñez no era ajena a todo eso. Hay mucho de todo eso que se ve en el libro. Pero es algo que pasa cotidianamente; lamentablemente vivimos en esa sociedad y mi niñez en ese aspecto fue muy marcada.

¿CÓMO PUDISTE PROCESAR TODAS ESAS VIVENCIAS TAN PARTICULARES EN TU LIBRO? 

Hay uno de los personajes, Marta, que yo digo que es como mi bebé; en ella creo que pude plasmar un poco más lo que fue mi vida. Todo el libro es una conjunción entre vivencias, todo lo que opté y adopté de las personas, lo que me penetró de algunas personas, pero es un poquito nomás.

¿TENÉS PENSADO SEGUIR DESARROLLANDO ESTA Y OTRAS HISTORIAS?

Sí, es la idea. No sé qué tanto pueda llegar a lograr, pero sí tengo en claro que quiero que la gente tome consciencia realmente de que ciertas situaciones pasaron, pasan y van a seguir pasando mientras uno no opte por tomar una acción determinante frente a una circunstancia.