De puertas abiertas

La Biblioteca Popular Teniente Marcelino Reyes es un espacio en el que la cultura mantiene una vitalidad única. Producto del trabajo intenso y comprometido de quienes integran su Comisión Directiva, la institución se erige, además, en un espacio de contención permanente.

Basta con subir algunos escalones para encontrarse de lleno con una buena parte de la historia de La Rioja. En esos anaqueles, muchos de ellos antiguos, habitan tesoros que dan cuenta del paso del tiempo, amurado contra las paredes de un edificio que fue pensado específicamente para albergar ejemplares de un valor extraordinario.
El aroma amarillento de los libros que supieron transmigrar a través de los años y el vapor que se eleva desde el mate compartido, dibujan un cuadro en el que la charla discurre.
Gustavo Contreras Bazán, actual presidente de la Comisión Directiva de la Biblioteca Popular Marcelino Reyes dedica gran parte de su día -y de su vida- a custodiar ese legado que comenzó a contruirse a partir del 4 de noviembre de 1926, cuando Ema Reyes (hija de Marcelino Reyes) junto a otras damas riojanas decidían darle vida a una institución que nacería como una biblioteca infantil, pero que con el correr de los años se iría convirtiendo en una biblioteca popular, abrazando a visitantes de todas las edades y proponiendo actividades para todos los intereses, siempre con una visión de apertura hacia la sociedad.
Tal vez sea esta la principal vocación con que trabaja la Comisión Directiva de la Biblioteca. Una característica que se convirtió, al mismo tiempo, en una distinción que bien se puede graficar con un par de puertas abiertas. Mirando hacia afuera para atraer hacia adentro.
Como bien se sabe, hay distintos tipos de bibliotecas: escolares, públicas y populares. Estas últimas, particularmente, tienen su punto de partida en el gobierno de Domingo Faustino Sarmiento y están protegidas por la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP).
Aproximadamente, 4.000 bibliotecas populares reciben subsidios de este organismo para su funcionamiento. Entre ellas, la Marcelino Reyes (como casi todos la denominan desde el afecto). En todos los casos, se trata de instituciones autogestivas, abiertas a la comunidad y administradas a través de una comisión directiva que, tal como ocurre en este caso, tiene en todas y cada una de las personas que la integran una fuerte vocación por propiciar un espacio en el que la cultura esté viva y palpite a la par de los visitantes de la Biblioteca.
Así queda demostrado a partir de una disposición edilicia que se fue adaptando a las necesidades y demandas, tanto de propios como de extraños. La institución, en este sentido, posee en la sala central un escenario donde se realizan distintas presentaciones. Y es en virtud de esa política de puertas abiertas que la comunidad puede disfrutar de la realización de diferentes actividades culturales como encuentros de coros, ensayos, representaciones teatrales, encuentros de escritores, presentaciones de libros, reuniones de asociaciones y conferencias, además de actividades que han dejado una profunda huella como el taller de lectura para adultos -dirigido por las licenciadas en Letras Victoria Ferrara y Marisa Phiel-, cuya única consigna es leer; o el ciclo de cineque se ha ido dando bajo diferentes lemas con gran convocatoria.
De allí que esta histórica institución logró constituirse en el tiempo en una biblioteca popular con todas las letras, conteniendo no sólo un número superior a los 8 mil ejemplares científicos y de texto, sino también y fundamentalmente a los intereses de la comunidad. No obstante, y si bien hasta la Marcelino Reyes arriban personas de todas las edades, no se puede dejar de hacer mención a lo que es un verdadero clásico: el rincón infantil. Todas las semanas, los más pequeños disfrutan de un espacio de juego, donde la lectura no se circunscribe sólo a quienes ya saben leer y escribir. En la “bebeteca”, niños y niñas desde los dos o tres años encuentran libros preparados especialmente para ellos, con formas de títeres y figuras que los inician en un mundo mágico.
Otro espacio de interacción, se da a través de la participación en actividades externas. Por ejemplo, exposiciones en fechas especiales como el Día de la Cultura, del Libro o del Idioma, entre otras. La Biblioteca instala sus exhibidores en plazas y espacios públicos para compartir los textos con la gente.

ESPACIO DE CONTENCIÓN
1591 Cultura + Espectáculos visitó la Biblioteca Popular Marcelino Reyes, donde Gustavo Contreras Bazán pasa gran parte de su día desempeñando su función de Director de la Comisión Directiva de la institución, pero por sobre todas las cosas, de custodio de una concepción y un punto de vista que abre las puertas del edificio histórico a la comunidad.
Sin lugar a dudas, en tiempos en los que la sociedad se ve envuelta en un caos casi permanente, sumida en serios inconvenientes económicos y en la parafernalia de los tiempos de la política, la Marcelino Reyes, al decir del propio Contreras Bazán, se convierte en un espacio de contención en el que cada uno puede dejar de lado por un tiempo todas aquellas dificultades, y conectarse con la lectura o las diferentes actividades que allí se ofrecen.
Taller de Lectura en su XIII Edición a cargo de Marisa Piehl y Victoria Ferrara; Taller de Danzas Clásicas bajo la conducción de Soledad de la Fuente; Taller de Dibujo y Pintura; Taller de Fotografía a cargo de Carlos De Biagi; Taller de Ilustración bajo la conducción de Sara Ruarte; Clases de Folklore a cargo de Lucía Sánchez y Taller de Arte Infantil a cargo de Sara Ruarte y Beta Nieto Bandeira son algunas de las actividades que la Biblioteca ofrece para públicos de diferentes edades y distintos intereses, amalgamando así un escenario propicio para el desarrollo de actividades culturales que tienden a la cohesión, dejando de lado las diferencias que pueden existir (y que existen), por ejemplo, en el ámbito político partidario.

PRESERVACIÓN DE LA MEMORIA
La Rioja tiene un amplio bagaje histórico, tan importante y extenso como sus años de existencia. Parte de ese patrimonio fundamental se recuesta en los anaqueles de la Biblioteca Marcelino Reyes, partiendo de una obra fundamental de quien da el nombre a la institución: “Bosquejo Histórico de La Rioja”. Esa tarea de preservación de la historia es otro de los ejes sobre los que hace hincapié la Comisión Directiva de la Institución, teniendo en cuenta que de lo que se trata, en definitiva y al mismo tiempo, es de la conservación de la memoria. Toda persona que visite la Biblioteca podrá acceder a textos de trascendencia y que dan cuenta de la riojanidad desde diferentes ángulos, pero también encontrará una actualización permanente de ese basto catálogo que, como no puede ser de otra manera, incluye y contiene a autores riojanos que van dejando su legado, pero que también escriben el presente pensando en las generaciones futuras. La tarea de la Marcelino Reyes, en este punto, es la de ir generando nuevos espacios de lectura que no sólo se circunscriben a las paredes del histórico edificio, sino que también conviven con el exterior, formando parte de actividades de trascendencia, como la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, de la que formó parte recientemente.

MILITANCIA
Habitualmente -sobre todo en los últimos tiempos- se asocia la palabra militancia a la pertenencia de una persona a un grupo o una organización, especialmente a un partido político. Mucho se habla de militar aquí o allá, llevando muchas veces la discusión hacia terrenos improductivos. Pero hay otro tipo de militancia, encarnada en la figura de Gustavo Contreras Bazán, un gestor de cultura permanente que entiende que la única manera de obtener resultados positivos en su tarea (al igual que en la tarea de toda la Comisión Directiva a su cargo) es poniendo pasión y compromiso en cada actividad que se emprende, entendiendo que en cada una de ellas va la continuidad y el sostenimiento de los preceptos con los que la Marcelino Reyes fue fundada.
Ya en el año 1948, un informe complementario efectuado por el Consejo Nacional de Educación daba cuenta de la importancia de la institución, siendo la única biblioteca infantin pública de la provincia de La Rioja lo que, según se consignaba en el documento, realzaba su valor “no solamente por el difícil género literario que la constituye, sino porque, siendo niños sus concurrentes, el sostenimiento por asociados es por demás imposible”. Esa radiografía, precisamente, es la que por estos días continúa desvelando a quienes trabajan constantemente por atraer socios a la institución, con una visión de amplitud y de apertura que va trayendo sus buenos resultados.
De igual manera, el mencionado documento sugería la manera en que la literatura infantil debe ser para el niño, “conociéndole profundamente y sin olvidar que su espíritu soñador, poético y aventurero, debe ser educado en la ternura, la verdad, la confianza y la complacencia con la vida”, y concluía afirmando: “No debemos llevarle al niño las amarguras del hombre”. Esa, y no otra, es la militancia de quienes conforman la Marcelino Reyes.

MEMORIAS DE ISABEL

marcelino

Dicen que aún se la ve entrar por la puerta, atravesar los pasillos y soltar alguna que otra ocurrencia que despierta la risa de todos. Dicen que aún la esperan llegar, como cada mañana; que sienten que ya está por venir.
De alguna manera, la voz de Isabel Mercol, oradora impecable, sigue retumbando entre las paredes del edificio histórico de la Marcelino Reyes.
Docente inigualable, escritora e investigadora incansable, Mercol puso también gran parte de su vida al servicio de la Biblioteca. Desde el cargo de Directora de la Comisión directiva, que desempeñó en su momento, o acompañando cada una de las actividades desde la trinchera, y con la misma militancia de cada uno de sus compañeros por el desarrollo de la cultura en La Rioja, que es así como también se la recuerda.
Mércol nació en Córdoba en 1950, era licenciada y profesora en Letras Modernas. Se desempeñó como docente de Lengua y Literatura en todos los niveles, en establecimientos educativos de la ciudad de La Rioja.
En 1992 recibió el Premio Santa Clara de Asís por su columna de divulgación lingüística “Las Buenas Palabras” que publicó por más de 15 años en el suplemento Familia y Cultura.
Investigó incansablemente sobre Rosarito Vera Peñaloza y en 2015 publicó junto a Silvina Chacón y Liliana Recchioni “Hacia una ortografía activa”.
También realizó una investigación lingüística y literaria sin precedentes sobre los poemas escritos por Enrique Angelelli.
En los últimos años integró junto a Alilo Ortiz y otros, la Comisión Histórica Diocesana que difunde y rescata el legado de Pedro Ignacio de Castro Barros.
Meticulosa y detallista, Isabel Mércol era una estudiosa y una amante de la lectura. De una oratoria exquisita deja un lugar irreemplazable en la cultura riojana.
Su sorpresiva partida, producto de una inesperada enfermedad dejó un legado de trabajos editoriales realizados e impulsados por quien además era una enorme apasionada por la literatura.

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