Múltiples dimensiones de la libertad

«Perspectiva de libertad» es el trabajo con el que Carina Fabaro obtuvo en septiembre del año pasado la Beca del Fondo Nacional de las Artes, reconocimiento con el que pudo comenzar a delinear definitivamente un proyecto que tenía en mente -y ya puesto en acción- desde hace aproximadamente dos años.

Paradójica y premonitoria. Así es la obra que la escultora Carina Fabaro se apresta a presentar una vez que la denominada «nueva normalidad» permita volver a encontrarnos en un espacio destinado al arte, pero también a la obligada reflexión que no sólo debe ponerse en práctica en estos tiempos de pandemia, cuarentena y aislamiento, sino que debe constituir, de aquí en más, un ejercicio constante. 

Perspectiva de libertad es el trabajo con el que Fabaro obtuvo en septiembre del año pasado la Beca del Fondo Nacional de las Artes, reconocimiento con el que pudo comenzar a delinear definitivamente un proyecto que tenía en mente -y ya puesto en acción- desde hace aproximadamente dos años y como resultado lógico de una mirada atenta y comprometida que la define no sólo como la destacada y reconocida artista que es, sino también y fundamentalmente como una persona a la que las situaciones cotidianas, por más insignificantes que puedan parecer, no le resultan indiferentes. Mucho menos si se trata de libertades. Y es en estos tiempos, precisamente, en que nos sentimos «entrampados», que la obra de Fabaro adquiere un valor sustancial que no sólo tiene su arraigo en lo estético, sino en el soltar al aire un mensaje que, como tal, resulta movilizador.

«Lo que a mí me preocupaba y me preocupa son los pájaros que se trampean y se venden», cuenta la artista a modo de anticipo de lo que compone una idea que va mucho más allá del truncado vuelo de las aves, gracias al irresponsable y desaprensivo accionar del hombre. «El proyecto se llama Perspectiva de Libertad y consiste en una instalación de alrededor de 200 pajaritos a escala real, de las seis especies más trampeadas que se comercializan y que son de nuestra zona», agrega, tras lo cual explica que utilizó diferentes materiales como madera de palmera, telgopor, piedra y metal. 

«Elegí, entre otros, a la reina mora, el rey del bosque, la yuca, el jilguero amarillo; son todos pájaros autóctonos, a los que agrego algunas especies más. La idea es sensibilizar sobre los animales, sobre los pájaros en este caso, porque veo que existe una legislación pero que no se hace cumplir; no hay consciencia ni preocupación sobre el tema», asegura la artista. Y con justa razón. En nuestro país, donde La Rioja no es la excepción, las aves entrampadas y comercializadas representan el 90% de todas las especies incautadas por Delitos Ambientales de la Policía Federal Argentina. Las aves también representan la mitad del total de tráfico de fauna de la Argentina, según un informe de la Dirección de Fauna Silvestre publicado recientemente.

Desde ese punto de partida, pero con anclaje estrictamente local, surgió la inquietud de Fabaro en pos de exponer una situación que es dramática en muchos casos y que derivó en que algunas especies estén consideradas como extintas en la Provincia, con todo lo que esto significa. Y todo parte, como casi siempre ocurre con el arte, de la mirada atenta y de una sensibilidad particular que termina por dar forma a una obra que es mucho más que una obra, porque nos pone en situación de atender a una situación que nos atañe y que nos invita a reflexionar.

Expectativa de libertad se integra, además, con música y literatura. «Incluyo poesías, cuentos de autores riojanos que van a contribuir con eso y es posible que haya también un coro de mujeres», sostiene Fabaro, quien cuenta además que la obra se expondrá en el Museo Octavio de la Colina donde, asegura, «es mucho el espacio para hacer con libertad». 

Pero sus expectativas no quedan sólo allí, sino que anticipa: «estoy haciendo una experiencia con algunas personas sobre realidad aumentada, que voy a incluir en la muestra con el canto de los pájaros, el aleteo, es un plus sorpresa». No obstante, y más allá de lo que tiene que ver con lo estrictamente artístico, Fabaro vuelve una vez más sobre la importancia y trascendencia de la temática: «hay especies que pueden desaparecer y esto es una luz roja para tener en cuenta. Por eso creo que es importante también trabajar con los niños; a través del arte se puede sensibilizar y el no tener actualmente libertad para salir, por ejemplo, te hace reflexionar respecto de qué pasa con los pájaros que perdieron su libertad. Lo que estamos sufriendo es una forma de sensibilizarse con esto. Es para pensarlo», concluye.

ARTE EN CUARENTENA

«La verdad que me viene bien porque puedo hacer muchas cosas en el taller y tengo la oportunidad de trabajar todo el tiempo, aunque me faltaron algunos insumos, como pintura», responde Carina Fabaro cuando 1591 Cultura + Espectáculos le consulta por su mirada respecto de la cuarentena y el aislamiento social, y cómo esto incidió en su labor cotidiana.  Si bien su actividad artística no se vio seriamente afectada por la pandemia y el confinamiento, la escultora cuenta que dos invitaciones importantes, una para hacer una residencia en Bruselas y otra en Portugal, debieron postergarse para el año que viene. No obstante, lo que queda en claro es que nada detiene su tarea.

«Es mucho el trabajo que tengo. Siempre hago cosas que implican mucho trabajo y en el camino se me van ocurriendo otras cosas; me gusta jugar con los materiales, voy haciendo extras a lo que tenía y sigo creando. Creo que el arte permite esa conexión con uno mismo. Creo que es el escape, es el momento especial para repensarse como persona en relación a los otros, con los miedos, con la angustia que todo esto nos causa. El arte es un gran refugio», afirma en relación a los tiempos que corren y que la encontraron, como siempre, dando rienda suelta a su imaginación que, luego, da forma a una obra que ya supo obtener importantes reconocimientos a nivel internacional. 

«Para mí es algo único, es ese momento que se necesita para crear y creo que siempre tenemos algo a la mano para poder hacerlo y hay que identificarse con lo que le gusta a cada uno. Es un momento de reflexión para ver qué estamos haciendo y cómo seguimos, qué hacemos respecto de la relación con los demás». 

Las palabras de Fabaro bien merecen ser repensadas: «ver qué estamos haciendo y cómo seguimos». Paradójica y premonitoria es su obra y, como tal, nos pone en un lugar en el que la reflexión se torna indispensable. Y es que la artista no sólo esculpe figuras con sus manos. También, a vuelo de pájaro, nos hace ver que el valor de la libertad adquiere múltiples dimensiones que no alcanzan únicamente a nosotros, los humanos, sino a todas las especies. Incluidas, claro está, las aves.

PERFIL

CARINA FABARO nació el 20 de agosto de 1971 en Villa Media Agua, en la provincia de San Juan. Hace 27 años que reside en La Rioja, donde desarrolló sus estudios y desempeña una intensa actividad vinculada a la escultura. Es Licenciada en Artes Visuales con orientación en Escultura, Profesora de Artes Visuales, Técnica Superior en Escultura y Maestra Especializada en Artes del Vestir. Como escultora participó en eventos de trascendencia nacional e internacional.

(La presente nota fue publicada en el suplemento 1591 Cultura + Espectáculos de diario NUEVA RIOJA)

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