50 años sin Hendrix

El pasado 18 de septiembre se cumplieron 50 años de la muerte de Jimi Hendrix, considerado por la inmensa mayoría como el mejor guitarrista de rock de la historia.

por SEBASTIÁN BERTOLOSSO // @diversy.sb

El pasado 18 de septiembre se cumplieron 50 años de la muerte de Jimi Hendrix, considerado por la inmensa mayoría como el mejor guitarrista de rock de la historia. Casi como en un flash fulminante en apenas cuatro años surgió y a base de su descomunal talento y virtuosismo, se erigió como el referente indiscutido de toda una generación que lo admiró y veneró. 

Como mencionamos anteriormente, solo le bastaron cuatro años para trascender en el mundo de la música, así desde su aparición en la escena en 1966 hasta 1970, cuando encontró su muerte, Jimi Hendrix desplegó todo su talento de una manera tan visceral y arrolladora que lo convirtieron no solo en el mejor guitarrista de rock de su época, sino de todos los tiempos. Es tal la marca indeleble que dejo en generaciones enteras de músicos que su manera de abordar el instrumento fue totalmente revolucionaria y dejó un legado musical completamente vigente. Hendrix fue el Guitar Hero definitivo: dueño de una distorsión abrasiva, pero también con un sentido de la melodía en la que lograba una exquisita mixtura de rock, blues, psicodelia, espiritualidad y virtuosismo.  

Tenía el don de pasar de la más atronadora distorsión y potencia sonora hacia las melodías mas suaves, climáticas e hipnotizadoras con facilidad y fluidez notables. 

Solo pudo editar tres discos de estudio en su vida, pero los mismos fueron tan geniales y definitivos que le bastaron para revolucionar la música para siempre, de ahí que sea sin lugar a dudas uno de los guitarristas mas influyentes de la historia. Basta con inspeccionar obras de reconocidos músicos y bandas de todas las épocas donde se nota el estilo y la clara presencia «Hendrixiana» en su manera de tocar. 

Otro rasgo muy distintivo de su legado es que su música, tanto en el estudio como en vivo era literalmente incendiaria (Jimi al finalizar algunos de sus shows terminaba prendiendo fuego su guitarra en el escenario, casi como un ritual chamánico y espiritual), y logra ser una muestra cabal de una época y generación pero a su vez ha trascendido el paso del tiempo con una actualidad y vigencias absolutas. 

Cuenta la leyenda que Chas Chandler, el ex bajista de los Animals, llevó a Hendrix a Inglaterra pero éste solo aceptaba viajar si tocaba con Cream, quien fuera el primer Dream Team musical del rock conformado por los gigantes Eric Clapton, Ginger Baker y Jack Bruce, quienes eran absolutas estrellas por ese entonces al punto tal que Clapton era considerado el Dios de la guitarra, con lo cual para un desconocido era prácticamente imposible compartir escenario con semejantes monstruos, algo que al bueno de Jimi no lo amedrentaba para nada ya que era muy consciente del talento que tenía. Aún así Clapton permitió que suba al escenario para tocar la muy compleja Killing Floor, casi como poniéndolo a prueba, pero se encontró con que la actuación de Hendrix fue tan contundente que deslumbró a todos los presentes. Rumores de pasillo dan fe que Eric Clapton se bajó del escenario y molesto le recriminó a uno de los allegados: «Nadie me dijo que este tipo era tan bueno». Fue tal el impacto de la actuación que esa noche Jimi Hendrix se convirtió en la nueva estrella del rock y en el nuevo faro a seguir. Era el comienzo de la más grande leyenda de la guitarra. 

Era tal el talento y el dominio absoluto que tenía del instrumento que además brindaba un show aparte con sus gestos exhibicionistas (como el incendiario mencionado antes), piruetas y trucos qué maravillaban a la audiencia al mismo tiempo que enervaban a algunos puristas, ya sea tocar con los dientes o detrás de su cabeza, entre otros, aunque más que la molestia que generaba, despertaba todo tipo de envidias y celos en la escena musical. 

Años después hacia fines del mes de agosto de 1970, tres semanas antes de pasar al mundo de los invisibles, tuvo una noche memorable en New York, en la cual otras leyendas musicales como Mick Fleetwood, Johnny Winter y Yoko Ono, eran testigos de otra de sus grandes creaciones, el legendario estudio de grabación que había construído bajo el nombre Electric Lady Studios, que también fue revolucionario para la época ya que además se convertía en la primera gran estrella en armar un gran estudio profesional con su dinero, por la friolera de un millón de dólares aproximadamente. El mismo pasaba a ser ahora su nueva base de operaciones para sus experimentales viajes musicales al mismo tiempo que posibilitaba que otros artistas pudieran acceder a registrar sus álbumes con la mejor tecnología y calidad de la época que además sigue vigente en la actualidad ya que es innumerable la cantidad de solistas y grupos que han grabado allí. Toda esta alta exposición, fama y atención de los medios que en un punto era lo que lo que siempre había soñado para exhibir su talento, con el tiempo fue demasiado y terminó siendo su condena ya que terminó pasando sus últimos tres años en gira permanente con una serie de contratos y presiones que lo fueron exprimiendo al máximo. 

Luego del evento inaugural de su estudio, Hendrix se embarco en una gira por Europa con presentaciones en varios festivales que comenzaban cada vez mas tarde, de hecho en Alemania, en la Isla de Fehmarn se demoró hasta la madrugada y entre el diluvio y la tardanza el público enardecido lo abucheó y lanzó cosas al escenario, siempre teniendo en cuenta que la norma general en esos festivales multitudinarios era de exceso de alucinógenos y otras drogas que generaban disturbios e incidentes. Al punto que les dijo irónicamente y riendose «Si me van a silbar y abuchear, por lo menos háganlo afinado». Luego de eso, Hendrix desplegó todo su virtuosismo y el show fue de tal magnitud que terminó siendo mágico. Casualmente ese fue su último show en vivo.

Más tarde, el 18 de septiembre del ’70, Jimi subió al escenario para tocar junto a War y su líder Eric Burdon. Show descomunal mediante, se ganó la ovación de la audiencia, brindó con mucho alcohol y consumió drogas rodeado de hermosas mujeres, como era costumbre por ese entonces. Si bien salía con varias de ellas al mismo tiempo, Monika Dannemann era quien más lo frecuentaba y luego esa madrugada fueron al hotel Samerkand en el que ella se hospedaba en la capital inglesa. Aun con cansancio y a altas horas de la madrugada (casi eran las 7 am), Hendrix no podía dormirse y le avisó a Monika que iba a tomar algo en consecuencia. Ella sí pudo dormir, pero a partir de ahí los hechos (o el relato de ellos) se vuelven difusos e imprecisos. A medida que fueron pasando los años se profundizaron las versiones encontradas y las sospechas en detrimento de la verdad. Se mencionaron muerte accidental, suicidio y hasta homicidio. 

Finalmente, lo que se pudo determinar fue que Hendrix tomó entre 8 y 9 Vesperax, que era un somnífero bastante fuerte -lo habitual era que una persona tomara media o una pastilla-, sumado a la mezclas de drogas y alcohol, lo que hizo que el músico colapsara. Los médicos declararon que tenía tanto alcohol en el cuerpo que «parecía como si hubiesen volcado una botella en su garganta». El informe final concluyó que la causa de muerte fue «inhalación de vómito debida a una intoxicación con barbitúricos».

Luego de la muerte de Jimi Hendrix, su leyenda no hizo más que agigantarse y continuaron apareciendo infinitos discos suyos ya sea en forma de, rarezas, inéditos, tomas descartadas y shows en vivo. A 50 años de su muerte su música sigue más vigente que nunca y continúa influyendo en las nuevas generaciones alrededor del planeta.

Hasta la próxima.

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