Fuera del límite

Germán Gordillo es un creador. Y es, también, un artista. Indescifrable, en muchos casos; inconformista, en otros; imposible de encasillar las más de las veces. Pero siempre sincero y comprometido con cada uno de los proyectos que emprende, tal como ocurrió con «Siesta, el musical», una obra de su autoría que vino a correr algunas fronteras artísticas preconcebidas en La Rioja y que dejó flotando la sensación de que no hay imposibles.

No esquiva los desafíos. Muy por el contrario, los asume como una parte de su personalidad inquieta, siempre en búsqueda de algo más, incluso en cada una de las palabras que va soltando a medida que discurre el diálogo con 1591 Cultura+Espectáculos. A través de la pantalla, como lógica consecuencia de las reglas de juego impuestas por la pandemia, Germán Gordillo, alias «El Imposible», se deja descubrir en la calidez y calidad de sus expresiones, razonando cada respuesta, sin que ello signifique impostar un pensamiento que, muy por el contrario, fluye con total naturalidad y lo muestra tal cual es: indescifrable, en muchos casos; inconformista en otros; imposible de encasillar las más de las veces. Pero siempre sincero y comprometido.

Es un creador. Y es, también, un artista que supo poner al servicio de la cultura riojana no sólo su cuerpo, sino también su mente y una mirada distinta, asociada a la búsqueda de un más allá, de un universo de posibilidades, a pesar incluso de los temores a la hora de emprender los sueños que a veces pueden verse truncos por circunstancias inesperadas, como la del aislamiento social que nos toca transitar por estos días. 

«Hay que aprovechar el tiempo mientras estamos encerrados» afirma en primera instancia Germán, quien hace de la inquietud una de sus principales virtudes, aún en situaciones complejas e inesperadas. En contexto de Covid-19, cuenta que «por una parte estuvo todo bien, porque soy de estar un poco aislado, de trabajar mucho en la computadora, escribiendo; soy traductor público también y eso lleva muchas horas, pero por otra parte nos hemos tenido que alejar del escenario. En este último tiempo venía cantando mucho y tuve que alejarme de los escenarios, de amistades, fue un poco bravo en ese sentido, un quiebre abrupto».

Precisamente, desde ese lugar de quiebre al que no le quitó el cuerpo ni las ganas, sostiene también que el aislamiento «me puso todo un desafío, porque si bien estaba acostumbrado a trabajar desde casa, en la computadora, fue una especie de reinventarme a hacer algo más artístico, creativo desde la computadora también; me obligó a aprender a usar nuevas herramientas, como la edición de video. Estar tanto tiempo encerrado implica que no hay que cumplir tanto horario y le pude dedicar más a escribir, a crear historias, a seguir trabajando sobre cosas viejas y crear cosas nuevas». En definitiva, sostiene, «le pude sacar cosas buenas. Si no le ponemos onda nosotros, la situación tan negativa te puede comer vivo, y eso es muy peligroso».

Precisamente, si de ponerle «onda» se trata, Germán encontró en las redes sociales un espacio en el que generar buenos momentos y, sobre todo, robar una sonrisa a sus seguidores. «Eso es un gran motor de lo que me motiva a hacer publicaciones en redes sociales. Estamos en un tiempo muy negativo y la gente está mal, uno como artista se debe al público, siempre; tenemos que ver de qué manera apoyar, llevar un poco de buena onda en épocas tan oscuras es fundamental», define al respecto, pero no desde un lugar que le resulta ajeno, sino desde su propia experiencia.

«Estaba trabajando en un bar, en Distrito; había comenzado a organizar eventos, propuestas que incluían la parte artística. También estábamos saliendo mucho con un emprendimiento que se llamaba «Acústicos Imposibles»; estaba produciendo la Burger Fest y todo eso se cayó, más otros eventos que estaban en espera, en producción.  Fue fuerte, un cimbronazo muy fuerte que me dejó bajoneado varios al principio, pero luego con el pasar de los días fue decir, ‘puedo elegir quedarme deprimido, tirado en cama durante todo el tiempo que dure esto o podemos hacer lo de siempre y hacer algo’, y elegí la opción ‘b’, algo hay que hacer».

UN JUEGO AL QUE TODOS JUGAMOS

«Algo hay que hacer». Ese parece ser uno de los lemas de cabecera de Germán Gordillo, quien hace del arte una indagación constante, tanto en lo individual como en lo colectivo. Ligado con las diferentes expresiones artísticas desde pequeño, entiende que «el mejor artista es el que más tiene para darle al público, y mientras más entrenamiento tengas en distintas disciplinas eso ayuda mucho a que vos puedas dar algo de mejor calidad, con muchas comillas, porque el arte siempre es relativo». Lo que no resulta relativo, en todo caso, es su determinación a la hora de concebir su relación con el canto y las artes escénicas.

«Todo tiene su pro y su contra. El cantar es una actividad medio agotadora, necesitás una energía física, una preparación, entrenamiento, predisposición corporal para hacerlo, memoria para aprenderte las canciones, estudiar mucho y eso me resulta cómodo. Pero hay otra parte escénica, la de llegar a la gente de alguna manera, a ese tipo de cosas las terminás usando como una herramienta; las artes escénicas son una gran herramienta para entretener al público mientras estoy cantando. Es por eso que siempre estoy combinando todas las herramientas que se puedan dentro de lo que uno sabe hacer», afirma. Y se reafirma, aún en lo indefinido y en lo inconformista, siempre en pos de algo más.   

«Este último tiempo había estado explorando la veta del humor, aprendí algo acerca del género Stand Up y una de mis últimas presentaciones fue en la Universidad Nacional de La Rioja, en la bienvenida de un grupo de ingresantes; le puse un poco de humor a lo que suele ser este miedo de aventurarse a algo nuevo. Es como que siempre mezclo todo: artes escénicas, música y el humor que es fundamental». Todo. De eso se trata el devenir artístico de Germán Gordillo. De un todo que se va modificando, desde la raíz misma, desde los comienzos. ¿Pero a dónde se remontan esos comienzos? 

«Cuando era muy chico, 3, 4 años me llevaban al teatro cuando había que ir a las muestras de Danza de mi hermana, que es profe de Danzas Españolas, en el viejo Teatro Víctor María Cáceres. Recuerdo que me encantaba escuchar la música, ver cómo danzaban, era muy mágico. Después, ejecutando, mi abuelo tocaba el piano, yo me quedaba al lado de él escuchando, a veces tratando de meter mano; cuando fui creciendo me fue enseñando un poco», rememora el artista. Y agrega: «comencé a jugar con la música y de ahí no paré. Desde que tenía 5 años. Pero también jugaba mucho con los juguetes, muñecos, ladrillitos para construir; he pasado días enteros encerrado, aislado, solo, creando aventuras. Y el arte, las artes escénicas mucho tienen que ver con la actividad lúdica que uno hace para entretener a la gente, la conexión, la complicidad, sigue siendo un juego para mí. Siempre que uno se divierte la gente también se divierte y todos jugamos».

CORRER LOS LÍMITES

Cuando se le pregunta por la obra que le demandó más energías, en todos los sentidos, Germán Gordillo no duda ni un segundo en afirmar que fue «Siesta, el musical», cuyo estreno tuvo lugar en 2017. Se trata de la historia de un pueblo, un extranjero y un mal incurable. «Primero fue escribirla, luego componer la música, luego buscar gente que me ayude con las partes de música que no podía hacer solo, luego armar la escenografía, planificar la agenda de actividades, contratar teatro, contratar gente, después fue conseguir plata, después fue construir cosas, después fue aprender cosas que no sabía cómo se hacían…fue todo eso, fue un desafío gigante, ¡gigante!», afirma, no sin dejar de aclarar casi de inmediato, que «así de grande fue también la satisfacción de lo que se logró; creo que creamos un hito aquí en la Provincia, por medio de eso, más allá de lo que significó para mí como artista, creador, productor, fue también lo que quería mostrar, el mensaje oculto de todo lo que fue la producción de Siesta, que fue como decir ‘mirá todo esto que logramos nosotros, eso también lo podés hacer vos, cualquiera lo puede hacer'». 

Desde ese lugar, precisamente, y a pesar de haber pasado ya un buen tiempo desde la concreción de aquel anhelo artístico, Germán reflexiona: «es por eso que uso como lema personal que no existen las cosas imposibles, lo imposible es lo que uno decide no hacer. De un tiempo a esta parte era imposible hacer una producción enorme como lo fue Siesta y hoy en día cualquier persona lo puede hacer. Hoy en día se está armando una producción de una miniserie animada en nuestra Provincia y hace un tiempo se decía que era imposible. En La Rioja se puede hacer de todo, incluido una obra de teatro musical con más de 50 personas involucradas en la producción».

Justamente, esa dicotomía que supone lo posible y lo imposible, entra a jugar de lleno en su concepción del mundo artístico y las circunstancias que lo rodean. «El nombre «El Imposible (con el que se lo puede encontrar en sus redes sociales) es como un poncho que estoy usando todo el tiempo, que está tejido con todos mis miedos. En un principio cuando comencé con las artes me desmotivaba muchísimo esto de la sabiduría popular que decía que en La Rioja no se puede hacer nada, que hacer arte es imposible, que vivir del arte es imposible, que los sueños no se pueden realizar, siempre le tuve miedo a eso. Estamos hablando de que perseguir tus sueños habla de las aspiraciones hacia las que vos estás dirigiéndote en cuanto a tu calidad de vida. Hay gente que ha seguido sus sueños y que literalmente está en la calle y da miedo eso, da mucho miedo. De allí que la convicción de usar ese poncho de ‘El imposible’, es tener mis miedos siempre presentes para que todo lo que haga vaya encaminado hacia donde van mis sueños, pero que al mismo tiempo no me deje pisar por la realidad que es durísima hoy en día, es una filosofía de vida». Y una manera de estar fuera del límite.

«‘EL IMPOSIBLE’ ES MI IDENTIDAD POR EL LADO DE MIS SUEÑOS, QUE ES MI MAYOR CONVICCIÓN»

¿CUÁNDO TE PONÉS SERIO?

Cuando estamos atrás de escena, cuando hay que hablar acerca de la planificación, de cuáles son los tiempos que hay que cumplir, las condiciones en las que hay que trabajar, el respeto mutuo, el respeto al trabajo; ahí es cuando me pongo serio y cuando planteo los objetivos respecto de qué es lo que queremos hacer para entregarle al público lo mejor. Ahí es cuando me pongo serio porque es tanto lo que uno tiene que pensar atrás de escena que uno tiene que concentrarse. 

¿TE GUSTA TRABAJAR EN EQUIPO?

Depende el trabajo que esté haciendo. Hay trabajos creativos que por ahí tenés que hacerlos solo, pero hay trabajos artísticos que requieren de trabajo en equipo; necesitamos realizar un trabajo interdisciplinario, que cada uno sepa hacer lo suyo. Al público hay que respetarlo y mantener siempre una vara de calidad, eso habla del respeto al público. No podés presentar un mamarracho a un público que pagó una entrada y que quiere que valga la pena. 

¿CÓMO RECORDÁS TU PRIMERA VEZ FRENTE AL PÚBLICO?

¡Con un miedo! La primera vez que estuve en un escenario tenía 9 años, fue un sketch de dos personas en un acto de la escuela Gabriela Mistral; hacía de un hombre medio sordo, estaba en un bar, el mozo también era sordo. Era corto, pero se me nubló todo y sentí un miedo…dicen que si se va esa ansiedad de antes de subir al escenario es porque quizás no tenés que hacer más lo que estás haciendo. Está presente, uno ya conoce cómo reacciona su cuerpo ante situaciones y tenés que entrar en ese diálogo con uno mismo, está presente la situación, pero no tenés que dejar que te gane, que tome control de tu cuerpo, ahí está la importancia de la planificación, podes entrar en ese diálogo con la ansiedad.

¿ES DIFÍCIL HACER ARTE EN LA RIOJA?

De por sí es difícil, siempre fue difícil hacer arte en La Rioja. Lo que se suele consumir de arte, es lo de los medios masivos, hoy en día es Netflix, la mayor fuente de arte, conciertos, series, documentales, de altísimos estándares de calidad, producciones muy costosas. A uno como artista competir con eso le plantea un desafío muy grande, sabemos que el público que llegas a tener es un público que consume grandes producciones y al momento de ver a un joven riojano en frente del escenario, un poco tímido y sin tantas herramientas para ofrecer, se nota la diferencia y eso hace que sea difícil dialogar con el público, presentarte, introducirte como un personaje. El público de La Rioja es un público muy crítico, que mide con varas muy altas lo que podemos hacer. Pero siempre rescato que los artistas de La Rioja tienen muchísimo para dar, tienen mucho potencial y suele pasar que quedamos desmotivados, porque no es una competencia entre pares artísticos de la Provincia sino entre los grandes productos que llegan a través de los medios masivos, producciones de afuera, artistas de renombre internacional, nacional, pero hay que seguir haciéndolo.

¿ALGUNA VEZ PENSASTE EN DECIR BASTA?

Si, por supuesto; así como uno tiene que estar siempre contento frente a una cámara o frente a un escenario, también está el lado opuesto y cuando te bajoneás te replanteás todo, y en ese replanteo aparecen las ideas oscuras, todas las ideas aparecen, esas ganas de no hacerlo más, que hasta acá llegaste, que el camino es otro, porque es un camino peligroso. Hoy en día los artistas no tienen trabajo, un artista que vive solamente del arte no tiene plata para comer y eso es lo que más te preocupa, la estabilidad económica. La cultura está abajo y necesitamos tener eso presente siempre.

¿CUÁLES SON LAS MOTIVACIONES A LA HORA DE ESCRIBIR?

Para mí una gran fuente de inspiración es la realidad actual, desde el contexto que me toca hablar. Un gran maestro me dijo una vez que uno tiene que escribir desde sus propios zapatos, de lo que uno conoce, porque si vos escribís de algo que no conocés, el resultado puede ser chato, no llegar a la gente, porque no sentís. Hoy en día la historia se escribe por medio de la literatura. En una ficción se pueden ver aspectos de la realidad. Nuestro contexto social, actual, todo lo que nos rodea. Los artistas somos también historiadores. Siesta refleja mucho mi percepción de la realidad de la identidad de nuestro pueblo riojano; para mí es una forma de graficar ese mundo hermoso que existe en mi cabeza viendo a La Rioja con esos ojos diferentes. Siempre va por ahí, por ese lado, y por mi identidad, que es una parte del todo. 

¿CUÁL ES TU MAYOR MIEDO Y CUÁL TU MAYOR SUEÑO?

Mi mayor miedo es encontrarme en el momento que tenga que renunciar a todo el arte que hago, es lo peor que me podría pasar. Mi mayor sueño, creo que prefiero guardármelo. 

¿Y SI NO FUERA EL ARTE, QUE OTRA COSA HARÍAS?

Si no fuera por ese lado seguramente estaría mas abocado a mi carrera de lingüista. Al ser Traductor Público, los conocimientos que necesitás son como muy amplios, muy ricos, es una carrera muy interesante porque siempre estás aprendiendo algo nuevo. Siempre estás aprendiendo acerca de cosas distintas. Es muy interesante eso, la riqueza, la amplitud. Me dedicaría más a eso. Me gustaría mucho traducir cómics, historietas. 

¿DÓNDE TE VES EL DÍA QUE TERMINE LA CUARENTENA?

Tengo dos visiones. La más cercana y espiritual, estar sentados en una mesa, comiendo el asado de mi viejo, con toda la familia, reunidos en Sanagasta. Más allá es difícil de ver; la pandemia fue un pequeño equivalente a la caída del Imperio Romano, cuando los historiadores definen un antes y un después. Vamos a salir al aire libre ante un mundo totalmente nuevo. No sé qué es lo que puede llegar a pasar, pero sea lo que sea va a ser siempre yendo para adelante y persiguiendo el sueño más grande, que tiene muchísimos escalones. 

¿CÓMO PENSÁS QUE VAS A SALIR DEL AISLAMIENTO DESDE LO PERSONAL?

Tengo fe de que vamos a estar bien cuando salgamos y el bienestar colectivo tiene mucho que ver con el bienestar personal; entonces en lo personal me mantengo firme, nos esperan cosas buenas, se puede conseguir algo bueno después de esta tormenta, voy a salir fortalecido, he logrado cosas en la adversidad.

¿CÓMO TE DEFINIRÍAS?

Soy imposible de definir, soy tan multifacético que a mí mismo me cuesta encontrar mi identidad, siempre me estoy yendo a algún personaje. Pero «El Imposible» es mi identidad por el lado de mis sueños, que es mi mayor convicción. Por suerte tengo el apoyo de mi familia, que supo entender por dónde voy, cuáles son las cosas que hago, cuál es el propósito que estoy persiguiendo, hoy en día son mi apoyo más fuerte. 


(La presente entrevista se publicó en el suplemento 1591 Cultura+Espectáculos de diario NUEVA RIOJA)
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