La dueña de las calles

Con apenas 22 años, Sol Flores va camino a convertirse en una referente ineludible de un género que no solo tiene que ver con el baile, sino que abarca a una cultura que cada vez tiene más adeptos en La Rioja. Pasión por las batallas y sueños en grande.

El Hip hop es un movimiento cultural que engloba diferentes expresiones artísticas. Originado en el sur del Bronx y Harlem, en la ciudad de Nueva York y bajo influencia de afroamericanos y latinoamericanos durante la década de 1960, no solo se circunscribe al ámbito musical, sino que consta -al menos- de cuatro principales elementos: rap (oral: recitar o cantar), turntablism o DJing (auditiva o musical), breaking (físico: baile) y grafiti (visual: pintura). Desde su evolución a lo largo del sur del Bronx, esta manifestación muchas veces asociada a las fiestas callejeras y al rebelarse en contra de las desigualdades y penurias que se vivían en las áreas urbanas de escasos recursos, se ha extendido a diferentes subculturas y comunidades de todo el mundo como un verdadero fenómeno al que La Rioja no es indiferente.

En franco crecimiento, la movida en nuestro suelo suma cada vez más adeptos que van copando las calles de la ciudad y tiene, en su seno, a algunos referentes que se van convirtiendo en ineludibles e indispensables a la hora de intentar desentrañar los ejes de un estilo de vida que ya comienza a trascender los espacios reducidos para convertirse en una invitación al disfrute de un arte tan moderno como antiguo y que sigue arraigándose a fuerza de elevar la voz, pero también de expresar con el cuerpo todo lo que va vibrando en la sociedad y que termina por traducirse en una corriente disruptiva, dejando de lado todo prejuicio de la mano de una mirada reflexiva y un danzar constante.

Ligada desde muy pequeña a la Gimnasia Artística en la DARD, en donde se destacaba por su destreza física y su compromiso irrenunciable en cada entrenamiento, vio truncados sus anhelos por una lesión en la muñeca que, sin embargo, lejos de condicionarla, le permitió abrir las puertas a un nuevo espacio del que ya no quizá salir: la danza. Pero no fue cualquier danza; no fue cualquier estilo de baile, sino uno que la deslumbró desde un principio y del que hoy es una de las principales cultoras: el Hip hop. Allí, en las calles, que es donde el fenómeno se magnífica, Sol Flores va inscribiendo su nombre como un estandarte, al tiempo que ese nombre comienza a traspasar las fronteras de la riojanidad.

Desde sus comienzos con Maximiliano Almaraz, Sol no ha dejado de soñar en grande para llevar el género y a su baile, a una instancia superior y ponerlo así a la altura de lo que ocurre en otras provincias a las que ya tuvo la posibilidad de visitar, como Mendoza. “Empecé a ver videos en internet y me gustaba mucho esto de las batallas; veía las batallas de free style, de improvisación y me encantaba, entonces me dije ‘tengo que aprender esto’”, cuenta Sol en una primera instancia de aproximación hacia su llegada al Hip hop. “Antes de ir a las clases de hip hop lo que hacía era improvisar en mi casa; no sabía nada, absolutamente nada, pero improvisada con buena música y bailaba y así empecé como a adentrarme. Cuando llegué a la clase de Hip hop es como que ya conocía un poco más, pero era algo nuevo para mi cuerpo. Estaba dura, como quien dice, estaba robótica”, cuenta y se le escapa una sonrisa nostálgica al recordar aquellos primeros momentos con el baile.

¿HASTA ESE MOMENTO NO HABÍAS BAILADO?

Bailar nunca había bailado, digamos, más que cuando bailas; pero es diferente cuando tomás clase. Tenés que seguir al profesor, te enseñan la mecanización de los pasos, es algo diferente. Lo que sí, siempre me gustó la música, también toco instrumentos.

ES DECIR QUE ESA BETA ARTÍSTICA DE ALGUNA MANERA ESTABA EN VOS…

Sí, toco la batería, canto un poco. Creo que si no me hubiera dedicado al baile probablemente estaría metida en eso.

¿Y QUÉ TE PASÓ ESA PRIMERA VEZ, EN ESA PRIMERA CLASE? ¿QUÉ SENTISTE AL BAILAR?

Me sentía rara; No sabía cómo era. Estaba el espejo y nunca miraba al espejo, miraba al profesor. Me sentía muy rara, pero a la vez cuando te aprendés una coreografía, cuando te aprendés los pasos, es algo que te encanta.

¿Y CUÁLES FUERON LA SENSACIONES CORPORALES? ¿LAS RECORDÁS?

Primero era incómodo, después lo pude disfrutar. Empecé a escuchar más la música y ahí dije ‘listo, ya está, nunca más hago otra cosa’. Esto fue a mis 17 años, estaba entrando al último año de la Secundaria y eso fue un tema, porque tenía que decidir qué estudiar. Fue como un proceso muy difícil. Estaba en la orientación de Ciencias Naturales en la San Martín y se suponía tenía que inclinarme hacia algo de eso. Estaba con que iba a estudiar kinesiología; capaz no me gustaba tanto, pero bueno… Tengo cinco hermanos y todos siguieron carreras de ese tipo, por lo que había bastante presión familiar. Pero necesitaba meterme más en esto, en el baile y me empezó a gustar la idea de ser profesora por ver a mi profe enseñando; me inspiró mucho eso. Tomé la decisión y me metí en el Profesorado de Danzas.

IMAGINO QUE NO DEBE HABER SIDO FÁCIL…

Explicarles a mis padres…no. Pero lo terminaron tomando bien. Al principio no sentía ese apoyo, pero sentía que necesitaba progresar en el baile.

¿SENTÍAS QUE HABÍA ALGO QUE TE DECÍA QUE TENÍAS QUE IR POR AHÍ?

La verdad es que no me veía haciendo otra cosa y no quería estar frustrada, así que fue la mejor decisión.

Y UNA VEZ QUE TOMASTE ESA DECISIÓN, ¿CON QUE DIFICULTADES TE FUISTE ENCONTRANDO?

Es muy difícil porque uno va a Buenos Aires y hay mucha gente que hace Hip hop. El Hip hop es un mundo, es una cultura, no es solamente baile. Se trata de la música, de un estilo de vida que no conocemos. Fue muy complicado, porque es como ir sacando de muchos lugares, de profesores de acá, tomando y armando más o menos un concepto. En el 2020 fue cuando pude realmente ver un cambio por la pandemia, que nos abrió puertas a poder tomar clases con gente de afuera; eso fue algo muy bueno. Pude tomar clases con gente tanto de Argentina como de afuera y saqué mucha información como para decir este es el camino correcto y va por acá, porque pasa que también hay información muy errada, y hay que ver si realmente la información es la correcta para seguir y no desinformar al otro.

IMAGINO QUE ES UN UNIVERSO MUY AMPLIO EL QUE TENÉS QUE ABARCAR…

La información se va pasando y a veces es como un teléfono descompuesto. A veces nos dicen que no nos hagamos tanto problema por estas cosas, porque se sabe que estas cosas pasan, pero por respeto a los originarios, hay que ser precavidos.

¿EL HECHO DE SER MUJER DENTRO DEL GÉNERO LO HACE INCLUSO MÁS DIFÍCIL?

Sí, más que todo por la ropa; te juzgan. Pero los tiempos van cambiando y esos prejuicios como que se van cayendo de a poco; pero sí, es una pelea constante. El Hip hop no tiene una forma particular de moverse, sino que uno va tomando todo eso para construir su propio estilo, su identidad.

EN TU CASO, AL VERTE BAILAR, UNO SIENTE QUE TE VAS DEJANDO LLEVAR POR LA MÚSICA. ¿ESO LO HACE DIFERENTE A OTRAS DANZAS?

Todo lo que aprendo lo tomo para mi freestyle (estilo libre). A veces no me quedo sólo con el Hip hop, sino que voy tomando cosas para ir construyendo eso y construir mi propia forma de moverme. A lo que más quiero llegar y siento que va a ser un re logro para mí, y de alguna manera ya está siendo, es poder marcar mi propia identidad: ‘esta es Sol y Sol baila así. Siento que está pasando, que lo estoy construyendo de a poco. Se está notando, se va notando todo ese cambio y sí, muchos me dicen eso, ‘tenés como esa forma diferente de moverte’, y es gracias a eso: a que puedo tomar todas esas herramientas y también conocer más la música. El freestyle es como tener que seguir la música, hacer lo que la música me pida.

¿Y CÓMO ES ESTE CONCEPTO DE LA CALLE ASOCIADO AL HIP HOP? ¿CÓMO SE CONSTRUYE?

En La Rioja a bailar no se aprende en la calle, pero siempre digo que para poder aprender a bailar Hip hop hay que conocer toda la cultura, entonces uno se mete a las batallas de rap, a las que nosotros les decimos ‘ranchar’, y ahí se aprende mucho y todo eso sirve para bailar. Por ejemplo, el otro día hablaba con grafiteros y ellos me explicaban las piezas que hacían y me contaban cómo se dividían y yo decía ‘wow, también es otro mundo’ y eso también me sirve a mí y es así como que se va construyendo, entonces siempre digo: consuman, vayan, júntense, conozcan y eso es la calle.

¿ESO ES LO QUE LO HACE DEFINITIVAMENTE DISTINTO?

Es verdad, porque capaz vos vas, tomás clases de Contemporáneo y eso solamente está en una academia, no lo ves afuera. Por eso es una cultura. Actualmente en La Rioja se está uniendo mucho esa cultura, el baile está metido. El año pasado se hizo acá el evento ‘El ritmo de mi calle’, un evento nacional y empezamos a juntar a la gente para inscribirse para batallar, que eso era algo nuevo. El ambiente de la danza es competitivo, es muy competitivo en La Rioja y yo les explicaba, porque ya viajé ya conocí afuera el ambiente, que no es lo que parece. Uno dice batallas y no es eso, no es una pelea, es un ambiente muy lindo. Empezamos a armar los grupos y a entrenar; íbamos a las plazas a entrenar. Ahí empezó la unión del baile, del rap, de todo.

¿Y QUÉ ES UNA BATALLA PARA VOS?

Yo no soy competitiva, no es que tengo en mi mente ir a ganar, sino que siento que voy a compartir con el otro. Es como en mis clases, como pregunta y respuesta. Literalmente es ir, conectar con el otro, conectar con la música y no lo veo como algo en contra de esa persona que tenés en frente, aunque hay gente que lo ve así. Yo disfruto.

¿ESTÁS EN OTRO LUGAR CUANDO ESTÁS BAILANDO? ¿LO SENTÍS DE ESA MANERA?

Yo soy tímida, soy muy tímida para hablar, especialmente donde hay mucha gente, cuando tenés tanta gente a la vuelta, pero yo bailo y me olvido de todo.

¿SIEMPRE TE PASÓ ESO CON EL BAILE?

Sí, desde que empecé a bailar. Siempre los nervios están antes de subir a un escenario o donde sea, pero es hasta que subo. Lo noté la primera vez que bailé en público. No es algo que se construyó, es algo que pasó. Eso es muy loco, porque me pasa que me pongo nerviosa frente a mucha gente, pero cuando bailo no.

REFERENTE, EN CONSTRUCCIÓN

Entre al aprender y el enseñar. Entre el recibir y el dar como una ofrenda de lo adquirido, Sol Flores va trazando su camino junto con el baile y en la construcción de un espacio colectivo en el que lo esencial es el disfrute. La danza, el Hip hop, pero también los amigos, las amigas, la gente que la rodea y que le permite crecer en su oficio, pero también como persona. Y en la magnitud de sus sueños, que no se quedan solo en lo cercano, en lo próximo, sino que la invitan a delinear un recorrido que, muy probablemente, la lleve hacia otras tierras, hacia otras calles, hacia otros aprendizajes.

¿Y CON EL ENSEÑAR, CON EL TRANSMITIR ESOS CONOCIMIENTOS?

Eso me encanta. Siempre que tengo principiantes, gente que jamás bailó, me encanta enseñarles desde cero, me encanta pararme al lado y explicarles. Yo no explico solamente la coreografía o el paso, sino que yo explico el por qué, la música; explicó la historia y así enseñó. Eso puede ser algo que heredé de mi mamá que es profesora; capaz que es algo que viene de ahí. Disfruto mucho al enseñar y puedo enseñar no sólo en situación de clase, sino que puedo estar hablando con alguien y enseño también, me gusta mucho.

Y NO SOS EGOÍSTA AL TRANSMITIR…

No, no me pasa, además porque tengo los ejemplos de la gente que me enseñó a mí y que no se guardaron nada. Hay gente que piensa que si yo le enseño esto capaz me lo roba o se lo guarda, progresa él. Yo no; para mí es al revés: uno quiere que el otro progrese, que el otro aprenda, que crezca.

SOS MUY JOVEN Y TU RECORRIDO, PODRÍA DECIRSE, ES RELATIVAMENTE CORTO, ¿QUÉ FUE LO MEJOR QUE TE PASÓ EN ESTE TIEMPO, DESDE QUE DESCUBRISTE EL BAILE?

Yo creo que el conocer a mi gente, a mis amigos, eso puede ser que sea lo mejor. Tengo mi grupo, ‘La Doble H’ se llama y también tengo mis amigas, Carolina (Sotomayor) y Luzmila (Pastrán) que no solamente me hay ayudado a crecer como bailarina, sino también como persona y me enseñan y yo aprendo, y estoy abierta a aprender siempre de ellas y de ellos, así que puede ser eso, el tener a mis amigos. Estoy todos los días con ellos y no me canso. Me encanta poder compartir con ellos y eso también siento que me hace crecer como bailarina. También haber conocido a la cultura puede ser otra cosa que me haya gustado mucho. El viajar, el poder conocer afuera y también poder competir afuera; es algo que me hace crecer porque digo ‘soy capaz’, eso es lo que intento siempre: decirme ‘soy capaz de esto’.

AL HABLAR DEL “AFUERA”, ¿CONSIDERÁS QUE HAY MUCHAS DIFERENCIAS CUANDO TE ENCONTRÁS CON OTRA GENTE, CON OTRAS EXPERIENCIAS?

Nosotros estamos muy atrasados lamentablemente. Recién ahora se está armando la comunidad del baile; hay otro grupo también además de nosotros que se está moviendo, pero nos falta muchísimo. Afuera tienen entrenamientos toda la semana, batallas, eventos a nivel cultural. Nos falta mucho, pero tampoco nos tiro tan abajo porque en realidad lo estamos construyendo y siento que vamos a llegar a eso y yo siento que eso es algo que yo me tengo que poner al hombro también, porque me pasa que siento esa responsabilidad. Siempre me quejé de La Rioja, decía ‘me quiero ir porque no tenemos nada y quiero crecer afuera’, pero llegó un momento en el que me pregunté ‘qué estoy haciendo yo para que crezcamos’. Siento esa responsabilidad y este año me quiero poner mucho las pilas con eso, con organizar, con mover. Siento que los chicos también quieren que crezcamos, y sé que van a estar ayudando.

¿Y A DÓNDE TE GUSTARÍA LLEGAR? ¿QUÉ SUEÑOS TENÉS, QUÉ ANHELOS, QUE DESEOS?

Apenas empecé mi sueño era tener mi academia, pero hoy no me veo tanto ahí; Capaz de más grande. Hoy quiero disfrutarme más como bailarina que como profesora o dueña de una academia. Quiero llegar a ser reconocida a nivel nacional, en batallas, bailando, o siendo profesora. Quiero viajar mucho por la danza, bailar para algún artista reconocido. Tengo muchos sueños y siento que es lo que más estoy visualizando. Por otra parte, a una como bailarina le llega un momento en que el cuerpo ya no da para más y eso es un bajón, porque tenemos cierto tiempo para poder disfrutar de la profesión; ahí puede que sí, que me vea en una academia. Nosotros no solamente tomamos o damos clases, también tenemos ensayos y todo eso capaz en un solo día que hay que organizarse de la mañana a la noche y no queda tiempo para otra cosa.

SIN EMBARGO, HOY NO TE VERÍAS HACIENDO OTRA COSA…

No, al menos que sea algo relacionado con esto, pero no me veo haciendo otra cosa.

ME HABLABAS RECIÉN DE TUS SUEÑOS Y ESOS SUEÑOS, ¿DE QUÉ DEPENDEN?

De muchas cosas me parece, pero más que todo de crecer como bailarina, mejorar. Y creo que también de irse sí. Ojalá que no tenga que ser así; ruego que algún día se pueda ver un cambio acá y que crezcamos posta y que esto pase a ser la segunda Córdoba o Buenos Aires. Pero sí, puede que sea necesario irse por el hecho de que te tienen que ver, te tienen que conocer, pero también pienso que puede ser ‘no me tengo que ir, sino viajar, viajar y volver’. Ya me están reconociendo afuera y eso es bueno.

¿SENTÍS QUE SOS UNA ESPECIE DE REFERENTE PARA EL GÉNERO?

No, no me siento así. Sé que me reconocen, como que en La Rioja está Sol, pero no me siento referente, es como una palabra muy fuerte. Soy consciente que puedo llegar a serlo, pero me faltan muchos años para decir eso. Es una presión, es una responsabilidad.

Y EN ESTO DE LA PRESIÓN, DE LA RESPONSABILIDAD QUE SENTÍS, ¿SOS DE PRESTAR ATENCIÓN A LA MIRADA DEL OTRO?

Intento que no. Me pasaba antes que la presión que sentía era por gente que yo respetaba y decía ‘me tienen que ver bailando bien’. Hoy no; intento que no pase eso, que no me condicione. Hoy confío mucho más en mí, en lo que hago, en lo que propongo, pero al mismo tiempo trato de no conformarme, siempre seguir. Siento que es un gran paso el hecho de decir ‘bueno, a ver, me falta, pero logré esto’.

EN POCO TIEMPO HICISTE UN RECORRIDO MUY GRANDE…

Disfruto mucho de aprender, tomo todo lo que aprendo y siempre todo lo que va a la mente va al cuerpo. Siempre. Todo lo que va a la mente, va a al cuerpo. Así es como Sol Flores le va dando forma a su día tras día junto al baile, junto al Hip Hop. Así es también como, con paso firme y constante, se va convirtiendo en la dueña de la calle.

LAS REDES Y Y LA EXPOSICIÓN DEL ARTE

“Es muy loco las redes. A veces me cuesta mucho, porque siempre tuve un perfil bajo y al arte hay que mostrarlo. Yo dependo de que la gente me conozca y que a la gente le guste lo que hago y que quiera aprender lo que yo hago; entonces, dependo de eso, de estar subiendo a las redes, de estar haciendo publicidad. Como siempre nos dice Caro (Sotomayor), nuestro trabajo no es esencial para la gente, no es como ir al médico, entonces uno tiene que aprender a venderlo para que la gente diga ‘quiero ir a la clase, quiero inscribirme’ y eso pasa todo por las redes; uno tiene que aprender a vender”.

CONTACTO

SOL FLORES dicta clases de Hip hop en METROPOLITANO ESPACIO DE ARTE, al igual que clases gratuitas en CASA RIOJA, en el barrio San Vicente, para principiantes.

IG: solflores.1

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