En muchas ocasiones desde 1591 Cultura+Espectáculos se dio cuenta de lo esencial de la obra de una artista que no se detiene y que sigue abriendo, en lo constante, tantas puertas como horizontes posibles.
Representante ineludible de nuestra cultura -aún cuando su tarea no sea valorada en su dimensión real-, la escultora Carina Fabaro continúa portando un mensaje que va mucho más allá de una obra culminada e instalada en algún punto de la geografía global y que tiene que ver, fundamentalmente, con la delicada construcción de un sentido de compromiso y entrega que desde su concepción de la vida como creadora, se convierte en irrenunciable, y traza, además, ese recorrido que la erige en una referente a tener siempre en cuenta y que debería ocupar tantos espacios como fuera posible.
Debates al margen -aunque absolutamente necesarios-, Fabaro continúa desandando el camino de su arte que, en esta ocasión (como en otras anteriores), la llevó hasta México, y más precisamente a la localidad de Campeche, donde hasta los primeros días de julio estará desarrollando una residencia artística a través del programa Cultura Argentina al Mundo, al que accedió gracias a su impecable trayectoria artística y a esa búsqueda permanente de instancias de formación y de promoción de sus producciones, tanto en nuestro territorio como en el exterior.
En esa pequeña ciudad de puerto mexicana, rodeada de murallas y de arquitectura maya, la artista riojana desanda sus días entre la producción escultórica y los talleres abiertos que va brindando junto a su colega cordobesa Elia Bizaro. “A las residencias la hicimos con dos galerías que se llaman ‘Galería elemento’ y ‘Artefacto Arte y Diseño’ y como es arte y diseño, se trata de producir una obra escultórica y además hacer un taller abierto a la comunidad donde se trabajan objetos escultóricos con diseño”, cuenta Carina Fabaro a 1591 Cultura+Espectáculos desde Campeche y detalla: “Los talleres son abierto a la comunidad, cualquier persona puede hacerlos. Dimos un conversatorio en el Instituto Campechano donde está la Licenciatura en Artes visuales, también la carrera para Maestros en Lenguaje Artístico, la carrera de Licenciatura en Artes Visuales, y varias carreras más. Es una universidad y estuvimos dando una charla, un conversatorio en realidad, con los estudiantes y la comunidad”.
¿QUÉ SIGNIFICA EN LO PERSONAL ESTA NUEVA INSTANCIA POR LA QUE ESTÁS ATRAVESANDO?
Bueno, para mí significa llevar la cultura argentina, que es como llevar ese pedacito de lo que uno tiene y cómo percibe el mundo a otro lugar, y se encuentra que hay personas que piensan y sienten lo mismo, en una misma dirección. Fuimos a la galería y al estudio de uno de los socios de la galería que nos contaba sus experiencias desde pequeño, la relación con el padre y todo eso, y son cuestiones que se replican a veces con nuestra historia personal de cómo llegamos al arte y cómo percibimos el mundo a través del arte y cómo llegar a otras personas también, cómo conectarse. Está esto también de qué expresar, porque también hay obras por pedido y esa es un tipo de obra y la de expresarnos libremente es otra; los materiales, lo que nos presenta el entorno, cómo hacer para sacar esa obra y poder venderla. Es muy interesante, y también es interesante escuchar qué dicen los jóvenes. Campeche es una comunidad pequeña; no es una gran ciudad, aunque es Patrimonio de la Humanidad. No tiene un gran mercado del arte, pero sí se plantean la forma de cómo llegar, cómo salir con el arte, qué hacen los jóvenes, qué propuestas tienen. Se armó un lindo debate mientras estábamos en el conversatorio, así que fue muy interesante.
¿QUÉ SENTÍS QUE LES ESTÁS LLEVANDO DESDE LA RIOJA, DESDE ARGENTINA? ¿QUÉ CONSIDERÁS QUE PODEMOS OFRECERLES?
Creo que la creatividad de cómo salir adelante con el arte, creo que somos maestros en eso, porque si bien ellos dicen que su situación es difícil, nosotros la tenemos 10 mil veces más difícil. Y creo que la creatividad que aplicamos en las obras, o por lo menos la creatividad que yo uso para lograr una obra, también es la creatividad para poder salir adelante y que se visibilice lo que hago. Qué estrategia lograr para poder tener otra experiencia de poder hacer otra obra, quizás más grande, con otros materiales, o conectarme con otras personas a las que también les pasa lo mismo. Creo que es eso: el desarrollar la capacidad creadora en todos los ámbitos.
Y AL REVÉS, ¿QUÉ SENTÍS QUE PODÉS TRAER DESDE ALLÁ, DE ESA EXPERIENCIA QUE ESTÁS VIVIENDO, A NUESTRO ESPACIO?
Cuando llegué, la persona que me invitó desde la galería Elemento y Artefacto, porque son dos galerías, es una artista plástica que se llama Erika Blancas; ella es una escultora, una artista visual que estaba haciendo la copia de unos mascarones mayas, de un lugar que se llama Edzná, aquí a unos 40 kilómetros de Campeche, un lugar arqueológico muy importante, y a ella como artista plástica le tocó hacer esas réplicas, esas copias que ya se taparon. Yo nunca había visto eso, no tenía idea. El contacto con la cultura Maya, impresionante, el complejo es impresionante, llegar y poder ver todo el proceso de realización que ella hizo, las copias, después se hizo el vaciado en rezina, con fibra de vidrio y darle un acabado símil a la piedra, es una técnica que está conectada con la cultura, con cómo preservar eso, el valor arqueológico que tiene. Lo primero que vi cuando llegué fue eso y al otro día fuimos a instalarlo en el lugar arqueológico; estar en contacto con los arqueólogos, con los restauradores, con las personas que están trabajando ahí es impresionante. Es un lugar que está en la selva y que se descubrió luego de una tormenta muy grande que desenterró eso y llegó a la luz. Ese aprendizaje y esa conexión con la cultura es impresionante y tomo eso. Otra cosa que tomo es la forma en que se manejan como artistas, cómo pueden unirse los artistas para poder tener una galería y mostrar lo que hacen y abrirse a la comunidad, porque Erika hizo la conexión con el Instituto Campechano para que los jóvenes también sepan que tienen un lugar para exponer, un lugar para producir; esa dinámica también me la llevo, también la aprendo, me significa.
¿SENTÍS QUE DE ALGUNA MANERA PUEDE SER FACTIBLE REPLICAR ESO AQUÍ, TE GUSTARÍA PODER HACERLO?
Sí, por supuesto, y en la particularidad también, porque en la unión de ellos, como socios, también son diferentes, hacen trabajos diferentes y pueden unirse para lograr otras cosas. Hacen una inversión y eso está muy bueno, creo que eso está bien.
¿EN QUÉ INSTANCIA PERSONAL TE ENCONTRÁS? SIEMPRE ESTÁS EN DIFERENTES BÚSQUEDAS…
Estoy terminando el Posgrado en Gestión Cultural de la Universidad Nacional de Córdoba; ya terminé Museología y Curaduría el año pasado y bueno, estoy enloquecida con eso, terminando ya mi tesina, preparando el proyecto de tesina. Siempre haciendo obras; quería ver si había posibilidad de hacer una obra pública en alguna de las rotondas de los parques en la Capital, pero aún no se ha dado. Estoy haciendo maquetas, proyectos.
CON TANTAS EXPERIENCIAS FUERA DEL PAÍS, ¿TE VES SALIENDO, BUSCANDO OTROS HORIZONTES?
Si, por ahí sí; me veo saliendo. Y me gustaría México, sería una opción. De aquí nos vamos con Elia Bizaro, que es una escultora de Córdoba con quien estamos haciendo la residencia, a Toluca a hacer otra obra que la vamos a hacer entre las dos, vamos a estar trabajando en el Centro Cultural Mexiquense con una obra de dos metros y medio. Van surgiendo también otras acciones. En Toluca vamos a dar una charla para mujeres.
“SI LA OBRA NO SALE DEL TALLER NO VIVE, NO SALE A LA LUZ”
Resulta francamente difícil de entender que una artista de la talla de Carina Fabaro no encuentre aún, en nuestros pagos, un espacio que le permita mostrar su arte en dimensión real. Más allá de las exposiciones que ya supo realizar y que evidenciaron en todos los casos la excelencia de una escultora que goza del respeto y la admiración que le brindan sus pares en otras latitudes, la magnitud de la obra de Fabaro amerita ya ocupar un espacio público, tal como ocurrió en otras partes del mundo, donde sus creaciones son apreciadas a diario por miles de personas que disfrutan del arte al aire libre.
Puede que tal vez se requiera otra concepción del arte como factor esencial de desarrollo del hombre; puede que no tengamos aún la capacidad de dar a las expresiones artísticas el valor que merecen; o puede que simplemente reine entre nuestros representantes y responsables de apoyar y sostener el desarrollo cultural esa indiferencia que tiñe de opacidad al esfuerzo y la entrega de quienes brindan su vida a sembrar un legado para las generaciones futuras. Todo ello puede ser admisible en algún punto. Sin embargo, lo que no se puede admitir es que una artista como Fabaro no sea profeta en su tierra, esa tierra a la que ha abrazado como propia y a la que lleva como estandarte en cada una de sus giras internacionales, dejando siempre bien sentados los valores de la riojanidad.
“Estoy trabajando con obra en mi taller, pero el problema siguen siendo los espacios para exponer. Sigo trabajando, y haciendo lo que siento, lo que me gusta y en algún momento va a surgir la posibilidad de exponer. Pero lo que más quiero, lo que me gustaría, es poder hacer una obra en algún espacio público y he presentado propuestas para eso. Sí la obra no sale del taller, no vive, no sale a la luz, queda ahí dormida y no tiene ninguna función, nadie se conecta, nadie se identifica, no moviliza, no pasa nada”, afirma la artista a 1591 Cultura+Espectáculos.
El peso de sus palabras va en un doble sentido: en el propio, ligado a un deseo que le es genuino y que la acompaña desde siempre, en ese anhelo de poder legar su obra a los riojanos en alguno de los muchos espacios públicos en los que su tarea otorgaría un plus de excelencia visual e identificación social; y el nuestro, ligado al más profundo sentido de pertenencia y valoración que se debe hacer de una artista a la que, lejos de disfrutarla en toda su magnitud, estamos corriendo el serio riesgo de no merecerla. Un llamado de atención a quienes deben velar por el crecimiento y el resguardo de nuestra cultura en todas sus formas, en todas sus expresiones.
Y es que nadie podría expresarlo mejor que Fabaro: “Si la obra no sale del taller, no vive, no sale a la luz”. De eso se trata, en definitiva, la delicada construcción del sentido. Y también la conformación de un proceso colectivo en el que el arte cobra la esencialidad que ya posee su obra. (FV)