Con los pies en la tierra

Desde que fue noticia por haber quedado seleccionada para el programa The Voice Kids Alemania hasta hoy, María Isabel Catalán, Isa, ha dedicado todo su tiempo a sacar el mayor de los frutos a una experiencia que es para muy pocos, pero que, además, en su caso, tiene como contrapartida una historia familiar y personal que la puso a prueba y que, sin lugar a duda, le significó un crecimiento que se refleja en sus modos de expresar lo que siente y lo que piensa.

Entre la frescura y la madurez, la música. Entre los sueños y la realidad, la música. Entre las dificultades y la superación, la música. Entre los cambios y la capacidad de adaptación, la música. Entre lo lejano y lo cercano, la música. Entre el descubrir y el extrañar lo conocido, la música. Entre el continente europeo y el americano, la música. Entre Alemania y Argentina, la música. Entre Hannover y La Rioja, la música. Y entre todo ello, y entre la música, una pequeña que con sus 14 años vividos comienza a agigantarse hacia un futuro que le depara todo lo promisorio que pueda estar asociado a su compromiso, a su esfuerzo y al profundo amor por lo que hace. Con los pies en la tierra.

María Isabel Catalán, Isa, antepone a todo una sonrisa. Esa, su sonrisa, parece ser una carta de presentación. Pero es también su manera particular de pararse ante la vida y ante lo que la vida le propone. Es, su sonrisa, parte de un mecanismo de disfrute que le permite asimilar el momento tan particular por el que atraviesa, sin riesgos de perderse en todo lo extraordinario que suponen las luces, las cámaras, los aplausos y un escenario gigante. Desde que fue noticia por haber quedado seleccionada para el programa The Voice Kids Alemania hasta hoy, Isa ha dedicado todo su tiempo a sacar el mayor de los frutos a una experiencia que es para muy pocos, pero que, además, en su caso, tiene como contrapartida una historia familiar y personal que la puso a prueba y que, sin lugar a duda, le significó un crecimiento que se refleja en sus modos de expresar lo que siente y lo que piensa. Con llamativa sensatez y sabiduría para su corta edad, y siempre con una sonrisa.

Riojana de nacimiento y de crianza, Isa lleva en su tonada las notas de un pueblo chayero, los sonidos de la siesta y los acordes de un calor al que, al igual que a familiares y amigos, extraña. Su vida ligada a La Rioja, aunque no tan extensa en años, parece haber fraguado ese espíritu alegre que ahora pasea por las calles de la ciudad de Hannover, en Alemania, donde hace ya dos años vive junto a su familia, luego de una experiencia pasajera, a sus cuatro años, cuando los Catalán Hammerschmidt probaron suerte en Springe.

Isa tiene dos hermanos menores, Antonio y Fede. Desde muy chica, tal como lo narra, se acercó a la música y siempre tuvo pasión por el canto. A partir de allí, aprendió a tocar diferentes instrumentos y cantó en diferentes coros. Uno de ellos, el Coro de Niños Cantores de La Rioja la llevo en 2017 hasta el Vaticano, donde cantó frente al Papa Francisco. Isa era la más pequeña de todas entre aquellas voces privilegiadas.

Jorge, el padre Isa, es empresario y su mamá, Lorena Uliana, es profesora de inglés y español. En 2014 la familia tuvo una primera experiencia viviendo un año en Springe, una pequeña ciudad alemana, con cerca de 30 mil habitantes, ubicada en la Región de Hannover. Luego retornaron a La Rioja. Durante 2020 el encierro sufrido a consecuencia de la pandemia de Covid-19 les dio el “empujoncito” final a los Catalán para volver a Alemania. Luego de unos meses en Buenos Aires, necesarios para tramitar visas y demás papeles, en diciembre de 2021 la familia voló para instalarse en la capital del estado alemán de Baja Sajonia, en una ciudad que es reconocida por sus ferias de comercio, al igual que por la exposición anual de tecnología CeBIT, la gótica iglesia Market, construida con ladrillos, y el Ayuntamiento Antiguo que se destacan entre las casas de mitad madera en el reconstruido casco antiguo.

Allí pasa sus días María Isabel, templando sus sueños al calor de la contención de su familia, los compañeros de la escuela Gymnasium Christophorusschule -a la que se fue adaptando paulatinamente- y las canciones que no dejan de acompañarla. Y es que Isa no imagina un solo día sin canciones, un solo día sin música. Y eso, es algo que va mucho más allá de la circunstancia de ser parte The Voice Kids Alemania, un programa de tele que era desconocido para los Catalán.

“En 2014 tuvimos una experiencia previa. Me acuerdo mucho, fue un viaje muy largo para mí. Me acuerdo de un montón de cosas muy lindas, así que por eso no me costó por ahí tanto venirme para acá ya la segunda vez porque sabíamos a qué atenernos y a la vez a qué no”, empieza contando María Isabel Catalán a 1591 Cultura+Espectáculos, desde su lugar en el mundo y no duda en afirmar que “ahora me doy cuenta que prefiero el calor al frío”. No obstante, tampoco duda en afirmar: “Vamos de a poco, pero gracias a Dios todo va bien. El lugar es muy bonito, la escuela es muy buena, todo es muy lindo”.

¿CUÁLES ERAN LAS EXPECTATIVAS PARA ESTA SEGUNDA VEZ EN HANNOVER? ESTO QUE TE ESTÁ PASANDO AHORA, ¿LO TENÍAS EN ALGÚN LUGARCITO PLANIFICADO EN TU MENTE?

La verdad que no, esto así para nada. Tenía expectativas de poder hacer algo con la música; desde chica tengo en claro que no quiero que sea un hobby nada más, sino que me quiero dedicar a esto, entonces sí tenía por ese lado bastantes expectativas, pero de ahí a entrar a La Voz, la verdad que no, para nada, nunca se me hubiera ocurrido. De hecho, de alguna manera le tenía miedo al concurso, a competir, a compararme y por ahí decir: ‘uy, no soy tan buena’ o cosas así, pero la verdad es que no me podría haber imaginado todo esto.

SIEMPRE ESTUVISTE LIGADA A LA MÚSICA, ¿CÓMO NACE ESO? ¿CÓMO LLEGÁS A LA MÚSICA, A QUÉ EDAD EMPEZASTE?

Empezar… no es que hubo un día en el que dije ‘voy a empezar a cantar, voy a empezar a tocar el piano’. Cuando tenía cuatro años mi abuela me regaló un pianito a pilas, de esos chiquitos para jugar, que no tenía ni una octava y saqué la canción ‘estrellita dónde estás…’, y ahí mi papá dijo: ‘bueno, la podríamos llevar a clases de piano’. A mí me interesaba mucho mucho la ópera.

¿A ESA EDAD YA TE INTERESABA LA ÓPERA? ¿ERA ALGO QUE SE ESCUCHABA EN TU CASA?

Si, mi papá desde que estaba en la panza me ponía música. A mi papá le gusta mucho la música, a mi mamá también, especialmente la música clásica, va mucho por ese lado. A mi abuela alemana también le encanta la música clásica, así que es como que tengo un poco esas raíces. No obstante, y aunque me gusta mucho, no es algo a lo que quiera dedicarme específicamente.

¿EL PIANO FUE EL PRIMER CONTACTO Y LUEGO FUISTE DESCUBRIENDO OTROS INSTRUMENTOS?

Entre que estaba con esto de la ópera, que cantaba más para reírse que otra cosa (risas), pasó esto del tecladito y mi papá venía queriendo buscarme una profesora de canto. Entonces alguien le pasa el dato de una profe de música y supusimos en ese momento que era una profe de canto, pero al final era una profe de piano. La verdad que al principio no me convencía porque yo decía: ‘yo quiero cantar, no quiero tocar el piano’, pero después me empezó a gustar mucho, y después con los años obviamente me fui dando cuenta que me ayuda a acompañar la voz; tienen que ser el piano o la guitarra porque necesito algo también para acompañar la voz.

¿QUÉ SENTÍS EN RELACIÓN AL PIANO, EN RELACIÓN A LA GUITARRA?

Uno piensa… yo lo veo más como independencia. El día de hoy para componer lo puedo hacer yo. Sabiendo tocar el piano, sabiendo tocar la guitarra puedo hacerlo yo y decir: ‘toco para mí, no necesito que alguien más lo haga’. Crear una pista para poder cantar o hacer un cover de cualquier canción, lo puedo adaptar a mí, no hace falta usar un karaoke, puedo adaptarlo todo a mí. Y a la hora de presentarme, para los castings, llevaba la guitarra porque es una manera de darme más seguridad, de sentirme acompañada por mí misma (risas), todo controlado por mí. Igual, también disfruto mucho de tocar con otra gente.

A PROPÓSITO DE OTRA GENTE, ¿CÓMO RECORDÁS TU PRIMERA EXPERIENCIA EN UN ESCENARIO? ¿QUÉ FUE LO PRIMERO QUE TE MARCÓ, O QUE VOS PUEDAS DECIR EN ESE LUGAR EMPEZÓ TODO?

Decir que haya empezado todo, no sé, porque siempre estuvo en mí. Pero sí empecé a tener menos miedo a cantar frente a mucha gente cantando en la Iglesia. Fui también al Coro de Niños Cantores de La Rioja, donde era la más chiquita. Empecé con 6 años, hasta que me vine acá, pero en la Iglesia canté mucho tiempo sola. Llevaba la guitarra y acompañaba a los coristas y otras veces cantaba sola en las partes más tranquilas, era yo y la guitarra y eso me fue sacando el miedo. Igual ahí no me veía mucha gente porque estaba como en la parte de atrás (risas), siempre me gustaba ponerme de una manera en que más que verme me escucharan, pero me tranquilizaba también pensar que no me iban a criticar si salía algo mal, porque estaba como brindando un servicio.

ME LLAMA LA ATENCIÓN ESTO QUE ME DECÍAS QUE TENÉS EN CLARO QUE NO ES LA MÚSICA ALGO QUE QUIERAS HACER POR HOBBY NOMÁS, ¿CUÁNDO SENTISTE QUE LA MÚSICA ERA TU CAMINO?

Desde que soy chica es a lo que me dedico y eso se confirmó mucho más en la cuarentena, que pasaba mucho tiempo tocando, viendo a otros músicos en las redes y decía; ‘mirá…se dedican literalmente a lo que les gusta’, o sea, es algo natural. No es como ir a la escuela, que todo el paquete es esfuerzo, sino simplemente hacer lo que me gusta. Veía a otros músicos y decía: ‘quiero ser eso’. Sí, creo que en la cuarentena fue que se confirmó eso. Pero más allá de la música, la verdad que no sé… mi papá me preguntó hace un tiempo si no fuera la música a qué me podría dedicar y la verdad que no sé, no me veo haciendo otra cosa.

HACE UN RATO ME CONTABAS QUE CANTABAS EN LA IGLESIA, QUE ESTABAS DETRÁS Y TE SENTÍAS RESGUARDADA, ¿Y AHORA QUE ESTÁS VIVIENDO TODO ESTO DE LA VOZ, ESO DE ESTAR FRENTE A TODO ESE MONTAJE, LAS LUCES, LAS CÁMARAS, QUÉ TE PASA CON ESO?

Son como sentimientos encontrados se podría decir; es un momento de muchos nervios porque uno ve que están todas las cámaras que te están apuntando, el público que te está viendo, cantando frente a cinco personas que son muy famosas, en un escenario tan grande, con la banda atrás, es como mucho. Pero yo me venía preparando de alguna manera, psicológicamente, y tenía puesta la cabeza en disfrutar. Tengo un escenario gigante para mí, un sonido tremendo que habitualmente no lo tengo, tengo la oportunidad de cantar frente a esas cinco personas, todo un público que me está escuchando, la banda que está tocando en vivo, entonces voy a disfrutar, si no, no vale la pena.

¿CÓMO FUE QUE DECIDISTE IR A PROBAR INGRESAR A LA VOZ?

En la escuela me costó mucho adaptarme; a mis hermanos eso les resultó más fácil. Me costó por la edad, creo, porque por ahí era un grupo un poco más cerrado, el idioma. En un momento les canté a mis compañeros y una de las chicas que es un poco la más popular del grado, se podría decir, me dijo: ‘inscribite en La Voz’. ‘Bueno -dije yo-, vamos a probar’.

¿Y QUÉ LES CANTASTE ESE DÍA?

Les canté ‘Bohemian Rhapsody’ de Queen y una de Soda Stereo, ‘Trátame suavemente’. Para mí fue algo muy bueno porque me ayudó también a adaptarme. Y después que esta chica me dijo, vi el flyer en internet y dije: ‘bueno, probemos a ver qué onda’, pero ni siquiera sabía si era el programa original. Me anoté como para ver qué pasaba; tiré la moneda y a ver de qué lado cae. Ni siquiera les había contado a mis papás. Tuve que mandar dos videos cantando y después me invitaron a ir a Colonia, a los castings, después fue Berlín y después ya pasé a los vivos. Pero la verdad es que era como que estaba cerrada a esto de los concursos, porque era muy de compararse y pensaba en que podía hacer el ridículo. Todo se fue dando muy paulatinamente, pero la verdad es que nunca se me cruzaba por la cabeza que iba a llegar hasta la tele.

¿Y CÓMO TE FUISTE SINTIENDO EN ESE IR PASANDO INSTANCIAS? ¿QUÉ IBAS EXPERIMENTANDO EN ESOS MOMENTOS?

Cada vez que entraba a una sala distinta… me acuerdo de que cuando entré a la primera sala ingresaban cinco chicos y dos tenían que salir para la siguiente sala. Salí de la primera sala para pasar a la siguiente y me acuerdo de que en mi cabeza pasó eso de que cada pasito era un pasito más para ilusionarte y que luego se caiga todo. De alguna manera, me preocupaba ir subiendo tantos escalones y que en algún momento se pudiera acabar y que iba a quedarme con esa ilusión. Eso era lo que se me pasaba por la mente a medida que iba pasando, pero al mismo tiempo sentía también orgullo. Me fui dando confianza a mí misma para decir que por más que siempre puede haber gente mucho mejor que uno, también hay otra gente que no es tan buena como uno, o que no tiene las mismas oportunidades. Eso me dio mucha confianza y al mismo tiempo estaba muy agradecida.

EL HECHO DE NO SER DE ALEMANIA, DE VENIR DE OTRO PAÍS, ¿PODÍA HACERLO MÁS DIFÍCIL, MÁS COMPLICADO?

Eso si me pasaba. Me acuerdo de que antes del primer casting hice una lista de canciones en alemán porque me decía: ‘una en alemán, mínimo, tengo que llevar; bueno al final gracias a Dios no hizo falta, porque si no ahí sí que me iban a sacar a la primera (risas). Pero sí, al principio tuve esa sensación de decir: ‘uy, bueno, viene una argentinita, qué hace esta acá’, pero no, cuando llegué la verdad que me di cuenta de que no es lo mismo con esta gente, que es gente seria, que quiere trabajar, que está viendo tu talento, no de dónde venís; no es lo mismo esta gente que por ahí gente que te puede encontrar en la calle, o en el trabajo, o en la escuela y que por ahí es gente que no conoce tanto y se fija en otras cosas. Siempre hubo en los castings, o cuando me tocó estar en Berlín, para la primera etapa, mucho respeto. Nunca sentí que me desmerezcan. Siempre intentan ayudarte, si no te sale una palabra, por ejemplo. En los castings te hacen entrevistas y siempre están viendo que te sientas cómodo.

¿Y CÓMO FUE EL DEBUT, CÓMO FUERON ESOS MINUTOS PREVIOS, EN QUÉ PENSABAS ANTES DE SALIR AL ESCENARIO?

Es complicado. Hay mucha gente, mucho ruido, por ahí es más difícil concentrarse, y todo ese tiempo anterior yo venía pensando y siempre me acuerdo de una misma imagen: de estar entrando a la nueva casa y que estaba todo vacío y era de noche y hacía un frío tremendo, y después como que me imaginaba a esta Isa yendo al pasado a decirle a la otra Isa: ‘che, mirá dónde estábamos y mira a dónde nos estamos por subir; estamos por subir al escenario con cámaras que nos van a grabar. Todo lo que pasó en dos años, que no es tampoco tanto… es un tiempo, pero no es una vida y en eso pensaba: ‘wow, o sea, en ese momento estaba tan triste y lo estaba pasando feo en la escuela, extrañando mucho mi familia, mis amigos y en lo que tengo ahora’; en eso estaba pensando. Y después, en el último minuto, antes de entrar al escenario, que se abra la puerta y tener que pasar, rezando obviamente, y agradeciendo.

TE SENTÍS ACOMPAÑADA DE ESA MANERA…¿Y TU PAPÁ, TU MAMÁ, PUDIERON ESTAR EN ESE MOMENTO?

No, no pudieron estar. En realidad, pueden estar, pero un rato antes la producción del programa los separa para que no pongan nerviosos a los hijos (risas). Pero yo sabía que tenía el apoyo de ellos.

AHORA QUE YA ESTÁS AHÍ ADENTRO, QUE TRANSITASTE UN CAMINO, ¿CUÁL ES EL SUEÑO?

Ahora lo más cercano que me imagino es poder producir y publicar mi propia música, es lo que más me gustaría hacer ahora. Día a día ir viendo. Por mi edad voy cambiando mucho también; hace unos meses quería ser concertista de piano clásico y ahora quiero ser cantante de vocal jazz y por ahí pasado mañana quiero ser rockera (risas). Pero hacer mi propia música es lo que me encantaría y estoy trabajando en eso. Tampoco quiero perder la capacidad de disfrutar de la música, porque por ahí pasa que apareciendo en la tele uno se empieza a preocupar por otras cosas, por la imagen, por ejemplo, por si hablo bien en alemán o no, si me invitan a tal programa o no, si se me fue una nota o no… y no, quiero concentrarme en disfrutar de la música y no siempre es necesario cantar en un escenario gigante y con un público enorme y con 50 cámaras apuntando a la cara, sino que por ahí también es bueno cantar en una reunión familiar, también se puede disfrutar en ese caso.

ME NOMBRASTE A QUEEN, ESCUCHÉ ALGUNA VERSIÓN TUYA DE UNA CANCIÓN DE EXTREME, ¿QUÉ MÚSICA ES LA QUE DISFRUTÁS? ¿QUÉ TE GUSTA ESCUCHAR? ¿QUÉ TE GUSTA EXPLORAR DENTRO DE LA MÚSICA DESDE TU DISFRUTE PERSONAL?

Para disfrutar de la música tengo varios modos, suelen cambiar de un tiempo al otro, pero me gustan mucho los boleros, bossa nova, jazz, pop viejo, por ahí también música clásica, depende también de la parte del día. Por ahí para levantarme pongo un poco de jazz, mientras me lavo los dientes, mientras me peino, pero después para estudiar prefiero bossa nova. También intento ser amplia en todo lo que escucho. Mucha música en alemán, lo más que pueda, para conocer distintos géneros, distintos sonidos.

COMO SEA, NO HAY UN MOMENTO DEL DÍA EN EL QUE NO HAYA MÚSICA…

No, conmigo no.

¿Y DE LO NUESTRO, DE LO RIOJANO, DE LO NACIONAL QUE TE ACOMPAÑE, QUE SIENTAS QUE ES PARTE TUYA, DE TU SANGRE, DE TUS RAÍCES?

Si, primero el rock nacional, escucho mucho. También tango; ahora no estoy tocando tanto tango, pero estoy aprendiendo una pieza a cuatro manos en piano. Tengo épocas en las que toco tango y creo que eso es lo que más disfruto tocar en el piano, es por ahí con lo que más me siento representada acá. También zamba; por ahí no tanto como el tango o el rock nacional, pero está.

¿CÓMO TE IMAGINÁS EN UN FUTURO? ¿TE GUSTARÍA VOLVER AL PAÍS? ¿TE IMAGINÁS HACIENDO TU CARRERA AHÍ O PROBANDO EN OTROS LUGARES?

Quiero terminar la escuela acá, eso me gustaría. Después, para estudiar no sé… posiblemente puede que siga en Alemania, pero también puede que vuelva a la Argentina, no lo tengo muy claro todavía a eso. Por ahí me voy a otro país, pero hoy en día diría que posiblemente acá o en Argentina. Intento no pensar mucho en eso, sino disfrutar el tiempo que estoy acá.

¿CÓMO VES LA MÚSICA EN ESTE TIEMPO? CAMBIARON MUCHO LAS FORMAS EN QUE LA MÚSICA SE DA A CONOCER, LAS PLATAFORMAS, LAS REDES, LO DIGITAL, ¿CÓMO ESTÁS VIENDO ESE ESCENARIO? ¿HAY REFERENTES EN LOS QUE TE MIRES Y PENSAR EN HACER UNA CARRAR SIMILAR?

Hay como una mezcla de muchos músicos, no hay alguien que diga: ‘quiero ser como esa persona’. Veo a distintos músicos y digo: ‘me encantaría hacer esto como esta persona, pero hace esto otro como esta otra persona’. Alguien en quien quisiera verme lo más parecida posible es Norah Jones, me gusta mucho. Pero hay muchos artistas de jazz que estudiaron música clásica y luego se dedicaron al jazz, y yo creo que más o menos por ese lado me veo. Con todo lo de la digitalización, las redes, me viene muy bien porque puedo estar en contacto con mi gente de Argentina y me pone muy feliz que puedan escuchar mi música, que puedan ver mis videos, a la familia. Ahora se están sumando muchos seguidores que no conozco, pero que son de Argentina.

¿Y CÓMO TE LLEVAS CON ESO? ESTAS EN UN MOMENTO DE MUCHA EXPOSICIÓN…

Con el tema de la exposición y darse a conocer, es lo que un artista busca, que lo conozcan, encontrar gente que te apoye en lo que hacés es lo que uno necesita, pero obviamente hay que tener mucho cuidado. Siempre intento hacer un balance entre si hago una canción en inglés, hago una en español y otra en alemán. Si hago un vivo en alemán, hago otro en español. Trato de mantener ese equilibrio. Es un poco más complicado, pero veo las redes sociales como una oportunidad, es más fácil para uno mostrar lo que le gusta y encontrar gente a la que le gusta lo mismo, o por ahí poder encontrar alguna inspiración, ver un video de alguien que hace algo interesante.

¿QUÉ OPINÁS DE LOS FENÓMENOS COMO EL DE MARÍA BECERRA, QUE VIENE DE HACER DOS RIVER? ¿SOÑÁS UN POCO CON ESO TAMBIÉN, O SENTÍS QUE TU CAMINO PUEDE IR PARA OTRO LADO? ¿TE DESVELAN ESAS CUESTIONES, O SENTÍS QUE LAS COSAS VAN OCURRIENDO COMO TIENEN QUE OCURRIR?

Hay cosas que aún no tengo muy claras, pero sé que me gustaría llegar, si es que tengo esa suerte, a tener ese nivel de fama o éxito, pero sin tener que sacrificar cosas como la manera en que hago la música. Por ahí, hoy en día la música es muy simple. Si llego, me gustaría hacerlo a mi manera, con mi estilo, pero si no llego tampoco es algo malo. La música se puede disfrutar también cantando en un bar y no solo en un estadio gigante con un montón de gente. Siento que de las dos maneras puedo estar satisfecha. Obviamente que a uno le hace más ilusión cantar en un escenario gigante, con un montón de gente, de cámaras, pero si hablamos de música, de las dos maneras es válido. No pienso mucho en eso porque pienso concentrarme en el hoy y en las cosas que voy logrando hasta ahora y después ver dónde estaba hace dos años, dónde estaba hace cuatro años y decir: ‘bueno, voy logrando cosas’, tal vez no a pasos agigantados, pero las voy logrando.

Entre la frescura y la madurez, la música. Entre los sueños y la realidad, la música. Entre las dificultades y la superación, la música. Entre los cambios y la capacidad de adaptación, la música. Entre lo lejano y lo cercano, la música. Entre el descubrir y el extrañar lo conocido, la música. Entre el continente europeo y el americano, la música. Entre Alemania y Argentina, la música. Entre Hannover y La Rioja, la música. Y entre todo ello, y entre la música, una pequeña que con sus 14 años vividos comienza a agigantarse hacia un futuro que le depara todo lo promisorio que pueda estar asociado a su compromiso, a su esfuerzo y al profundo amor por lo que hace. Con los pies en la tierra.

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