El luminoso filo de la palabra

Una reseña para el libro «El susurro que tañe» de César Bisso

César Bisso planta su voz en el centro de la tormenta: en “El susurro que tañe” (Cartografías Ediciones – Ediciones La Yunta, 2025), el poeta traza una cartografía de heridas -pandemia, poder, abandono- con lenguaje seco y precisión de bisturí. No es un libro de consuelos: es un ajuste de cuentas con la época y con la palabra.

La lectura de este poemario exige, sobre todo, honestidad: no la del gesto retórico sino la del testigo que anota lo que ve. Ya en la introducción que aporta el propio Bisso se anuncia el tono del libro: “Las tempestades humanas llegan inesperadamente, / aunque distintas circunstancias y sospechas / adviertan que en algún momento pueden ocurrir”. Es una sentencia doble: reconoce la previsibilidad de los colapsos sociales y, a la vez, mantiene la perplejidad que obliga a escribir.

El prólogo de Floriano Martins, por su parte, -un texto lúcido y casi programático- define con acierto la matriz ética del libro: la poesía como dispositivo que resiste la polaridad simplificadora entre bien y mal. Martins advierte que Bisso practica “la más pura de las anarquías” poéticas: rompe jerarquías, elimina retórica superflua, expone la palabra como “pequeñas dagas” que intentan abrir el corazón de la conciencia. Esa imagen -la daga, el corte- es la que mejor explica la experiencia que propone el lector a lo largo de las tres secciones en que el libro se organiza: PREMONICIÓN, CLAUSURA e INCERTIDUMBRE.

En ese contexto, hablar de “El susurro que tañe” implica mirar dos asuntos a la vez: la calidad estrictamente literaria del libro y su papel como documento de época. Bisso ofrece ambos. A primera vista, su escritura es lacónica: frases cortas, versos que funcionan como enunciados y que evitan el anecdotismo. Pero esa aparente austeridad esconde recursos sutiles: imágenes repetidas, motivos que regresan en distintas variantes, y una musicalidad contenida que convierte la concatenación de frases en un pulso semejante a un latido irregular.

La primera sección, PREMONICIÓN, no funciona solo como título: es un método. Bisso apunta a los signos que anuncian la catástrofe cotidiana -”Nombro pesares cotidianos: / hambre / miseria / conformismo / hipocresía / miedo / humillación”- y los enumera sin melodrama. El efecto es doble: por un lado hay un registro casi documental; por el otro, esa enumeración se convierte en rito de acusación. El poeta no necesita desplegar doctrina para señalar culpables: su arte consiste en consignar la evidencia.

En la sección de CLAUSURA la experiencia es otra: la clausura no es solamente geográfica (las casas, las calles vacías) sino existencial. Bisso escribe la clausura como una ecología del aislamiento: “La soledad no tiene horizonte / ni puntos cardinales para guiarme”; “Nada resguarda un corazón solitario. / Tendré que luchar, poema tras poema, / con la misma tribulación que nos consuela.” Estos versos no buscan la pena fácil; buscan, más bien, la exactitud en la descripción del ánimo. La clausura transforma rituales ciudadanos en liturgias menores: las órdenes sanitarias —”no salgas a la calle / cúbrete la cara / purifica tus manos”— se convierten en signos de una nueva devoción cívica, pero también en marcas de una confianza quebrada.

La tercera parte, INCERTIDUMBRE, es donde el libro se permite una apertura pragmática. No se trata de promesas metanarrativas sino de gestos mínimos: “Hoy / acechan otros mandatos: / no salgas a la calle / cúbrete la cara / purifica tus manos”. “La soledad no tiene horizonte / ni puntos cardinales para guiarme”. “Nada resguarda un corazón solitario. / Tendré que luchar, poema tras poema, / con la misma tribulación que nos consuela”. “En tiempos de infamia /

podríamos desangrarnos / si no se tiene un buen corazón”. “¿Para qué sirve la voz / cuando se disipa la esperanza?”. La redención aquí llega de la mano del trabajo: paciencia y labor, no epifanías. Bisso entiende la poesía como práctica: escribir, como sembrar, es una forma de continuar.

BELLEZA Y TRÁNSITO

En este punto, cabe señalar que hay un conjunto de imágenes que funcionan como anclas temáticas. El reloj -”Pero me cuesta consentir la eficacia del reloj. / Ningún deseo altera la precisión de sus agujas”- simboliza la maquinaria temporal que no perdona. El agua aparece como templanza y como contrapeso a la fiebre del mundo: la lucha entre seducción y necesidad se expresa en parejas de imágenes contrapuestas (templanza / fiebre). La hoja de papel, por su parte, es metáfora del planeta que queda disecado: “Días tristes, / abandonados a la vera del incendio, / blasfeman sobre una hoja de papel.” Incluso el colibrí del epígrafe -la frágil presencia que roza el pétalo- funciona como símbolo de belleza y de tránsito.

Estos motivos no son ornamentales. Reaparecen con variaciones y cumplen la función de mantener la mirada del lector atenta a los repliegues del poema. Bisso no sucumbe a la grandilocuencia; prefiere lo doméstico, lo casi clínico, y en esa decisión reside la honestidad de su testimonio.

No es casual que el libro contenga, además, una mirada política. No se trata de panfletos, sino de constataciones: “Asesinos que los pueblos odian / vuelven a ser vitoreados / como alfiles de gloria y miseria”. Bisso, sociólogo de formación, sabe leer las tramas sociales y lo hace desde la precisión del verso. Su larga trayectoria -desde “La agonía del silencio” (1976) hasta colaboraciones recientes con Floriano Martins y trabajos ensayísticos de 2024- le da una perspectiva histórica: no está escribiendo solo la pandemia; está registrando cómo las estructuras de inequidad y de poder sobreviven a la crisis y, más aún, se reinventan.

Su formación, sus premios, su inserción en festivales y antologías. Todo es relevante porque explica por qué la voz de Bisso no es excéntrica: es la de un poeta que lleva décadas observando el tejido social y sus rupturas.

De allí que una de las operaciones más valiosas del libro es la ética que propone para la palabra: no callar, registrar y persistir. El verso emblemático -”No te rindas palabra. / Aunque yo enmudezca el mundo / alguien escuchará tu grito”- resume la postura del libro: la palabra como resistencia. No es un optimismo ingenuo; es una apuesta práctica. La poesía, en “El susurro que tañe”, es testimonio y archivo; es confesión y documento. Escribir es una forma de memoria colectiva. Al mismo tiempo, Bisso plantea preguntas inquietantes: ¿qué altura tiene cada quien? “Nadie conoce la altura de si mismo” funciona como una autocrítica de la condición humana contemporánea: no conocemos nuestras capacidades ni nuestras faltas hasta que la historia nos las impone.

A todas luces, “El susurro que tañe” es una obra necesaria para entender cómo la poesía puede abordar un cataclismo cultural sin caer en la catástrofe de la retórica. Es un libro para leerse despacio, en voz baja, y para volver a él cuando el ruido público quiera imponerse sobre la memoria. Aporta no solo imágenes bellas sino diagnósticos: registra síntomas sociales y propone, modestamente, terapias: sembrar, nombrar, escribir. Su interés no es solamente literario sino documental. Bisso ofrece material para reseñas largas, mesas de debate y programas de radio. Su voz es la de un poeta que no pretende consolar, sino exigir atención.

EL AUTOR

CÉSAR BISSO (CORONDA, SANTA FE, 1952). ESCRITOR, SOCIÓLOGO, PERIODISTA INDEPENDIEN TE, EX PROFESOR UNIVERSITARIO. HA PUBLICADO LOS SIGUIENTES LIBROS DE POESÍA: LA AGONIA DEL SILENCIO (1976); EL LIMITE DE LOS DÍAS (1986); EL OTRO RÍO (1990); A PESAR DE NOSOTROS (1991); CONTRAMUROS (1995); ISLA ADENTRO (1999); LAS TRAZAS DEL AGUA (ANTOLOGÍA,2005); DE LLUVIAS Y REGRESOS (2006); CORONDA (ANTOLOGÍA, 2007); PERMANENCIA (2009); CABEZA DE MEDUSA (2014); UN NIÑO EN LA ORILLA (2016 Y REEDITADO EN 2018); ANDARES (2019 Y REDITADO EN 2023 Y 2024); LA JORNADA (2020); DE ABAJO MIRA EL CIELO (2019 Y REEDITADO EN 2022); HAIKUS FELINOS (2022). EN ENSAYO: MEMORIAL DE LOS ABISMOS (2024) Y LA MALDICIÓN DE LOS CARBONES (2024), LIBROS DIGITALES ESCRITOS EN FORMA CONJUNTA CON EL POETA BRASILEÑO FLORIANO MARTINS. FUE INVITADO A PARTICIPAR EN DIFERENTES EDICIONES DE FERIAS DE LIBROS, FESTIVALES DE POESÍA Y ENCUENTROS LITERARIOS REALIZADOS EN EL PAÍS Y EN DIVERSAS CIUDADES DE AMÉRICA LATINA Y EUROPA. SUS TEXTOS POÉTICOS HAN SIDO INCLUIDOS EN DIVERSAS ANTOLOGÍAS NACIONALES Y DEL EXTRANJERO, COMO ASÍ TAMBIÉN TRADUCIDOS A OTROS IDIOMAS. OBTUVO EL PRIMER PREMIO DE POESÍA JOSÉ PEDRONI, OTORGADO POR LA PROVINCIA DE SANTA FE; EL SEGUNDO PREMIO MUNICIPAL DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES; Y EL TERCER PREMIO NACIONAL DE LA FUNDACIÓN ARGENTINA PARA LA POESÍA. ADEMÁS, FUE DISTINGUIDO CON EL PREMIO JOSE CIBILS Y LA FAJA DE HONOR CONCEDIDOS POR LA ASOCIACIÓN SANTAFESINA DE ESCRITORES. ACTUALMENTE COLABORA EN LAS REVISTAS CULTURALES AGULHA (BRASIL) Y MARGEN CERO (ESPAÑA).

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