«Artaud»: la ceremonia íntima que reescribió el rock argentino

Publicado en diciembre de 1973, “Artaud” no es un disco más: es una decisión estética extrema. Firmado bajo el nombre de Pescado Rabioso pero esencialmente obra solista de Luis Alberto Spinetta, el álbum convirtió la canción en un territorio íntimo y ritual, donde la poesía y la austeridad instrumental se imponen frente al vértigo del espectáculo.

Cuando hoy suena “Artaud” lo que golpea primero no es la “producción” sino la voluntad. Spinetta opta por la desnudez: guitarras que respiran, frases cantadas como confidencias, arreglos que se retiren para dejar hablar a la palabra. Ese gesto -privilegiar la verdad interior sobre la funcionalidad comercial- atraviesa todo el disco y define su potencia. El título, una referencia directa a Antonin Artaud, anuncia la ambición: no estamos ante un álbum de hits sino ante un manifiesto que plantea preguntas sobre el rol del artista, la fama y la autenticidad.

La apertura con “Todas las hojas son del viento” introduce ese clima de confesión. La melodía es simple, casi elemental; la letra, fragmentaria y simbólica, sitúa al oyente en un estado receptivo. Desde allí, el disco se mueve entre contrastes calculados: “Cementerio Club” aporta un pulso más terrenal, un blues teñido de ironía donde aparecen colaboradores y el ritmo hace de contrapunto; “Por” funciona como una letanía obsesiva, una pieza que convierte la repetición en instrumento de sentido; “Superchería” y “La sed verdadera” interpelan la idolatría y la impostura con frases cortantes y un pulso que nunca pierde la emoción contenida.

“La Cantata de puentes amarillos” es el núcleo dramático del álbum: una suite que compone imágenes pictóricas -Van Gogh aparece como eco- y construye un crescendo narrativo que va de la contemplación a la conmoción. Allí se percibe la ambición compositiva de Spinetta: no busca alargar por efectismo, sino abrir una escena sonora en la que poesía y música se sostienen mutuamente. “Bajan”, con su frase central sobre la paciencia, funciona como respiro; “A Starosta, el idiota” es un quiebre fragmentario, de tensión vocal, que se acerca a la vulnerabilidad extrema; y “Las habladurías del mundo”, cierre filoso, dirige la mirada hacia afuera: la prensa, los rumores, la circulación pública del artista.

DISRUPTIVO

En 1973, publicar un disco así fue un acto disruptivo. Argentina atravesaba un clima político incierto y el rock local empezaba a transitar hacia una mayor exposición. En ese escenario, Spinetta eligió retirarse de la lógica del espectáculo y presentar su obra como ceremonia: la tapa octogonal y la primera presentación en el Teatro Astral reforzaron esa idea. No buscó el aplauso masivo sino la fidelidad de la escucha atenta. Por eso “Artaud” no fue un éxito comercial instantáneo; su efecto fue gradual pero definitivo: músicos, críticos y público fueron releyendo el disco hasta reconocer en él un punto de inflexión estético.

La influencia de “Artaud” se siente en dos planos claros. Por un lado, inauguró la legitimidad de la canción íntima y literaria dentro del rock argentino: dejó en claro que la poesía compleja podía convivir con el formato popular sin perder público ni dignidad. Por otro, consolidó la noción del álbum como unidad artística -una obra concebida para leerse y escucharse de principio a fin- y no como mero contenedor de singles. A partir de allí, generaciones de músicos independientes y mainstream tomaron de Spinetta el permiso para arriesgar en la forma y priorizar la coherencia interna sobre la fórmula del éxito.

Hoy “Artaud” funciona también como ejercicio de integridad artística. Cada escucha exige atención: pide silencio, tiempo para dejar que las palabras se asienten. A lo largo de las décadas se lo ha revalorizado en rankings, reediciones y homenajes; su estatura creció con el paso del tiempo porque sus decisiones estéticas se mostraron -y se muestran- menos como excentricidades y más como lecciones: la obra puede ser íntima y, con el tiempo, transformar la historia pública de la música.

La escucha de este disco no se agota en anécdotas; exige volver sobre sus frases, detenerse en sus silencios y reconocer que su aparente fragilidad es, en realidad, una fuerza dirigida. Spinetta tomó la disolución de una banda, un clima cultural en tensión y lo convirtió en un ritual sonoro que todavía interpela: por eso “Artaud” sigue importando.

FICHA TÉCNICA

TÍTULO: ARTAUD

ARTISTA (ACREDITADO): PESCADO RABIOSO (OBRA ESENCIALMENTE SOLISTA DE LUIS ALBERTO SPINETTA)

AÑO DE EDICIÓN: 1973 (PUBLICADO EN DICIEMBRE DE 1973 SEGÚN REGISTROS HISTÓRICOS)

SELLO: TALENT / MICROFÓN

PRODUCCIÓN: JORGE ÁLVAREZ Y LUIS ALBERTO SPINETTA

INGENIERO: NORBERTO ORLIAC

DISEÑO DE TAPA: FORMATO IRREGULAR / DISEÑO CONCEPTUAL (EDICIÓN ORIGINAL)

DURACIÓN APROXIMADA: 36–38 MINUTOS

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