Tomar las riendas de nuestra propia vida no es para cualquiera. Es un acto que, ante todo, requiere de una gran valentía, aunque también de una elevada dosis de sensibilidad. Romper los esquemas, las estructuras, los mandatos familiares y sociales no es en nada una tarea simple. Es, por el contrario, una labor que requiere de una toma plena, total, de consciencia de uno mismo para luego salir a torcerle el brazo al mundo y a sus mensajes estereotipados, a sus cánones preestablecidos. Tomar las riendas de nuestras propias vidas se trata, en definitiva, de ser los protagonistas de nuestros sueños, pero también de convertirnos en los hacedores de esos sueños en realidades, constructores de un destino que escribimos día tras día. Incluso, partiendo desde los lugares más oscuros, desde el fondo más recóndito del túnel, hasta vislumbrar esa pequeña luz que nos abre las puertas hacia nuevos horizontes. Valentía y sensibilidad, se requieren. Pero también una cuota indispensable de honestidad intelectual, de sinceridad a flor de piel, al descubierto. Y de ubicarse en un lugar diferente, lejos de la victimización, que suele ser la zona de confort preferida a la hora de enfrentarse al dolor, a la decepción y al desencanto. Todo ese amplio muestrario de vitalidad ilustrada habita en el libro “La protagonista” de la escritora y comunicadora social Analía Cobas. De ese trabajo recientemente publicado por Editorial Sudestada se dijo en 1591 Cultura+Espectáculos, por ejemplo, que “no puede haber transformación en lo que se es. Sí, en cambio, en lo que se dejó de ser para pasar a ser otra cosa que en realidad no se es, adormeciendo así la existencia, al punto de ya no ser ni una cosa ni la otra, al punto riesgoso de ya no ser nada. Esa es, tal vez, la mayor de las metamorfosis a la que se pueda aspirar: el revertir ese proceso por el cual nos fuimos convirtiendo en un monstruoso insecto, aferrados a la insignificancia, aceptando con la cabeza gacha el violento gesto de que nos pongan el pie encima, de que nos pisoteen así, sin más. De eso se trata “La protagonista” de Analía Cobas. De sacarse el pie de encima para volver a ser”.
Y también se dijo: “Cobas, en su primer libro, vuelve a nacer. Y vuelve a nacer imaginando escenarios y públicos que se hicieron reales. Vuelve a nacer en sí misma. Y pone, allí, en cada página, todo lo que tiene para ofrecer desde un lugar en el que puede ofrecerse ella, en su metamorfosis y en el afirmar: ‘Y tuve tanto miedo a ser yo, que voy a dedicar el resto de mi vida a ser quien soy’”.
Y allí está Analía Cobas, tomando las riendas de su propia vida. Valentía y sensibilidad. Plena de consciencia de sí misma para salir a torcerle el brazo al mundo y a sus mensajes estereotipados, a sus cánones prestablecidos. Siendo la protagonista de sus sueños, pero también convirtiéndose en hacedora de esos sueños en realidades, construyendo su destino día tras día, escribiéndolo. Partió desde el fondo más recóndito del túnel, hasta vislumbrar esa pequeña luz que le abrió las puertas hacia nuevos horizontes. Valentía y sensibilidad. Pero también honestidad intelectual y sinceridad a flor de piel. En un lugar diferente, lejos de la victimización, luego de enfrentarse al dolor, a la decepción y el desencanto.
Sentada en su pequeño reducto -ese en el que construye su vida junto a su pequeño hijo, al tiempo que se reconstruye-, rodeada de cuadros y de plantas, esgrime de par en par su sonrisa como un ritual de iniciación y como una marca registrada del decidir dedicarse el resto de su vida a ser quién es. ¿Pero quién es Analía Cobas? ¿Quién es la autora de “La protagonista”? ¿Quién es la protagonista de esta historia transformada en relatos que dan vida a tantas vidas que no la tienen? Y más aún: ¿Quién es la mujer en la que conviven tantos intereses como búsquedas, al punto de romper los esquemas, las estructuras y los mandatos familiares y sociales?
Puede que el diálogo con 1591 Cultura+Espectáculos sirva para ir desentrañando cada uno de estos interrogantes. Pero puede también que el mismo diálogo abra nuevos signos de pregunta, nuevos cuestionamientos. Porque de eso se trata, en esencia, “La protagonista”. Puertas que se abren a más puertas que se abren a un indagar constante.
Antes del encuentro con este suplemento, Analía Cobas llevó adelante una nueva presentación de “La protagonista”, en esta ocasión en Casa Patria Grande, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde se encontró con un recinto colmado como respuesta al interés que genera su libro, pero también a su compromiso no solo como autora, sino también como comunicadora social, con todo lo que ello implica a la hora de dar a conocer un mensaje, sostenerlo y propagarlo desde un lugar en el que la responsabilidad es también un factor determinante. Precisamente, es desde la responsabilidad que Analía Cobas traza las primeras palabras, haciendo referencia a la situación por la que atraviesa el país y poniendo el eje en el rol que nos cabe como sociedad frente a la definición electoral que se aproxima y que no deja de generarle cierta preocupación, angustia y desvelo. No obstante, no deja de sonreír y de poner gran parte de su energía en sostener cada una de las palabras que le son propias y que, al mismo tiempo, la convirtieron en la verdadera protagonista de su existencia.
¿CÓMO ESTÁS LLEVANDO ADELANTE TODA ESTA MOVIDA QUE SIGNIFICA PARA VOS ESTE LIBRO? ¿CÓMO LO ESTÁS VIVIENDO?
La verdad que muy feliz. Es surrealista lo que me está pasando, y lo estoy disfrutando mucho; me gusta lo que fluye en el momento. El otro día, en la presentación en Casa Patria Grande, me escuchaba hablando y decía para mí: ‘cada vez duele menos esto que me pasó’. Una cosa es haber planeado cada detalle de este libro, haber trabajado todo lo que trabajé en este espacio que es mi terracita, este espacio donde creé tantos textos que están ahora acá, en este libro, y de repente ver cómo llegan a las personas; se completa el círculo. Fueron años muy duros de mi vida, no fue fácil. Es un viaje interno de mucha transformación, más por el tipo de crianza que tuve.
LO PRIMERO QUE TOMÉ DE TU LIBRO ES ESTA FRASE QUE DICE “TUVE TANTO MIEDO A SER YO QUE VOY A DEDICAR EL RESTO DE MI VIDA A SER QUIEN SOY”, QUE ES ADEMÁS UNA FRASE QUE DE ALGUNA MANERA ATRAVIESA TODO, PERO ¿CUÁL ES PARA VOS EL SIGNIFICADO REAL DE ESAS PALABRAS?
La verdad es que fue mi bandera, porque cuando me pasó todo lo que me pasó en el ámbito de lo privado, realmente no fue algo menor. Fue muy violento lo que me pasó, a nivel psíquico, a nivel intelectual, a nivel físico. Me levantaba con náuseas todos los días, no podía comer. Todo el tiempo sentía asco. En uno de los relatos, precisamente, abordo esta sensación de asco; el lector lo va a poder identificar rápidamente. Es lo que sentí. Una vez que hice todo ese proceso, que no pasa solo por una cuestión física, cuando hice todo ese laburo que no fue nada grato, me encontré un día con esta frase que llegó a mi cabeza, diciéndome: ‘yo elegí a esta persona que estaba a mi lado porque tenía miedo de lo que yo quería ser’. Me fui a salvar a una persona para no hacerme cargo de quien soy. En la estructura de mi familia, que es súper ortodoxa y metódica, era muy difícil hacerme un lugar. Al día de hoy no sé si mi papá pudo leer el libro, no sé si lo va a poder leer, porque para él es un montón. Debe ser también difícil para él tener una hija con tanta exposición, que muestra sin ningún tipo de vergüenza y decoro sus heridas. No me avergüenzo de mis heridas. Cuando hice todo ese laburo me di cuenta de que había toda una cuestión social con respecto a las mujeres que fueron engañadas, que quedaban históricamente en un lugar de desamparo, en la oscuridad y en el ‘llorá tranquila, pero en tu casa, que nadie se entere que estás llorando’. Históricamente todos los discursos están hechos para que la mujer o el hombre engañados se queden en silencio, entonces ahí está mi rebeldía. Cuando empiezo a desandar todo esto, cuando empiezo a desarmar todo el pensamiento, me llega esta frase. Vivía como en una sensación de estar como adormecida, en piloto automático para que todo funcione, y tenía que seguir para adelante. Entonces me pregunté: ‘¿a qué le tenías miedo?’ Me daba mucho miedo ser lo que estoy siendo ahora, por miedo a ser expulsada de la familia, a no pertenecer, a no gustar, a no ser aprobada por mis colegas. Por mi rol de jefa de prensa, me daba mucho miedo el qué van a opinar de mí, porque tenía que seguir sosteniendo un trabajo.
¿EN QUÉ MOMENTO O QUÉ FUE LO QUE TE LLEVÓ A HACER ESE CLIC DE EMPEZAR A SENTIRTE PROTAGONISTA?
No suelo hablar en las entrevistas de todo lo que me pasó por una cuestión de que no quiero que puedan tacharme de resentida, como suele ocurrir. Hay un límite muy fino entre que te terminen poniendo el mote de resentida a que entiendan que en realidad de lo que estoy hablando es de un proceso de reconstrucción, de romper, de salir del barro, de romperme y volver a rearmarme, pero de otra manera. Hay algo ahí del laburo que tiene que ver con ‘ya te pasó esto’ y con el ‘por qué’. La primera vez que me sentí la protagonista fue cuando dije: ‘bueno, esto me está pasando a mí porque yo me salí de mí’. Ya pasé lo peor: la humillación social, todas esas cosas que te vienen por imposición, y las pasé porque me duraron milésimas de segundo, porque dije: ‘cómo me voy a poner mal por lo que estén pensando de mí, si soy yo la que la estoy pasando re mal; tengo un hijo que sostener, estoy en pandemia, no tengo trabajo’. Tuve que rearmarme un laburo, me puse a dar clases de entrenamiento vocal, tenía una alumna en España, me recontra reinventé, salí adelante como pude. Entonces dije: ‘tengo que ser la protagonista de mi vida’. Mi hermana me decía ‘che, no te quedes solo mirando todo lo que te falta, fíjate todo lo que lograste’. Shakespeare decía: ‘El drama con el tiempo es comedia’.
DE ALGUNA MANERA TE ESTÁS PARANDO EN OTRO LUGAR Y NO DEBE SER FÁCIL PARARSE EN ESE OTRO LUGAR…
Los micromachismos están a la orden del día… ¿sabés las veces que me dicen vení, yo te explico? Mantengo una casa sola, ¿qué me van a explicar? No me ofendo, porque no soy feminista de las que van con capa y espada, sino que entiendo que ellos son producto de una crianza. Si vos lees ‘Los redondines’, te das cuenta. Una cosa es que vos lo escribas acá sola, en tu casita, a que de repente lo abras al mundo. ‘Los redondines’ habla sobre la decadencia; un tipo que se enamoró genuinamente, pero que no puede fallarle al mandato, a la manada, a la cosa de pertenecer. Me pasó que me escribió una chica que me dijo ‘leí ‘Mi perra’ tres veces, decime si es que no lo estoy entendiendo o si es que de repente es lo que me estuvo pasando a mí toda la vida’. Todo eso es muy fuerte.
¿Y CÓMO TE LLEVÁS CON ESO, CON ESTAS DEVOLUCIONES QUE EN ALGÚN PUNTO PUEDEN LLEGAR A SER COMPLICADAS, PORQUE PUEDEN LLEGAR A CONVERTIRSE TAMBIÉN EN UNA DEMANDA?
Me tomo el tiempo para contestar cada mensaje, y muchas veces no son mensajes tranquilos, son historias tremendas. Siento que es mi responsabilidad responder como lo hago. Una escribe un texto tan sentido, tan sincero, tan honesto, tan a corazón abierto y debe hacerse cargo. Me formé, me crié en un lugar donde todas las mujeres de mi familia estaban en la cocina, y los hombres ni siquiera levantaban un plato. Era todo tan natural; se naturalizó esa conducta y de repente vos estás ahí y repetís ese modelo en piloto automático y es muy difícil salirse de ahí, entonces yo dije: ‘bueno, tengo que ser la protagonista de esto también’. Hay una chica de Mar del Plata, que es una lectora, y ella me decía: ‘para mí vos sos un faro’, y eso también es una responsabilidad, porque muchas veces estuve quebrada, no es que la estaba pasando bien. Es una responsabilidad, por eso también pedí ayuda, me rodeé de profesionales. Te da un poco de vértigo, pero estoy tranquila, porque siento que puedo hacerlo y siempre lo hago con mucha responsabilidad. No voy por la vida caminando en puntitas de pie y pensando en palomitas, estoy atenta a todo.
EN UNA ENTREVISTA TE PREGUNTABAN POR TU FAMILIA, POR SI HABÍA ARTISTAS EN TU FAMILIA Y VOS DIJISTE ALGO ASÍ COMO QUE SÍ HABÍA, PERO QUE NO SE HACÍAN CARGO. EN ESE CONTEXTO, SIN SABERLO, TE VENÍS HACIENDO CARGO DE UN MONTÓN DE COSAS, DE TOMAS DE DECISIONES, DE ELECCIONES MUY DIFERENTES… ¿QUÉ RECORDÁS SIENDO PEQUEÑA, CUANDO DESCUBRISTE POR EJEMPLO QUE TE GUSTABA CANTAR? ¿CÓMO CONVIVISTE CON ESO?
Fue difícil porque mi papá no quería saber nada con que yo estuviese en el mundo de los medios, del arte. Mi abuelo me decía ‘nena, por favor, tenés que ir al Colón’ y le hacía los mejores recitales a mi abuelo. Por eso escribo el texto ‘A capela’, porque tenía ese coqueteo, ese erotismo de no tener el mango para entrar al Colón, no tener recursos tampoco, ni la picardía de meterme. Yo pasaba y decía: ‘yo quiero cantar acá’ y después terminé laburando de prensa adentro y no me subí al escenario porque me dio pudor. A veces fantaseo con la cantidad de vidas posibles que podría haber tenido porque es como que tengo esos dones de la música, la palabra, pero la realidad es que no tuve ese apoyo; tuve muchos miedos por parte de mis viejos. Mi mamá me llevó a todo; yo decía: ‘mamá mirá, hay coro en la escuela’, y ella me preguntaba si era gratis, porque si no, no lo podía pagar, y yo: ‘sí má es gratis, ya hablé con la maestra’. Después de clases me quedaba una hora más a coro, tocaba el xilofón y la profesora decía: ‘tiene mucho talento para tocar el xilofón, tiene mucho talento esta chica’ y mi mamá decía: ‘gracias muy amable, pero nos vamos’. Estaba la expectativa y la realidad. Daba los mejores conciertos en el patio de mi casa, ponía todos los peluches en ronda me ponía un micrófono que mi papá tenía de una grabadora, lo metía en un cassette y hacía como que era el cosito que te ponen en la tele. Entonces yo cantaba para los peluches y creía que estaba sola; bailaba, cantaba, daba los mejores recitales. Ese patio daba a la casa de al lado, de Olga y Beto. Entonces un día Beto toca el timbre y le dice a mi viejo: ‘necesito hablar con usted, por favor si me da permiso, con todo respeto yo quiero ofrecerle pagarle los estudios del Conservatorio a Analía porque la escuchamos y tiene una voz increíble’. Mi papá dijo que no, por supuesto, y ahí quedó esa oportunidad. Empecé a trabajar muy chica, a los 17 años, porque era consciente de que no había plata. Hay algo de la constitución de la infancia que te habilita un mundo posible, por eso no reniego de mi historia, de nada de lo que me pasó, porque todo lo que me pasó me permite hoy ser la Analía que soy, con la conciencia que tengo, con esta mirada crítica que tengo de la sociedad, que desde la rebeldía del libro quiero decir lo que nadie quiere decir. Yo tenía miedo de ir a la reunión con el editor y que me digan: ‘no, no podemos hablar de la pedofilia de un cura’. Pero fue más fuerte mi necesidad de rebeldía, porque jamás me había rebelado en mi vida. En lo cotidiano se nos filtran un montón de discursos que nos oprimen. Te operan discursos todo el tiempo que te dicen el deber ser. Luchamos todo el tiempo porque debemos pertenecer a algo, y justamente es todo ese camino desandado el que hice; el de ir en contra de lo establecido, además de ser una mujer que cría sola.
ESE ES OTRO GRAN TEMA PARA PREGUNTARTE, ¿CÓMO JUEGA EL ROL DE MADRE EN ESTA CONSTRUCCIÓN LIGADA A “LA PROTAGONISTA”? ¿CÓMO ENTRA EN TU COTIDIANO?
También fue una decisión el libro en función de eso, porque a esto lo va a leer mi hijo en algún momento. Tenemos un vínculo de mucho diálogo y mucho respeto, yo confío 100% en él y él confía 100% en mí. Con el tema de ser mamá… tuve mucha discusión, mucho debate conmigo misma con cada texto que escribí, y un día dije: ‘bueno es una manera de recuperar la memoria, que esto quede acá va a ser una manera de que mi hijo pueda acceder a la verdad de una manera respetuosa’. La realidad es que me vi con mucha culpa, con muchas cosas, el tema de decir: ‘bueno, no le estoy dando una familia tipo Disney, pero nosotros somos familia’. Quiero que vea una mamá feliz, y ser una mamá feliz es ser la protagonista de mi vida. Entonces empecé a ser una mamá mucho más relajada, mucho más desde el disfrute. Empecé a disfrutar más de ser yo siendo yo. Cuando no hay una cosa que fluye se genera un movimiento dispar en el que terminás habitando alguien que no sos. Hoy lo vivo desde el disfrute total. Es como una gran revolución, pero definitivamente y retomando aquella frase del principio, tuve tanto miedo a ser yo… Tengo 39 años ahora, pero todo este movimiento empezó con 36, 37 años. Yo ya viví toda mi vida de aquella manera, el resto no va a ser en la sombra, me voy a hacer cargo. Me gusta la radio, me gusta la tele, me gusta escribir, cantar y me voy a hacer cargo. Si todas las personas que pueden llegar a escucharme, a leer el libro, a compartir un rato tomaran la decisión de hacer lo que las hace felices, el mundo sería de verdad más lindo. A mí me hace feliz esto, ¿a quién le jodo la vida? Obviamente que fue una decisión dolorosa saber que podían expulsarme, de alguna manera metafórica, del clan; ser la oveja negra de la familia, el peso de la palabra del otro, enfrentarme a no ser la hija adorada, obediente que siempre fui.
¿Y HOY QUIÉN SOS?
Yo quería ser docente de la Facultad hace un montón, antes de ser mamá. Concursé y gané y ya tengo la Cátedra. Ayer pensaba: me propuse todo esto y lo logré, soy la protagonista de verdad. No fue fácil, no quiero vender recetas mágicas, pero para mí fue lo mejor que me pasó en la vida. Se trata de aprender la ambivalencia de la vida, que a veces la mierda es abono. Di toda esta vuelta para poder encontrarme con quien soy. Entonces soy la docente de la Universidad, la jefa de prensa de un lugar con el que soñaba ser la jefa de prensa…
FUISTE MUY PREMONITORIA TAMBIÉN…
Yo creo que nuestra mente es una máquina de crear realidades. Al final, lo único que buscamos en este mundo es que nos amen, queremos amor. Si pudiéramos dejar de tener miedo a dar amor y recibir amor; ¿por qué nos da tanto miedo ser felices?… Somos nuestra propia trampa.
HAY UN TRABAJO DE PURIFICACIÓN, DE ALGUNA MANERA, Y HAY ALGO QUE LLAMA LA ATENCIÓN Y QUE PUEDE OBSERVARSE EN TU COTIDIANO, EN TUS REDES, Y QUERÍA QUE ME CUENTES UN POCO TU RELACIÓN CON EL AGUA…
Terapéutica. Hice todo un trabajo, porque en el medio hice todas las terapias alternativas que se te puedan imaginar y una de las terapias que hice fue como un viaje desde la meditación al útero que me formó, un viaje del linaje femenino. Tiene que ver con el agua definitivamente, con ese medio; venimos del agua. Somos mamíferos que en un momento estuvimos metidos en el agua; está todo el tiempo eso en juego. Un día veo un volante de buceo y yo siempre había querido hacer buceo. Me anoto y me doy cuenta de que no podía, que era mucho entrenamiento y mi cuerpo no estaba preparado para eso. Salía gateando, arrastrándome para subir la escalera, pero algo me empujaba a volver al agua y volvía al agua. Yo le tenía mucho miedo a flotar, pánico a flotar. Flotar es mantenerte a flote, aunque vos no muevas nada. Tenía pánico a eso, hasta que mi profesor me dijo: ‘vos tenés que entender que tu cuerpo no se puede hundir, no hay manera’. La gente se ahoga porque se desespera y ese es el mensaje. Yo muchas veces me he sentido ahogada y me sentía morir. Iba por la calle arrastrando los pies, me sentía muerta en vida. Mi contacto con el agua fue terapéutico, sanador, revelador, de encontrarme con una Analía poderosa que de repente se metía 50 kilos en el cuerpo y se tiraba en el medio del mar y se metía a 25 metros adentro de un buque hundido. Aprendí de todo lo que te puedas imaginar. Y sentí que no estaba sola, que podía salir a flote. Hay algo del proceso que tiene que ver con el agua que me cambió el sentido en mi vida; meterme en el mar, sentirme tan minúscula ante tanta inmensidad, saber que soy una persona con limitaciones y con posibilidades, pero con ganas de vivir. Le encontré un sentido a saber que siempre hay algo que está ahí para ayudarte, no es que estás lidiando con tus fantasmas vos sola. Hay momentos para el goce, para conectar con lo natural. Hay una metáfora que juega con el miedo a aprender a manejar, que tiene que ver con el hacerte cargo de ser quien conduce tu vida y el aprender a flotar y saber que no te vas a ahogar es hacerte cargo de tu humanidad como te haya tocado. Por eso necesitaba que estuviera el agua en la tapa del libro, por eso necesitaba que estuviera la ola, porque te arrasa con todo, pero salís a flote. En la tapa del libro está todo hundiéndose, pero mi nombre y el título salen a flote. Se despegan de todos los objetos y se mantienen firmes, a flote, y la ola no salpica esa parte.
Allí está Analía Cobas, tomando las riendas de su propia vida. Valentía y sensibilidad. Plena de consciencia de sí misma para salir a torcerle el brazo al mundo y a sus mensajes estereotipados, a sus cánones preestablecidos. Siendo la protagonista de sus sueños, pero también convirtiéndose en hacedora de esos sueños en realidades, construyendo su destino día tras día, escribiéndolo. Partió desde el fondo más recóndito del túnel, desde lo más profundo del océano, hasta vislumbrar esa pequeña luz que le abrió las puertas hacia nuevos horizontes. Valentía y sensibilidad. Pero también honestidad intelectual y sinceridad a flor de piel. En un lugar diferente, lejos de la victimización, luego de enfrentarse al dolor, a la decepción y el desencanto. Allí está Analía Cobas. Aprendiendo a flotar.
SOBRE ANALÍA COBAS
NACIÓ EN BUENOS AIRES EN 1984, ES LICENCIADA EN CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN CON ORIENTACIÓN EN OPINIÓN PÚBLICA Y PUBLICIDAD, EGRESADA DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES, DONDE ACTUALMENTE ES DOCENTE DE SU PROPIA CÁTEDRA. DESDE HACE CATORCE AÑOS ES JEFA DE PRENSA EN MÁS PRENSA, AGENCIA QUE FUNDÓ DESTACÁNDOSE COMO ESPECIALISTA EN CULTURA.
EN OCTUBRE DEL 2020, TRAS PUBLICAR SU PRIMER ARTÍCULO PERIODÍSTICO SUS LECTORES LA CONTACTAN POR SUS REDES SOCIALES Y CREA “CUANDO TODO CAE”, COMUNIDAD DE APOYO, UN ESPACIO GRATUITO DE ACOMPAÑAMIENTO CON PROFESIONALES DESTACADOS. UNA FOGATA VIRTUAL DE RESILIENCIA EN PLENA PANDEMIA.
ESE MISMO AÑO, OBTIENE EL PRIMER PREMIO EN EL CERTAMEN LITERARIO DE LA BIBLIOTECA POPULAR MANUEL VILARDAGA DE AYACUCHO CON EL TEXTO “EL ANCLA”. ADEMÁS, GANA UNA BECA DE ESTUDIO EN EL TALLER DE DRAMATURGIA DE “CUNY” CITY UNIVERSITY OF NEW YORK ESTRENANDO SU PRIMERA OBRA “EL NARCISO” COMO DRAMATURGA Y DIRECTORA. UNA PIEZA DE MICROTEATRO DÓNDE EXHIBE HABILMENTE LAS MARCAS DE LA VIOLENCIA PSICOLÓGICA, SE ENCUENTRA DISPONIBLE GRATIS EN YOUTUBE. LUEGO, FUE INVITADA POR “GALTO TEATRO” PARA DAR UNA SEGUNDA FUNCIÓN PARA VENEZUELA. AL AÑO SIGUIENTE, ESTA PIEZA CERRÓ EL FESTIVAR, FESTIVAL CON IMPACTO SOCIAL EN ARGENTINA.
EN EL 2021, FUE CONVOCADA POR LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES PARA SER PARTE DE LA MUESTRA “NOSOTRAS PRODUCIMOS, COMUNICACIÓN FEMINISTA”.
EN EL 2022, FUE INVITADA A LA “CUARTA MESA NACIONAL CONTRA EL ABUSO SEXUAL A INFANCIAS Y ADOLESCENCIAS EN ARGENTINA” EN EL CONGRESO DE LA NACIÓN.
ACTUALMENTE, COLABORA CON SU MIRADA CRÍTICA Y ENFOQUE DE GÉNERO EN DISTINTOS MEDIOS DIGITALES, RADIALES, GRÁFICOS Y TELEVISIVOS. ESTE ES SU PRIMER LIBRO DE CUENTOS Y RELATOS GANADOR DE MECENAZGO CULTURAL 2022.