Antiprotocolos

Una reseña para el último libro de la poeta Cecilia Collazo, «Urgencias de encierro»

No hay protocolos para la poesía. No podría adaptarse, esta, a estos tiempos en que asistimos con la mirada estupefacta, jugando a acomodar el cuerpo a las nuevas normalidades en donde lo normal dista tanto de serlo y se acerca profusamente al abismo del desconcierto. No. No existen protocolos para la poesía. Sí los hay para el tedio de lo que queda suspendido en una línea recta, como en pausa indefinida, abrumando el pulso de la observación en un estado permanente de emergencia, de ansiedades, de premuras insatisfechas frente a lo desconocido y a lo inevitable. No. No hallaremos protocolos para la poesía. Sí lo premonitorio de su esencia advirtiendo entre palabras de precisión quirúrgica, el encierro que nos espera detrás de una puerta (o de la vida), cómo presagios, anticipaciones de lápidas adornando los cementerios de la decadencia del hombre. 

El horror esparció, / flores secas sobre lo vivo / y comprendimos / lo que era y lo que es, advierte con crudeza inusitada la poeta Cecilia Collazo en su más reciente publicación, Urgencias de encierro (Ediciones la yunta, 2020). 

Así inaugura un poemario en el que la intensidad de lo dicho apabulla, oprime, angustia, en muchos casos. Y en otros, suelta la calidez de una tenue esperanza, de un posible renacer que ancla las expectativas de subsistencia de la especie en la cosa sencilla, donde le florece al manzano una flor de su ser. 

En una u otra dirección, no obstante, ya sea que se inscriba en lo premonitorio de la tragedia o en el ánimo templado de un halo de conservación, no hay ceremonial en la poesía de Collazo. Sí urgencias de encierro. Pero no de este encierro que nos obliga a inventarnos un protocolo para dar beso / profiláctico etéreo casi alcanzable / un popurrí de sentimientos sólo un gesto / de labio sobre labio / lavados con jabón y agua caliente / ese pequeño monstruo supercontagiable / que acepte el común ciudadano / tras un tapa boca o el boca contra boca / tras el vidrio del comercio que aún está cerrado. No de este encierro que nos expone a esas camas / en presagio / de ataúdes. Encierro sí, pero de introspección, de búsqueda de respuestas y de un norte en la brújula que mengüe la celeridad de nuestros pasos hacia el extravío. 

Es cierto que la poesía de Collazo inquieta, agita, alarma prácticamente todo el tiempo. Va en ello, de seguro, sus propias sensaciones frente a lo insólito de un presente inesperado. Sin embargo, incluso en esa turbación constante en que sumerge al lector y que, una vez más, da cuenta de sus propias urgencias, obliga a poner un freno, a detenerse y a beber gota por gota el mensaje, degustándolo con fascinación. 

Como cuando se descubre, al fin y naturalmente, la magia / del instante / en que sale el sol / tras la lluvia. Tan simple y definitivo como la poesía misma, que es el más efectivo de los antiprotocolos.

LA AUTORA. Cecilia Collazo es Maestra Normal Superior, Profesora en Psicología, Licenciada en Psicología, Esp. en Psicología Clínica y Psicoanalista. Libros publicados: ¿Qué escucha un analista? Grama Ediciones. Buenos Aires, 2007. Psicosis y autismo infantil (Conceptos fundamentales y problemas clínicos). Editorial Letra Viva. Buenos Aires, 2013. Poética Despiadada. Editorial Imaginante. Buenos Aires, 2013. Éxtimos. (Cuentos, relatos y micro-cuentos). Editorial Imaginante. Buenos Aires, 2013. La Rosa de Cobre. Ensayo Poesía y Psicoanálisis. Letra Viva. Buenos Aires, 2014. ¡Viva Poesía! Poesía interactiva para niños. Su último libro, Urgencias de Encierro fue publicado este años por Ediciones la yunta.

(La presente nota fue publicada en el suplemento 1591 Cultura+Espectáculos de diario NUEVA RIOJA)

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