Artista esencial, portadora de un mensaje en el que la profundidad de conceptos y el manejo de técnicas afianzan su constante crecimiento, Carina Fabaro vuelve a interpelar a través de una obra que llegó a la Primera Trienal Pictórica de Tijuana (México), pero cuya trascendencia nos abarca en ese desafío de generar conciencia en lo colectivo, en la necesidad de mirarnos a los ojos y reflexionar sobre lo que somos y lo que nos está pasando como sociedad.
Son muchos, muy importantes y sólidos, los argumentos que permiten señalar sin temor a equivocaciones, que la obra de Carina Fabaro lleva ya un buen tiempo trascendiendo a su autora. La delicada tarea en torno a una producción que no queda solo en lo visual, en lo estético, sino que busca también la generación de una toma de consciencia colectiva respecto de temáticas que resultan fundamentales, la convierte en una artista de lo esencial, portadora de un mensaje en el que la profundidad de conceptos y el manejo de técnicas afianzan su constante crecimiento.
Ya a principios de este año Fabaro nos había interpelado fuertemente con su obra «Perspectivas de libertad», expuesta en el Museo Octavio de la Colina. Una muestra en la que -como se señaló en aquella oportunidad- la realidad social se imprime con tal fuerza y contundencia, que abruma. Y abruma, aún más, en las palabras de su autora, evidenciando la magnificencia de lo cotidiano, cuando hay detrás una visión consustanciada con ese más allá que a simple vista no se ve.
«Lo que a mí me preocupaba y me preocupa son los pájaros que se trampean y se venden. El proyecto se llama Perspectiva de Libertad y consiste en una instalación de más de cien pajaritos a escala real, de las seis especies más trampeadas que se comercializan y que son de nuestra zona. Elegí, entre otros, a la reina mora, el rey del bosque, la diuca, el jilguero amarillo; son todos pájaros autóctonos, a los que agrego algunas especies más. La idea es sensibilizar sobre los animales, sobre los pájaros en este caso, porque veo que existe una legislación que no se hace cumplir; no hay consciencia ni preocupación sobre el tema», reflexionaba en aquel momento Fabaro en un nuevo encuentro con 1591 Cultura+Espectáculos.
«Perspectivas de libertad» tuvo fuerte impacto y repercusión, aunque la artista se lamenta por no haber podido llegar con más fuerza a las escuelas, a los niños, donde considera que el mensaje puede prender con mayor contundencia. No obstante, Fabaro no duda en afirmar que para ella «ha sido un año muy productivo, muy interesante», en el que también pudo presentar su primera obra pública en La Rioja, emplazada en el Parque Eólico Arauco. «Me hace sentir muy feliz; tengo muchos proyectos que me hacen sentir viva. Ha sido un año productivo, aunque difícil» señala, siempre con esa particular visión que se proyecta desde una sensibilidad artística que la moviliza y la pone en acción.
ARTE A LA MEXICANA
Es por eso, por su constante hacer, que a la hora de los balances resulta inevitable hacer referencia a su más reciente intervención en la Primera Trienal Pictórica de Tijuana, México, donde junto a Alfredo Toledo pudo exponer su obra «¡Mírate! Asume la responsabilidad», que fue seleccionada para participar del evento entre más de 500 proyectos presentados. Y, una vez más, Fabaro interpela desde lo conceptual, tal como lo expresa: «La obra busca generar conciencia sobre el estado del planeta, que es nuestra responsabilidad como seres humanos. El arte es una experiencia que propone un cambio con esta obra pictórica, a través de la contemplación de nosotros mismos en un espacio que simboliza el planeta que nos acoge. Es un llamado a asumir el cuidado de la naturaleza, comprendiendo su complejidad y la influencia que ejercemos sobre ella. Se tiene en cuenta una faceta intangible, como lo virtual y otra física, la obra. Ambas se combinan a través de fotos satelitales de Tijuana impresas y adheridas en el suelo y una aplicación con RA y efecto inmersivo musicalizado. Además se presenta un mural que evidencia las consecuencias de la intervención humana sobre el planeta. La intención es ofrecer una mirada más amplia y participativa que contribuya a reflexionar desde un lugar activo».
Al igual que lo ocurrido con «Perspectivas de Libertad», Fabaro trabajó junto a Alfredo Toledo, encargado de dar forma a una aplicación de realidad virtual con fotos satelitales. La obra, que estará expuesta hasta mayo del próximo año, consta de dos partes: una de tipo mural y la otra instalada sobre el piso. «Lo del piso, impreso con un diseño de mapas satelitales de Tijuana en los que se puede apreciar vegetación, agua, aire y suelo. En la pared el concepto de evolución, de lo natural a lo más industrializado. En el piso, la consecuencia del impacto del ser humano sobre la tierra, el aire de Tijuana específicamente. El juego que plantea la realidad virtual tiene que ver con ese mismo diseño del piso y se va transitando por el aire, el suelo; hay obstáculos como la polución y se va jugando con eso. Tiene sonido, música. Se puede ver en el teléfono, a través de una aplicación», explica la artista.
Toma de conciencia e innovación conviven en este propuesta compartida con las de artistas de otros 26 países a la que Fabaro pudo asistir -y lo destaca especialmente-, gracias al apoyo del Ministerio de Turismo y Culturas, a cargo de Gustavo Luna. «Me tocó interactuar con artistas de Venezuela, de Canarias, de México, de Brasil. Fue muy interesante por el empleo de materiales diferentes y por las disposiciones diferentes en el lugar, con instalaciones, performances; una diversidad muy grande».
DETRÁS DEL DESAFÍO
Para la artista esta experiencia fue diferente, ya que por un momento dejó atrás la escultura para adentrarse en lo pictórico. «Fue un desafío para mí probar que puedo hacer cosas interesantes; poder ver también qué está pasando con Latinoamérica, qué temas aparecen como recurrentes entre todos los artistas, qué temas preocupan y sobre los que pudimos deliberar, como los de la violencia de género, el lugar de la mujer, el medio ambiente, los desplazamientos, las migraciones. Esos fueron los temas más fuertes y que son preocupación de los artistas. Me movilizó la forma de llegar, los materiales, la fuerza. Para mí ha sido un gran aprendizaje, también por el hecho de estar en contacto con otro nivel respecto del arte, un nivel que aquí no se ve».
En este punto, Fabaro hace referencia a las estructuras que se destinan en México -y en este caso en particular en Tijuana- para las muestras de arte, entendiendo que «el arte más democrático es el arte público; se necesitan obras, se necesita llenar los espacios visualmente». Y, desde ese lugar, reflexiona: «Se me ocurren muchas cosas; hay muchas formas de hacer cosas, no solo desde el Estado. Es cierto que el Estado tiene que estar presente, legitimar, brindar espacios; es cierto que se necesita de parte del Estado la colaboración, pero también se puede convocar a la parte privada».
Este último es, a todas luces, el mayor de los desafíos a los que diariamente asiste la artista, desvelada siempre por esa idea superadora de dar al arte un espacio de preponderancia en lo cotidiano. Por eso no descarta la posibilidad de instalar «¡Mírate! Asume la responsabilidad» en La Rioja. «Aquí también estamos en emergencia hídrica; aquí también tenemos deforestación», afirma y traza paralelismos. «Busqué la forma de espiral como evolución, con esa idea, pero es para mirarse, para reflexionar sobre qué nos está pasando. No es una evolución, transitamos, pero hay que ver de qué manera».
Transitamos. ¿Pero de qué manera lo hacemos? Carina Fabaro nos invita, una vez más, a reflexionar con su arte a conciencia y con esa mirada que se proyecta hacia un futuro que nos tiene como protagonistas fundamentales a la hora de concebir la posibilidad de un mundo mejor, que nos trascienda. Igual que lo hace ella, con su obra.