La joven y talentosa pianista y compositora riojana Mariana Agüero lanzó a fines de enero su primer trabajo discográfico, «quiero contarte un secreto», en el que apela a la intensidad de su sentir para conmover desde las palabras y las melodías. Experiencia de vida y sensibilidad plena en un ramillete de canciones que abren la puerta a su universo interior, pero que también esparcen sus ansias de conquistar lo que hay más allá de ese territorio.
¿Cuántas voces caben en las manos de Mariana Agüero cuando se dispone a despuntar las melodías de un cielo que llega a verse tan cercano como si fuera posible tocarlo? ¿Cuántas voces se arropan en el abrazo de esas manos que esparcen sobre el instrumento gotas de una emoción tan profunda que por momentos pueden desgarrar y luego, con tierna cadencia, suturar la herida? ¿Cuántas voces hay en su voz, puestas a volar como pájaros en un aire tangible, entre un patio y otro patio, donde los niños juegan para recordarnos que alguna vez fuimos, y decidimos guardar celosamente un secreto que luego soltamos al viento? ¿Cuántas voces dicen cuando la voz de las manos de Mariana Agüero se sumerge en el dolor, en su dolor tantas veces tan injustamente repetido en tantas otras voces, para hacer florecer las palabras que acarician en suspiros, con los ojos cerrados, envueltos en un acorde que hace de lo sutil un tropel de luz después de la oscura angustia del ahogo en la garganta? ¿Cuántas Mariana Agüero caben en la voz de la mujer que ya no se calla, que suelta sus manos huesudas y flacas, enamoradas de harina y aromadas de albahaca, hacia un horizonte que se vuelve canción?
No hay que confundirse, no. No es de encontrar las respuestas de lo que se trata, sino simplemente de disponerse a sumergir cuerpo y alma en un océano de imágenes y sensaciones que van desde las penumbras de un corazón desgarrado y que deambula por los pasillos del hartazgo de la injusticia, que llora solitario en el orco, hacia la claridad de un renacer que es apretón, caricia, mimo acompasado de pasos compartidos en la calle de la lucha, aferrado el sentir a lo colectivo como una causa suprema, frente a tantas causas que encajonadas duermen la pesadilla de la sinrazón y el espanto del abuso. Allí, donde el silencio se vuelve tan pesado.
No. No se trata de encontrar las respuestas. Se trata, simplemente, de escuchar. De aprestar la sensibilidad del rostro al viento que acaricia el perfume de la flor. Y escuchar. Escuchar…
«Quiero contarte un secreto» lleva por nombre el primer trabajo discográfico de la talentosa música y compositora riojana Mariana Agüero. Un ramillete de canciones que trasuntan, a través de las melodías y las palabras, hacia un manifiesto de fe y, a su vez, hacia la más sincera de las expresiones, esa que nace de lo profundo, abrazándose a lo inesperado, para abrirse paso luego al entendimiento del sentir más puro y honesto: eso que va mutando hacia el amor.
Un secreto es eso que pertenece al dominio de lo reservado, a lo impenetrable que solo resulta perceptible o asequible a las personas señaladas. Allí radica, entonces, la ofrenda de la artista, la ofrenda de quien nos viene a contar, de quien vuelve a abrir su herida no para ejercer la lástima cíclica del quejido, sino para construir desde la lágrima la fortaleza inquebrantable del grito para hacerse oír, para decir lo que hay que decir porque el silencio ya no es una opción válida.
«Venía grabando, haciendo algo, de a poquito durante la pandemia. Adelanté mucho en mi estudio en casa. Venía haciendo la planificación, no había largado con la etapa de grabación. Estaba haciendo mezclas, maquetas, todo en casa y cuando llegó la pandemia, frené. Estuve poniendo un poco en orden mi tarea como compositora durante 2020», cuenta a 1591 Cultura+Espectáculos en una primera aproximación al proceso creativo que derivó en «Quiero contarte un secreto», trabajo que vio la luz el pasado 28 de enero y que ya puede (y debe) escucharse en todas las plataformas digitales (Spotify, Apple Music, Youtube, Deezer y Tidal). Se trata de una obra intensa y que -tal como se presenta- «propone una búsqueda de nuevos timbres, texturas y un viaje vertiginoso por las emociones, la raíz, la historia, la creación y la conciencia».
Nacida en una familia en la que la música siempre estuvo presente en cada uno de los rincones de su hogar y sus sentidos, Mariana Agüero se recuesta ahora sobre lo armonioso de su composición para invitarnos a bucear en una obra en la que «se destaca la música pianística, sonoridades del indiefolk y el universo literario, en el que va hilando la música y la palabra con sonidos frescos, magnéticos y vibrantes». Pero, y al margen de toda clasificación o tecnicismo, lo que Mariana Agüero viene a ofrecer en este disco es, en definitiva, su corazón. Y sus dudas y sus certezas; sus temores y sus fortalezas; sus extravíos y sus búsquedas; sus heridas y esa manera tan particular, tan suya, de sanarlas.