«Las buenas noticias llegan. Aún en tiempos de pandemia, coronavirus y aislamiento obligatorio, las buenas noticias llegan. Aún en tiempos de excesos de (muchas veces mala) información, de estadísticas funestas y tristezas globales compartidas, las buenas noticias llegan…»
Las buenas noticias llegan. Aún en tiempos de pandemia, coronavirus y aislamiento obligatorio, las buenas noticias llegan. Aún en tiempos de excesos de (muchas veces mala) información, de estadísticas funestas y tristezas globales compartidas, las buenas noticias llegan. Y llegan como un bálsamo. Llegan como llegan las buenas noticias, desparramando esa brisa pura y fresca que nos renueva, que nos llena de energía y nos pone a andar, a querer seguir caminando, a trazar en nuestra imaginación nuevos pasos por dar en la geografía de los días que nos tocan.
Es, quizás, esta sensación de vivacidad restaurada la misma que nos envuelve cuando estamos frente a un buen libro y nos zambullimos en esos universos que, de otra manera, nos resultarían imposibles. Y no importa ya de qué universos se trate, porque en ello va la pericia del escritor o la escritora de poder establecer ese contrato de lectura que resulta fundamental para otro valor indispensable a la hora de tomar una historia y hacerla propia: la credibilidad. Si una historia no es creíble, la decepción del lector puede ser tal que no habrá más opción que el abandono irrecuperable de esas páginas, condenadas así al inevitable ostracismo. En la literatura como en la vida, y viceversa, dirán muchos. Simbiosis trascendental, dirán otros.
Si algo posee en este sentido -e indudablemente- la escritura de la riojana Cecilia Pagani, eso es credibilidad, traducida en este caso en su notable destreza y ductilidad para el uso y manejo de las palabras, puestas al servicio de historias que no sólo logran conmover al lector, sino que también lo llevan, lo trasportan a esos mundos perfectamente delineados en la literatura como en la vida, con la puesta en escena de una inobjetable simbiosis trascendental.
Es en ese punto, justamente, en el de la determinación de los orígenes (por aquello del huevo o la gallina que tanto nos obsesiona), que resulta prácticamente imposible poder descifrar para el particular caso de la profesora y Licenciada en Letras si fueron antes las palabras que Cecilia, o Cecilia que las palabras. O si, en todo caso y como síntesis fundante, fue y es Cecilia y las palabras.
A alguna conclusión de este tipo o similar habrá arribado muy probablemente el jurado del Premio Literario Provincia de Córdoba 2019 (integrado por Eugenia Almeida, Gonzalo Vaca Narvaja y Raúl Vidal) que le fue adjudicado a la escritora riojana en el género novela, por su obra Interiores, presentada bajo el seudónimo Aurora V. Entre otras consideraciones del tribunal que determinó en dicho certamen de alcance nacional, la novela de Pagani -afirman- se destaca del resto por su calidad literaria y su singular uso del lenguaje, cuestiones que la escritora ya puso marcadamente en evidencia en sus tres trabajos editados hasta el momento: El cruce del umbral (cuentos, Metrópolis 2017), Cautivos (novela, finalista del Premio Literario Provincia de Córdoba, Metrópolis 2016) y Puntos sueltos (microficción, Macedonia Ediciones 2019), a las que se suman justamente la premiada Interiores (2017) y Las preciosas (2019), ambas inéditas. No es, en nada, casual. En todo caso, deberá y tendrá que decirse con toda justicia que este reconocimiento para Pagani es absolutamente causal. Y, en consecuencia, merecido. Su obra se construye sobre las sólidas bases de la credibilidad que impone a través de su escritura, a fuerza de destreza y ductilidad literaria y comienza a gozar, como tal, de los beneficios de una trascendencia que, seguramente, la llevará a ser una de las voces fundamentales de la escritura riojana dentro del amplio y variado territorio de la escritura nacional.
Un sitial que, a todas luces, le pertenece. Un destino que, como consecuencia de su delicada y comprometida tarea, le aguarda. En la literatura como en la vida, y viceversa, dirán muchos. Simbiosis trascendental, dirán otros. Como las buenas noticias que, a pesar de las circunstancias, llegan. Como Cecilia y las palabras.
(La presente nota fue publicada en el suplemento 1591 Cultura + Espectáculos de NUEVA RIOJA)