¿Cómo se construye un sueño? ¿De qué manera se le da forma en el imaginario? ¿Cómo se lleva a cabo, luego, ese sueño? Y aún más… ¿Cómo se hace para que ese sueño sea un sueño compartido? Todas y cada una de estas preguntas bien podrían caber a la hora de trazar un recorrido que lleve a los protagonistas hacia un punto en común, hacia una convergencia.
Hay sueños que parten de una individualidad y quedan allí, en el goce propio, una vez que son alcanzados. Pero hay otros sueños, los más extraordinarios, que terminan por convertirse en un hecho colectivo, comunitario y de absoluta trascendencia. Ahora bien: nada de esto podría ocurrir si no existieran los soñadores. Incluso aquellos que no se lo proponen desde un punto de partida específico, sino que van delineando y acrecentando esos anhelos a medida que van caminando. “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, solía afirmar un tal Antonio Machado y esa parece ser la frase que decidieron acuñar Viviana Trasierra y Cristian Cabruja, dos verdaderos soñadores en acción. Porque ¿qué sería de los sueños si no existieran aquellos que son capaces de ponerlos en acción?
Corría junio de 2023 en la pequeña ciudad de Funes, Santa Fe, y más precisamente en Casa Zulú, un espacio de actividades múltiples para todas las edades, cuando Trasierra y Cabruja pusieron a rodar un sueño que nació desde la siempre compleja trama de la gestión cultural en Argentina, sustentada en este caso por el compromiso y el amor de dos hacedores que van buscando siempre elevar un poco más alta la vara de sus producciones y, al mismo tiempo, dar lugar a una experiencia que para Funes, pero no sólo para Funes, puede resultar única y digna de propagar.
Entre el teatro -partiendo del objetivo de capacitar a actores y actrices principiantes- y el lenguaje audiovisual, Trasierra y Cabruja abordaron durante meses escenas tomadas de diversas películas y obras que se fueron enlazando hasta llegar, después de un proceso de indagación intensa, a la escritura de un guion cinematográfico. “Relatos Salvajes”, de Damián Sifron; “Nueve Reinas”, de Fabián Bielinsky; “Historia de un matrimonio”, la exquisita película de Noah Baumbach, con Alan Driver y Scarlett Johansson, y la obra teatral “Verona” de Claudia Piñeiro formaron parte de esa instancia de aprendizaje que, finalmente, daría paso a algo más. Parte de soñar, paso a paso.
De allí en más, lo que comenzó a gestarse fue un fenómeno que logró trascender toda trama cinematográfica y que derivó en un fenómeno comunitario y de identidad. Una experiencia única que se reproduce en la estructura de la sociedad a la que pertenece y que, como resultado final, pone al alcance de todos la magia de la magnificencia de la pantalla grande, siempre tan lejana para el común de la gente. Así nació “La fiesta”, un mediometraje filmado íntegramente en Funes, con gente de Funes.
El título, en lo puntual, refiere a la trama del film que gira alrededor del encuentro de una familia bastante disfuncional para celebrar la noche de Año Nuevo. Pero no es solamente la fiesta. Hay un crimen, un personaje que se ve involucrado, tres hermanos que se disputan una casa familiar, y un sinfín de micro conflictos que se van cruzando a lo largo de la historia. Pero “La fiesta”, al decir de Viviana Trasierra, “es también una metáfora de lo que significa para nosotros este proyecto.
«Porque creemos que es una fiesta para la comunidad y la cultura funense tener el rodaje de una película en casa. Porque es una fiesta para estos 15 actores y actrices en formación, todos y todas residentes en Funes, tener la posibilidad de atravesar un espacio de construcción y aprendizaje colectivo, en su ciudad, y concluir con la experiencia de ser protagonistas de un film; es una fiesta ver a estos personajes brillar en sus escenas después de tanto trabajo compartido.Y es sin duda una fiesta contagiar la pasión por el arte, y el amor por la creación actoral en un grupo humano tan maravilloso como se congregó en Casa Zulú”.
Sobre el proyecto, precisamente, Viviana Trasierra y Cristian Cabruja abrieron las puertas a 1591 Cultura+Espectáculos, en un encuentro en el que ambos pusieron en valor ese sueño que partió desde lo pequeño para convertirse en una maravillosa realidad. Un sueño que termina por erigirse en un hecho colectivo, comunitario y de absoluta trascendencia.
¿CÓMO FUE QUE SE GESTÓ ESA IDEA? ¿CÓMO SE FUE DANDO ESE PROCESO?
VIVIANA TRASIERRA -Inauguré en 2023 un espacio de formación actoral para teatro; yo doy clases de teatro desde hace muchísimos años. Empecé ese nuevo espacio para principiantes, para gente que no había hecho teatro nunca. Planteé tres meses de formación actoral, luego de los cuales vendría un cruce con audiovisual y empezaríamos a trabajar la actuación frente a cámara para redes, televisión y cine con la presencia de Cristian (Cabruja) que iba a intervenir, y yo le iba a pasar ese curso para que directamente trabajara él con la propuesta del cine. El grupo se venía formando hacía poco tiempo, así que me quedé un poco acompañando los primeros pasos y empezamos a darnos cuenta de que la gente estaba súper enganchada, se había formado un muy buen grupo humano no solamente en lo vincular y afectivo, sino también de trabajo. Visualizamos que podía haber buenas conexiones hacia afuera para lograr trabajar o empezar a pensar en un proyecto un poquito más ambicioso como para lograr el financiamiento para un rodaje un poquito más ambicioso también, porque al principio iba a ser con una camarita nuestra. Empezamos a ver que a través de propuestas que les habíamos traído de distintas películas, de escenas de películas muy conocidas como ‘Relatos Salvajes’, ‘Nueve Reinas’, ‘Historias de un matrimonio’, empezamos a trabajar escenas y veíamos que venían tan bien que dijimos: ‘por qué no hacemos algo con esto’, entonces nos preguntamos ‘cómo unimos estos vínculos que se fueron armando, estas historias que se fueron armando’ y dijimos: ‘pensemos en un hilo conductor y en una posibilidad de unir a esos personajes, por ejemplo, en una cena de año nuevo, que los puedas hacer entrar a todos como si fueran parte de un mismo grupo que se reúne a cenar’. Ahí había muchas posibilidades de conflictos para desandar. Entonces empezamos a buscar los vínculos entre los personajes hacia ese hilo común que era el encuentro en una casa en Funes, que era nuestra casa, y empezamos a proponer todo lo que íbamos a necesitar. Empezamos a pedir muy humildemente colaboraciones a distintos negocios, empresas de Funes. El primer auspicio fueron 20 mil pesos que nos dieron de una farmacia. Nos fuimos agrandando y hubo quien nos dio hasta 500 mil pesos. A partir de ahí nos animamos con otros equipamientos y arrancamos en septiembre de 2023.
CRISTIAN CABRUJA -En Rosario, el año pasado y los anteriores, se filmaron muchas películas, mucho cine para el INCAA, entonces hay mucho personal capacitado que ha participado de escenas de rodaje y muchos son amigos que han participado en otros proyectos, en documentales, en cine. Cuando los llamamos dijimos: ‘vamos a hacer un trabajo práctico con estos alumnos, que son 15, en una casa y vamos a armar dos días de rodaje’. Hicimos una propuesta económica que no era muy importante, de muy poca plata y nos dijeron: ‘si, no hay ningún problema’. Cuando nos devuelven del primer día de rodaje las primeras imágenes dosificadas y pasadas por la corrección de color, vimos que no era como el trabajo práctico de una escuela, sino que se veía como una película. Dejó de ser una cosa chiquita y nos empezamos a entusiasmar. Dejamos de vender publicidad por 20 y empezamos a vender por 50, por 100, por 500 y ya se fue ampliando cada vez más el rodaje. Muchos actores son estudiantes y habían empezado unos 15 días antes, con lo cual tenían muy poco training de estudio, de participación, así que hubo que ir acomodándolos a medida de lo que cada uno podía hacer.
UNA COSA SON LAS CUESTIONES TÉCNICAS QUE SON MUY NECESARIAS Y APORTAN AL RESULTADO FINAL, Y OTRA MUY DIFERENTE ES EL MATERIAL HUMANO, ¿CÓMO FUE ESTO DE TRABAJAR CON GENTE QUE RECIÉN ESTABA EMPEZANDO?
VT -Hay mucha marca personal, desde afuera, desde la dirección y también hay un marco que tenés que tener presente todo el tiempo, porque no te podés perder de la idea de que esto es una clínica de cine, con gente amateur. Si pretendés otra cosa vas a tensionar los rodajes de una manera insoportable y se te puede caer. Hay que tener mucha conciencia de cuál es el marco y poder brindarle al actor, a la actriz que nunca filmó nada antes un marco de confianza, de tranquilidad. Hay gente que es muy intuitiva para actuar y que no necesita tanto entrenamiento y eso se ve en la película, y gente que recién empieza y eso también uno lo puede vislumbrar, pero se amalgamó todo de una manera especial. Se entiende en ese marco: hay una cosa que la cuestión técnica supera por rigurosidad, por excelencia total; hay algo de lo técnico que en algún punto es incluso superador de aspectos de la actuación. Pero eso no problematizó en nada el trabajo.
CC -Lo que pasó después es que teníamos un guion abierto de una película coral; teníamos una escena madre que es la que llevaba la historia y un montón de micro escenas alrededor que iban funcionando como satélites de esa historia principal que era la cena de fin de año, la pelea de dos hermanos, un asesinato, el tema de que uno de los integrantes de esa familia podría o habría matado a esa persona que todos se enteran en ese momento, en la fiesta. Entonces muchos de los personajes se iban integrando por afuera. El último que llegó hacía de acompañante de una de las invitadas, el otro que también llegó tarde hacía del policía que entra en la segunda parte de la historia. Lo que pasa es que en el cine la última escena la filmaste el primer día, entonces en esa mezcla, en esa edición nos dimos cuenta de que verdaderamente teníamos un producto muy bien armado y que funcionaba muy bien, se veía muy bien y las historias se entendían.
VT -Esto del núcleo de la historia es bien gráfico; desde allí se desprenden las historia individuales de los personajes y se desarrolla hasta ahí, pero todas esas historias abren algo. Entonces el público en su gran mayoría termina de ver la película y pregunta por la segunda parte; son muchas las preguntas que se terminan abriendo porque no hicimos un desarrollo de guion hasta cerrar cada una de esas historias, sino que están abiertas.
TOMO UNA PALABRA QUE HICISTE MENCIÓN, VIVIANA, QUE ES “AMALGAMAR”, Y ME DA LA SENSACIÓN DE QUE SE PRODUJO UN FENÓMENO QUE LOS TRASPASÓ INCLUSO A USTEDES…
VT -Totalmente, porque teniendo mucha experiencia con grupos puedo decir que no intervinieron los celos, las competencias, esas cosas que surgen entre los actores.
¿QUÉ SEAN PRINCIPIANTES AYUDÓ A ESO?
VT -Sí, pero hubo otra cosa también que me parece que es importante a nivel fenómeno: si bien todos ingresaron al taller y a la clínica de cine con una expectativa actoral, dentro del marco de la película y como proyecto colectivo empezaron a aparecer figuras y necesidades de roles que escapaban a lo actoral. Necesitábamos a alguien que hiciera de asistente de producción, entonces la arquitecta funcionó más como mirada del arte; había una organizadora de eventos que se llevó puesta la organización de la Avant Premiere en un salón hermoso. No podríamos haber llegado nunca ahí sin la organización de esta persona. Asistencia de producción, de dirección en algunos lugares también; empezaron a aparecer otros roles que fueron prendidos junto con la capacitación actoral.
CC -Hablando de ese fenómeno, de todo esto nos dimos cuenta después: tocamos una fibra del vecino que vive en Funes y que de pronto se dio cuenta que no tenía que esperar una producción de Hollywood, de Buenos Aires o de Rosario, sino que podía participar de una producción que lo representara y que después se veía en una pantalla del mismo modo que se ve cualquiera otra producción. Tuvimos que inventar un cine, porque en Funes no hay un cine, entonces no sólo inventamos una película, sino también un cine, y para inventar un cine tuvimos que inventar también un evento, y la película se pasó en una pantalla de 7 metros por 3 metros, donde había 400 personas. Se traspasó ese fenómeno de la pantallita, del proyector y fuimos hacia otro nivel que tampoco era lo esperado ni el objetivo nuestro, nos superó rotundamente.
HAY UN FACTOR SOCIAL TAMBIÉN, LIGADO A LA CEREMONIA DE IR AL CINE, A UNA SALA DE CINE, Y ESTO SE REPRODUJO ALLÍ EN OTRO FENÓMENO QUE VA DETRÁS DE LO COLECTIVO…
VT -Funes es un lugar que puede aparecer como hostil en algunas cuestiones porque no deja de ser impersonal en algunos lugares, porque hay mucha gente que no vive en Funes, que viene el fin de semana de Rosario; la conformación de la población es un poco rara en ese sentido. Hay gente que vivió toda la vida acá y gente que no, que viene a pasar días nada más. Hay gente que tiene todas las fichas en Rosario, mucho más si se trata de buscar una función de cine, entonces nos costó mucho, pero poco a poco esa misma gente que se fue mudando de Rosario a Funes con más intereses culturales, más expectativas, más ambiciones en ese sentido empezó a darse cuenta de que acá había cosas y a dejar de juzgarlas. Fue un largo camino. El público empezó a crecer y a aprender a ser público también. Empezamos a tener convocatorias más amplias y esta película que tiene a 15 personas de Funes que a su vez conocen a muchas otras, empezó a hacer un boca a boca que convocó a esa cantidad de gente, a la prensa, a todo un movimiento que condice con ser la primera película filmada íntegramente en Funes. La única pata que nos está quedando renga, porque hasta acá contamos todo lo que fue este proyecto autogestivo, es la del Estado, porque a pesar de que la película muestra hermosos paisajes de Funes, que se hace con gente de Funes, dirigida por gente de Funes, hay un lugar que no se involucra en esto, a pesar de que lo fuimos a buscar y ese lugar es el Estado.
ERA UNA PREGUNTA CASI INEVITABLE, TENIENDO EN CUENTA ADEMÁS QUE ATRAVESAMOS UN MOMENTO EN QUE SE DEBATE PERMANENTEMENTE LO QUE PASA CON EL INCAA, POR EJEMPLO…
VT -Ocurre que los fondos van a otro lado, porque acá hay cada vez más barrios, más construcciones, más urbanizaciones, pero el dinero no va nunca apostado a la función que tiene la cultura. Esa pata nos está faltando.
PERO DE ALGUNA FORMA USTEDES ESTÁN FUNDANDO UN HECHO CASI IDENTITARIO ADEMÁS, PORQUE ES CON LA GENTE DEL LUGAR, ¿QUÉ SIGNIFICADO TIENE ESO PARA USTEDES, TENIENDO EN CUENTA TAMBIÉN QUE NO HABÍA UN ANTECEDENTE SIMILAR?
VT -Constituirnos como referencia cultura en Funes es un camino de hormiga que venimos haciendo, de manera muy humilde, muy a pulmón, y tiene esta coronación que de ninguna manera es un final. Desde el laburo que venimos haciendo en teatro y de la experiencia en cine, ya que Cristian trabajó mucho también en cine para niños, ese caminito nos constituyó como referentes en esas materias. Eso te da una sensación de gran honor, porque es un honor e implica también una gran responsabilidad. Ojo que acá si vos soltás algo, se cae parte de la historia que venimos tejiendo muy rigurosamente. Es una gran responsabilidad.
CC -Yo, sin haber ido a Nueva York, me conozco todas las calles, todos los edificios, el estilo de vida, porque el cine también tiene esa cosa turística. Yo te muestro la película y vos vas a decir: ‘che, que lindo que es Funes, me da ganas de ir, de conocerlo’. Tiene algo de eso la película, porque muestra la idiosincrasia, muestra los lugares, cuenta también un modo de vida, cómo se relacionan los personajes que son esas personas que viven en la ciudad, porque la escenografía de la ciudad es natural, no hay nada ficticio. Hay una pata a la que el cine le agrega un valor que otra cosa no le agrega a la ciudad, porque vos estás viendo esa ciudad, la noche, la vida de la ciudad en torno a esas imágenes y eso es como una gran propaladora donde se muestra la cultura de una ciudad, que no es gratuito. Para nosotros, darles de comer a 25 personas en la jornada de rodaje fue todo un trabajo y todo ese esfuerzo se ve plasmado en la película. Creo que todo eso tocó en la fibra del vecino de Funes que se vio reflejado en la película, porque después utilizamos un método de promoción que es la propaladora con las dos bocinas arriba y la gente decía: ‘che, este es el Funes que yo conocí hace 20 años atrás’. Logramos eso: utilizar los medios digitales como Facebook, Instagram para la promoción de la película, pero también el afiche, la propaladora, la radio para generar un circuito completo para que la película llegue a todos los vecinos. Por eso fue tan bienvenida esta película.
VT -Para la prensa también; tener la invitación a ser parte, a ser testigos, poder difundir fue importante, porque no pasan cosas tan a menudo en Funes.
LA FIESTA, UN FILM LOCAL
Con el aval institucional del Ministerio de Cultura de Santa Fe la declaración de Interés Cultural Municipal por parte del Concejo Deliberante de Funes, “La fiesta” constituye no solo la primera película filmada íntegramente en Funes, con gente de Funes, sino también un verdadero fenómeno social que supo captar la atención de todos a partir de un hecho que resulta común, pero que no por ello deja de tener una trascendencia fundamental: la cena de fin de año. El siempre tan esperado 31 a la noche.
La anfitriona de “La Fiesta” es Silvia (interpretada por María Silvia Coronel), en la casa familiar en la que se quedó a vivir tras el fallecimiento de la madre. Su hermano Francisco (Francisco Farisello) ve la chance de quedarse con la vivienda, aunque es más por la instigación de su mujer Sandra (Sandra Capello Piano). La hija es Valentina (Martina Tombo), una tiktoker muy famosa, cuya prima es Cruz Ferrari (Catalina Magnani).
Un dato saliente, tal vez de color, es el automóvil en el que se trasladan Francisco y su esposa, una renoleta color verde claro. También hay imágenes en un supermercado y de otras locaciones funenses.
En esa noche de fin de año se produce una muerte, un asesinato, que le corresponde investigar a la jefa de policía Garmendia (Susana Nardone), luego de que el oficial de la policía Gutiérrez (Sebastián Centanni) descubre por accidente a quien es sospechado del crimen al patrullar por caminos rurales.
Los restantes roles en esta historia los cumplen Laura (Gabriela Guerrero), Carla (Paula Arraigada), Judith (Vanina Bermúdez), Valeria (Cecilia Reis), Susana (Stella Maris Quiroga), Marcos (Martín Larraza), Hernán (Hernán Müller) y Pablo (Pablo Mogetta).
El director de Fotografía fue Diego Martínez y el de Sonido fue Hernán Castagno; dos de las asistentes de Arte son parte de la trama, Gabriela Guerrero y Paula Arraigada, mientras que en la Producción están Graciela de la Torre, Valentina y Malena Cabruja.
Nombres, pero mucho más que nombres.
CUANDO UNO ENCARA UN PROYECTO, APARECEN MUCHOS SUEÑOS, ANHELOS, ¿CUÁL ES EL SUEÑO DE USTEDES CON “LA FIESTA”? ¿A DÓNDE LES GUSTARÍA LLEGAR CON ESTA PELÍCULA?
VT -En lo personal, nuestras expectativas pueden variar porque yo soy más del palo del teatro, entonces mi lugar tiene mucho más que ver con la dirección de actores, vengo desde ahí. En esta película veo que no es como una obra de teatro, que la iniciás cada vez que vas a tener función. El producto está terminado y no es ni más ni menos que esto. Me gustaría poder llevar esta película de la mano de la historia, porque no es una película que vos puedas programar y tirar en el cine todos los miércoles sin un marco, no es una película comercial. Me interesa la posibilidad de llevar la experiencia a otros lugares también pequeños, para poder difundirla junto con esta experiencia y enseñanza: si uno se lo propone, si labura en serio, si podés conectar con las posibilidades que tenés de acceso a gente que te puede ayudar y si laburás fuerte podés llevar a otro lugar, a otro nivel a un proyecto que parece muy chiquitito y muy poco profesional y hasta precario con lo que tenemos. Esa es la gran enseñanza de esta película: que el laburo en serio, comprometido, con gente talentosa que interviene y cuando uno se lo toma en serio y le das lo mejor que tenés a tus alumnos en este caso, al proyecto podés hacerlo crecer. No hay miserias ahí, y se puede lograr algo realmente bueno y muy revelador para quienes intervenimos. El techo se lo pone uno a veces, pero si te permitís abrir podés llegar a grandes lugares. Para mí es esa la enseñanza y la expectativa que yo podría tener.
CC -En lo personal hace 20 años que vengo presentando proyectos en el Instituto del Cine; una vez quedé primero otras segundo, otras tercero, en otras no aparecí. Venimos presentando cosas siempre, con las mayores expectativas. Acá la verdad es que no empezamos con expectativas, fuimos yendo para adelante, se nos fue apareciendo, fue sucediendo. Dijimos: ‘hagamos una función’ y terminamos haciendo cuatro; tenemos invitaciones para hacer funciones en otras ciudades, para llevarla a Córdoba. Se nos está abriendo todo un mundo de invitaciones que no lo teníamos previsto. La película va por un lado y las expectativas muchas veces van por otro. Yo creo que la película nos va a llevar a lugares que no sospechamos. Habla de una ciudad, de un pueblo, de una idiosincrasia y el espectador se ve reflejado, entonces creo que esa es la parte fuerte. Cómo un pueblo se une con participantes muy heterogéneos; hay como una gran multiplicidad de personajes, actores, ideas e historias. Esta película nos está llevando a lugares que no teníamos previstos, ni los habíamos planteado. Nos encanta y nos parece que está buenísimo. Además, es un proyecto formativo, porque nosotros estamos formando actores en un rodaje; dirigimos la película, pero tenemos una tarea pedagógica. La verdad es que las expectativas nos superaron ampliamente.
VT -También es la experiencia, la enseñanza de que no todo es siempre para los otros; también puede ser para uno, para el que está iniciándose, para el que está en formación. El cine siempre aparece como algo bastante alejado, entonces esta experiencia se puede replicar en otros lugares y vos también podés verte en una pantalla de cine, no siempre en el lugar de la butaca. Esa también es una brecha que se acorta con una experiencia así.
DESDE SU LUGAR, UNA VES ESTRENADA LA PELÍCULA, ¿QUÉ EMOCIONES RECOGIERON?
CC -Hay una cosa que les digo a los actores, a los alumnos, y es que en lo personal no puedo hacerme cargo de lo que sienta cada uno. Hubo gente que viajó para ver a sus familiares. Hubo un cambio de paradigma para el médico, para el panadero, que de pronto se vio en una pantalla enorme, con 400 personas que lo aplaudían, que lo saludaban. Sin ser los grandes artistas del mundo, nosotros estamos un poco más acostumbrados porque sabemos cómo funciona este medio, pero para aquel que empezó en un taller que de pronto se convirtió en una clínica y que de pronto se convirtió en que se vean en una pantalla, hay como una cosa que imagino los pasó un poco por encima. Hay que sentarse y decir: ‘bueno, esto no sucede todo el tiempo’. Este camino se hizo por primera vez y lo que vendrá será la segunda película, entonces ya serán otras las expectativas. ¿Nos quedó la vara muy alta? Sí, a nosotros, a los actores y a la ciudad, porque de pronto ya no podemos hacer lo mismo, sino que tenemos que hacer otra cosa.
VT -Los actores vieron la película por primera vez en la primera función de la Avant Premiere. No la habían visto hasta entonces. Es todo un aprendizaje. Hay aspectos que son muy importantes en esto que hacemos; con el ego hay que tener mucho cuidado, pero ese reconocimiento es un mimo al alma, y no deja de ser algo muy revelador e inédito.
CC -Si bien son vecinos, los vecinos quería verse lindos. Nosotros necesitábamos que el policía se viera policía, que la asesina se viera asesina, que la tía se viera como una tía y que la señora se viera como una señora. Teníamos que ir amoldando todo eso: el nivel de expectativa por un lado, con lo que se necesitaba verdaderamente para la película. Hubo que ir amalgamando estas dos visiones: la que tenían ellos, y la que necesitábamos nosotros. Son sensaciones nuevas muy difíciles de manejar.
¿QUÉ SIGUE AHORA PARA USTEDES?
CC -Esta película todavía tiene un recorrido porque nos falta llegar a la gran ciudad, que para nosotros es Rosario; nos encantaría estar en los cines públicos. Participar de festivales que entiendan que es un película hecha por vecinos. La película de algún modo es amateur; entendemos que hay una etapa de formación. Por otro lado estamos arrancando con la segunda parte de la clínica de cine donde veremos qué sucede. Pasito a pasito, muy cuidadosamente, pero las expectativas están. Si bien es una película pensada en formato cinematográfico, también uno puede ver que hay como el episodio de una serie en la que vos viste el episodio uno o dos, entonces podemos hacer la segunda parte o la precuela. Entendemos que esta película debe tener un recorrido de por lo menos 6 meses por salas, festivales, y después podremos subirla a YouTube que es el formato más popular. La idea es invitar a la gente a esta cosa tan hermosa de sentarnos en una sala de cine, con los actores presentes, que eso tiene un plus. Pocas veces uno tiene la posibilidad de ver una película donde están los actores ahí, donde podés hablar con ellos. El recorrido de sala queremos alargarlo lo más que se pueda.
VT -En particular, volviendo al teatro y a la experiencia docente, en la próxima producción cinematográfica, capaz que me quiera desprender justamente un poco de tanta producción y concentrarme más en la dirección de actores, poder trabajar un poco más en eso.
FICHA TÉCNICA
LA FIESTA
GUION: CRISTIAN CABRUJA Y VIVIANA TRASIERRA
ACTÚAN: GABRIELA GUERRERO, VANINA BERMÚDEZ, PAULA ARRAIGADA, CECILIA REIS, CATALINA MAGNANI, MARTINA TOMBO, SANDRA CAPELLO PIANO, MARÍA SILVIA CORONEL, FRANCISCO FARISELLO, MARTÍN LARRAZA, PABLO MOGETTA, STELLA MARIS QUIROGA, SEBASTIÁN CENTANNI, HERNÁN MÜLLER, SUSANA NARDONE.
DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: DIEGO J. MARTÍNEZ
ILUMINACIÓN: ANTONIO DAYUB
DIRECCIÓN DE SONIDO: HERNÁN CASTAGNO
ASISTENCIA EN ARTE: GABRIELA GUERRERO Y PAULA ARRAIGADA
ASISTENCIA EN PRODUCCIÓN: GABRIELA GUERRERO, GRACIELA DE LA TORRE,
VANINA BERMÚDEZ, Y PAULA ARRAIGADA
ASISTENCIA EN RODAJE: VALENTINA CABRUJA, MALENA CABRUJA
FOTO FIJA: MAIA SACCO
MAQUILLAJE: MARÍA EVA BUFARINI, PRISCILA LAZZARUTTI, PAOLA ZAVATTERO
DIRECCIÓN Y PRODUCCIÓN GENERAL: CRISTIAN CABRUJA Y VIVIANA TRASIERRA