Con las palabras del alma

Una reseña para el libro «Humilde pluma», de la escritora riojana Nidia Antonia Vergara.

No hay más pretensión en la poesía de Nidia Antonia Vergara que la de conmover desde un lugar de profundidad en el sentir del ser. 

Esa intención honesta, franca, sincera que intenta recuperar, con su atenta mirada que desnuda paisajes de humanidad y esa capacidad de evocación encomiable, tiempos y espacios de una intimidad que, no obstante, regala luego a corazón abierto hacia un afuera en el que lo individual (su individualidad) se torna colectivo (en un nosotros), abarcando experiencias compartidas, aun cuando las perspectivas y los contextos puedan ser definitivamente únicos, aún cuando las alegrías y las penas puedan ser percibidas desde espacios completamente diferentes, en esa lógica de lo que habita en lo constante de cada mañana, de cada tarde, de cada noche.

Así es como la escritora construye su «Humilde pluma» (Escritores Argentinos, 2021): tomando de lo cotidiano esas vivencias que atraviesan de lado a lado el territorio de las sensaciones, de las emociones, entre los albores de un nacimiento y los estertores de una despedida, pero abriendo paso siempre a una entrega plena en el vivir, en el aceptar los designios de un destino que, no obstante, se construye en el devenir, en el día a día en el que guarda para sí (pero también para un otro que se construye en la generosidad de su decir) los «versos dictados por el alma».    

Cobra sentido, entonces, la palabra. Renace en su forma más pura, en su significado más esencial, ese que se aferra a un gesto pequeño, a un leve movimiento, a un suspiro a veces para luego trascender hacia una dimensión posible, esa dimensión del encuentro que aproxima toda distancia partiendo de lo simple, de lo sencillo para transmutar hacia la complejidad de un despertar a lo extraordinario de estar vivos, de respirar este aire, de vislumbrar lo imponente de una naturaleza que nos abraza, pero también de aceptar los estigmas del dolor, de lo que hiere, de lo que fragmenta los ímpetus de un tiempo que claudica frente a lo inesperado. 

Y el reconstruirse, a partir de allí. El renacer. El desplegar de unas alas, de sus alas en la persecución del vuelo literario.

«Humilde pluma» es, en suma, una delicada entrega, la ofrenda de una mujer que aferrada a la sustancia de su mundo, de su universo (en el que entra también la lectora voraz), no tiene más pretensión que la de conmover, en la poesía, desde un lugar de profundidad en el sentir del ser que hace que de entre sus manos nazca la escritora, esa que deja deslizar sobre el papel en blanco las historias que se narran con las palabras del alma. Y cuando las palabras nacen del alma, la humildad termina por convertirse, necesariamente, en grandilocuencia.   

SUAVE PAÑUELO

Hembra, dueña de mis fantasías, 

Decías suave al oído.

La ironía acariciaba mis sienes, y

Una tristeza de color azul violeta, me envolvía.

Pero, en un corazón que huele a amaneceres,

El sufrimiento no transmite perdón.

Y, cuál abeja, mi piel transpira miel con tu recuerdo.

Porque las flores aún huelen a distancia y,

La soledad, ahora solo instiga

A transitar senderos, en donde

El arpegio de tu voz endulce mi existencia.

Para que mi vida se transforme

En suave pañuelo, evocando al amor.

RENACER

Quizá el tiempo borre mis poemas,

Y una madrugada fría y sin brillo, yo ya no exista,

Pero una diana de ángeles, recorrerá mis venas,

Permaneceré inerte, fría, gélida,

Para que la luna llore mi partida.

Entonces renaceré como el ave fénix,

Ningún dolor surcara el alma,

Porque volveré triunfante y victoriosa,

A surcar las calles pobladas de silencio,

Para recorrer las venas del poeta laborioso.

Nunca habrá elipsis sin nostalgia,

Seré como la brisa mañanera y juguetona,

Allí permaneceré indemne, no podrás matarme,

Porque mi inspiración quedará intacta,

Adornando el corazón que late y se regocija,

En la palabra mustia, cubierta de recuerdo.

INSTANTE

Callados ya mis sueños, pugnan por renacer,

Y una celestial brisa los roza suavemente,

Allí evoco una niñez feliz y gloriosa,

Que cubre mi nostalgia con dulzura y candor.

Nunca podré volver a mis orígenes,

Quizás la retentiva me acaricia dócilmente, 

Hay un ensueño gravado en mi retina,

Que la existencia me recuerda fijamente.

Sabré de amores y tortuosos desencuentros,

De quimeras inconclusas y amaneceres solitarios,

Podré gemir de dolor por lo anhelado,

O simplemente acariciar distancias y recuerdos.

Pero no podrán vencerme las consternaciones, 

Porque la memoria es el ancla ante la tempestad,

Vivir, morir en un instante,

Gozar del pasado y del presente en un segundo.

LA AUTORA

NIDIA ANTONIA VERGARA nació en la ciudad de La Rioja. Ha sido siempre una lectora voraz y se ha nutrido de libros de los más diversos géneros. Durante años se desempeñó como funcionaria en una dependencia gubernamental. En la actualidad, ya jubilada, se dedica a tiempo completo a su familia y a la escritura. Su primera novela «OCHO MESES DE AGONÍA», lleva impresa ya su tercera Edición. Su novela «NO DOCE, SINO TRECE», fue inserta en su libro: DICTADOS DEL ALMA, edición resultante de un taller literario. Su poema «SUAVE PAÑUELO», fue galardonado en el «66° Concurso Internacional de Poesía y Narrativa ‘Premio a la Palabra 2019’, en el género POESÍA, seleccionada entre 842 participantes, haciendo un total de 2.460 trabajos. Su poema «RENUNCIA», fue seleccionado en el Certamen Internacional de Poesía «Tierras Poéticas 2020» – Equinoxio Argentina, para ser inserto dentro de su Antología.

(La presente reseña fue publicada en el suplemento 1591 Cultura+Espectáculos de diario NUEVA RIOJA)

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