«Dejemos de estigmatizar a la gente que vive en la pobreza»

Facundo Herrera retorna a la televisión estatal riojana con una propuesta diferente y que pone la mirada, pero fundamentalmente el oído, en lo que tienen para decir aquellos que más necesitan.

El mensaje de Facundo Herrera es siempre tan claro y contundente como su concepción respecto de la forma en que debe ejercerse el periodismo. Por eso, aunque no sólo por eso, se ha convertido en un referente ineludible de su profesión en La Rioja, en su tierra, aunque también fuera de ella, en base a una honestidad intelectual y a un crecimiento que se sustenta en el compromiso y la entrega, en un contexto de formación y aprendizaje constante que le permitió y le permite hacerle un lugar a su nombre en la «gran ciudad», aunque siempre atento a la demanda de sus raíces, a las que define como sus «cimientos». Precisamente esas raíces, esos cimientos, son los que lo traen nuevamente a sus pagos y a la que considera su «casa», Canal 9, para darle forma a una nueva propuesta. «Transitar los caminos de los que menos tienen nos ayuda a entender mejor al mundo. En esos caminos llenos de personas excluidas hay solidaridad, empatía y mucho esfuerzo, pero también hay dolores heredados, hijos pobres de padres pobres y nietos de abuelos también pobres. Sin embargo, aquel mundo igualitario que soñó Enrique Angelelli es posible. Solo basta con poner un oído en el pueblo», anuncia con su voz tan característica en el avance de «Seguir andando», el programa que Canal 9 pondrá al aire el próximo martes a partir de las 22. Sobre este nuevo paso en su ya dilatada carrera, pero también sobre su experiencia en Buenos Aires y su visión del periodismo actual Facundo Herrera dialogó con NUEVA RIOJA.– ¿Cómo surge la idea de «Seguir andando»?– Seguir andando es el nombre que hace referencia a una canción que toma la frase de Monseñor (Enrique) Angelelli; Angelelli tiene muchas frases instaladas de manera popular, esta es una de ellas y le buscábamos la vuelta por ese lado para referenciarnos con él como una especie de guía ideológica, para hacer el programa y surgió «Seguir andando», que es también una canción famosa que incluso tiene una versión de Gieco, Heredia, Raly, todos juntos. – ¿De qué se trata esta propuesta, cuál es la idea?– La idea era tomar la figura de Monseñor a partir del Plan Angelelli que se está aplicando en la Provincia; unirnos a esta iniciativa que tuvo el Gobierno pero no para que el Gobierno hable de sí mismo, sino para que a partir de ese programa gubernamental conozcamos, y toda la sociedad riojana conozca un poco más a la Rioja profunda. ´Seguir andando’, lo que hace, es seguir el cronograma que va aplicando el Plan Angelelli, pero va contando historias de vida de esas personas que son números, estadísticas que siempre están en algún dato duro, pero que nunca sabemos bien qué piensan, cuáles son sus esperanzas, sus deseos. Siempre estamos hablando de ellos y nunca hablan ellos; todos hablamos de ellos: los periodistas, los dirigentes políticos, la sociedad. De hecho parte de la discusión de la grieta, siempre en esa agenda de la discusión están los pobres, cada uno adueñándose del pensamiento de los pobres, pero nunca hablan ellos. Su palabra no tiene valor. Un poco también la idea, la inspiración surgió a partir de que estoy haciendo una tesis, que la terminé ya y la aprobé incluso, sobre la pobreza infantil en Argentina para Editorial Perfil y la Universidad de El Salvador. A partir de esa tesis es que entrevisto a Mayra Arena, que hoy es una referencia a la hora de hablar de pobreza porque ella pasó por todo eso y es una chica superinteligente y hace militancia a partir de su experiencia con la pobreza. Mayra dice ‘todos hablan de nosotros pero nunca nosotros hablamos sobre nosotros’. Entonces es una combinación de cosas: el Plan Angelelli, con Angelelli como guía fundamental del proyecto y el cronograma del Plan Angelelli que aplica un Gobierno que para mí, más allá que uno pueda discutir metodologías o prácticas o pueda cometer errores como cualquier gobierno en La Rioja, está rompiendo ciertos paradigmas en cuanto a la sensibilidad social. Siento que en este caso hay un compromiso real con la palabra, con que los excluidos sean realmente incluidos. No queda solo en la declamación, sino que pasa directamente a la acción. Cualquier gobierno que represente esos valores o ideas a mí me representa, al menos en esa parte. 

– Imagino que no deja de ser un desafío que el programa tome en cuenta el Plan Angelelli, que es uno de los principales ejes de gestión del quintelismo.¿Cómo juega tu rol como periodista, como conductor del programa para que no se convierta ese Plan en el eje y para que lo puedas sacar de lo netamente político?– Cuando presento el proyecto digo: ‘lo que quiero es visibilizar a la gente’. En el programa no habla el Gobierno de sí mismo, no aparecen dirigentes, esa es una de las características que tiene el programa; habla la gente a partir del Plan de Gobierno. Me encuentro con testimonios de gente que agradece pero que a su vez manifiesta años de olvido. No hay que olvidarse que La Rioja estuvo gobernada siempre por el peronismo, entonces hay un cuestionamiento al sector político que gobierna. Esa gente, más allá de estar agradecida no deja de decir esas verdades y a mí eso me parece que es un valor periodístico importante. Los entrevistados son los beneficiarios que cuentan sus historias de vida, que cuentan cómo está estructurada su familia, cómo llegaron a ese lugar, a ese asentamiento que son tierras fiscales y que en otros ámbitos urbanos más grandes son villas miseria. Por ejemplo, estuve en Catuna, donde la gente de la Municipalidad nos ofreció toda la logística, pero en ningún momento sugirieron ser entrevistados. Entendieron la consigna del programa y a mí me alegra mucho que la política riojana entienda esta consigna; que la gente hable de sus propios pesares y no tenga voceros o representantes que hablen por ellos. Me encontré periodísticamente con un material hermoso desde lo humano, desde lo social. Obviamente que es un programa del Gobierno, que financia la Secretaría de Comunicación y Planificación pero que no tiene que ver con la manera en que yo voy a manejar mi libertad periodística. No hay bajadas de línea porque yo no las toleraría, como hace muchos años no las toleré. En ese sentido trabajo con total libertad con Luz Santángelo que es quien está coordinando toda la comunicación de Gobierno y este programa. Simplemente lo que ellos hacen es darme una especie de GPS de por dónde va el Plan, dónde están las obras, dónde la gente está consustanciada con el Plan; yo busco los entrevistados y me meto en la historia de vida de cada una de las personas. Esa es la única incidencia directa que tiene el Gobierno en cuanto a la línea editorial del programa. Todo lo demás se hace con absoluta libertad.– ¿Cómo surgen las historias, cómo las vas eligiendo? – Algunas aparecen previamente, a partir de datos que me llegan, pero otras veces voy abierto a la improvisación, camino el barrio, charlo con la gente y empiezo a descubrir. Así, una vez encontré a un señor que trabaja en el Hospital de la Madre y el Niño como ordenanza y no le alcanza para llegar a fin de mes y mucho menos para llegar a construir una casa; me contó de su hijo, que es muy inteligente y muy atorrante a la vez y yo le pregunté cómo hacía con la escuela. Me invitó atrás de la casa nueva que se está haciendo, a su casa precaria, al ranchito donde duerme con sus hijos, donde controla que no le roben el material y me mostró la carpeta del nene, orgulloso, me mostraba los dibujos que hacía el nene. Una historia tan tierna de un hombre tan rudo, tan laburante con una historia de vida pesada sobre sus hombros, que hablara con esa ternura de su hijo a mí me conmovió. Otra historia, la del merendero que hay en el Francisco II; Nicolás que lo lleva adelante, todas las tardes les da el mate cocido con torta frita que hace debajo de un algarrobo a 60 chicos y algunos adultos, y él se siente feliz con el solo hecho de poder ayudar a esos niños que muchas veces no tiene para comer. Lo que descubrí en estas historias de vida es que esa parte orillera de La Rioja nos enseña a todos lo que es ser comunidad; esa gente es más solidaria, más humana, más amorosa que nosotros que estamos pensando en cómo vamos a mejorar el bienestar de nuestra familia pero que no sabemos lo que le pasa al vecino, y no nos importa lo que le pasa al vecino. Gente que desde el dolor, desde la supervivencia, desde la ausencia de recursos, desde su necesidad básica primaria de comer o no comer, dan lo que no tienen al vecino. No es que uno avanza y al vecino lo dejan atrás; si ven que uno de ellos se está quedando atrás, van entre todos, lo buscan y lo traen. – ¿Cuál es tu expectativa en particular respecto del programa, que te gustaría que la gente, el espectador, reciba de «Seguir andando»?– Lo primero que deseo fervientemente y me encantaría que esto se proyectara a todo el país y a todo el mundo es que dejemos de estigmatizar a la gente que vive en la pobreza, que dejemos de hablar por ellos, que dejemos de interpretar sus pensamientos, que dejemos de suponer lo que ellos piensan o creen. Dentro de esos sectores me he encontrado con profesionales, gente que hizo un curso terciario de computación y no tiene un trabajo. Estoy hablando de que en Catuna un señor viaja todos los días a Milagro a limpiar escuelas y vuelve a su casa y no le alcanza para ampliarla; él vive con su señora y sus tres hijos en una casa de dos ambientes, los cinco duermen en una misma habitación y este hombre trabaja de sol a sol. Lo que me gustaría es poder transmitir, romper con la ignorancia y el prejuicio de los verdaderos privilegiados de la sociedad que acusan a esta gente de ser privilegiados porque reciben una ampliación de una vivienda por parte del Estado. El privilegiado le dice al tipo que se rompe el lomo laburando y que no le alcanza que es un privilegiado porque el Estado lo asiste. Si hablamos de meritocracia, con estos casos que estoy comentando, más mérito no puede haber. Se matan laburando y no les alcanza, porque el sistema no les permite que les alcance. También me gustaría que la sociedad entienda que más allá del esfuerzo que pueda hacer una persona en este sector de la sociedad, está prácticamente condenado a ser pobre para siempre. Es una condena que viene ya de los padres, de los abuelos. 

– Ya lo señalás en el avance del programa cuando hablás de los dolores heredados…– Exacto; dolores heredados. Vos nacés y sos hijo de padre pobre y, salvo raras excepciones de quienes pueden romper ese estigma, la mayoría no puede romper, no puede salir de esa condena, que no es una condena solo material; es una condena moral, es una condena psicológica, emocional. Mi deseo es que la sociedad deje de juzgar desde la ignorancia y que entienda que los verdaderos privilegiados son ellos que tuvieron un papá, una mamá con recursos y que le dieron la posibilidad de estudiar, de vestirse, de comer bien y que de ahí sepan mirar que los demás, los pobres o los que no tienen con qué levantar un techo, también se esfuerzan, trabajan, tienen sueños, deseos; que la sociedad entienda y deje de juzgar y hablar por ellos. El otro deseo es que dejemos de naturalizar la pobreza, como algo que viene de la naturaleza, es decir que como las plantas dan frutos, la humanidad da pobres. No es así. Dejemos de naturalizar la pobreza porque hay países, hay regiones en los que la pobreza no existe. Tratemos desde nuestro lugar de por lo menos sensibilizarnos con la gente que no tiene las mismas posibilidades que nosotros.– Hace un buen tiempo ya que estás en Buenos Aires sumando experiencias, formándote, sin embargo siempre está tu relación con La Rioja y con Canal 9. ¿Qué significa para vos esto de mantener tu vínculo con tu tierra?Para mí es como rediseñar los cimientos. Hice una casa y de pronto digo vuelvo a los cimientos, les pongo amor, dedicación, porque eso es lo que sostiene toda mi casa. Si yo soy un periodista, un comunicador, alguien que puede hacer televisión, que pudo crecer, formarse, se lo debo a La Rioja; se lo debo a Canal 9 y a todos los medios en los que estuve. Para Canal 9 solo tengo agradecimiento, porque desde los 20 años yo aprendí a hacer de todo: a editar noticieros, a conducir noticieros, a hacer el oficio de periodista. Hice un posgrado de Periodismo en la Universidad de El Salvador y en Perfil y eso me ayudó a entender al periodismo en su génesis, que es el periodismo escrito; sabemos que aquel periodismo que siempre tiene basamentos en una redacción es el periodismo de mayor compromiso y nivel. Pude en estos últimos años aprender ese verdadero periodismo escribiendo. Cuando vuelvo a La Rioja siento que aquello que yo hice profesionalmente en algunas personas está fresco todavía. Voy a la rotonda de San Nicolás, donde hay una señora que vende empanadas y el cariño está intacto, somos amigos, tenemos esa relación que quedó de aquel entonces. Es como volver a comunicarme desde el Canal provincial con mi identidad, entonces es muy importante para mí. Además siempre quise hacer esta vida mixta, no olvidarme de mis orígenes, ir a ver a mis amigos, a mi familia, trabajar en el Canal que me lo dio todo, pero seguir en Buenos Aires formándome, haciendo lo que estoy haciendo con la cultura y la música y los medios acá, así que me cierra el combo.– El hecho de estar allá, en la gran ciudad, con todo lo que eso implica, ¿te ha cambiado la forma de mirar hacia el interior, en el sentido de una mayor apertura?– En perspectiva, siempre que vos te alejás ves mejor. Cuando lo ves muy de cerca palpás detalles, pero no palpás el concepto. Entonces lo que pasa es que esta experiencia me permitió ver y entender la textura y la estructura económica, cultural y política de la Argentina en general. Un 45 por ciento de la población viviendo donde yo estoy viviendo ahora, en un contexto, en una extensión territorial menor y el resto de la Argentina distribuida en las demás provincias. Eso me ayudó a entender que hay una concentración económica injusta, dolorosa, que las comunidades como las nuestras tenemos que conformarnos con trabajar con lo mínimo, lo que afecta directamente los niveles profesionales en todos los ámbitos. Tenemos que hacer lo que podemos con lo que tenemos, que es muy poco; estoy hablando de La Rioja, cuyos habitantes entran en Núñez y Belgrano, dos barrios de Buenos Aires. Esto hace que lo numérico incida directamente en la vida de las personas. Esta experiencia me ayudó a entender por qué muchas veces los provincianos sentimos frustraciones y no las decimos, sentimos que todavía necesitamos el aval de Buenos Aires para decir que algo de lo que nosotros hacemos es importante. He visto casos tanto en la cultura, como en el periodismo o la política que por el solo hecho de estar en Buenos Aires, aunque mediocres, tienen mucha más aceptación y prestigio que gente de absoluta calidad que está en las provincias y que nadie las conoce; esa injusticia me duele. Hay mucho talento, he visto profesionales en nuestra Provincia que son absolutamente superiores a muchos profesionales que ejercen ciertas cuestiones, pero que no gozan de ese prestigio o esa masificación por este tema de la distribución que se da en Argentina. 

Facundo herrera y el periodismo actual: «estoy refugiado en no ser parte de la grieta, trato de escaparle»El reconocido periodista riojano desarrolla gran parte de su actividad en Buenos Aires, donde además entra en contacto con realidades que escapan a lo local y que suponen no sólo de una capacidad de adaptación, sino también de convicciones concretas y fuertes. Respecto del periodismo y de las transformaciones que viene sufriendo, Facundo Herrera dejó su definición, especialmente en relación a las hegemonías mediáticas y la «grieta» que es materia de análisis permanente. 
«En ese aspecto estoy refugiado en no ser parte de la grieta, trato de escaparle. Obviamente que en esa grieta yo tengo una posición más inclinada hacia un sector, con el que ciertas ideas me identifican, pero no me lleva a justificar lo que un canal u otro puedan decir sobre esas ideas. Para mí el periodismo está por encima de eso, más allá de que somos humanos y tenemos ideologías, pero siempre está por encima el periodismo. Cuando el periodismo está por debajo, a mí ya no me interesa; yo no estoy golpeando la puerta de esos medios, no estoy viendo cómo hago para ser parte de esa lógica. Además, en Buenos Aires es tan amplio el periodismo, hay diferentes capas como si fuera una cebolla; están los medios grandes que todos vemos y todos creemos que eso es el periodismo, pero hay capas más abajo donde se ejerce un periodismo de verdad y en eso influyen mucho internet, la web, en que haya periodismo serio en algunos reductos. Estoy tratando de hacer, de pensar un espacio propio. Escribo para Editorial Perfil, que me parece un medio que está por fuera de la grieta; que tiene una ideología estadounidense de hacer periodismo. Ahí me sentí a salvo, pude escribir, investigar y publicar libremente. Hay que escaparle a la grieta, creo que el periodismo está pasando por una crisis atroz, no solo porque la política está manchando y usando al periodismo para sus propios intereses, sino también por las fake news, por el rumor. El padre del periodismo, que es el rumor, terminó por comerse al hijo. Hoy vale mucho más un rumor que un hecho certero y la sociedad es la que me preocupa mucho a mí, porque la sociedad está demandando más rumores que datos certeros y eso es peligrosísimo, porque si vos planteas hoy la lógica de hacer un medio desde la verdad y los datos certeros, no se si hoy es negocio. Quizá el negocio periodístico sea hoy tirar para uno o el otro lado de la grieta supuesta información, data falsa, rumores con tal de sostener esa clientela que hoy está enceguecida en la Argentina, en una guerra virtual en la que uno quiere ver muerto al otro. Es increíble que un periodista como Leuco diga que desea un país sin kirchneristas; eso lastima al oficio. La política hoy maneja a los medios, que son parte del poder.

(La presente entrevista fue publicada en el diario NUEVA RIOJA)

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