El alquimista

Transgresor y rebelde. Desobediente e indomable. Inconformista y contestatario. Pero por sobre todas las cosas, espontáneo y auténtico. Un referente de los medios de comunicación, pero también un referente en lo cotidiano, en el día a día.

Encarar una entrevista con Gustavo Frega es un viaje de ida, una aventura a la que hay que soltarse como se suelta un barrilete al viento. No importa demasiado la dirección que tomará el camino, lo que sí es seguro, es que el recorrido será tan rico y jugoso como el tiempo compartido, el abrazo generoso, la sonrisa sincera y una empatía especial que lo convierte en un seductor nato.
No por nada se siente como un pez en el agua en el ámbito de la docencia, tanto en el Colegio Pre Universitario General San Martín como en el ISAC Mario Crulcich, donde puede ser considerado ya un verdadero “clásico”. Ha desarrollado, y lo sabe, una natural capacidad de escucha, pero también de convencimiento del otro desde una personalidad que se ofrece sin medias tintas, directo, resuelto, determinado. Y también altruista.
En su paso por los medios dejó (y continúa dejando) huellas. Es un referente indiscutido e ineludible de la radio y la televisión riojana. Pero es también un Norte para muchos adolescentes, jóvenes y adultos a los que acompaña en su formación y en su transformación, que de eso se trata, en definitiva. En ese contexto al que asiste con plena consciencia, sus cursos de Oratoria, Locución y Redacción Sonora se van expandiendo desde la Capital riojana hacia el interior provincial, haciendo pie en un perfil psicológico que también lo define en su propia búsqueda de un nuevo yo, aunque sin dejar de vivir al mejor estilo del rock.
“Hace un tiempo que no quiero estar al frente, quiero estar detrás”, afirma en relación a su actual tarea de productor en Canal 9. Pero ese deseo no es sólo una expresión casual. Tiene que ver con el desarrollo que viene llevando adelante de construcción. Propia y del otro. “El productor maneja, pero maneja desde el aportar al televidente o al oyente cosas que tengan que ver con una diversidad, con la variedad. Hacer un aporte a la comunidad. No me jode estar atrás. Me gusta darles oportunidades a los más jóvenes y me gusta porque los veo, los estoy formando. Las generaciones van cambiando y tenés que adecuarte a esos cambios; las generaciones no son las mismas y en ese sentido un gran semillero que me aporta mucha enseñanza es el Colegio Pre Universitario. Son chicos de 14, 15 años, con los que trabajo en los talleres de Expresión Integral, Periodismo y Comunicación”.
Cuenta que la docencia le “encanta” y que fue el primer docente Locutor Nacional del ISER en La Rioja, aunque su llegada a la locución no se dio de manera inmediata, sino que antes tuvo un paso no tan fugaz por las carreras de Ciencias Económicas y Derecho, cuando aún vivía en Buenos Aires. “Por aquel entonces trabajaba en el Ministerio de Educación de la Nación y luego entré a la Secretaría de Turismo, que fue donde comenzó a hacerse más concreta la idea de hacer locución, algo que estaba ahí, pero…”. Contaba con 25 años en su haber y ese sentir se hacía cada vez más fuerte. “Todo empieza por la voz. Me gustaba leer en voz alta y frente al público”, recuerda.
Luego de recibirse en el ISER en el año ‘91, la vida lo llevó a recalar por estos pagos, en donde tímidamente y con un escenario de desafíos por delante comenzó a hacer sus primeras armas en la locución y en la docencia. Y hoy, con años de experiencia encima, puede afirmar que siente “orgullo” al ver que “todos los que están trabajando en medios de comunicación como locutores federados pasaron por mis manos. Me genera una gran satisfacción, me llena. Me interesa eso de aportar algo desde mi experiencia, pero también algo que sea afectivo, porque siempre digo que líderes somos todos, pero el líder real es el que le enseña a otro a ser líder y creo que muchas veces la gente tiene ese encierro, que lo veo mucho últimamente, quiere comunicar y le cuesta. Yo manejo esto de los miedos y el resultado es muy bueno. Me fascina el tema de la comunicación”.
Pero volviendo a aquellos comienzos, que lo encontraron en el año ‘92 trabajando en Radio Libertad “con el Brujo (Vergara)” no duda en afirmar que siempre fue un “desafío”. “Tenía algo que me decía que la comunicación iba a ser lo mío, pero nunca pensé que iba a ser detrás de cámara; uno siempre se ve frente de cámara o detrás de un micrófono. Pero en Canal 9, luego de aquellos comienzos con lecturas en vivo, noticiero y La Torre de Babel me ofrecieron hacer producción y me fascinó. Fue la época fuerte de Radio Imagen, desde el ‘95 hasta el 2004. Fue una gran prueba para mí el trabajo en La Rioja. Al principio era muy estructurado, pero luego me empezó a gustar la tele, porque siempre me gustó más la radio que la tele. Y si hoy tuviera que elegir me quedo con la radio, pero sé que la tele es también muy poderosa. Fue un gran desafío competir con Radio Libertad y El Independiente”.
En el recuerdo, también hay espacio para TVC Canal 2, donde supo conducir un programa que se llamó Espacio 10. “Íbamos al interior y hacíamos notas; casi a todo el interior provincial lo conozco gracias a ese programa, que tenía un formato que luego copiaron muchos. Mi segunda escuela fue La Rioja, de conocer más directamente la profesión y adecuarla de Buenos Aires a acá”, asegura.

NADAR CONTRA LA CORRIENTE
Al “Pelado”, como la mayoría le dice afectuosamente, le gusta asumirse como un tipo que suele ir a contramano. “Me gusta, siempre me definí como un rebelde”, afirma. Y agrega: “vivo al estilo del rock y del blues, y así lo siento. Vivo de acuerdo con esa filosofía; vivo no por lo que la gente pueda mirar, sino por lo que a mí me gusta. Voy a contracorriente, soy rebelde, pero eso no quiere decir que sea un delirante. Me gusta que el otro tenga injerencia, porque es ahí cuando se produce la seducción. Me gusta escuchar, al escuchar aprendo”.
Rebelde con causa. Rebelde consecuente con su rebeldía. Así es quien entiende el concepto de la radio en una manera amplia, llevando esa práctica en el estudio al terreno de la vida. “Hacer radio es conducir. Conducir a través de la inducción, de la manipulación, de lo que sea. Tenés que llegar al oyente y el oyente es muy particular. Pero lo importante es llegar. Por eso considero que es obligatorio escuchar y me pasa más cuando estoy ayunando, en época de Ramadán, cuando estoy con una actitud muy pacífica y la gente viene y te cuenta, como si buscaran un consejo”.
Casi de manera solapada, y por sus propias definiciones, se cuela en la charla el tema de la religión y la determinación que lo llevó hacia el Islam. “Me pasó que me llamaron”, cuenta. “Te golpean la puerta y atendés. Cuando asumí como director de FM La Torre me fui con el Corán. Nunca tuve pruritos. Fue una cuestión de llamado, y me cambió en todo, me hizo más fuerte. El Ramadán es una prueba muy fuerte. Antes de casarme había leído el Corán y me había fascinado. Luego, aquí, lo conocí a Samuel Diab y él me comenzó a orientar. No había tanta información como ahora. Personalmente necesitaba sentirme fuerte desde la religión. No encontraba respuestas ante algo venerable como es Dios; no encontraba la simpleza, el valor de la elección, el libre albedrío, lo simple. La ayuda al prójimo, el dar uno a quien lo que necesita, no a alguien para que lo entregue. Me iluminó. Fue una necesidad. Alá te llama, él te busca. No es imposición, es algo que sentís. Y es proceder y actuar en consecuencia”.
Tal como lo hace a diario, aunque aclara una y otra vez que no le gusta planificar. “Lo mío es muy espontáneo. Es un poco intuición lo que manejo y me fue bien con la intuición, porque además soy un buen tiempista. Me gusta esperar y cuando la voz interna dice ‘ya’, ahí ejecuto. Tengo además esa suerte de amoldarme incluso al otro, a los demás y que los demás puedan ser seducidos. Es un don, pero no lo uso para sacar provecho”, sentencia. Y vuelve a sentar las bases sobre las cuales ancla su visión del universo. “Me gusta dar, vivo impulsando. Aprendo del otro y al aprender me gusta tener esa responsabilidad, sin ser médico, sin recetar medicinas, de poder orientar. De las personas en la actualidad me preocupan las invasiones que se producen con respecto a otras personas, cómo la gente invade, cómo la gente abusa, cómo la gente viola los espacios del otro; es tremendo cómo no se respeta al otro para nada”. Por eso, en tiempos en que la grieta “es un negocio que le conviene a todos”, Gustavo Frega no deja de apostar a brindar un mensaje conciliador, óptimo, esperanzador. “Eso es nadar contra la corriente”.

UNA PASIÓN
“Me siento un referente. Me gusta. Es algo que convive a la perfección conmigo porque va de acuerdo con lo que yo pretendo, que quien viene a mí se vaya satisfecho; que si no puede hablar aprenda a hablar. Esto te habilita para dar justo en el clavo. Y es hermoso”, afirma. Así es como el locutor y docente no duda en asumirse también en su rol de formador, de líder que crea a otros líderes. Y desde ese lugar que se aleja de una vanidad superflua, y desde su amplia trayectoria y experiencia en comunicación, brinda su mirada sobre el presente de medios y periodistas. “Son poco creíbles, pero cada uno es dueño de hacer lo que quiere”, comienza. Y luego agrega: “Un periodista que dice que es peronista o que no es peronista, no me parece, pero es libre de hacerlo. El problema es que se torna difícil creerle”.
Ocurre que la espontaneidad se vuelve clave en su discurso. Tanto que no tiene pruritos en afirmar que por estos pagos “se bastardea todo. Hay como un no aceptar el talento del otro en cualquier sentido; hay un techo y no podés llegar, no te dejan. Así ocurre en todos lados, por eso decidí abrirme”. Sin embargo, y aún a pesar de las circunstancias descriptas no deja de pensar en hacer más y cuando se le pregunta si tiene algo pendiente, si le está faltando algo, de inmediato sostiene: “tiempo”.
“Me está faltando tiempo, tiempo para hacer más. Soy hiperquinético, me encanta hacer, crear. Necesito tiempo para poder llegar a algo que me está esperando, que es algo groso, vinculado con el escribir, con la comunicación, con el punto de vista. De mi vida no cambiaría nada. Me divorcié dos veces, pero no considero que sea un fracaso, es conocer. Aquí, en este espacio (donde dicta los cursos de Oratoria) comenzó mi misión de trabajo y lo estoy potenciando cada vez más. Siento que la gente necesita de esto”.
Y Gustavo Frega hace de la necesidad una oportunidad de crecimiento constante. Soy como el alquimista: toco algo y lo convierto en oro, porque me fascina esto de la comunicación, es una pasión”.
Transgresor y rebelde. Desobediente e indomable. Inconformista y contestatario. Pero por sobre todas las cosas, espontáneo y auténtico. Un referente de los medios de comunicación, pero también un referente en lo cotidiano, en el día a día. En definitiva, uno de esos tipos queribles. Uno de esos buenos tipos.

UN HITO
La Torre de Babel fue un capricho y un hito personal. Comencé en el año ‘94, pero al proyecto lo había presentado en Buenos Aires con dos colegas más y nos afanaron la idea, en la Radio Metro. De ahí en más hubo una escisión. Alguien hablaría de moda, otro sobre la injerencia de la música, datos generales y yo iba a reflexionar. Héctor Bernedo me llevó a Radio Universo y lo llamé Tercer Mundo; iba en la trasnoche. De ahí me escuchó Carlos Santander, que era administrador de FM La Torre, que se había fundado en el ‘94, y quería incluirme en la programación. Cuando voy a La Torre me dicen que había un problema con el nombre, porque era político. Y le pusieron La Torre de Babel. Me gastaban con Luisa Delfino (por el programa Te escucho) y yo no escuchaba, yo tiraba premisas y la gente llamaba, se producía una cosa muy fuerte. Recuerdo que me compré una note y comencé a hacer transmisiones con el ICQ; salíamos con gente de todo el mundo. Tuvo mucho impacto. El programa generó una penetración; siempre me gustó eso de hablar y hacer volar al otro con la imaginación, ese es el verdadero espíritu de la radio, estar hablando y poder ver, y de ahí en más recordar una u otra imagen, y así. Llegaba, a la gente le gustaba.

EL AMOR
No creo en el amor, soy lacaniano en ese concepto. El amor no existe. El amor es un reflejo. Es diferente para cada uno. Alá es misericordioso y compasivo. El Corán no habla del amor. Me enamoré, pero era lo que yo necesitaba en ese momento. El amor es el reflejo. Lo que yo necesito lo veo reflejado en alguien más. Cuando se termina el amor, se termina el reflejo. El Islam es paz y lo que el Islam hace es hacerte a vos mejor persona.

TRANQUILIDAD
Me muero ahora y estoy tranquilo. Recuerdo una vez que fuimos a pescar con mi papá y había una bajante en el río. Entonces nos metimos río adentro y yo encontré allí un anillo de plata. Lo guardé en un cajón y nunca más lo vi. Creo en eso. Lo que es tuyo es tuyo. Lo material no me interesa.

SER PADRE
Es hermoso ser padre. Es hermoso haber decidido una adopción, una formación, un nombre en agradecimiento porque no podía tener hijos. Es hermoso que vengan a verme y ver que tienen un sello de cinco letras (Frega). Lo que les digan los demás sobre mí me importa poco. Sí me importa que sean buenas, inteligentes y no ingenuas.

UN GENIO
Un genio, eso soy. Me siento un genio, pero humilde. Me siento hermoso. Soy narcisista como soy vanidoso, pero no desde el ‘soy el mejor’. La exposición es vanidad, pero no es la vanidad del ser mejor, sino del estímulo, del afecto. No es la belleza, es la otra belleza, la que te hace hacer cosas. La bondad, la bonhomía, eso aprendí de mi viejo, ese altruismo sincero de ese líder frustrado que no pudo llegar a lo que quiso. Cuando se murió me enojé con él, sentí que me había abandonado.

(La presente nota fue publicada en el suplemento 1591 Cultura + Espectáculos de diario NUEVA RIOJA)

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