El amor tiene quien le escriba

Una reseña para el libro «En el latir de un pétalo», del escritor riojano Luis Ramón Quevedo

La poesía solo es poesía si en su derrotero de palabras, veladas pero precisamente elegidas, desnuda a su autor y a sus emociones, sensaciones, vivencias, expectativas y añoranzas. La poesía solo es poesía cuando en ese camino, además, interpela al lector en sus propias evocaciones como corazonadas que buscan un único punto de referencia, tan determinante para el sentir: el amor y todas sus intersecciones; el amor y todos sus puntos intermedios. El amor y todos sus estados.
Luis Ramón Quevedo, escritor nacido en Buenos Aires pero sauceño por adopción abre de par en par las puertas de sus vivencias, anclando en el amor como eje fundamental para “encender con su mágica ilusión la esplendorosa llama de la felicidad” y hacerlo desandar así todos los caminos, desde la familia hacia la naturaleza; desde el apego y la adoración por la mujer elegida, hacia el escabroso rumbo de la herida en el corazón. Como la espina en la rosa.
“En el latir de un pétalo” es para la poesía una búsqueda que, desde la perspectiva sutil de su autor, trasunta su razón de ser en el universo del romanticismo y traslada al lector a un tiempo y un espacio en el que la exaltación del mundo interior se vuelve ofrenda, entrega, existencia.
Trabajo de orfebre el de Quevedo a la hora de dar vida a los versos, tallados al compás de las rimas y el equilibro en la métrica, pero con un horizonte fuerte y claro que, al mismo tiempo, traza su objetivo de máxima: que al amor tenga, en estos tiempos de desamores, quien le escriba.

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