El hombre detrás del tempo

El de Jorge Pelliza es un nombre reconocido tanto dentro del ámbito del rock como dentro de la escena musical de La Rioja, donde dejó su marca registrada en las diferentes agrupaciones que integró, desde muy pequeño.

El de Jorge Pelliza es un nombre reconocido tanto dentro del ámbito del rock como dentro de la escena musical de La Rioja, donde dejó su marca registrada en las diferentes agrupaciones que integró, desde muy pequeño. Ocurre que la música lo visitó cuando era apenas un niño, motivado quizá por un entorno familiar repleto de artistas, pero también por una vocación y un talento que se fue forjando con el paso de los años y el estudio, a medida que iba estrechando la relación con su instrumento: la batería. 

Hoy forma parte de una de las bandas más sólidas de la escena local y de la que es miembro fundador. Melómanos es su lugar en el mundo y el sitio en el que quiere permanecer, al tiempo que la experiencia de más de 16 años como baterista profesional lo ubica también en otros espacios, como sesionista, manteniendo siempre el tempo, el pulso de la canción y, lo que resulta más importante aún, poniendo pasión, compromiso y entrega para que, incluso en tiempos de pandemia, la música siga sonando. 

Precisamente, sobre esta situación particular por la que nos toca atravesar, Jorge no duda en afirmar que «con el tema de la pandemia se complicó bastante todo; con Melómanos veníamos con un envión grande, con muchas atuaciones y de la nada se nos cortó todo». Sin embargo, se entusiasma y anticipa: «ahora retomamos un poco, tenemos todo agosto cerrado, en septiembre vamos a hacer un Superdomo; se nos cortó todo con la pandemia, pero como banda no dejamos nunca de ensayar, de trabajar».

Ensayo y trabajo. Esas son dos de las característica que definen a Jorge Pelliza como músico, atendiendo siempre al rol que desempeña y que se centra en ser el timón del barco, el capitán musical del grupo. Con esa expresividad detrás de la batería, la búsqueda es siempre la misma: contribuir a que la banda se encamine hacia la excelencia. Mismo concepto es el que aplica a la hora de desempeñar su otro rol, el de la docencia, también decisivo a la hora de la subsitencia.

¿Pero de dónde surge ese amor por el instrumento?

Lo de Jorge Pelliza, según él mismo afirma, siempre ha sido «remar». Y así fue cómo pudo navegar las aguas profundas de un océano musica que lo llevó hacia diferentes costas. «Llevo ya 16 años como profesional», afirma y, afinando la memoria, recuerda que comenzó a tocar la batería a los 12 años. «Fue todo muy rápido, a los 15 ya estaba en una banda a nivel local, de mucha trayectoria. Empecé a ser profesional a los 15 años porque fue mi primer pago como tal. La banda se llamaba Garfio». Sin embargo, ese primer hito en su vida como músico ancla en otros principios, cuando en el año 2005, con la que fue su primera banda, Park 59, tocó como telonero de Catupecu Machu en el contexto de la Cool Joven. «Hacíamos rock nacional; queríamos tocar, no nos importaba dónde», señala con una sonrisa y calificando a aquel frente al público como «un poco loco».

¿Y un poco más atrás? «Lo de la música, lo de la batería, nace porque toda mi familia son músicos, artistas, actores. Nací con esta virtud de empezar a tocar las ollas, de no dejar quietas las manos o los pies, hasta que un día un tío me trajo la batería, sin que yo se la pida. Vine de la escuela y ahí estaba la bateria. Eso fue a los 10 años. A los 12 tuve mi primera banda. Practicaba unas cuatro horas todos los días, de lunes a lunes. Así nació todo. No sé por qué pero, nació. Venía conmigo», asegura.

Desde entonces, Jorge Pelliza marca el tempo. Y no sólo de la banda, sino también de su vida musical, tocada siempre por lo fortuito que se asocia, necesariamente, a un talento natural para poder transmitir con intensidad, esa musicalidad distintiva que no sólo habla de un conocimiento profundo del instrumento, sino también de él mismo. Y de sus posibilidades. Las mismas que lo llevaron a participar de una gira por Buenos Aires con Viticus, quien luego de verlo tocar en La Rioja, lo invitó a sumarse a la aventura de salir de la provincia, para vivir una semana de auténtico rock and roll en la gran ciudad. «Creo que fue lo mejor que me ha pasado esa gira con Viticus», afirma el baterista, luego de haber vivido aquellos días junto al bajista de Riff y amigo íntimo de Pappo. «Me hizo agrandar la cabeza con otros estilos musicales». 

Tal vez esa experiencia extraordinaria, sumada a los sinsabores que puede implicar el hecho de apostar al rock en La Rioja -un género siempre difícil de desarrollar- lo llevaron a hacer una pausa en cuanto a su instrumento, pero también a descubrir otro de sus potenciales, a través del estudio de canto. «Me dediqué a hacer algo nuevo; después de esa gira con Viticus dejé de tocar y en 2011 me sumé a lo que fue la primera formación de El Suceso, que era cuarteto. A la par empiezo a estudiar canto. Fue una especie de quiebre; hubo un descanso con la batería. De alguna manera me sentía un poco desilusionado, creo que a todos nos pasa», cuenta. «Fue un impasse musical, creo que eso es algo le pasa a todos los músicos, también a los artistas en general. No nos sentimos valorados como tales y en esa época el rock era el último eslabón, la gente no valoraba el esfuerzo».    

Habiendo recorrido ya un amplio camino, y habiendo apostado fuerte a desandar su pasión por la música, Jorge Pelliza Se ubica hoy en otro lugar y, aunque aún considera que «cuesta mucho hacer rock, y buen rock, en La Rioja» no deja de valorar que «nos está pasando algo muy lindo con Melómanos en las cosas que hacemos, pero todo eso tiene que ver con que no es una copia, son ideas que traemos a partir un concepto de hacer algo distinto. Creo que ahora hay más reconocimiento en la gente, y especialmente en la gente joven».  

EL PRIMER AMOR

Jorge Pelliza recuerda que dejó la batería en 2011. Un «impasse», asegura, que tuvo que ver no sólo con sentirse «frustrado», sino también con el estudio. Sin embargo, y como suelen decir por allí, siempre se vuelve al primer amor. «Quería hacer mi último esfuerzo, ver qué salia. Y ese último esfuerzo fue con Melómanos, en el 2018, cuando me encuentro con mi banda y con la banda de Fabio Peña. Decidimos formar Melómanos y cambió todo. Esa fue la idea. Durante todo este tiempo tuve estudios de batería, de marketing, de muchas cosas para ver qué onda. Hago mi último intento. Compré la batería, me armé una sala, todo de cero y ya llevamos varios años juntos. Pero también empecé a trabajar como sesionista, que para mí fue algo nuevo, trabajar para otras bandas y de distintos géneros». 

Es que la relación de Pelliza con la batería es tan estrecha como sus raíces musicales, sembradas por una familia de artistas. «Es mi instrumento favorito», asegura, aunque aclara que también le gusta la guitarra y cantar. Y puesto a elegir, sostiene: «después de la batería lo que más me gusta es cantar». Pero volviendo a ese primer amor, cuando se le consulta que es lo que se requiere para tocar la batería, más allá del instrumento en sí, no duda en afirmar que «desde mi experiencia, creo que lo que más se necesita es tiempo, el estudio es lo fundamental, y eso no significa únicamente ir a un profesor, sino dedicarle tiempo al instrumento». Y en ese sentido, y ya arribando a su rol docente, Pelliza asegura que «lo que puedo ofrecer es un compromiso de tratar de realmente afinar un instrumento, acompañar no solamente en clases sino fuera de clases, animar al alumno a que no deje de perseguir el sueño de tocar la batería o tocar en una banda. Para mí eso es lo más importante».

Y es que habiendo dedicado parte de su vida a estar sentado frente a la batería, resulta casi imposible que lo pueda vivir de otra manera. «¿Qué significa para mí tocar la batería? En primer lugar es una felicidad inmensa, porque considero que es lo mejor que yo puedo hacer como persona, como ser humano, y en segundo lugar es una gran responsabilidad porque cae en mí que un show este bien en cuestiones de tiempo. Es una responsabilidad muy grande, pero para mí tocar la batería es como tocar el cielo con las manos». 

Y si de soñar se trata, el hombre del tempo lo resume, incluso, aún más: «Aunque suene raro, mi único anhelo es que las cosas estén como están en la actualidad, trabajando para distintas bandas, con mi banda también; eso es todo para mí, que pueda seguir haciendo música y recorriendo escenarios. Con eso yo ya soy feliz».

SOBRE JORGE PELLIZA

En el año 2005 formó su primera banda, que se llamó «Park 59». En el año 2006 se incorpora a «Garfios». En el año 2010 realiza una gira como invitado de Viticus. En el año 2011 se suma a «El suceso» (banda completa). En el año 2013 integra el Grupo vocal Antawara. En el año 2018 conforma Melomanos, su banda actual. En el año 2019 integra El Klan y en el año 2021 Buenisimo. Tiene tres discos grabados en total, un disco solista y más de diez participaciones en discos. En el año2008 fue elegido como mejor baterista revelación (revista metálica Fanzine) y obtuvo el primer puesto en certamen Banda Escolar Nacional 2008 y 2009. 

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