«El motor cultural de una sociedad es clave para demostrar su estado de salud»

Referente ineludible de la TV nacional de los ’90, Alfred Oliveri supo ubicarse en el lugar indicado y en el momento justo para pegar un salto transformador en su carrera. Hoy está detrás de cámara, desde donde narra las historias de la alta gastronomía, pero también de lo cotidiano que nos vincula. Su última producción, «Harvest Moon», ya se presentó en los festivales de Málaga y Sonoma, esgrimiendo su particular visión del mundo, en un contexto de búsqueda y construcción permanente de sentido y con el arte culinario como punto de partida para su cine a la carta.

Historias alrededor de la cocina. Historias sobre los procesos de producción del vino. Historias sobre puntos de encuentro. Historias para contar, para dar a conocer a través de una mirada sutil, delicada, profunda en emociones, en sensaciones, en aromas que traspasan la pantalla. Así es el universo narrativo de Alfred Oliveri, que viene de presentar su último film, «Harvest Moon» en el Festival de Málaga (España) y en el Festival de Sonoma (Estados Unidos). Así es también su universo creativo, que lo ha tenido como protagonista excluyente en los últimos 30 años en el mundo del espectáculo y que ahora, en la actualidad a la que asiste, lo ubica en un sitial de privilegio a partir de una propuesta que hace base en la gastronomía, pero que desde allí amplía la perspectiva hacia la cultura global.

Recordado siempre por el público por sus incursiones en radio y TV (El Rayo, CQC y Trip, entre otros), su exitosa carrera derivó luego hacia la dirección cinematográfica, donde ha obtenido un amplio reconocimiento a partir de retratar, con su particular mirada, el universo culinario. Con su productora House of Chef, desde 2018 hasta la fecha realizó cuatro films que retratan la vida de personalidades del mundo de la gastronomía. Sus tres primeras películas, se presentaron en prestigiosos festivales como los de San Sebastián y Cannes.

Además, por estos días, Alfred Oliveri se encuentra en Perú rodando la que será su quinta película, que estará protagonizada por la pareja más influyente de la gastronomía mundial: Virgilio Martínez, responsable del restaurante Central ubicado 4° en el ranking mundial y 1° en el latinoamericano, y Pía León, su pareja, nombrada como mejor cocinera del mundo 2020. El film recorrerá distintas regiones como el Valle Sagrado y la Amazonia, donde se asienta el trabajo de Virgilio.

En ese contexto de búsqueda y construcción permanente de sentido, Oliveri abre a 1591 Cultura+Espectáculos las puertas de su hogar familiar en Holanda, desde donde despliega con absoluta claridad conceptual la geografía de su labor cotidiana, asociada siempre al disfrute de generar un espacio en el que se siente contenido, pero desde el que también puede dar lugar a lo colectivo.

«Estoy muy bien; estoy compatibilizando la presentación de la película ‘Harvest Moon’ con la producción de un nuevo film», afirma cuando se le pregunta por la reciente presentación de su última producción de manera simultánea en el Festival de Málaga y el Festival Internacional de Cine de Sonoma. «Se ha combinado graciosamente, porque la película nueva que estamos haciendo, que ya terminó el rodaje, se hizo durante el mes de marzo en Perú y directamente desde Perú volé a Málaga para el estreno mundial de ‘Harvest Moon’ que se hizo en simultáneo con el estreno en Estados Unidos. La verdad es que estoy como con una cosa y con la otra, pero muy bien».

¿CÓMO DEFINIRÍAS, DESDE TU PUNTO DE VISTA DE DIRECTOR, A «HARVEST MOON»? ¿CUÁL FUE TU PUNTO DE PARTIDA, LA IDEA ORIGINAL, Y CÓMO FUE LLEVAR ADELANTE UNA PRODUCCIÓN ENTRE TRES PAÍSES?

Fue un llamado que recibí de parte de Pablo Bossi, del productor, en relación a una historia de la familia Michelini-Muffato. A los Michelini ya los conocía a partir de que fueron un poco los anfitriones regionales del lugar donde se rodó la primera película, ‘Tegui’, que eso fue en Mendoza, en la bodega familiar de los hermanos Michelini. La verdad es que fue como sumergirme muy rápidamente en una historia que en principio no conocía, aunque a ellos sí, y no sabía exactamente qué era lo que estaban haciendo en ese momento y el despliegue que tenían. Ellos estaban en ese momento en plena vendimia, o por empezar la vendimia en Castilla, en León, en El Bierzo, en España, con lo cual yo muy rápidamente en plena pandemia volé para allá y empecé de alguna manera a estar lo más permeable posible para entender de qué se trataba esta cuestión, más allá de lo evidente de una familia que hace vino. Fui encontrando distintos elementos que se fueron abriendo, que fui descubriendo con el correr del tiempo. El primero fue un criterio, diría, estético en el sentido que todo lo que veía en ese pueblo con tanta historia me llevaba a contar la película en planos muy fijos, en planos amplios, con un tempo determinado, y después lo segundo que apareció tenía que ver con un hecho narrativo en el cual estaba planteándose esta pequeña maratón de ir siguiendo tres vendimias al año, en tres países, en dos continentes con estilos de tierra muy distintos y esquemas muy diferentes. Y después, finalmente, lo que fui entendiendo era que se trataba de una historia de una familia, donde el padre de familia es un soñador empedernido y se genera una triada con su mujer y su hijo mayor a la hora de hacer vinos; que este hijo está trabajando con ellos desde los 12 años y ahora tiene 24. De alguna manera fue entender este planteo familiar, también teniendo en cuenta que no habían empezado de jóvenes, sino que habían empezado como a los 40 años, lo cual para mí tenía una relevancia en el sentido de que hay que tener bastantes cojones para saltar un poco al vacío en un momento en el que cual tenés tu vida un poco organizada, con cuatro hijos, en fin. Finalmente, el último hecho que me fue revelado, inclusive posterior al rodaje principal en Bierzo, fue un llamado de Gerardo -yo aún estaba en Madrid- para comentarme que estaba saliendo la luna llena, la luna de octubre de 2020, una luna muy especial que hacía muchos años no salía y si quería ir a verla y a filmarla. En el correr de esos días de rodaje yo me fui dando cuenta que realmente ellos tenían la mirada puesta hacia arriba, literalmente miraban hacia el cielo y miraban a la luna y miraban su posición, su estado y de alguna manera como quien le reza a un santo o a una virgen, ellos se vinculaban directamente con la luna como un eje rector de sus vidas y de su trabajo. Entonces ahí encontré el último elemento extraordinario dentro de este contexto narrativo de la historia, el significado que para ellos tenía esta luna como una diosa. A partir de ahí no solamente fue seguir lo que estaba planteado, sino también de alguna manera fuimos siguiendo las lunas desde ese momento hasta el final del rodaje que fue en abril de 2021, bastante tiempo con bastantes lunas, entre España, Uruguay y Argentina.

¿TE PASA UN POCO ESTO EN LO PERSONAL, Y COMO DIRECTOR EN ESTE CASO, DE REGIRTE POR LAS FASES LUNARES O CUESTIONES QUE TE VAYAN MARCANDO EN ALGÚN SENTIDO?

No, la verdad que yo no estaba muy metido dentro del universo de la luna en su influencia tanto biodinámica como astrológica. Lo que sí me pasó es que a partir de esa primera luna cobró una relevancia; empecé yo también a mirar bastante para arriba y de alguna manera a emocionarme en cada mes que teníamos esta luna llena, estuviera donde estuviera: en la Cordillera, en Buenos Aires, en Madrid, en Bierzo, o en Uruguay. Era como una marca simbólica y como alguien que de alguna manera nos acompañaba y protegía.

¿Y ESTO QUE MARCABAS RESPECTO DE LA FAMILIA MICHELINI-MUFFATO EN RELACIÓN A LOS SALTOS AL VACÍO, Y TENIENDO EN CUENTA TU AMPLÍSIMA TRAYECTORIA DESDE PEQUEÑO, DESDE QUE EMPEZASTE…?

La realidad es que la carrera que elegí es una carrera que tiene distintas formas de ser llevada, creo yo, y en algún punto tiene muchos momentos que se pueden ver implicados con saltos al vacío, apuestas. No sabés muy bien cómo va a salir eso; tenés ganas, o la intención de ir en una dirección, apostar por algo y no sabés cómo va a salir. En un punto puedo decir que de alguna manera tengo la ventaja de que siempre supe lo que quería hacer, a lo que me quería dedicar. Tampoco es que había plan B; o salía o salía. Y en el medio han pasado muchas cosas, pero estoy muy contento y muy agradecido del momento en el que estoy y del recorrido también.

EN ALGÚN MOMENTO, Y AHORA, DIJISTE QUE NUNCA HUBO UN PLAN Y QUE SIGUE SIN HABERLO, PERO SI NO HUBIERAS HECHO LO QUE HACÉS, ¿QUÉ OTRA COSA HUBIERAS HECHO?  

La verdad es que siempre estuve vinculado al mundo del espectáculo y al mundo del arte y al mundo del entretenimiento, si se quiere, y hay un punto entre estos tres que los une y los convierte tal vez en uno. Nunca me hubiera ido de ahí, Podría ser músico, actor, performer, bailarín; en un punto algo de eso hay en mí, en mi formación, en mi ADN, entonces simplemente la profesionalización de eso es por el hecho de que pueda ser tu actividad principal, que te pueda permitir vivir de ello, lo cual también genera siempre una satisfacción adicional. La diferencia entre el profesional y el amateur es la sensación de que realmente apostaste por algo y lograste ponerlo en valor.

HICISTE APUESTAS MUY FUERTES; EN LOS ’90 FUISTE PARTE DE LO QUE SE LLAMÓ LA «ROCANROLIZACIÓN» DE LA TELEVISIÓN, SIN EMBARGO PUDISTE TAMBIÉN SALIRTE DE AHÍ, BUSCAR OTROS HORIZONTES, CUANDO QUIZÁS LO MÁS CÓMODO HUBIERA SIDO QUEDARSE O PRETENDER SEGUIR…

Lo que pasa es que cuando hay épocas que son muy marcadas, algo que está pasando de una manera muy intensa, lo más probable es que eso deje de pasar y cambie; no hay nada que se pueda sostener en el tiempo cuando es muy potente, y más cuando estamos hablando de una industria como la de la tele, que de alguna manera es algo que te puede comer vivo, es una industria que fagocita sin ningún tipo de inhibición, entonces de alguna manera yo viví ese momento con total intensidad, con total libertad y con total disfrute y de alguna manera siempre hubo algo, si se quiere, que me fue guiando en otras direcciones. Pasaron cosas o dejaron de pasar cosas y eso naturalmente me fue llevando a otros lugares. Pero sí, definitivamente yo considero que es un privilegio haber tenido la posibilidad de tener una dinámica profesional en mi vida que me haya llevado a promover nuevos campos de evolución, de investigación y finalmente de disfrute.

SIEMPRE ESTÁ ESA CUESTIÓN DEL DISFRUTE A LA QUE HACÉS MENCIÓN PARTICULARMENTE. ¿ES FACTIBLE ENCONTRAR EL DISFRUTE EN EL TRABAJO, EN LO QUE UNO DECIDE HACER CUANDO A VECES LOS PROCESOS NO SON TAN SENCILLOS?

Yo creo que es lo mismo que en la vida: uno no está en un estado de celebración activa las 24 horas, o si lo está va a durar poco. Hay grandes periodos de tiempo donde uno va preparando el terreno para momentos donde realmente te dan la razón de por qué estuviste haciendo eso todo el tiempo. Hay como pequeños momentos de gran felicidad y de gran satisfacción. Lo mismo pasa en la vida, donde ratificás por qué estuviste haciendo lo que estás haciendo. Sí es cierto que también con el tiempo uno va tratando de que todos los momentos sean momentos agradables y no que haya que pagar determinados precios para obtener un logro determinado. Por supuesto que en la vida, en las relaciones, en lo que sea, hay momentos que son picos, que de alguna manera ratifican o demuestran el valor de todo lo que uno hace cotidianamente, en el trabajo. Cuando ves estrenada una película, cuando la ves proyectada en un cine, o cuando tenés una crítica, o estás en la oficina y la vez por primera vez luego de un trabajo en el que estuviste embarcado un año, definitivamente hay una sensación muy espectacular, pero la verdad es que a mí me gusta mucho lo que hago, y todos los días me despierto contento y me voy a trabajar con felicidad. Podría tener una panadería y sería igual.

UN PUNTO DE PARTIDA

Expresa en cada una de sus palabras una profunda pasión por las historias a las que asiste no sólo como espectador, sino también como narrador necesario. Y es que a nadie puede escapar que, de no estar allí, su mirada convertida luego en una imagen que a su vez traspasa la pantalla, muchas de esas cuestiones extraordinarias pero propias de lo cotidiano, se nos pasarían por alto como tales. Esa especie de obsesión por captar los detalles es la que lo llevó a fundar House of Chef, productora con la que ya lleva cuatro largometrajes realizados contando las epopeyas de grandes cocineros como Germán Martitegui, Mauro Colagreco o Gastón Acurio.

EN ALGUNA ENTREVISTA ANTERIOR HICISTE MENCIÓN A QUE HOUSE OF CHEF «ES UNA PLATAFORMA AUDIOVISUAL Y PARA BIEN O PARA NO TAN BIEN, ES UN SUEÑO PERSONAL PORQUE TODAVÍA PARA MÍ LAS COSAS SIGUEN SIENDO MUY PERSONALES». ENTIENDO POR LO QUE VENIMOS HABLANDO QUE LO DEBÉS SEGUIR SINTIENDO DE LA MISMA MANERA…

Sí, sigue siendo así por un hecho contrastado, en el sentido de que si bien yo ya trabajo con socios o con alianzas estratégicas y gracias a Dios mis películas se estrenan en plataformas que pertenecen a grandes empresas, mi productora es una casa de producción muy pequeña, especializada; trabajamos desde la independencia y desde la autogestión. De alguna manera sigue siendo algo bastante personal y también tiene que ver con el hecho de poder tener el privilegio de poder tener un punto de vista personal sobre los trabajos que llevamos adelante. No solamente tenemos muchas veces la posibilidad de poder elegir los proyectos, sino que tenemos también la posibilidad de poder elegir el punto de vista sobre los proyectos, tanto en la escritura como en la dirección y demás. Siempre hay algo como muy personal y me parece que está buenísimo que así sea, inclusive cuando después uno a veces sueña con plataformas más grandes como el caso de House of Chef, son cosas que nacen de algo muy personal. A ver: difícilmente exista lo no personal; siempre todo eso nace de la impronta y del brillo de individuos que hacen muy bien su trabajo.

¿POR QUÉ LA GASTRONOMÍA? ¿QUÉ TE ATRAE EN PARTICULAR DE ESE NICHO?

Es como una plataforma, un punto de partida muy bueno para poder contar historias. En un punto se podría decir que funciona como una excusa, en el sentido de ser un punto de partida. Podría dedicarme a contar historias de otro mundo, podría pasar, hipotéticamente, en lugar de contar historias de gastronomía, a contar historias de corredores de auto, que es gente apasionada que vive al máximo, que no sabe si al día siguiente va a estar viva o muerta, que viaja por el mundo; no suena mal. Pero la gastronomía simplemente lo que pasó es que tuvo una evolución: pasó de ser un oficio común y corriente a tener implicancias en un montón de órdenes dentro de la sociedad: culturales, políticos, sociales. Me refiero a la identidad con el territorio, con el producto, un montón de ideas que se fueron anexando a la idea de comer, que es de cómo comemos, dónde comemos, cómo lo producimos, de qué manera lo llevamos adelante, el aspecto artístico de la gastronomía, el aspecto territorial, de vanguardia también que es muy importante desde los años ’80 para este lado. Había algo ahí que realmente parecía ser interesante y que el mundo lo percibió porque ahí empezaron a haber cocineros estrellas; se hablaba de las estrellas de rock de la cocina. Por otro lado, en el momento en que yo empecé a ver un poco ese mundo con más atención había ejemplos de shows televisivos que habían ampliado mucho la vara. En ese sentido, lo de Francis Mallmann para mí había sido una referencia muy contundente, me abrió la cabeza, dije: ‘acá se puede hacer mucho más que una receta’. Había mucho por ahí y hay una magia cuando uno entra a una cocina, cuando uno recorre un cultivo, y también tiene su bohemia y su romanticismo de alguna manera. Gente que se pone delantales, que trabaja de noche, que se quema, que vive obsesionada por sus ideas, por sus ideales, que tienen un público noche a noche que los afecta, claramente, si la cosa sale bien o si sale mal. Entonces hay como una especie de analogía teatral, si se quiere, de lo que es un servicio en un restaurante.

¿QUÉ RELACIÓN HAY ENTRE ESAS HISTORIAS Y LAS TUYAS, TU HISTORIA DE VIDA? ¿ENTRAN ESAS CUESTIONES QUE PUDIERON MARCARTE EN TU INFANCIA, ALGUNA TRADICIÓN FAMILIAR RESPECTO DE LA COMIDA, DEL ENCUENTRO?

Lo bueno de la gastronomía, que es el hecho de comer, de cocinar, de sentarse a la mesa, de estar en la cocina, es que lo tenemos todos y ese es un hecho fantástico. No sé si hay algo más universal que la gastronomía, porque todos comemos en algún momento del día. Después de respirar viene comer, entonces todos tenemos una abuela o una madre o una institutriz que nos cocinaba bien o mal, o le ponía mucha sal, o hacía algún postre que recordamos mientras gateábamos en la cocina, o cuando éramos chicos hacía las galletitas. Todos tenemos recuerdos; no es que yo tenga que tenerlos. Los recuerdos los tenemos todos. Yo por supuesto que tengo mis recuerdos y tengo a mi abuela que cocinaba, y recuerdo los postres que hacía, pero a mí no me interesó ser cocinero, yo soy artista de otro rubro, yo cuento historias. Pero la mística de la cocina está enraizada en la sociedad como un eje central, como la familia misma y de hecho sin la familia también, porque los que están solos en el medio de la nada también tienen que comer.

SEÑALASTE TAMBIÉN EN ALGÚN MOMENTO QUE LA GASTRONOMÍA FUE UN PASO DIFERENCIADOR, ¿EN ALGÚN PUNTO NECESITABAS DIFERENCIARTE? 

No; por lo general dudo mucho, nunca sé si hacer una cosa o la otra, si comprar un boleto de avión u otro, pero hay momentos en los que tomo decisiones y son muy concretas, no tengo ninguna duda; son pocas, pero suceden.

¿HOLANDA ES UNA DE ESAS DECISIONES, VINCULADA AL AMOR EN ESTE CASO…?

Sí, bueno, esa fue una de las últimas personales, pero en términos profesionales el tema de la gastronomía para mí fue como que lo vi muy contundente, también porque no fue la gastronomía, sino la forma de contar la gastronomía. En algún momento visualicé una forma de contar la gastronomía que casi no existía y yo salí a hacer lo que tenía en la cabeza, y cuando salí a hacer lo que tenía en la cabeza, explotó, fue una bomba y fue genial, y de hecho es la base de lo que hago hoy. Tampoco creo que haya cambiado tanto porque realmente había ahí una semilla muy contundente de cómo quería yo contar y sobre todo mostrar y fotografiar todo ese universo que era un fragmento de un universo, no era toda la gastronomía, no salí a hacer un libro de pizzerías del gran Buenos Aires. Me fui a Uruguay, con determinados cocineros que hacían las cosas de una manera determinada y ahí me zambullí.

DE HECHO, PUEDE DECIRSE QUE HOUSE OF CHEF NACE EN URUGUAY…

La primera tanda de rodajes la hice en Uruguay y después volví a Argentina a filmar. La primera pieza que se hizo, que existe de House of Chef es una pieza que se hizo en San Pablo (Brasil), con Tato Giovannoni, que la hizo un amigo, un hermano colaborador mío que es un camarógrafo de Río, que estaba en San Pablo y le pedí que por favor hiciéramos ese trabajo y así empezó. Después me fui a Uruguay, trabajé en un mismo fin de semana muy productivo y después volví a Buenos Aires con mucha determinación. También está el privilegio de recibir el permiso de gente muy talentosa con la cual poder trabajar. Hemos trabajado con los mejores.


EN EL CENTRO DE LA ESCENA CINEMATOGRÁFICA

El pasado 21 de marzo Alfred Oliveri estrenó «Harvest Moon», su más reciente producción, en el Festival de Málaga, donde en el 2020 se alzó con el premio del público a mejor largometraje con «Purity», en la sección oficial Cinema Cocina 2020. Además, los pasados 24 y 27 de marzo el film formó parte del reconocido Festival de Sonoma que se realiza en California. Sonoma se encuentra enclavado en Napa Valley, capital del vino en Estados Unidos. Por eso no es casual la participación de «Harvest Moon» en el festival, ya que se adentra en el mundo del vino. En ella, los protagonistas emprenden un viaje por vendimias de España, Argentina y Uruguay.

¿QUÉ TE PRODUCE EL HECHO DE ESTAR EN LOS FESTIVALES DE CINE, EL HECHO DE LLEGAR A SAN SEBASTIÁN, POR EJEMPLO?

Orgullo; lo que me produce es orgullo porque marca un punto alto en tu trabajo, en la calidad de tu trabajo el poder llegar a esos lugares y es un privilegio poder de alguna manera formar parte de lo que es un legado cultural importantísimo en el mundo como lo son los festivales de cine, que casi suena a algo como que fuera a desaparecer, que no creo que vaya a desaparecer, pero es como si uno tuviera que buscar el núcleo más en el pasado que en el presente. Para mí es un orgullo poder estar dentro de un grupo de artistas espectaculares, con películas maravillosas. Todos los años lo mejor del mundo del cine se estrena en los festivales; ahora ya tengo mi edad, pero básicamente los festivales son conocidos también por su alto nivel de fiesta, las mejores expresiones artísticas, un momento de encuentro y celebración, entonces para mí es un orgullo y es un sueño también. La verdad que nunca me lo imaginé y ahora de alguna manera es como que lo voy normalizando porque van varios años que está pasando. La verdad es que es fantástico y te va dejando impresiones únicas. Siempre recuerdo la primera vez que estrenamos en un cine, en San Sebastián, la sensación es única, eso no te lo quita más nadie, eso sí que es un tatuaje en la piel, una emoción en la que te quedás. Obviamente, supongo que podés tener la opción de salir corriendo, o de querer eso para toda tu vida, o de querer más y más. En mi caso la respuesta fue: quiero más y más.

AFIRMASTE NO HACE MUCHO TIEMPO QUE TE SENTÍS EN ESTADO DE «ITINERANCIA» Y QUE NUNCA DECIDISTE IRTE DE BUENOS AIRES, SINO QUE FUE ALGO QUE SE DIO DE MANERA NATURAL…

Cuando planteaba el concepto de estado de itinerancia, era un estado de itinerancia solista y ahora no estoy en un estado solista, esa es la única diferencia. Después, lo demás se va viendo. Sí es cierto que, del año pasado a este, mágicamente, yo doy gracias a Dios y a todos sus auxiliares por haber podido naturalizar mi no residencia física en Buenos Aires sin que sea un hecho traumático. Yo estoy volviendo ahora a Buenos Aires a editar la película nueva y para mí es ir a Buenos Aires a editar la película nueva. Mi casa está donde está mi familia, mi mujer. Obviamente, el nivel de itinerancia que tenemos es altísimo. Antes era una itinerancia trashumante, una itinerancia solista, la hormiguita que iba de acá para allá, ahora tenemos nuestra casa en Holanda, yo sigo manteniendo mi casa en Buenos Aires porque me encanta la casa y porque me encanta Buenos Aires, pero la realidad es que uno siempre piensa que van a pasar cosas terroríficas o que van a pasar cosas buenas y cada vez pasan más y entonces uno piensa ‘ahora no vamos a viajar más’ y la realidad es que no paramos un segundo. Madrid es un lugar de recurrencia, Londres es un lugar de recurrencia, los festivales lo son también y son momentos encantadores. Venimos de estar en el festival de Málaga y de pasarla espectacularmente bien porque también uno va eligiendo la forma de vivir las cosas. Creo que ahora más que el qué, es el cómo; estar haciendo las mismas cosas, pero de una forma distinta.

¿HAY ALGÚN LUGAR QUE SIENTAS QUE ES UN POCO MÁS TU LUGAR EN EL MUNDO?

Cuando formás una familia básicamente el eje es un poco ese, después el lugar puede cambiar. Para mí ahora mismo es una incógnita. Estamos en Holanda por una serie de situaciones que se dieron por las cuales estamos acá, no es que lo elegimos directamente, pero estamos muy bien, es fantástico y estamos muy vinculados con un montón de lugares que es muy fácil ir y venir todo el tiempo. En eso cambia mucho la cuestión. A mí me parece que Buenos Aires es un lugar espectacular en el cual no creo que viviría todo el tiempo; me parece que es un lugar para llevar en el corazón, para determinados momentos del año, determinadas cuestiones y no mucho más que eso. Está claro que nuestro universo en este momento está girando en Europa y ese circular que vincula un poco el norte y el sur: el Reino Unido, Holanda, España, Portugal eventualmente para algunas actividades también; es por ahí, estamos a dos horas de nuestras actividades.

«DOY GRACIAS A LAS VECES QUE LAS COSAS SALIERON SUPUESTAMENTE MAL», AFIRMASTE POR ALLÍ, ¿EN ALGÚN MOMENTO SENTISTE QUE EL CAMINO SE ACOTABA, QUE YA NO HABÍA POR DÓNDE SEGUIR?

Todo el tiempo uno vive también angustiado respecto de que las cosas no vayan a salir bien y muchas veces salieron supuestamente mal, o no salieron como yo las esperaba. Una lectura que yo he entendido y adoptado y recomiendo fervientemente es que cuando te pasa algo te des el tiempo, que es mucho más que el que uno se da para evaluar las cosas, teniendo en cuenta que muchas veces ciertas cosas que uno considera que están mal, cosas que no salieron como uno esperaba, son la puerta para que después salgan de una forma mucho mejor de la que uno se hubiera imaginado, o que caprichosamente pretendía para con eso, o para sí. Si todo lo que yo hubiese esperado como yo quería hubiera salido, seguro no estaría acá hoy. Es muy importante tener una correcta lectura de los supuestos fracasos en la vida, porque son puertas hacia otra forma de éxito, mucho más interesantes porque son desconocidas. Lo que pasa es que no nos interesa lo desconocido, no nos interesa la incertidumbre, nos interesa ir construyendo sobre nuestros pequeños puntos de apoyo, que son mínimos. Si querés realmente lanzarte a algo interesante tenés que salirte de tus formas de sustento porque si no, no vas a irte de la cuadra de tu casa.

¿EN QUÉ BASÁS LO MÁS IMPORTANTE DE TU TRABAJO HOY? ¿CUÁL ES EL EJE EN EL QUE SENTÍS QUE PODÉS HACER PIE?

No sé muy bien qué contestarte porque permanentemente estoy buscando justamente no hacer pie, tratar de ir a más, de buscar un nuevo desafío, de tratar de mejorar las cosas, de poner colaboradores que mejoren los proyectos o mi propia visión. Si la pregunta está más apuntada a cuál es mi fuerte, hay cosas que ya están más sólidas, pero porque lo estuvieron desde siempre. Hay una mirada y una relación y una vinculación con la música que es muy importante; hay una mirada, una relación y una vinculación con la fotografía y con el aspecto estético de las películas que es muy evidente, que está marcado. Yo pretendo siempre perseguir la sensibilidad y la emoción; a veces lo logro más, a veces lo logro menos, pero ese es mi objetivo principal.

EN «HARVEST MOON» ESO ESTÁ MUY PALPABLE, SE PERCIBE, SE VE Y HASTA EN ALGÚN PUNTO SE PUEDEN OLER TODOS ESOS AROMAS Y PERCIBIR TODAS ESAS SENSACIONES QUE TIENEN QUE VER CON EL VINO EN ESTE CASO, PERO QUE ESTÁN EN LA VIDA MISMA…

Eso es fundamental. Sería tristísimo si yo me paso la vida opinando de lo que yo creo sobre lo que yo hago. Me parece que está bueno que eso suceda en algún pequeño espacio, pero que realmente sea el público el que reciba esas sensaciones y que, si recibe algo bueno, genial, porque en definitiva ese es el objetivo primordial: hacer algo para que la mayor cantidad de gente posible lo pueda vivir, lo pueda disfrutar y eventualmente le pase algo con eso, algo lindo, transformador. Muchas veces me dicen de las películas ‘me inspiró, me dio ganas de viajar, me dio ganas de comer’; si no pasara eso, sería como si lo hiciera para mí. Siempre hay una cosa súper egocéntrica en uno que es medio como un lastre, pero la realidad es que lo lindo no es que yo te diga lo que pienso de la película, sino que vos me digas lo que vos pensás de lo que a vos te produjo la película; ahí es donde a mí me da felicidad. Lo que pasa es que muchas veces a lo largo de tu carrera no lográs que todo salga y llegue a la gente, y funcione y tengas respuestas. A veces te pasás años y años intentando que algo termine de cuajar, entonces sí es como un diálogo más interno, es como un monólogo, porque no lo terminaste de concretar, pero cuando empezás a ver que tus películas llegan al público, que el público las ve, que tiene su opinión, su punto de resonancia, ahí ya no hace falta que uno hable tanto.

HAY TAMBIÉN COMO UNA ESPECIE DE ANCLAJE. TU PELÍCULA LLEVA A LUGARES CERCANOS DE UNO; DE PRONTO NO HAY GEOGRAFÍA. LO QUE OCURRE EN EL FILM PUEDE OCURRIR EN CUALQUIER OTRO LUGAR, TE ENCONTRÁS CON ESA VINCULACIÓN DE GENTE, DE FORMAS, DE VIVENCIAS, QUE SI BIEN ESTAN DISTANCIADAS MILES DE KILÓMETROS, TAMBIÉN NOS PUEDE PASAR MUY CERCA, Y ESO RESULTA MUY INTERESANTE…

Si. Eso tal cual. No solamente en las formas, que siempre hay una vinculación, los perfumes de las cocinas, de los productos, de las maneras de preparar las cosas, pero también creo que lo que idealmente se busca es una suerte de intento de identificación con las vivencias de los protagonistas. Te podés identificar por el territorio, por lo que ellos hacen, por que suena a algo de tu infancia, donde la transcurriste o por lo que cocinaba tu abuela, o la forma de preparar el vino, pero también tiene que ver con esto de sentirse inspirado, de animarse, como en el caso de Gerardo Michelini, a ir por tus sueños, que si hay algo que realmente querés hacer tenés que animarte a hacerlo, de tener buena predisposición, un optimismo innato en el que más allá de cómo se hacen las cosas poder seguir adelante, creer en eso, creer que las cosas están bien, no tener unos juicios tan retorcidos por lo que la vida te está dando todo el tiempo, sino una visión un poco más agradecida. La verdad es que si te ponés a mirar en el final de la película el discurso es ese, entonces eso sí me gusta, de alguna manera me enorgullece, que una película transmita un mensaje a través de sus personajes.

PRECISAMENTE RESPECTO DE LA VISIÓN SOBRE LA VIDA Y LO QUE TE VA DANDO, SEÑALASTE EN ALGUNA ENTREVISTA QUE «CUANDO EL ROCK NO ANDA BIEN, LA SOCIEDAD NO ANDA BIEN» Y ENTIENDO QUE ESA DEFINICIÓN EXCEDE LO MUSICAL Y PUEDE APLICARSE PERFECTAMENTE A NUESTRO DÍA A DÍA…¿CÓMO TE PARECE QUE ANDA EL ROCK HOY?

A ver…las épocas van cambiando, hay una realidad en el rock que muchas veces se puede entender de dos maneras: como fenómeno musical o como fenómeno social, o como un estado de ánimo, un state of mind, y me parece que lo más importante es mantener un estado de ánimo rockerizado, desenfadado, decidido, lanzado, rebelde, colorido. Hoy por hoy estamos en una realidad que está marcada por lo que hacemos con nuestros teléfonos y la cultura urbana propia de la calle; siempre los resultados culturales se miden en 20, 30 años. Lo que fueron los ’80 de alguna manera es lo que está llegando acá: todo está saliendo del hip hop y de la cultura urbana y también una manera de sentir y manifestar a través de nuestros mensajes de texto, de nuestros WhatsApp, es un poco ese momento. No sé realmente qué está pasando y qué nos depara, qué nos está narrando hoy por hoy, porque de alguna manera la música, como el cine son los grandes trovadores de nuestra sociedad. Lo que sí define para ser mucho más claro con lo que decía ‘si el rock funciona mal, la sociedad está mal’, quiero decir: si la cultura no funciona la sociedad no va a funcionar, o hay algo que no está funcionando bien. El motor cultural de una sociedad es clave para demostrar su estado de salud mental y espiritual.

TE GUSTA, NO TE GUSTA, TE PREOCUPA, NO TE PREOCUPA LO QUE ESTAMOS VIVIENDO EN FUNCIÓN DE LA TECNOLOGÍA, LAS REDES SOCIALES, LA INMEDIATEZ, ¿CÓMO LO VIVÍS DESDE TU LUGAR?

Lo vivo como todos: estamos sumergidos en eso y muy pocas personas conozco que no tienen redes sociales, o un teléfono que no sea inteligente. Es lo que nos pasa, es la forma de comunicarnos. Antes poníamos cospeles en el teléfono público y ahora mandamos fotos; nos autocelebramos bajo todas nuestras maneras. Me parece que son todas formas de comunicación; el teléfono, al mismo tiempo, es también muy creativo; no nos olvidemos que si bien es un poco egocéntrico, todo el mundo está sacando fotos todo el tiempo, no está tirando tiros. Si lo pensamos, en un punto, hay algo romántico y lindo en todo este tema. Nos mandamos fotos, ‘mirá estoy cocinando esto’ y se lo mando al otro, ‘estoy haciendo mi yoga’ y qué se yo, y es nuestra forma de vincular y me parece que está buenísima y en la pandemia se notó mucho más todavía. Me parece que eso está bueno. Es la misión de ser narradores de nuestra propia historia. Hay narradores profesionales como en mi caso que puedo hacer una película, o cada uno de los individuos que ahora micronarran sus andanzas por el mundo, sus devenires, nos cuentan sobre sus novios, sobre sus amores, sus desamores, sus movimientos astrológicos, hay una ironía sobre nuestras realidades con los memes, es como que en ese sentido es maravilloso. El concepto del canal de televisión, los sellos discográficos, todo voló por los aires; todo el mundo es un pequeño narrador de sí mismo y hay millones y millones de narraciones cotidianas en todo el planeta. A lo que voy es que sería maravilloso que pudiéramos quitar un poco de drama a la narrativa general del mundo que es muy trágica y muy oscura, porque es como un pecado original, pero originado en la tierra: estamos mal, no sabemos por qué, pero estamos mal y después hacemos cosas para que quede claro que estamos mal, como la guerra. Pero la realidad es que estamos todos dando vueltas y nos vamos mandando fotitos con ilusión y alegría para sentirnos menos solos y no está mal, es lo que somos y nos olvidamos un poco de lo que somos. Hay que tener un poco más de ternura con uno mismo.

SOBRE ALFRED OLIVERI

Con más de 30 años en el mundo del espectáculo, Alfred Oliveri es recordado por el público por sus incursiones en radio y televisión, pero pocos saben de su prolífica carrera como director de cine. Con su productora House of Chef, desde 2018 realizó cuatro films que narran historias alrededor del mundo culinario, y se encuentra rodando un quinto largometraje. Sus tres primeras películas se presentaron en prestigiosos festivales como los de San Sebastián y Cannes y se encuentran disponibles para toda Latinoamérica en la plataforma Star+. Con «Harvest Moon», su cuarto film, el director llegó al Festival de Málaga y al Festival de Sonoma. A lo largo de su prolífica carrera, ha desarrollando actividades en radio, teatro, cine y TV. Desde su productora GlamoramaTV desarrolló formatos para Telefé, El Gourmet y América, entre otros. Desde su plataforma House of Chef ha desarrollado series de TV, largometrajes documentales y contenidos digitales sobre historias alrededor del mundo culinario.

HARVEST MOON // FICHA TÉCNICA

Título original: Harvest Moon (Siguiendo la luna)

Año: 2022

Duración: 64 min.

País: España

Dirección: Alfred Oliveri

Guión: Alfred Oliveri

Música: Flores Babuci, Juan Manuel Romero

Fotografía: Óscar Raimóndez, Santi Cicero, Ana Fucci

Reparto: Documental, intervenciones de: Gerardo Michelini, Andrea Muffato, Manu Michelini Muffato

Productora: Coproducción España-Argentina-Uruguay; Gloriamundi Producciones, Astromax, Pampa Films, House of Chef, Piensan las Manos

Género: Documental

Sinopsis: Los Michelini-Muffatto no son una familia normal. Años atrás dejaron sus vidas ordinarias para abrazar la pasión por hacer vino de manera casi mística, convirtiéndola en una forma de vida. Siguiendo los visionarios sueños del padre, toda la familia se adentra en nuevas aventuras conquistando disímiles territorios y renovando desafíos hasta llegar al punto de su debilidad frente a la gran rectora de su universo privado y profesional: la luna.

Trailer: https://vimeo.com/656961543/237c2135bc


SUS OTRAS PRODUCCIONES

TEGUI, UN ASUNTO DE FAMILIA:

Cuando un cocinero logra todas sus metas, no le queda otra opción que reinventarse o morir. O al menos así lo vivió Germán Martitegui al momento de decidir cerrar su afamado restaurante de fine dining de Buenos Aires, Tegui, para marcharse junto con todo su equipo, su «familia», para emprender una aventura impensable hasta ese momento: crear un restaurant de cero, sin techos ni paredes, al pie de la Cordillera de los Andes, desarrollando un menú con producto local y maridado con los vinos de ese mismo lugar, pero sobretodo en consonancia con la cambiante luz de un sol perdiéndose entre las montañas de fondo para generar una vivencia única. Un viaje de transformación, creación y emoción.

Trailer: https://vimeo.com/294874548

CORAZÓN Y HUESO, LA LEYENDA DE DON JULIO:

Tres generaciones de una familia atravesada por la carne en un país donde la carne, el fuego y la parrilla viven en sus entrañas. Desde sus abuelos carniceros, a sus padres ganaderos de isla, a Pablo Jesús Rivero poco le quedó mas que el deseo ferviente de lograr torcer su destino, y el de su familia, cuando la subida del río Paraná los llevó a perder todo lo que tenían. Lo que no sabía es que ese trágico suceso lo llevaría hasta la esquina misma del viejo barrio de Palermo en Buenos Aires, donde sin ninguna experiencia gastronómica previa habría de tomar las riendas de una pobre parrilla de barrio para convertirla veinte años después en el mejor asador de carnes del mundo.

Trailer: https://vimeo.com/362113426

PURITY:

Un restaurante de una sola mesa y el ritual de servirla noche a noche. El fuego, la tierra y el mar son testigos del retrato de la vida privada de un joven cocinero que decide dejar atrás la gran ciudad para vivir bajo sus propias reglas. La sensibilidad para conectar a través de la cocina en una comunidad marítima que incluye pescadores, carpinteros, mecánicos y bellas mujeres amazonas. La belleza como dogma, el placer en los sentidos, y la búsqueda obsesiva de algo que nunca llega: la utópica persecución de la pureza. La cocina como metáfora de una vida rebelde y apasionada.

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