En el momento justo

Una reseña para el libro «Aún todo es temprano», de la escritora española Pilar Bravo

El tiempo es, sin lugar a dudas, uno de los temas que ha atravesado a la historia de la literatura universal, o a la historia universal de la literatura, o a la literatura universal de la historia, según se mire. Puede, en definitiva, que todo texto esté horadado de alguna manera, en algún punto, por ese ritual de las agujas, especie de espada de Damocles, amenazando a unos y otros por igual. Y es que el tiempo pasa para todos de la misma forma, aunque no es igual la forma en que unos y otros lo asumen en lo cotidiano de los días: algunos con desesperación, otros con resignada calma. Pero…¿qué sería de lo cotidiano de los días sin el tiempo? ¿Qué sería de la literatura sin el tiempo? ¿Qué sería de la poesía sin el tiempo? ¿Qué sería del tiempo sin el tiempo o, al menos, sin que alguien lo ponga en palabras, en imágenes?

En «Aún todo es temprano» (Lampalagua Ediciones, 2021), de la escritora española Pilar Bravo, el tiempo se cuela por todas partes, como si de pronto hubiera una gotera en el techo y el agua se escurriera inevitable, solo que en este caso en lugar de gotas lo que se filtra en la habitación es un tic tac tic tac tic tac constante y perturbador que va de un extremo al otro de las sensaciones que provoca ese devenir irreparable de lo que no se detiene, de lo que se nos escapa de las manos, de lo que vemos pero no podemos tocar, de lo que está pero no es. Eso que, en definitiva, nos maneja el tiempo del tiempo que tomamos en tratar de comprender el por qué del tiempo en este presente que ya no lo será en el segundo posterior a este segundo que ya no es.

Tal vez por eso la escritora lo pone en el papel en blanco. Le da forma. Lo recrea a partir de escenas de lo habitual, como el reflejo que nos devuelve el espejo cuando intentamos dar con el paradero de eso que no podemos ver, pero que también somos. El tiempo y su revés, en el revés del tiempo.

Allí, por esa delgada línea, Pilar Bravo hace -con destreza y oficio- equilibrio para no caer al abismo de lo que ya no existe porque el tiempo lo dejó atrás, pero también para no dejarse llevar por la tentación de correr hacia lo que aún no es, porque el tiempo vaya uno a saber cuándo. Se descubre, la poeta, en cada palabra. Se reinventa, inmediatamente después. Se aproxima a la más próxima de las cercanías de lo que es, aunque sin dejar de lado la incertidumbre de lo que fue en la incertidumbre de lo que podrá, mañana, quizás, tal vez. Y allí, discurre. Entre el disfrute de haber viajado hasta aquí y la paradoja de no saber muy bien qué, en realidad. Porque para ella todavía hay tiempo, pero no para todos.

Entonces, otra vez el tiempo. El que tiene. Pero también el que le falta. Y volver a empezar. Y querer terminar. Y no saber si sí o si no. Si los sueños se van a alcanzar o si van a quedar en lo trunco de un pensamiento que se diluye. Y la vida. Y la muerte. Y el amor. Y el tiempo, otra vez, ese tirano. Y la escritora, que se reescribe. Y la poesía, que la abraza, que la contiene. Y ese nombre, el de Mario (Paoletti, nuestro Mario), que es el único que no sabe de tiempos porque ya se los ofrendó todos, incluso aquel que llega a destiempo, cuando para ella aún todo es temprano, porque -dicen- nunca es tarde. Y sin embargo…

La escritora española Mariantonia Ricas ha dicho de estos peomas que conforman este libro de Pilar Bravo que «se deslizan desde su naturalidad hasta la magia y, entonces, ocurre que la elegía por una ausencia que temblaba (…) se transforma, gracias a dicha magia, en una presencia, en la vida que [la autora] cita una y otra vez».

Y es que así como existe algo tan intangible como el tiempo, existen también las circunstancias en las que se torna palpable, real y concreto. La manera en que se marchita una flor; la forma en que nuevamente florece. La sombra que se proyecta en la pared y que con el correr de las horas se va corriendo hacia el lado de la oscuridad definitiva. Las presencias que se tornan ausencias. Los recuerdos y ese no saber qué hacer con ellos, cuando vienen. Y es que así como existe algo tan intangible como el tiempo, existen estas poesías de Pilar Bravo que, por azar, por fortuna o por designio de un más allá al que aún desconocemos, pero al que indefectiblemente vamos a arribar por aquello de tiempo al tiempo, llegan en el momento justo.

LA AUTORA. Pilar Bravo (Toledo, 1966) es Doctora en Cultura y Patrimonio Histórico por la Universidad de Castilla-La Mancha. En ensayo ha publicado, en colaboración con Mario Paoletti, Borges Verbal (Planeta, 1999). También el volumen Francisco Umbral y el columnismo en España (Biblioteca Nueva, 2006), que es fruto de su tesis doctoral sobre imagen y sociedad. Sus libros de poesía son «Caja de botones» (2004), «Viceversa» (2010) y El Prado, 50 (2017). En novela ha publicado «El año del cangrejo» (Ediciones Vitrubio, 2019. En la actualidad prepara la edición de su segunda novela, que se titula «Mosquita Muerta (Relatos de andar por casa)», donde sigue manteniendo la condición de lúcida observadora que es su principal característica. Durante 25 años ha trabajado en el Centro de Estudios Internacionales de la Fundación Ortega-Marañón, en Toledo.

(La presente reseña fue publicada en el suplemento 1591 Cultura+Espectáculos de diario NUEVA RIOJA)

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