En su tiempo poético

Una reseña para el libro «Del pan y los peces», el primer poemario de la periodista y comunicadora Pía Cabral.

La voz de Pía Cabral surge como la voz del río: sin saber dónde, pero sabiendo que hay un curso por marcar, un camino por recorrer y un desborde de peces y panes como palabras atizando el fuego de una memoria que no llegará nunca a apagar la brasa de su sentir. Hay en «Del pan y los peces», una mujer que se da por completo, no sin antes llenar los vacíos, esos vacíos de sí misma (de todas), las llagas de una sequía abrupta, sobre la que ahora dibuja cada una de las inversiones (o inmersiones) que la nombran. 

Cinco, en total: Del Río, Del viento, Del cuerpo, De la escena y De la culpa. Son, en definitiva, como escalones hacia abajo, hacia ese submundo en el que «nada es lo que es», allí donde busca denodadamente su cuerpo, ese punto en el que nacen las profundidades de un ser que se pregunta «quién seré». Y el agua, y los panes, y los peces que ya nos devoramos sin remordimientos. Devorándonos, al unísono.

Dice Idangel Betancourt en un breve pero preciso prólogo, que «Del pan y los peces» es un «poemario que define una economía propia entre las imágenes que constituyen su tiempo poético. Con un aparente territorio inmediato: Catamarca y La Rioja, estos poemas condensan una extensión más amplia: fragmentos de lugares y estancias interiores que fluyen en remolino entre agua y viento en el cuerpo de una mujer que presenta una voz particular desde su primera entrada en la poesía de la región».

Entre agua y viento en el cuerpo de una mujer que pone mucho más que el cuerpo a la hora de decir, al momento de ubicar la palabra en su lugar exacto, en su momento preciso (y precioso), abrazando delicadeza y furia, sutileza y coraje en un mismo gesto, como el viento de agosto (ese agosto que hay que pasar como hay que pasar el invierno), un cuchillo de doble hoja y doble filo «en medio de este zonda hecho noche». 

Fragmentos de lugares y estancias interiores, entre la mujer que la habita y la mujer que habita un universo sangrante, repleto de pequeñas bocas suplicantes que duelen, que desgarran territorios deshumanizados en los que hay más cadáveres que olivos, a la espera de una tregua que no llega, como tampoco llega el tan publicitado apocalipsis.

Particular y comprometida voz la de Pía cabral, si las hay (lo poético es político, afirma). Tan particular y tan comprometida como la voz del río que no cesa en su danzar junto con los peces en un baile que, de cuando en cuando, resume lo cóncavo de las existencias que se hallan en la percepción de un perfume que resulta familiar en la casa y otorga un armisticio, una pausa, aunque fragmentada, antes que la pena sacuda el curso en remolinos de oscuridades y, desde el evidenciar lo inocultable, nos desvele la mirada frente al espanto de lo cotidiano que no vemos (que no queremos ver): que nos sobra el pan, aunque no tanto como el hambre. Que nos escasean los peces, aunque no tanto como las esperanzas. Pero que nos queda una voz, esta voz (la de Pía) en su tiempo poético, para que ya no se nos pase por alto.

LA AUTORA. Pía Cabral nació en el año 1977. Catamarqueña. Periodista y comunicadora. Es autora, además, del libro de cuentos «Eva vestida de azul / Cuentos para una infancia bien construida». Integra el movimiento Eulalias / Comunicadoras Feministas Catamarqueñas, autoras colectivas del libro «Relatos que rompieron el silencio», historias reales de mujeres catamarqueñas atravesadas por situaciones de violencia. «Del pan y los peces» es su primer poemario.

(La presente nota fue publicada en el suplemento 1591 cultura+espectáculos de diario NUEVA RIOJA)

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