En un vuelo

Lleva la sonrisa como ofrenda y estandarte y un puñado de sueños, entre cumplidos y por cumplir, le van demarcando un camino en el que la música es raíz y simiente, origen de un sentir tan innato como imperecedero. De la tierra al cielo, envuelta en melodías.

Johana Santillán nació en Chilecito, para el Día de Reyes, en el seno de una familia numerosa y con los sonidos del folklore afincándose desde el instante cero en sus memorias, como el aire en sus pulmones. Desde entonces, su relación con la música es tan estrecha como esa necesidad de expresarla desde su voz, en evolución constante. Radicada en la Capital riojana desde hace ya un buen tiempo, lleva la sonrisa como ofrenda y estandarte y un puñado de sueños, entre cumplidos y por cumplir, le van demarcando un camino en el que las melodías son raíz y simiente, pero también un horizonte amplio en el que elige crecer, desarrollarse y expandir la medida de sus anhelos.

Es así como en lo reciente puso a consideración de todos el video de uno de los temas que integran su álbum «La vida en un vuelo». «Como esperando la vida», del reconocido compositor y cantante riojano Pancho Cabral, llega desde su interpretación sentida como un nuevo reflejo de su devoción por lo nuestro, pero también como una reafirmación de todo lo hecho a lo largo de un recorrido que empezó cuando era apenas una pequeña niña, nacida para cantar.

«Recuerdo que algunas veces, cuando mi papá no estaba en mi casa porque se iba a trabajar a otros lugares, yo me quedaba con mi mamá, me metía en su cama y ella tomaba un cancionero y empezaba a leer las letras y las cantaba, era absolutamente bello; me explicaba las palabras que no entendía. Entonces yo digo ‘qué bárbaro’ como la familia, sin saber, sin querer, va educando y mostrando lo que uno ama y sueña», cuenta Johana cuando se le pregunta por su vínculo con la música, al que asocia necesariamente con su entorno más próximo. Hay, allí, señales claras sobre un punto de partida para una relación que se va haciendo cada vez más estrecha con el paso del tiempo y que, en épocas de pandemia, la encuentra trabajando en un proyecto que busca reunir amigos para la Navidad, para el Año Nuevo, y para dejar testimonio desde las canciones. 

«Es una situación muy difícil» afirma a 1591 Cultura+Espectáculos respecto de este tiempo de pandemia y, de inmediato, reflexiona: «me ha pasado algo particular y es que este año llegó mi disco, algo sobre lo que empecé a trabajar en 2018, cuando nadie hubiese imaginado esto. Siento mucha felicidad y a su vez tristeza por no poder compartir con las personas que tanto quiero y que me apoyan, pero la vida siempre me va enseñando algo». La cantante chileciteña evita, así, quedarse con el escenario negativo que supone el confinamiento y valora su conquista en la medida de lo necesario. «‘La vida en un vuelo’ es un sueño añorado, un sueño hecho realidad», cuenta. Y desde allí, se proyecta hacia su memoria más emotiva. «Desde pequeña tengo una relación muy bella con la música; tengo ocho hermanos y los mayores se dedican a la música. He crecido en una cuna amando el folklore, mi mamá cuenta que para poder calmarme cuando lloraba mis hermanos tenían que tocar la guitarra (risas)». 

De igual manera, recuerda que tenía apenas 9 años cuando cantó por primera vez en público, en la Escuela Mercedes de Dinklage, ocasión en la que interpretó «Madres provincianas». «Desde entonces y hasta el día de hoy siempre he estado con la música», sostiene, al tiempo que vuelve sobre el ahora, para definirse como «una persona a la que le gusta hilar muy fino, hasta que llegó el momento de decir ‘esto es lo que sos hoy, hay muchas cosas por aprender, sé que vas a seguir por ese camino, perdoná los defectos y amá lo que sos’. A partir de ahí traté de reunir canciones que fueron muy significativas para mí homenajeando a La Rioja, a Chilecito, a mis padres. Es muy difícil porque en un disco de 14 canciones quisiera plasmar tantos años en la música, pero sé que este -el de su primer disco- es un paso muy importante».

De ida y de regreso. Así es el devenir de Johana respecto de su relación con el canto. Entre el hoy y el ayer, rememora la felicidad de sentir estar en el lugar correcto y los nervios que la invadieron aquella primera vez, cuando su mamá la preparó «con un vestidito blanco» y comprendió que no era tan fácil eso de estar frente al público. «Se requiere de mucha preparación para ir superando los nervios; hay que tratar de ir educando todas esas emociones tan sentidas que por ahí te bloquean. Deseo seguir preparándome y amando esto que es la música», remarca a 1591.   

EL LLAMADO DE LA MÚSICA 

Si algo llama la atención en Johana Santillán, eso es su determinación respecto de la música, desde niña. Ese llamado tan particular fue el que la trajo hasta la Capital, donde inició el Profesorado. «Cuando era chica sabía que si me quedaba en Chilecito iba a estudiar la Licenciatura en Comunicación Social», recuerda. «Los primeros años en La Rioja viví con mi hermano mayor, Néstor, y estuve siempre muy acompañada y contenida. Igual extrañaba muchísimo, me sentaba a contemplar los cerros. Es una lucha constante hasta hoy, una lucha por la música, por la formación y el trabajo que es lo que me lleva a tratar de fortalecerme. Aprendí que extrañar es importante porque eso es una señal que uno en su corazón tiene amor. Entonces decidí quedarme para terminar con este sueño que es ‘La vida en un vuelo’ y otros más».

¿Pero cuándo comenzó ese anhelo ligado a las melodías? «Cuando era pequeña fuimos a una procesión con mi papá; cuando llegamos tuve un diálogo con Santa Rita y le dije que quería estar con la música siempre; y como sabía que si pedía algo tenía que retribuir, le dije que cuando sea grande y grabe mi disco, le iba a grabar su himno. Ese momento fue hermoso», recuerda y hoy, el «Himno a Santa Rita» es una de las canciones que integran su primer álbum, que culmina con la canción «Gracias a la vida», como una manera de regocijarse con lo obtenido y de ofrendarlo, al mismo tiempo. «He puesto todo el corazón en la grabación. Hubo un momento en que con el esfuerzo de los trabajos tenía la voz muy cansada, con mucha fatiga por cuestiones que te inundan demasiado. Recuerdo que pedí ayuda a una gran maestra mía, Viviana Bognar y pude volver a expresar el amor y el cariño a través de la voz con un vals que se llama ‘A mi Rioja'». El agradecimiento a quienes la acompañaron en el camino -y el agradecimiento en general- forma parte de su esencia. Es así como van surgiendo algunos nombres -entre otros- a los que hace mención, como Juan Salvador Trupia, Gabriela Maldonado, Romina Pedroza, Ana Murúa y Nelson Santillán, otro de sus hermanos.   

Todos forman parte de un proceso de «disfrute pleno», como el que la llevó a interpretar uno de los clásicos de Pancho Cabral, quien también le envió un mensaje de reconocimiento por su trabajo, al que Johana calificó como «una caricia para mi alma; Pancho es una persona muy querida, admirada, respetada. He tratado de estudiar las canciones, a los compositores, relacionarme con ellos y poder sentir el apoyo, el cariño de él, es una caricia y una fuerza para seguir de una manera muy agradecida, con responsabilidad hacia esto que es la música», afirma. Y desde ese lugar se proyecta, sin dejar de valorar cada uno de los hitos que marcaron su carrera, como el hecho de participar en tres oportunidades en Cosquín, el escenario mayor del folklore. «La primera vez fue en 2007 representando a Chilecito; en 2011 fue en el pre Cosquín en Tango, y en 2015 volví a participar ganando sede Capital y fui finalista del pre Cosquín. Fue una hermosa experiencia», señala, al tiempo que destaca otras actuaciones en certámenes en los que obtuvo galardones, como el «Septiembre Joven» o «Chango».  

«Voy a seguir trabajando para presentar las canciones del disco, para poder concretar el proyecto de Navidad. Estoy cursando la Licenciatura de Canto, sigo estudiando; el canto lírico es algo que me gusta mucho. A los 12 años tuve una profe de canto lírico y pude ver al cuerpo como un instrumento, sentir las vibraciones de las notas, algo que desconocía», cuenta y suelta, casi al unísono, un nuevo sueño: «amaría ser directora de orquesta; capaz que es un sueño difícil pero si tuviera que partir de mi Rioja para poder lograrlo, lo haría». Después de todo, sabe mejor que nadie que la vida va siempre en un sueño. O en un vuelo.

UNA ABSOLUTA BENDICIÓN

Celebro cada escenario al que pueda subir, sea una escuela, sea de festivales. Sé que hay algunos que son muy sentidos para mí, como Cosquín; amaría poder subir a Jesús María, amaría poder cantar en ese festival. Es algo que me hace sentir a mi familia, mi papá ama a los caballos, amamos al folklore, todo eso me llena el alma. Celebro con todas las mujeres que han estado y sé que en la vida hay que esperar. Aprendí que cada oportunidad que tengo para cantar es una absoluta bendición y lo celebro. Me gusta ir por el camino correcto, aunque me cueste, y aceptar que hay personas que te quieren y otras que no. Hay que prepararse, ser fiel a lo que uno ama, no llenarse de ningún rencor y mientras se pueda amar a través de la música, hacerlo; poder estar en una relación mas sentida con la música. 

VER LO BUENO

Los tiempos de Dios o de la vida no son los que uno desearía, pero hay que aceptarlos y amarlos y seguir adelante. Hay mucho por aprender y por crecer. Hay que tratar de ver lo bueno; es lo que siempre trato de hacer. 

HONESTIDAD

Lo más importante es ser honesto, real, auténtico, defender tu raíz, ser vos, amar a través de tus miradas y vivencias que es lo que nos identifica y al mismo tiempo nos diferencia. Cantar «El cielo del albañil» para mí es ver a mi papá trabajar, a mis hermanos, a mis primos. 

HAY QUE TENER FE

Además de mis grandes maestros de la música, de los amigos, está Dios. Puedo verlo y sentirlo en muchas ocasiones. Con el disco me pasó que hubo un momento en que se estaba por caer, no podía reunir todos los auspiciantes, los últimos momentos fueron muy difíciles, de mucha tensión psicológica. Pensaba cómo hacer para seguir trabajando hasta que recibí un mensaje de texto de Norma Colazzo, una bendición. Tantos años de trabajo, tanta seriedad, que no se pueda cumplir era ilógico y muy doloroso. Pero los milagros ocurren, hay que tener fe. 

BRINDAR CARIÑO, AMOR, CONTENCIÓN

Pensaba en estudiar algo que me permita estar con la música siempre y sabía que la docencia me lo permitiría. Trato de brindarles lo mejor a mis alumnos; la vida me ha permitido trabajar en instituciones maravillosas, que hacen al crecimiento de uno, como el Jardín de la Escuela San Francisco. Uno se llena absolutamente de felicidad, es maravilloso. Cuando tenía 9 años mi profe de música fue el que dijo ‘vos Johana, venís y cantás’. Me gusta enseñar con esa posibilidad de brindar amor. En el interior, por ejemplo, en Los Sauces, los niños van a su clase con tanto amor, con tanto entusiasmo, lo he vivido también en mi infancia. Además, trabajo en una escuela especial, y aprendí a ver la música y la enseñanza de otra manera. Me di cuenta de muchas cosas, mucho más allá de lo que es estar en un aula. Los docentes tenemos una inmensa posibilidad de brindar cariño, amor, contención a nuestros alumnos. Ellos te enseñan. Me voy dando cuenta en este andar que a ellos los acompañan esos momentos, están mucho más contenidos.

UN DISCO, UN SUEÑO CUMPLIDO

«La Vida en un vuelo» es el primer trabajo discográfico de la cantante chileciteña Johana Santillán, editado a través de la Ley del Disco y grabado en los estudios de Luis Chazarreta. Tal como lo afirmó a 1591 Cultura+Espectáculos el nacimiento de «La vida en un vuelo» es la concreción de un viejo anhelo que supo poner en manos de Santa Rita y que ahora ya transita su camino. Hasta el momento, lleva realizados sobre este álbum tres videos de difusión que pueden verse en la plataforma Youtube. Estos son:  

«Nonogasta»

Arreglador musical: Luis Chazarreta

Músicos: Luis Chazarreta / Nahuel Minué / Josho Tello

Compositores. Aquiles Esteban / Peralta Dávila

Bailarines: Emilia Vargas / Maximiliano Varas

Guión y Producción: Mónica Oyola / Johana Santillán / Rodolfo Oyola

Producción general: Rodolfo Oyola

«Himno a Santa Rita»

Grabado y masterizado en el estudio de «Luis Chazarreta Producciones»

Dibujo realizado por Germán Abilar

Guión, filmación y producción de video: Marcelo «Locura» Sain / Haciendo Lío Producciones

«Como esperando la vida»

Autor: Pancho Cabral

Guitarras 1 y 2 Luis Chazarreta

Cajón Peruano: Kike Alamo

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