Esas clásicas canciones nuevas

Dejando atrás una historia ligada al tango y al folklore, Los Hermanos Butaca se renuevan con un disco de pop-rock que, sin embargo, ancla sus pretensiones en los orígenes. «Mil inventos», o una vuelta de tuerca para el perfeccionamiento de un estilo que solo puede responder a dos nombres: Germán Dominicé y Carlos Senin.

Desde el año 94, los Hermanos Butaca vienen recorriendo caminos y escenarios diferentes, de la mano de un inconformismo que los define a la hora de concebir un proyecto que es imposible de encasillar, pero que solo puede remitir de manera directa a ellos. Desde ese territorio que les es propio, Germán Dominicé (voz) y Carlos Senin (guitarra) acaban de dar a luz a su quinto trabajo discográfico, «Mil inventos», un vinilo que incluye canciones de rock y pop, prescindiendo del tango y demás ritmos folklóricos que venían exhibiendo en trabajos anteriores, pero haciendo base, una vez más, en un encuentro cara a cara con la mirada filosa y desvergonzada que les permite abordar diferentes temáticas en el límite con la reflexión, el absurdo o la risa que obliga, no obstante, a tomarlos muy en serio.

«La verdad que terminó siendo un proceso largo, cuando no queríamos que sucediera así. Al haber terminado el disco anterior, teníamos una cantidad de canciones acumuladas interesante y nos las pusimos a grabar apenas salió ‘Retiro espiritual’, en el 2017. A fines del ’17 estábamos maquetando canciones, componiéndolas en estudio, que fue un proceso muy interesante que nunca habíamos transitado, que era el de ir componiendo adentro de un estudio de grabación, todo el plan maqueta, el plan demos», cuenta Germán Dominicé, cantante de los Hermanos Butaca, a 1591 Cultura+Espectáculos cuando se le pregunta por el proceso que llevó a parir «Mil inventos» en plena época de pandemia y a pocos días de haber realizado el lanzamiento de un trabajo que, en sí, evidencia la evolución constante del dúo hacia lo diferente, como una filosofía respecto de la música y de la vida misma.

«Se nos llenó el disco rígido de canciones. Eran demasiadas y las propuestas bastante dispares, entonces terminamos seleccionando las que forman parte de ‘Mil inventos’ y decidimos grabarlas en plan banda. Nuestros discos anteriores son bastante distintos: hemos hecho discos de tango, de folklore, cosas de fusión, muy acústicas y este decidimos que iba a ser nuestro disco de banda de rock. La propuesta fue armar esa banda y volver a grabar todo en un estudio más profesional. Empezamos a grabar y nos agarró la pandemia, se retrasó todo. Se hizo de chicle todo ese proceso por la cuestión de definir, ir grabando, grabando demos, pero el viaje fue placentero, la pasamos bien en el mientras tanto. La pandemia nos hizo hacer más canciones para el próximo disco, así que ahora tenemos un problema nuevo», confiesa Dominicé desde un gesto generoso que, al mismo tiempo, abre las puertas a un diálogo franco y directo, sin vueltas, a la cocina del flamante «Mil inventos».

¿COMO DEFINIRÍAS MIL INVENTOS, DE QUÉ SE TRATA?

‘Mil inventos’ es el disco de rock de Los Hermanos Butaca; no tiene mucha más definición porque lo parimos así, lo quisimos así. Cuando vimos las canciones que podían formar parte tenían una cohesión en sí mismas y eso nos obligaba a tener una banda nueva. Los Hermanos Butaca somos dos, un dúo de compositores. Al ser un dúo nos resulta mucho más fácil a la hora de producir las canciones y darle un formato distinto, podemos ir intercambiando músicos; pero en este disco nos acompaña nuevamente Raúl Gutta en la batería, en la percusión, que es un dotado total, porque maneja muchos lenguajes del folklore y el rock; también está Rafael Varela en guitarra y Tavo Centurión en bajo. Con ese formato hicimos este disco, que tiene canciones para ser rockeadas y siempre tratando de mantener un nivel lo más alto posible desde la letrística y cuidar los arreglos. Quedamos muy contentos con el producto final.

ACOSTUMBRADOS A TRABAJAR COMO UN DÚO, ¿FUE MÁS COMPLICADO PARA USTEDES ENCARAR ESTE PROYECTO CON OTROS MÚSICOS? ¿FUE UN DESAFIO EN ESE SENTIDO?

Por ahí no es la palabra ‘complicado’, pero era una novedad y nos planteaba trabajar de una manera que hacía muchísimos años no lo hacíamos. Con mi socio nos conocimos haciendo rock allá por los ’90, después habíamos dejado de cargar equipos, de subir volúmenes, era mucho más divertido o por lo menos a nosotros nos resultaba mucho más divertido poder tocar en cualquier lado, llevar dos guitarras y estar tocando donde queríamos. Lo seguimos haciendo, eso no lo perdimos, los Butaca podemos aparecer en cualquier lado, con distintas formaciones, en dúo o en septeto, con propuestas distintas, con repertorio distinto o versionado, pero esta obligación de ensayar en sala con volumen, era una sensación que hacía muchos años no la teníamos y eso estuvo muy divertido. Para llevar ese sonido a estudio laburamos con productores: Rafa Varela, que es el hijo de Adriana Varela es productor y además de haber tocado la guitarra produjo cuatro temas del disco y otros cuatro Rafael Franceschelli, que es el productor con el que veníamos trabajando en discos anteriores. Son dos tipos que manejan mucho el lenguaje musical y nos guiaron a buscar el sonido que queríamos en estudio. Lo delegamos y estamos muy felices de que así haya sido.

¿DÓNDE SE UBICA, ENTONCES, ESTE TRABAJO DE LOS HERMANOS BUTACA RESPECTO DE LO QUE VENÍAN HACIENDO? 

Este es nuestro quinto disco y los cinco discos son totalmente distintos entre sí. Más allá de la cuestión de crecimiento como banda y el refinamiento que podemos haber logrado o no -eso lo dirá el oyente- a través de los años, cada disco tiene su estética distinta; no somos estilistas, no somos un proyecto donde vamos haciendo cada disco parecido al anterior o dentro de un mismo estilo y tratando de mejorar, sino que hacemos discos que mutan; nos gustan más esos tipos de artistas, más rupturistas en su propia carrera y que cada disco te sorprenda. Nos gusta más eso para nosotros mismos también, así que a este disco lo pondría en el quinto lugar, que es el lugar que tiene, pero en un atril distinto a los otros cuatro. Es un disco que en lo personal me gusta mucho, estoy muy contento como quedó, tiene canciones como bastante redondas en el sentido de que hemos logrado una síntesis en lo compositivo, que se nota que hay ahí un salto de calidad y, a la vez, si bien es el último que hicimos, podría haber sido el primero, porque como te contaba recién veníamos de hacer rock y lo podríamos haber hecho. Por supuesto que no somos las mismas personas y no escuchamos la misma música.

EN ESE CONTEXTO DE RENOVACIÓN PERSONAL, ¿DÓNDE SE UBICAN USTEDES?

Somos demasiado rockeros para las peñas, demasiado tangueros para las rockerías; siempre somos la oveja negra, pero nos gusta ese lugar. Entendemos, creemos, que hay un público para eso, de hecho, no es masivo ni mucho menos, pero tenemos nuestros seguidores y además la música que hacemos es para nosotros mismos. Somos de oreja inquieta, escuchamos en el mismo día y en la misma playlist algo de tango, algo de folklore, algo de rock y podemos escuchar lo último que salió y escuchar música de hace 100 años, pero con el mismo placer, porque como consumidores de música somos así y a la hora de hacerla nos pasa otro tanto. Es apasionante para nosotros aprender un género nuevo. Por supuesto que todo está tamizado por nosotros mismos, no somos puristas. No es que estás escuchando al mejor guitarrista de tal estilo, no; lo estamos llevando a nuestro lugar, con esa mezcla de lo letrístico de segunda lectura, con cuestiones irónicas o algunas humorísticas. En este disco hay menos de eso, pero tenemos eso como una constante.

ME HABLABAS RECIÉN DE LO IMPORTANTE QUE ES LA DIVERSIÓN EN EL PROCESO…¿ESO TAMBIÉN DEFINE UN POCO LA MÚSICA QUE USTEDES HACEN?

Si, sin ninguna duda. Cuando nos conocimos teníamos una onda de rock muy serio, tocábamos muy fuerte y muy rápido y en parte de los ensayos nos hicimos amigotes porque nos mostramos chistecitos, pedacitos de ideas que eran risueñas y con remates, con cosas graciosas y cuando la banda se desarmó nos quedamos con esos chistecitos y dijimos: ‘che podríamos hacer algo con esto; armemos algo serio, produzcamos este tipo de canciones’ y ahí nos quedamos, los dos haciéndonos reír el uno al otro con estas tonterías, las empezamos a grabar y con el tiempo se fue refinando. Esto arrancó en el ’95; tuvimos un periodo de un par de años en los que compusimos mucho, estuvimos viviendo juntos con otra gente, nos mudamos, porque nosotros somos de zona sur de gran Buenos Aires, de Adrogué, de Lavallol. Nos habíamos mudado a Palermo a vivir juntos y fue un proceso de mucha composición. Después, por cuestiones de la vida dejamos el proyecto, y desde que lo retomamos en el 2004, 2005, hasta hoy, no hemos parado de ir componiendo y el humor siempre estuvo. Siempre la génesis de todo es el soliviantar un poco la agonía, saber que nos vamos a morir, lo sabemos todos, y que es parte de la vida; bueno, tomémoslo con otra filosofía. Un poco eso atraviesa toda la obra nuestra, por eso les decimos ‘canciones de humor triste’; queremos mostrar la miseria, pero para aceptarla y ver dónde brotó una flor, en algún lado de eso tiene que haber algo lindo y de hecho lo hay.

ESCUCHANDO MIL INVENTOS, UN FRAGMENTO DE LA CANCIÓN DICE: «COMO UN POETA VOY SIN RECETA Y PUEDO CREAR», ¿ESTO ES UN POCO UNA SÍNTESIS DE LA PROPUESTA DE LOS HERMANOS BUTACA?

Sí, qué bueno que rescatás esa frase. Sí, claro, es definitorio. Vamos haciendo, pero no sabemos qué estamos haciendo y resignamos de nuestro propio público. Estuvimos mucho tiempo en lugares, en circuitos de tango de la ciudad de Buenos Aires, el tango nuevo, el tango joven, y nos quedaba muy cómodo, nos queda muy cómodo, cada tanto nos presentamos, pero nos aburrió y nos pareció que no teníamos que estar obligados a hacer eso. No, vamos a hacer lo que tengamos ganas. Somos nosotros mismos. Y eso de sin receta, en el arte, me parece que es una obligación, o por lo menos en mi caso lo considero de esa manera.


CLÁSICO Y MODERNO

También editado en vinilo, Mil inventos ofrece diez canciones y dos bonus solo editados en plataformas: «Chano» y «Rafa». Como se señaló anteriormente, se trata del quinto trabajo de ambos a la fecha, en el que los acompaña una banda estable conformada por Raúl Gutta, en batería y percusión; Tavo Centurión, en bajo; y Rafael Varela, en guitarra y producción, más un profuso elenco de invitados, entre los que figuran Guille Arrom y Vero Bellini, cocompositora de «Spectros», junto a Dominicé. Entre lo clásico y lo moderno, los Hermanos Butaca dieron forma a un conjunto de canciones atravesadas por el rock y el pop, a fuerza de guitarra eléctrica, bajo y batería. Un power trío de dos, pero con muchos invitados e invitadas que aportan lo suyo, siempre dentro de una concepción propia que oscila entre la vida y la música y viceversa.

¿CÓMO LLEGAN AL VINILO, POR QUE LA ELECCIÓN DE ESE FORMATO?

Ver un disco nuestro editado en ese formato, que es un formato con el que crecimos, nos parecía que era un mimo que nos podíamos hacer. Pero al margen de eso, nos salió una subvención del Instituto Nacional de la Música (INAMU), que nos ayudó económicamente. El hecho de saber que íbamos a editar en ese formato nos cambió la cabeza de cómo pensar la música; nos terminó de cerrar la idea de hacer un disco de rock, nos terminó de ayudar a elegir las canciones y pensar cuál habría en cada lado, cosas que en otros formatos ya no está más. Nos gustó mucho y a la hora de grabar y de buscar el sonido, pensando que iba a sonar también en ese formato nos guió en la producción artística del disco, esa pauta de saber que iba a sonar así. También decidimos hacer un disco más corto en contenido, lo que permite que el disco suene súper bien, y el arte de tapa nos parece alucinante y se luce muy bien en ese formato.

HABLAMOS DE VINILO, UN FORMATO CLÁSICO, ¿PERO COMO SE LLEVAN CON LOS NUEVOS FORMATOS, CON LAS PLATAFORMAS, LAS NUEVAS MANERAS EN QUE LA MÚSICA LLEGA A LA GENTE? 

Es lo que hay. No podemos elegirlo a eso. Me gusta mucho para conocer música a la que no tenía acceso antes y hoy estás a dos clics de cualquier música del mundo; en ese sentido me parece maravilloso, al igual que el hecho de uno subir su música a cualquier plataforma y ponerla al acceso de cualquier persona en el planeta. Así, en teoría, suena genial. Ahora, la curaduría para el oyente, para el inquieto, está buena, pero al fin y al cabo siempre suena la misma música en el día a día, por la radio, por la tele, escuchás eso y encontrás cantidad de artistas que tienen millones de vistas y hay millones que son de nicho. No está bueno ni malo, se democratizó la posibilidad de grabar en buena calidad y de subirlo, de perpetuarlo y que a alguien le llegue. Pero la trampa, o la contraindicación que tiene es que se llena de tantas cosas que si uno no sabe dónde ir a buscar es imposible encontrar lo que estás queriendo. Como siempre, como pasaba en las radios y sigue pasando, las plataformas hacen algoritmos y tienden a que suene cierta música por diferentes intereses, que no tienen por qué ser artísticos, pero es lo que hay. Me resulta bienvenido, a mí en lo personal me gusta más cuando escucho un artista, escucharlo con un formato físico, en vinilo o en CD que para mi gusto se escucha mejor.

¿SE PLANTEAN EN ESTE ESCENARIO TAN DIVERSIFICADO, A DÓNDE QUIEREN LLEGAR, A QUÉ TIPO DE OYENTE?

No, jamás. El oyente es el otro de nosotros dos. Te muestro una canción que me gusta y si a vos te gusta, la hacemos, la trabajamos, la mejoramos. Es para nosotros, es para consumo personal. Si eso al oyente le gusta, mejor, por supuesto, pero nunca estamos pensando en que a esta canción la dejemos adentro porque si bien es una cagada a la gente le va a gustar. Llegamos a la música desde un lugar totalmente lúdico y nos interesa mucho mantenerlo desde ahí. Lo que hicimos fue pura y exclusivamente porque teníamos ganas de hacerlo, para bien o para mal, no hubo un proyecto de crecimiento, no hubo una segunda intención. Para bien o para mal somos así y a dónde llegaremos no lo sé, pero mientras no nos aburramos lo seguiremos haciendo, no hay otro planteo.

DONDE SÍ IMAGINO QUE HUBO UNA INTENCIÓN Y DE HECHO LO MANIFIESTAN ES CUANDO PLANTEAN QUE «MIL INVENTOS» ES UN DISCO DE ROCK Y POP, ¿QUE SIGNIFICA ESO, QUÉ SIGNIFICA HACER HOY EN ESTE ESPACIO DE TIEMPO EN EL QUE ESTAMOS UN DISCO DE POP Y DE ROCK?

Puede ser cualquier cosa, es muy amplia la cuestión, pero creo que el rock y el pop, generacionalmente hoy es algo clásico, no es rupturista ni está rankeando como música que gobierna el espectro del mainstream, pero queríamos buscar eso, un poco por el vinilo y porque nos gusta mucho, queríamos hacer un disco a lo ‘beat’, aunque estemos a millones de kilómetros de distancia. Queríamos hacer canciones que se la bancaran con dos guitarras eléctricas y para nosotros el rock es eso y el rock de canciones, que hubiera canciones lindas tocadas con esa formación, desde ese lugar podemos hablar de rock. Ahora, el rock es casi infinito, qué es rock, qué no es rock, ahí podemos meter adentro casi todo. Es clásico, es un disco clásico, no vas a encontrar sonidos novedosos, aunque si lindos y bien logrados. Me parece que es un disco clásico, que suena a hoy, pero podría haber salido hace diez años y creo que dentro de diez años se va a escuchar y va a seguir sonando clásico.

¿CONSIDERÁS QUE ES FACTIBLE, DENTRO DE LO CLÁSICO, PLANTEAR ALGO NOVEDOSO?

Lo novedoso por ahí está en otro lado. Todos los géneros musicales, si los analizás en un proceso histórico, han tenido su momento inicial, su momento de apogeo y después un momento en que se estandarizan y quedan como una rémora de algún otro tiempo; pueden seguir persistiendo, pero ya como otra cosa. Es difícil encontrar géneros que hayan tenido un salto nuevamente, luego de haber tenido su momento cumbre. Yo no los conozco. Siguen superviviendo géneros como el jazz, el tango, y el rock creo que está entrando en una etapa de eso, está siendo reemplazado hoy como música preferente de las mayorías, por el RMB, por el rap, por el trap, por otros tipos de propuestas que son válidas también, que tienen sus cosas y hay ciertas cosas que disfruto mucho. No sé si hay lugar para que eso siga evolucionando; siguen apareciendo cosas novedosas que me parecen buenísimas, pero no sé si puede haber una revolución cultural como significó el rock en los ’70, los ’80, los ’90 también. Es imposible saber el futuro, pero si lo pensamos como procesos de otros estilos musicales, otras corrientes musicales, tuvieron su momento y después dieron paso a lo siguiente.

EN ESTE PUNTO, ¿CÓMO ESTÁS OBSERVANDO EL ESCENARIO DEL ROCK NACIONAL?

Hay cosas que las escucho y la paso muy bien escuchándolas, y cosas que me van sorprendiendo, no necesariamente súper buenas. Lo que suena a nivel festivales, me cuesta encontrar algo que a mí me guste; vengo de reconocer un montón de virtudes y de admirar proyectos y puestas en escena, pero por ahí no encuentro una canción que me conmueva, hay excepciones, pero no es como en otros tiempos que por año había 10 o 15 discos que te partían la cabeza uno atrás del otro y que los agarro hoy y me sigue sucediendo. Esta todo como un poco achatado, pero hay laburo, hay muchos festivales, se toca y eso está bueno en sí mismo. No obstante, a la hora de escuchar música elijo otras cosas que no están tan presentes en la escucha actual.


SOBRE LOS HERMANOS BUTACA 

Los Hermanos Butaca nacen en 1994 cuando varios amigos van a una fiesta en un Ford Taunus y en el camino recuerdan que había que ir disfrazados. Germán Dominicé y Carlos Senin sacan los apoyacabezas de los asientos del auto y se los colocan sobre sus propias cabezas, llegan a la fiesta y ganan el primer premio al mejor disfraz. A partir de ese episodio deciden adoptar el nombre «Los Hermanos Butaca» y comienzan a reunirse en un sótano de Adrogué para componer canciones de «humor triste» (que es aquel que no hace reir).

Sus canciones atraviesan con una mirada filosa y desvergonzada diferentes sucesos políticos, sociales y sexuales de los argentinos, jugando con el límite entre la reflexión y el absurdo o la risa. A lo largo de su historia intervinieron como invitados Hernán «Cabra» Vega (Las Manos de Filippi, Che Chino), Santiago Castellani (Dancing Mood, Cuatro Varas), Camilo Carabajal (Semilla) y Rafa Franceschelli (Zuker XP).

Por estos día apareció el nuevo álbum de Los Hermanos Butaca, se llama «Mil inventos» que incluye canciones de rock y pop. Prescindiendo del tango y demás ritmos folklóricos que venían exhibiendo en trabajos anteriores. Por este motivo, se presentan esta vez con una base de guitarras eléctricas, bajo y batería.

Hay tomas de la banda grabando en vivo, instrumentos fijados en cinta analógica, cuerdas, pianos y coros pasados por micrófonos vintage, elementos que generan un ambiente de época y hace que las composiciones, a medida que se van sucediendo, provoquen en el oyente reminiscencias o evocaciones de algo que parece conocido, pero que antes no estaba, o al decir de ellos: «clásicas canciones nuevas».

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