Llevan el baile en la sangre y comparten esa pasión inexplicable que se traduce en emoción plena recorriendo cuerpo y alma para dejar todo, al fin, en el colorido de la comparsa. Desde muy pequeños, Mar y Franco Almonacid no conciben otra manera de definir el disfrute que no sea danzando y, al ritmo de las batucadas, le dan forma a un sueño que crece a cada segundo.
El carnaval en La Rioja tiene diferentes expresiones, distintas maneras de soltar al aire ese cúmulo de sensaciones que aprietan el pecho y apuran la necesidad de dejar fluir la pasión que corre por las venas, en cuerpo y alma, hasta que finalmente el corazón explota y todo vuelve a ocurrir. Así es, año tras año, para los hermanos Mar y Franco Almonacid. Nacidos en el seno de una familia en la que la comparsa y el baile fueron herencia natural, desde entonces no conciben otra manera de definir el disfrute que no sea danzando.
Y desde allí, desde el origen mismo de su existencia, van delineando los sueños que, con el paso del tiempo, van convirtiendo en realidad; van trazando un camino, un recorrido que los tiene como protagonistas esenciales de una expresión cultural que quiere abrirse paso cada vez más en la Provincia y consolidarse como lo ha hecho en otros puntos cardinales de nuestro territorio nacional, en donde las comparsas y todo el mágico mundo que las rodea son mucho más que un espectáculo inigualable.
Por caso, vienen de vivir una experiencia única al ser parte del Carnaval del País, en Gualeguaychú, donde por primera vez desde que se inauguró ese corsódromo compitieron las cinco comparsas: O’BAHIA (Club de Pescadores); KAMARR (Club Sirio Libanés); ARÁ YEVÍ (Club Tiro Federal); MARÍ MARÍ (Club Central Entrerriano) y PAPELITOS (Club Juventud Unida). Esta allí, en el corazón mismo del carnaval, sin lugar a dudas marca un antes y un después para Mar y Franco, que van acumulando experiencias que luego vuelcan aquí, en su tierra natal, donde «hay que trabajar para eso», es decir, para hacer de las comparsas ese espectáculo «diferente» que complemente el trabajo de contención de niños y jóvenes que se realiza a lo largo de todo el año y que, en la mayoría de las veces, no se visibiliza.
«El sueño mas grande es que en La Rioja haya un corsódromo y que se le de la misma importancia a las comparsas que a la Chaya. La magnitud de esta fiesta es impresionante; van los niños, los jóvenes, la familia», afirma Franco y se ilusiona a partir de la experiencia que se vivió el fin de semana pasado, con los Corsos Riojanos, que por primera vez contaron con la organización del Gobierno provincial y que congregaron a más de 15 mil personas en el Parque de la Familia, en una noche inolvidable. Once comparsas barriales y una invitada especial desde la localidad de Banda Florida, en el departamento General Felipe Varela desfilaron brindado color y ritmo, y ofreciendo un gran despliegue de bailarines que danzaron al son de las batucadas y murgas gracias al esfuerzo de sus integrantes y del apoyo de diferentes áreas del gobierno como el ministerio de Desarrollo Social, Jefatura de Gabinete, Secretarías de Turismo, Ambiente y Transporte y Movilidad y la Agencia de Evento y Espacio Públicos.