Investigadores y editores debatieron y trazaron propuestas para el sector editorial

La mesa expuso acerca del momento actual del campo editorial argentino en una convocatoria de la Comisión Ejecutiva de la Red de Editoriales Universitarias Nacionales.

La presidenta de la Fundación El Libro Teresa Carbano, la directora editorial de Eterna Cadencia Leonora Djament, el coordinador editorial en Waldhuter Editores Gabriel Waldhuter y el investigador del Conicet Gustavo Sorá debatieron hoy sobre el momento actual del campo editorial argentino e intercambiaron propuestas a largo plazo, convocados por la Comisión Ejecutiva de la Red de Editoriales Universitarias Nacionales (REUN).

Se trató del segundo encuentro del Foro por la edición universitaria (Fopeu) que se emitió esta tarde por el canal de YouTube del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y fue coordinado por el director de Ediciones UNGS Darío Stukalsky.

Carbano habló de su rol como coordinadora de la editorial Imaginador, que definió como «una editorial pyme, familiar» pronta a cumplir un mes y que gestiona con sus dos hijas y y también como titular de la Fundación El Libro, mandato que contó que está por vencer luego de dos años.

Estamos ante una situación absolutamente inédita y a la vez tenemos la profundización de una crisis conocida.LEONORA DJAMENT»La crisis en el campo editorial la venimos viviendo desde hace cuatro años y medio o más, comenzó a caer, nunca se detuvo y la pandemia vino a darle el gran toque de gracia entonces pensar en qué hacer es casi un acertijo», comenzó Carbano, la primera mujer en presidir la Fundación que organiza la Feria del Libro de Buenos Aires.

Relató que, ante los primeros casos de coronavirus, junto a Ecequiel Leder Kremer y Jorge Gutiérrez pidieron una entrevista con el ministro de Salud Ginés González García, quien les dijo que tenían que «ir contemplando la posibilidad de no hacer» el evento que este año tenía prevista su edición 46.

«Teníamos la Feria casi lista», relató Carbano que la definió como «una posibilidad de repunte para la alicaída industria editorial» y ante la suspensión ya firme decidieron impulsar una versión digital: activaron el canal de YouTube y diagramaron un mapa de librerías, entre las actividades que se congregaron en la web de la institución.

Para Carbano el componente digital facilitó una llegada mayor y eso está dejando «un plus para próximas ediciones», pero sostuvo para las librerías y editoriales el sector público va a tener que ayudar con compras, créditos, subsidios.

Entre sus propuestas, destacó la posibilidad de que el Correo Argentino se convirtiera en «el principal operador de la distribución de los libros como lo hizo otros años con un esquema de tarifas, que significaban un 75% menos de lo que pagaba el público en general cuando hoy se está pagando el 20% de descuento».

A continuación, Leonora Djament, quien trabaja hace 25 años en el universo editorial y desde hace 13 está al frente de Eterna Cadencia editora, comenzó citando al filósofo italiano Franco «Bifo» Berardi que dijo que «el virus es un catalizador» porque advirtió que «aceleró procesos que ya estaban ocurriendo en el marco del neoliberalismo».

«Estamos ante una situación absolutamente inédita y a la vez tenemos la profundización de una crisis conocida», apuntó la editora y planteó que se trata de un escenario con tres crisis superpuestas: la de la pandemia, la de los últimos cuatro años y una tercera que es la fragilidad estructural del sector.

En ese sentido, señaló la caída de un 50% de la producción de ejemplares en el primer cuatrimestre de este año comparado con el mismo período de 2019 pero agregó que si la comparación se realiza con el primer cuatrimestre de 2016, la caída es un 70%.

Djament marcó la caída en ventas y la concentración editorial como dos aspectos que atraviesan al escenario editorial y sobre este último punto aseguró que se acrecentó en los últimos cuatro años y que la pandemia lo puede profundizar.

Propuso pensar una tarea a largo plazo que plantee «otro modo de ser de nuestra industria, otro modo de trabajar, cómo volver sustentable en el tiempo lo que hacemos» y cuestionó «el modelo frenético de novedades de los grandes grupos», expuso la necesidad de repensar la complejidad financiera del negocio editorial.

A su vez, resaltó «el trabajo de las librerías pequeñas y medianas, que son quienes sostuvieron el trabajo estos meses inventando maneras de vender, haciendo compras a futuro» y las definió como «pequeños lugares de resistencia» si queremos «soberanía cultural».

Por último manifestó la importancia de repensar la logística de distribución de libros en función del comercio interior y exterior porque expuso «lo costoso y burocrático que es exportar los libros» en la Argentina.

Walduther dijo que ante «un momento histórico sin precedente, donde el sistema todo se ha trastocado y se torna complejo establecer alcances y certezas» entonces consideró interesante pensar en que términos el sector editorial va a pensar una nueva normalidad.

El editor señaló que en la Argentina hay más de 2000 librerías, mientras que en otros países como Perú, Colombia o Chile solo hay alrededor de 100; además dijo que en 2019, que fue «un año para el olvido para la industria editorial», se imprimieron 38 millones de ejemplares y para 2020 se proyecta una producción mayor a los 25 millones.

Ante la pandemia, Walduther relató las estrategias que se dieron desde la librería: profundizar el trabajo en redes, revisar stock, preparar una nueva apertura, reordenar el equipo de trabajo, armaron dos grupos que van día por medio y transformaron tareas, ya que los vendedores de salón pasaron a ser vendedores vía whatsapp.

«Hoy la venta cayó un 50% en pesos comparado con agosto de 2019, lo que se suma a la crisis por la pandemia», narró el editor y librero y cuestionó a las editoriales que por desesperación comenzaron a vender directo al lector con descuentos.

Hoy la venta cayó un 50% en pesos comparado con agosto de 2019, lo que se suma a la crisis por la pandemia.GABRIEL WALDHUTERAl momento de las propuestas, propuso la realización de campañas de lectura en medios nacionales, capacitar en nuevas tecnologías a los actores del sector en edición y distribución e impresión y lograr la devolución del IVA compra para librerías y editoriales.

Walduther contó que desde la Cámara Argentina del Libro trabajaron en distintas iniciativas que incluyen la presentación de un plan a cinco años de comercio exterior del sector que se trata del primer plan de exportación de libros y derechos de autor.

En esa línea, expuso la idea de una plataforma de ventas al exterior en la que participen tanto editores como librerías que sería «una herramienta fundamental que vaya más allá de este tiempo de pandemia que obliga a trabajar desde la virtualidad».

El último expositor fue Sorá que expresó que «como investigador del Conicet, que hace 30 años analiza el mundo editorial en América Latina, y como profesor universitario, era un orgullo ver cómo «la universidad hace su aporte para pensar y proponer salidas para el sector más antiguo y más poderoso para la gestación de ciudadanía que es el debate crítico de las ideas generado por la cultura escrita e impresa».

Sorá señaló que «debatir y pensar estrategias para sortear esta crisis es una salida ética» y remarcó «la articulación entre todos los sectores realmente afectados, el diseño de políticas de largo plazo».

«Si bien la acción debe ser colectiva, es preciso no ser ingenuos y visualizar una salida estructural a largo plazo que sostenga políticas con la bibliodiversidad como bandera, esto es la posibilidad de sobrevidas, sobre todo, de los pequeños y medianos sellos, librerías y trabajadores de esos sectores», apuntó.

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