A lo largo de los años, el Cinemóvil se convirtió en un símbolo de descentralización cultural y acceso a la educación en regiones alejadas y desatendidas de la Provincia. En suma, un proyecto de desarrollo social vinculado esencialmente a la creación de un espacio de encuentro en el que no solo se proyectaban películas, sino que también se lograba un alcance profundo y transformador. Puesto en marcha a fines de los ‘90, en plena gestión menemista, el programa se convirtió en una propuesta innovadora que, además, en una primera instancia contó con la visión de un hombre que supo hacer de los caminos del interior profundo un punto de partida hacia la construcción de un imaginario colectivo que ancló fuerte en una federalización concreta que luego dio sus frutos. Martín Ptasik fue durante muchos años sinónimo del Cinemóvil, espacio al que luego cedió a otros hacedores. Uno de esos protagonistas esenciales para la continuidad del proyecto fue Nicolás Halkett, actual Subsecretario de Gestión Cultural de La Rioja, quien tomó la posta de Ptasik para internarse en los pueblos más alejados y, desde allí, plantar las banderas para un futuro en el que la interacción y el diálogo con las comunidades sigan siendo ejes fundamentales para el desarrollo de una política que busca establecer vínculos y comprender a fondo las realidades locales.
Precisamente, el testimonio de Halkett a 1591 Cultura+Espectáculos da cuenta de las experiencias personales que le permitieron interactuar con la gente, aprender sus historias, conocer la lucha contra la desigualdad, la pobreza y las dificultades de acceso a servicios básicos como la energía eléctrica. Su testimonio enfatiza cómo esta experiencia fue una oportunidad de crecimiento personal y un hito que marcó su necesidad de atender a las necesidades de todas las regiones, con el objetivo de fomentar el desarrollo local y de La Rioja en su totalidad. “El Cinemóvil comienza en el ‘97, ‘98, en la última gestión menemista del INCAA, que fue muy buena, y ahí entra Martín Ptasik. A mediados de 2004 se inaugura el Espacio INCAA en La Rioja, entonces Gabriela Pedrali le propone a Martín coordinarlo, y es cuando él decide dejar el Cinemóvil y nos subimos nosotros, con Guillermo Vázquez, que era el chofer. Estuve hasta el 2010, durante la gestión de Gabriela Pedrali; después vino Pini (Patricia Herrera) que estuvo un tiempito, después vino la gestión de Beder Herrera, cuando estuvo Beba Soria, de ahí vino Amelia Montes, luego Walter Flores y ahí ya nos bajamos del Cinemóvil”, cuenta Nicolás Halkett, a días de que el Cinemóvil cumpla 25 años de vigencia en La Rioja. El Subsecretario de Gestión Cultural ofrece de esta manera las primeras señales de una experiencia que lo marcó en su camino vinculado con la política, pero por encima de todas las cosas en su desarrollo personal, como un antes y un después en su manera de observar la realidad provincial y diseñar las estrategias para poder modificarla.
¿CUÁL ERA, EN AQUEL TIEMPO, EL TRABAJO DEL CINEMÓVIL, MÁS ALLÁ DE LO QUE SE VE A SIMPLE VISTA?
La verdad es que aquella era otra Rioja. En el 80% de los pueblitos a los que íbamos no había energía eléctrica. Desde lo administrativo, había que armar las giras; salíamos tres semanas al mes y una semana nos quedábamos aquí, en la Capital, donde trabajábamos en los barrios. Era muy intenso el trabajo; había mucha demanda de todos los departamentos, porque además de proyectar cine, generábamos contacto con la gente. Íbamos a las escuelas, bibliotecas, centros culturales y en aquel tiempo hicimos programas que surgían desde el Cinemóvil como “Días de Cultura”; programas que creábamos nosotros en función de lo que la gente nos pedía. Pasábamos las películas, generábamos las charlas, los debates, compartíamos con la gente y veíamos que faltaba alguna vuelta de tuerca con cuestiones que ocurrían en la Capital y en los pueblos no. Entonces diseñamos tres programas: uno que se llamó “Arte bajo las estrellas” en 2005, “Días de Cultura”, y “Cultura Rodante”. Eran movidas muy grandes, con más de cuarenta personas. Hacíamos también una movida solidaria, con una visión mucho más abierta que heredamos del trabajo de Martín (Ptasik). Hacíamos colecta de libros, colecta de medicamentos, una movida mucho más social. Cuando arrancamos, tomamos el vehículo con unos 100 mil kilómetros y cuando nos bajamos tenía más de 220 mil kilómetros, así que trabajamos un montón. En aquel tiempo tenía 20, 21 años y no conocía La Rioja en profundidad.
¿QUÉ FUERON ENCONTRANDO EN ESE RECORRIDO POR LUGARES TAN ALEJADOS?
Primero conocer La Rioja, la gente del interior, conocer lugares. Nos quedábamos dos o tres días en la zona, dormíamos en las escuelas, compartíamos con los chicos. Fue todo un aprendizaje conocer las historias de la gente, de cómo se fueron armando los pueblos. También se podía ver la desigualdad y la pobreza en diferentes lugares que no tenían luz, agua, sobre todo en Los Llanos, y ver cómo sobrevivían a esos contextos, más allá de que amaban su tierra. Por eso era muy importante la escuela, que era la única contención estatal que tenían. Esa es la diferencia de ir, de quedarse, de poder hablar con la gente, con las maestras rurales. El maestro era todo en los pueblos. El trabajo de los maestros es impresionante y uno ahí aprende también a entender el rol que juega el Estado en estos lugares. Es muy imprescindible que el Estado tenga esa mirada de descentralización, de pensar una Rioja en todo su territorio, de desarrollar todos los lugares. Por eso veo como muy importante todo lo que se está haciendo con el turismo actualmente, cuestiones que buscan que la gente pueda desarrollarse en sus lugares. El denominador común de muchos lugares, y esto nos pesa un poco, es que nos faltan dirigentes políticos que estén a la altura de lo que necesita su pueblo. Eso se nota mucho en los departamentos que lo tienen y en los departamentos que no lo tienen. Ahí se ve la diferencia entre un Estado presente, un dirigente que se preocupa, que trabaja, y otros que no.
¿CÓMO TE CAMBIÓ LA VISIÓN EL HECHO DE ESTAR METIDO EN EL CINEMÓVIL Y ESTAR EN CONSTANTE MOVIMIENTO?
Cuando comencé con el Cinemóvil iba a la Universidad y eran como dos realidades diferentes para lo que nos estábamos preparando y lo que vivía todas las semanas. Cada vez que volvía a la Universidad, eran como dos mundos diferentes. Uno vivía una historia y cuando ibas a lo concreto, a lo real, era totalmente diferente. Siempre digo que aprendí mucho más en el Cinemóvil, desde la experiencia, desde el conocer a La Rioja, desde una perspectiva de riojanidad, que en la Universidad. Aprendí mucho más de la experiencia de viajar, de estar cerca de la gente, de poder interpretar la vida de la gente de La Rioja. Había muchas cosas que no entendía de La Rioja, del riojano. Empecé a leer, conocer los caudillos, conocer su gente; esa vivencia en el interior del interior, que es ahí donde apuntamos, siguiendo con el legado de Martín (Ptasik). Nos servía ir a los pueblos y seguimos esa lógica. Nos parecía que estaba bien, porque nos parecía que era ahí donde había que reforzar. Creo que el Cinemóvil es uno de los programas más federales en lo que tiene que ver con cultura, por lo que significa y por la manera en que está organizado. Es un programa integral, que tiene todo para que se lleve adelante. Hasta ese momento, conocía dos o tres departamentos del interior, por lo que para mí todo era un mundo nuevo. A partir de allí, incentivamos mucho la producción audiovisual con gente de la Provincia y de afuera. Ese fue otro paso importante, yendo hacia la alfabetización audiovisual; generábamos toda esa dinámica, con una mirada mucho más integral.
¿CÓMO HA EVOLUCIONADO EN ESE SENTIDO, DE ACUERDO CON TU EXPERIENCIA Y LA MIRADA QUE TE BRINDA LA GESTIÓN?
Hubo un momento, después del 2011, 2012, en que con el programa Conectar Igualdad las computadoras llegaron a todos los lugares. Tuvo que reinventarse el programa con otras movidas, porque ya no era tan mágico el impacto del Cinemóvil, pero seguimos sosteniendo toda la parte de talleres, de la contención social, y de lo que por ahí iba surgiendo. Lo que cambió es que las giras no son tan intensas ni largas, sino que son llegadas puntuales. Cambió para bien que hay más infraestructura, más acceso. En casi todos los pueblitos hay internet y eso modificó la dinámica del programa. Es algo parecido a lo que ocurre con las salas de cine respecto de las plataformas, que ha hecho que todo se vaya modificando; entonces, lo llevamos más hacia el lado de la formación y la realización audiovisual. Por supuesto, seguimos proyectando películas; vamos a las escuelas, a los jardines. En la Capital, hacemos un trabajo muy fuerte. Pero sí, hubo un cambio muy importante. Cambió todo, es otro mundo y hoy es necesario rodearlo de otras cuestiones para que tenga la dimensión social que el Cinemóvil debe tener. Por otro lado, también es clave la modificación que se produce en las gestiones y que se le siga dando importancia. Con los cambios, a veces se pierde un poco el ritmo, las perspectivas se van modificando. El rol de los intendentes es fundamental. Los cambios políticos y tecnológicos han ido modificando el programa, pero la verdad es que es tan bueno que hasta el día de hoy sigue vigente y la gente se suma.
¿QUÉ ES LO QUE MÁS TE MARCÓ DE ESA EXPERIENCIA DEL CINEMÓVIL?
La desigualdad, la posibilidad de acceso, el estar alejado de las oportunidades. Uno está ahí y eso impacta mucho. Hasta el día de hoy, se lo cuento a mis hijos. No se termina de dimensionar la brecha. La cantidad de lugares que conocimos, la gente que contaba historias de Angelelli, de Carlos Menem, que fue un personaje muy importante para toda esa gente. Aprender a conocer desde el interior ese tipo de personajes, sobre todo cuando te vas formando políticamente. Las historias de los caudillos estaban muy presentes. La cercanía de la gente con la naturaleza, con lo importante que son los árboles, lo que significa para esas comunidades. La dimensión del ambiente, del cuidado del agua. Uno aprende de esa dinámica, del cuidado del ambiente en el que vivimos.
Y EN TU FORMACIÓN POLÍTICA, ¿QUÉ VISIÓN TE APORTÓ EL TRABAJAR EN EL CINEMÓVIL?
Que tenemos que construir una Rioja realmente federal. Hay políticas que deben ser profundizadas. Mucha de la gente que estaba ahí, en esos lugares, había llegado por Angelelli. Hay que hacer un saneamiento de las tierras, proporcionar servicios para que puedan quedarse en esos espacios. La formación de los cuadros políticos también es indispensable, para que puedan tener proyectos sólidos en su territorio; eso me parece clave, al igual que la organización de la sociedad. Uno va aprendiendo lo que es la organización comunitaria, la formación y cómo utilizar las herramientas del Estado para poder crecer. Hay que trabajar mucho con las bases, con la formación de los dirigentes. Creo que la política debe trabajar con lo cotidiano, la gestión debe lidiar con lo cotidiano. Si no organizás lo cotidiano, después resulta muy difícil avanzar hacia lo macro. Lo primero que debe hacer la política es formarse, identificar las necesidades en sus lugares, en sus pueblos. Aunque el federalismo debe ser impulsado por el gobierno central y el gobierno de la Provincia, si quienes están en el interior tienen como máximo sueño mudarse a la Capital o irse a otra provincia, estamos enfrentando un problema. Las responsabilidades son compartidas. Los pueblos a menudo están atrasados debido a la mirada centralista de sus dirigentes. Eso es algo que hay que cambiar y todavía tenemos tiempo para hacerlo.
EN EL CONTEXTO ACTUAL, EL CONTEXTO ELECTORAL, Y EN RELACIÓN A PROGRAMAS COMO EL CINEMÓVIL, ¿CUÁL ES TU VISIÓN DEL ROL QUE DEBE CUMPLIR EL ESTADO?
Tengo una visión totalmente ligada al Estado, en función de la forma de organización política de La Rioja, donde todo funciona a través del Estado. Creo que debemos profundizar un enfoque verdaderamente federal en Argentina. Vivimos en un país agitado y todo se vuelve mucho más difícil. Los problemas benefician siempre a los mismos. Hace unos días, el Papa Francisco decía: “desconfíen de los candidatos sin historia, de los candidatos que no tienen nada para mostrar”. Lo que emerge son cosas que aparecen de la nada y que se venden como soluciones, que critican la política y la élite, pero en el fondo defienden los mismos intereses de la lucha interna en Argentina que ha perdurado durante 50 años, ya sea para ser una colonia o ser un país que pueda dar valor a sus productos, generar empleo genuino, ser un país no subordinado a un esquema financiero y político de los países del norte; un país con acuerdos comerciales, pero que defienda su soberanía, sus científicos, su educación pública, su atención médica pública y sus formas de desarrollo. En esta misma línea, debe haber un pacto en la política, entre quienes hacen política y lideran el país. Sin un pacto democrático, sin acuerdos en la gestión, siempre comenzamos desde cero y esto se traslada a las gobernaciones, intendencias, centros vecinales, etc. Nadie controla porque todo siempre vuelve a cero; no hay reglas claras, no hay recompensas ni castigos, y aparecen falsos profetas que prometen cualquier cosa y la gente lo acepta porque todos los mecanismos de defensa de la democracia, de la forma de gobierno que elegimos hace tiempo, están rotos. Esto es muy grave, ya que no sabemos hacia dónde podría llevarnos. En las últimas elecciones, el castigo fue dirigido hacia los partidos tradicionales y quienes se benefician son los mismos de siempre. Hay que interpretar eso y trabajar con amor por la patria y con honestidad intelectual.
CINEMÓVILES
EL PROGRAMA CINEMÓVIL PROMUEVE LA EXHIBICIÓN DE PELÍCULAS ARGENTINAS EN DIFERENTES LOCALIDADES DEL PAÍS, LLEVANDO PROYECCIONES A LUGARES QUE NO CUENTAN CON SALAS DE CINE, COMUNIDADES DE DIFÍCIL ACCESO Y ESPACIOS NO TRADICIONALES DE EXHIBICIÓN. LOS CINEMÓVILES ACERCAN MATERIAL ACTUALIZADO Y PENSADO ESPECÍFICAMENTE PARA LAS DIFERENTES COMUNIDADES, CON EL OBJETIVO DE FOMENTAR LA DIVERSIDAD CULTURAL, FORTALECER LA IDENTIDAD LOCAL, NACIONAL Y PLURICULTURAL. SE TRATA DE UN PROYECTO DEL INCAA QUE SE DESARROLLA EN CONJUNTO CON LAS SECRETARÍAS Y SUBSECRETARÍAS DE CULTURA DE TODAS LAS PROVINCIAS.