La voz interior

Lean Falk (Leandro Paz) siente que la música es todo en su vida y que en su mente habitan melodías, todo el tiempo. Desde ese lugar, no para de componer canciones que vienen sonando en vivo desde hace ya un tiempo, pero que ahora comienzan a anclarse en las plataformas virtuales, en busca de la luz.

Estira su mano con la generosidad de quien hace de anfitrión. Ese primer contacto, al que agrega una sonrisa amplia y reconfortante, es el que abre las puertas a un diálogo que está por comenzar y que se va a extender por más de una hora, matizado por los acordes que Lean Falk (Leandro Paz) irá imprimiendo para poner el acento en algunas respuestas para las que las palabras no serán suficientes. Es, en definitiva, un estilo de vida y una manera de dejar fluir la voz interior, esa que se le afinca en el alma, en el corazón y que se le vuelve melodía constante en la mente, como a aquel personaje -Triclinio- en la novela «El trino del diablo», del enorme escritor Daniel Moyano. Hay una simbiosis absoluta entre Lean y la música. Tanto que se anima a afirmar, sin temor a equivocaciones: «El día que yo comencé a recordar, ya hacía música; tenía 3 años y tengo recuerdos, tocaba samba. Todos se sorprendían». Y sí, la verdad es que causa sorpresa. Cada palabra que pronuncia se convierte en una melodía, en un acorde, para un registro que le es propio y al que acompaña sentado sobre su cajón flamenco. Auténtico y transgresor, pero con los pies en la tierra y con una clara visión respecto de los sueños que persigue y que, de a poco, va concretando en la realidad, responde con sinceridad a cada pregunta de 1591 Cultura+Espectáculos, a modo de ofrecer señales entre el pasado, presente y futuro.

Lean atraviesa los tiempos de pandemia en medio de un «exceso de composición» y, de esa manera, atenúa el parate que supone el coronavirus, justo en el momento en que comenzaban a abrirse algunas puertas musicalmente hablando. «Tenía ya canciones propias para ir cantando, tocando; pero más allá de eso lo que intento es mantener la positividad y cuidarme para proteger a mi familia. Hay que estar tranquilos y ser positivos, porque el miedo es peor que el virus», afirma. Y agrega: «creo melodías todo el tiempo». 

Y hablando de crear, no se puede pasar por alto que hace poco tiempo lanzó uno de sus temas más recientes: «El futuro del ayer» que ya puede escucharse en la plataforma de videos Youtube. Es, entre otras cosas, un primer paso hacia las nuevas dimensiones de la música que, por otra parte, le permite hablar de cuestiones que marcaron su vida, especialmente en la adolescencia. «El futuro del ayer» hace referencia a una etapa en la que intentaba superar circunstancias que lo afectaban, críticas hacia una manera de ser que lo lastimaban, tal como ahora lo expresa. 

«Me tocó sufrir mucho porque me dijeran ‘por qué sos así’. Ahora estoy en una etapa se sanación, es momento de mirarme hoy, valorar lo que hago y sentirme conforme. El hecho de no poder producir como quisiera es lo más complicado, me cuesta llegar a esa frecuencia de armonía y paz cuando quiero producir algo, por eso hago que me produzcan. Estoy trabajando con Andrés Arellano y Fran Azorai, músicos extraordinarios. He invertido todo mi dinero en la música y la idea es lanzar más música este año», sostiene, proyectando su mirada entre el deseo, el anhelo y las posibilidades de concreción. 

DE RAÍZ, MÚSICO

Lean afirma que desde que tiene uso de razón hace música. Esa es la primera respuesta cuando se le pregunta por su vínculo con las melodías y las letras. «Siempre he compuesto, desde que he nacido; a los cuatro años ya componía», afirma y da cuenta de ese vínculo simbiótico. «Solía componer inconscientemente algunas canciones de folklore. A los 9 años comencé a hacer música electrónica con percusión, con un bombo legüero y al tiempo, a los 17 años, me hicieron escuchar la música de Charly García. Descubrir su música fue como descubrirme a mí mismo y yo creo en las conexiones de las almas». No obstante, y como parte de su sana rebeldía, aclara: nunca estudié música, me aburría. Soy una persona antisistema; no me gusta lo preestablecido, pero sí creo mucho en la conexión espiritual del ser humano y creo mucho en lo que uno puede llegar a hacer y construir cuando realmente cree en lo que hace. Hay todo un proceso, pero también tiene que ver con el amor, el amor no tiene precio».

Ese amor es, precisamente, el que lo lleva siempre al mismo lugar de luz: la música. «La música siempre fue mi modo de vida. Desde que tengo uso de razón, sin darme cuenta que hacía música, ya hacía música. El primer instrumento fue un bombo legüero, luego una guitarra, pero mi música es teclado, son los sintetizadores; pienso que por el momento lo que más me ha llamado la atención es el piano, los sonidos y la producción, que es a lo que aspiro».

Sus comienzos, como ocurre en muchos casos por estas tierras, estuvieron ligados al folklore, que es lo que se escuchaba en su casa, junto a la cumbia romántica. Pero luego apareció la música electrónica, que para Lean significó toda una transgresión, sumado a la aparición de Charly García. «Siempre me sentía raro, incomprendido. Trataba de decir todo sin importar lo que pasase, crear melodías y enfocarme en eso. Conocer a alguien que pensaba tan igual me pareció fascinante y fue como descubrirme. ‘Aquí está la referencia y lo que me comprueba que mis ideales no son tan malos’, me dije. Está bueno sentirse comprendido, afirma entre risas. Y vuelve, de inmediato, a dejar señales claras: «la música para mí es todo, lo único que me gusta, lo que hago, a lo que me dedico. En la Secundaria, cuando los profesores dictaban yo hacía canciones. Yo tenía melodías en mi cabeza todo el tiempo y creo que vivo mi vida a mi modo, sin importar lo señalado. Hemos nacido para ser libres, no para conformar a los otros». 

Sin embargo, no duda en afirmar que no se siente conforme, que le falta mucho. «Quisiera cantar mejor, tocar mejor y todo depende de que tenga más constancia, que deje de componer tanto y practicar más. Soy muy crítico y muchas veces me dicen que quiero correr antes de aprender a trotar». 

VIVO, EN VIVO

No obstante, no todo en la vida de Lean Falk es componer. Si hay un momento en el que se siente «vivo», ese momento es, justamente, cuando puede tocar en vivo y directo. «Mi primera actuación en público fue en una radio, a los ocho años, que cantaba un tema de Leo Dan. Me sentí fascinado por tocar en vivo, luego comencé con la música electrónica. Cuando tenía 11 años, en el profesorado Tobar García, ya me sentía un artista, y decía: ‘lo que les presento es revolucionario, música electrónica en un bombo legüero. Me parecía que era algo único’. 

Lo cierto es que, más allá de las experiencias, sigue eligiendo el contacto directo con el público. «Tocar en vivo es lo que más amo en mi vida. Componer y tocar en vivo. Me encanta; siento unas ganas de romper todo (risas); conectar con la adrenalina, moverte, golpear, es muy fuerte, algo hermoso y a la vez muy loco. Amo esto, es mi vida. En vivo soy simplemente yo y lo que me pasa por la mente. Soy poco estructurado musicalmente hablando». 

Sin embargo, esa falta de estructuras no se vislumbra a la hora de trabajar sobre las composiciones que luego ofrece, aún cuando internamente siente que no están listas. «Nunca siento que una canción está terminada, siempre estoy demandando más. Soy así. Soy muy exigente, trato de buscar el error más allá del error y me surgen nuevas ideas. Es por eso que en vivo empiezo a imaginar, y todo el tiempo estoy destruyendo lo que hago. Y es que no me aferro. Soy una persona que abraza algo y si en algún momento deja de gustarme, lo dejo. Es mi manera de vivir la música». Su voz interior.  

«EL ARTE MÁS PROFUNDO ES AQUEL QUE SE CONECTA CON EL ALMA»

REFERENTES

Julieta Rada, la hija de Rubén Rada; Spinetta; 1915, un proyecto de Leo Ferreyra, un gran músico y compositor; bandas de La Rioja como el Power Trío Blues. Trato de apoyar a los artistas de acá. Quisiera que haya más colaboración entre los músicos del rock. Más humildad entre los músicos. No creer que somos superiores al otro. Hagamos más unión, para que la música pueda llegar. La música crecería así. Muchas veces golpee puertas y no se me abrieron. Es un mensaje para transmitir, que nos apoyemos. Admiremos y apreciemos al otro. 

ARTE

Nunca pude escribir una canción bajo los sentimientos, pensamientos o experiencias de otras personas, siempre fue conmigo. Son muy personales. Me parece que al menos para mí el arte más profundo es aquel que se conecta con el alma, el espíritu y el ser que intenta desnudarse en público. Me gusta desnudarme en público y decir, hoy me siento así. El artista vive de emociones y uno trata de plasmar eso que siente en una melodía, en una canción. La música es lo principal, ni siquiera mi voz es lo principal, lo más importante son los detalles musicales. Soy muy detallista y muy crítico. 

UN ESTILO DE VIDA

Soy agradecido, no busqué esto; de los 3 años que compongo, ya tenía melodías. He nacido para componer. Tengo melodías en mi mente todo el tiempo. Quiero que la canción sea parecida a la de mis sueños. Compongo hasta dormido. 

PANDEMIA

Hay que cuidarse, pero no tener miedo. El virus no va a poder conmigo, le voy a cantar un tema (risas). Siento que le están inyectando mucho miedo a la gente. Hay que cuidarse por dentro, amarse por dentro, valorar la vida. Todo es espiritual.

UN DÍA EN TU VIDA

Componer, juntarme con amigos, trotar, caminar, con una amiga que se llama Milena. Producir, en mi mente. Hacer música todo el tiempo. A veces estar solo en mi mundo. El ruido me molesta, pero siempre diciendo las cosas con respeto, porque existe la fragilidad del otro. Nos falta mucho por aprender como sociedad, pero vamos a ir aprendiendo, sobre todo si escuchamos al otro, así vamos a poder evolucionar como seres humanos. 

¿POR QUÉ LEAN FALK?

Leandro Paz hay muchos y yo considero que soy único en cuanto a mi personalidad y forma de ser. Cada artista es único y hay que respetar esa zona. Cada quien tiene su postura. 

¿ES UNA LIMITACIÓN TU DIFICULTAD  VISUAL?

Me río de mi problema visual. La gente se molesta porque hago chistes. Me río de la discapacidad. No me gusta dar lástima. Nunca fui a pedir nada a nadie. No me gusta pedir, me da vergüenza, me parece horrible. Me parece que la discapacidad se acostumbró a pedir. La limitación pasa por los programas para producir, por ahí está esa frustración, pero a la vez me gusta trabajar con gente, me gusta que las otras personas hagan cambios en lo que tengo, o sugieran. 

UN DESEO

Me gustaría que me den una oportunidad; la idea es dar incentivos a la otra persona y a mí nadie me los dio. Falta incentivar, apoyarse, no discriminar. Todos tienen algo en particular, falta hacer reuniones, que se conozcan más los músicos. Espero lanzar más música. Que La Rioja valore más a los compositores. Que se valore más a la gente que escribe.

(La presente entrevista fue publicada en el suplemento 1591 cultura + espectáculos de diario NUEVA RIOJA)

Comparte este contenido en tus redes
Facebook
X
LinkedIn
WhatsApp