“Los que no me conocen, en la calle me dicen Eber”, afirma un descontracturado Luis Rubio que, de esa manera, brinda las primeras señales de cómo la actuación, la creación de personajes, junto con la capacidad de improvisación y el descubrirse también guionista han hecho de su vida una carrera de marcas indelebles gracias a una vocación que trasciende, incluso, sus primeras formaciones como estudiante, en el seno de una familia donde creció como un adolescente “observador y callado”.
Nacido en la ciudad de Rosario en noviembre de 1965, Rubio creció junto a sus padres y su hermana mayor “en un barrio muy a las afueras de la ciudad, con calles de tierra que se inundaban”. Cursó el secundario en un colegio industrial, para luego pasar muy fugazmente por las carreras de arquitectura y psicología, a las que fue dejando para hacerse eco de una voz interna que lo llamaba desde siempre. “En el colegio descubrí en un taller opcional de teatro extra curricular, algo que me empezó a gustar. Me había anotado porque mis amigos iban, fue de casualidad. En un ejercicio de una clase abierta me subí al escenario y noté una energía muy especial, eso me fue motivando, fue una cosa que impactó en mi pecho: vi que la gente se reía y descubrí algo ahí”, cuenta. El creador de personajes como Eber Ludueña, Evaristo Hurtado o Ramiro Agujis, entre otros, habla con amplitud y generosidad en la entrevista colectiva realizada por los integrantes de la Diplomatura en Periodismo de Cultura y Espectáculos que se dicta en la Facultad de Derechos y Ciencias Sociales, de la Universidad Nacional del Comahue, bajo la dirección de la especialista en análisis de medios y licenciada en Comunicación Social (UBA), Patricia Chaina, periodista de Página/12 y de El Destape. Es en ese marco donde este artista multifacético recuerda: “Si bien fui bastante histriónico en la adolescencia y medio vocero del grupo, de volver a narrar las anécdotas comunes, en ese escenario descubrí algo que no me imaginaba y ahí empecé a estudiar teatro, en Rosario, después me fui a Buenos Aires y seguí toda la vida con la actuación”. Tal como lo cuenta, Luis Rubio comenzó su formación actoral en los seminarios del reconocido Norman Brisky, tomó cursos de humor con Rudy y con Santiago Varela. Se perfeccionó en stand up y guion cinematográfico. Pero explica que fue en la práctica donde se forjó profesionalmente.
Actualmente se encuentra en pleno proceso de filmación de su primer protagónico junto a Eleonora Wexler, en la película “Lo que quisimos ser”, dirigida por Alejandro Agresti. Este presente actoral, precisamente, es el que le permite llevar la mirada hacia el pasado y recordar las diferentes instancias de una carrera que lo tiene como claro protagonista de su propia historia y que lo ubican en un sitial de privilegio dentro del complejo entramado del mundo del espectáculo.
“Fue Norman Brisky a dar una máster class a Rosario y varios lo seguimos y nos veníamos un par de días por semana a Buenos Aires, a sus seminarios. En ese tiempo hacía trabajos muy diversos y graciosos” rememora Rubio, quien por esa época, en su ciudad natal tuvo su primera oportunidad artística: “Fue en el cable en Rosario, con (Pablo) Granados, con Pachu (Peña), se armó un grupete. Ese fue mi debut en el ‘90, fruto de lo que experimentaba en Buenos Aires, de lo que había sumado en términos de cierta capacidad actoral. Ahí también descubrí que podía guionar. En medio hice cosas muy raras, como vender electrodomésticos (risas)”.
“Todo lo que uno aprende, todo lo que uno incorpora son herramientas que uso; hecho mano a todo lo que tengo, sobre todo cuando estoy improvisando. Fui a un colegio técnico industrial y no sé nada de mecánica, pero si lo escuchás a Eber (Ludueña) parece que sabe de mecánica. Hecho mano a todas las cosas a las que estuve expuesto”, asegura el humorista cuando se le pregunta por su formación, y por su paso por las carreras de psicología y arquitectura. Además, se reconoce “bastante intuitivo”. “Cuando empecé a actuar la gente se reía y me mandé por ahí –explica-; no sabía que iba a hacer humor y me dediqué al humor, no sabía que podía guionar y empecé a tirar ideas para mí, para el resto de los compañeros y fui guionista, no sabía que podía improvisar y empecé a improvisar en el programa de (Alejandro) Fantino (Mar de fondo), y así”. Y con esa misma naturalidad señala: “Descubro algo y trato de fortalecerlo aprendiendo más cosas, pero con un alto grado de intuición. Las cosas que hago bien actuando no las estudié, es algo que uno trae. Claro que cuando estudiás destrabás la máquina, te sacás peso; el laburo de actor es más parecido al del escultor que al del pintor. El pintor agrega colores a un lienzo en blanco, el escultor quita piedra de lugares para encontrar la obra debajo. El laburo del actor es el destrabar, sacarte complejos, mochilas”.
REFERENTES
Tomando en cuenta sus puntos de partida y el hecho de que Luis Rubio marca particularmente la diferencia entre “ser gracioso y hacer reír”, el recorrido apunta hacia sus referentes, sobre lo que no duda en afirmar: “Siempre fui muy fanático del Negro Fontanarrosa”. Desde allí remarca que ese ícono “representa un estilo humorístico; los rosarinos tenemos una mezcla entre el absurdo y una no pretendida cosa medio descriptiva y a veces técnica, a veces de falsa academia. El Negro la explotaba de maravillas, también Les Luthiers”.
Por otra parte, el actor sostiene: “Siempre me gustó la comedia blanca, nunca me tiró mucho la picaresca; a mí particularmente no me da gracia la comedia basada en eso. Me interesa mucho más como tema lo que sale mal, lo que falla, el absurdo, el error técnico” y señala además a Benny Hill como “un referente de cómo se podía jugar con el lenguaje visual”. No obstante, aclara: “No miro mucho contenido humorístico, salvo en las redes. No consumo lo que vendo. Me gusta el policial, la ciencia ficción, el cine de aventura, los clásicos”.
EBER LUDUEÑA, ESE PERSONAJE
Eber Carlos Ludueña (Pavón Arriba, Santa Fe, 4 de abril de 1964) es un ex exfutbolista que comenzó a hacerse famoso en el año 2002, contando sus anécdotas de antihéroe en una cancha, en el programa Mar de Fondo, que se transmitía en el canal TyC Sports a la medianoche y era conducido por Alejandro Fantino. Entre otros clubes jugó en Ferro Carril Oeste y Altos Hornos Sapla, aunque también incursionó en equipos de Uruguay, Paraguay e Italia, para dejar estadísticas sorprendentes: 138 partidos, 74 amonestaciones, 37 rojas directas y un único gol de penal en su partido de despedida.
Eber Carlos Ludueña -más conocido como Eber Ludueña o simplemente Eber- es, más allá de un ex futbolista que además tiene un título en Electricidad del Automotor, todo un personaje. Y es, sin lugar a dudas, una de las creaciones trascendentales de la carrera de Luis Rubio, al punto tal de que, como el mismo humorista afirma: “Muchas veces el personaje te come, a mí me ha pasado mucho con ‘Eber’ y a veces me da gracia y a veces me enoja porque la gente me asocia a Eber y yo termino siendo Eber. Entonces diseñé una frase que dice: ‘Eber es un éxito del que me cuesta muchísimo poder recuperarme’, porque me llevó a un lugar de mucho laburo, de mucha rentabilidad en el sentido de que funciona, pero a su vez me sacó todo el recurso de la computadora; todo mi tiempo durante muchos años estuvo puesto ahí”.
¿Pero cómo fue que nació ese personaje que hoy excede a su creador, gracias a ese trabajo que lo convirtió en una estrella de la televisión argentina?
“Siempre me gustó la idea del antihéroe. Fontanarrosa decía que el superhéroe hace lo que quiere y el antihéroe hace lo que puede. A mí siempre me gustaron los antihéroes en el sentido que humanizan, que es un poco la función del humor: humanizar. Eber es un tipo que da lucha, que no le sale, que no fue, que no pudo y creo que atrás del humor siempre hay sufrimiento. En la felicidad no hay humor, siempre tiene que haber un poco de sufrimiento y creo que ahí surgió Eber, con un par de ejes muy claros que eran el fracaso, la limitación técnica, la intrascendencia como bandera, pero también una moral muy especial. Cuando estudiás guion te hablan de la fisura metafórica del personaje que lo vuelve un poco más interesante”.
Desde ese lugar, precisamente, Rubio sienta sus bases y profundiza sus conceptos, dejando bien en claro cuáles son sus búsquedas, sus pretensiones, pero también sus horizontes humorísticos, ligados siempre a lo actoral.
“Nunca me llamó la atención la picaresca, no me he dedicado a eso”, vuelve a resaltar, al tiempo que reconoce: “El primer agredido con el humor que hago es el propio personaje. La vulnerabilidad te cuida un poco, pero nadie está a salvo de hacer un comentario y ofender a alguien. Hace un tiempo había como una especie de policía del lenguaje, del discurso, pero tampoco hay que llegar a esa exageración”.
En este punto, y refiriéndose esencialmente a las formas en que se puede hacer humor, el también creador de Ramiro Agujis hace hincapié en que cree en varias cuestiones fundamentales: “Primero, en que no vale autocensurarse en ningún arte; segundo, que si te equivocás y decís algo inapropiado podés pedir disculpas y está bien. Y tercero: lo único que para mí justifica un chiste que se pase, o se la juegue un poco más, o sea un poco más polémico, es que el chiste sea bueno. Si el chiste es malo y es agresivo, solamente es una agresión”. “Trato de hacer reír y no incomodar; no la paso bien en zonas de conflicto”, resalta y rubrica en gran parte la estructura humorística que toman sus personajes: “Trato de hacer algo que sea creativo, que sea divertido, que nos sume a mí y al que lo está escuchando. Me gustan las observaciones, no estoy acá para pelearme; no estoy bajando línea, ni haciendo pedagogía”.
Por último, y volviendo a Eber Ludueña y la relación que mantiene con ese personaje, el actor enfatiza en que “no podés renegar, ir en contra de lo que la gente conoce de lo tuyo y le quedó, porque de última uno labura para eso. Para un actor el problema es que no te conozcan y estaría más preocupado si no me conocieran, pero un personaje te encorseta un poco y no es algo que te pase en el adentro, sino que es lo que pasa con el afuera, con lo que la gente ve. Siempre me ocupé de abonar la disociación entre Luis Rubio y Eber Ludueña”.
PARES DE COMEDIA
En su rol de conductor, Luis Rubio supo encarar diferentes proyectos televisivos que, desde sus comienzos, también dejaron una impronta en relación a su forma de ver la pantalla. “Pares de comedia” (Net TV) es una de esas apuestas, un ciclo en el que se invita a una conversación que busca desgranar, en tono relajado y divertido, el oficio de hacer reír. A través del diálogo con los diferentes invitados, Rubio busca develar la intimidad del humor, analizando y bromeando en torno a los gajes del oficio, indagando además en la historia y los dilemas relacionados con la comedia argentina en los años recientes: desde los formatos televisivos a las formas del humor en las redes y en la web.
“El humor de cada uno tiene el sello del cómico, es muy de autor, es como la cocina de autor, es muy difícil industrializarlo al humor. Una cosa es ser gracioso y otra cosa es hacer reír. Esa complejidad, esa cosquilla en el cerebro, ese doble sentido, esa polisemia del lenguaje que se involucra en el humor es algo muy personal”, advierte el actor desde su experiencia, pero también desde las vivencias de sus pares.
“Está el que tiene el recurso de la magia, el que tiene el recurso de la música, el que tiene el recurso de la observación, de la inteligencia, incluso de lo actoral, el aspecto físico, hay muchos recursos. No hay patrones, hay recursos, y hay tantos recursos como cómicos; hay tantos estilos de humor como humoristas, es algo que no se puede seriar”, apunta Rubio y, en paralelo, reparó en que “la tele de antes era más de autor, cada programa tenía el perfil del conductor. Hoy hay programas globales, industriales, formatos que se explotan y luego se venden; eso despersonalizó mucho a la televisión con programas que no interpelan y atentan un poco contra nuestro rubro”, concluye. No obstante, y a pesar de las nuevas reglas de juego en los medios de comunicación, para Luis Rubio “el humor es como la risa o como cualquier otra emoción: acompaña a la humanidad y la va a seguir acompañando más allá de los cambios. Todo tiene humor; en mi familia se usa mucho, es como un gran vehículo para comunicar algo de una forma amable. ‘El lado amable de una verdad’, decían por ahí; poder decir algo con un chiste siempre afloja”.
A partir de sus vivencias de más de 30 años en un medio siempre complejo, el humorista puede atestiguar que “no hay programas específicamente humorísticos como había antes, pero hay mucho humor. Hay más humor que antes: las redes, los memes, el streaming, muchos pibes, mucho stand up. Hay humor, pero más por nichos; hay muchos tipos de humor y mucha gente que lo consume. Yo me río mucho de un meme o con un tipo que hace stand up. Cada uno se arma su propio menú de qué cosas querés ver, es parte de este mundo, parte de lo que vivimos, ya que estamos muy segmentados”.
Sin embargo, y a pesar de reconocerse consumidor de los nuevos formatos de comunicación, el humorista admite que su fuerte son los shows en vivo y que no produce contenido para las redes sociales. “Subo cosas de archivo, disfruto de eso”, admite y, por añadidura, apunta que “el meme es como el humor gráfico de esta era” y que su humor “es más descriptivo, más actoral. Hacer lo que hago requiere de todo un tiempo y de una pausa, es otro lenguaje”.
“MANTERO”
Luis Rubio reconoce que su relación con el medio no es de un vínculo estrecho y que “la tele de opinólogos” lo “incomoda”. “Me interesa hablar sobre mi experiencia, la que me permite opinar sobre lo que sé, no de cualquier cosa”, asevera y desde ese lugar no duda en sentenciar: “Hoy casi todo circula en torno a personajes desconocidos; las redes están manipuladas y la tele se sube a eso”. Sobre la especialidad periodística dispara: “El periodismo de espectáculos genera un mundo artificial, muy burbuja. Hay mucha gente que la rema y no los ves en ningún lugar”, a propósito de la gran cantidad de buenos artistas que producen sin reconocimiento del sistema de medios ni de los periodistas especializados. Esa visión de sí mismo, con la que ha sido consecuente a lo largo de su carrera, le permitió acuñar un término con el que se define: “mantero del humor” tomado de un posteo de la red social X, según explica. En efecto, Rubio clarifica el concepto al subrayar que “hoy la esencia del medio radica en estar dentro de una especie de gueto, pero si no estás en hacer amarillismo, pelearte o hacer propaganda política, que son formas del financiamiento fácil en los medios, el espacio se acota”.
A propósito, el actor admite no usar ninguna de estas llaves para posicionarse: “Cuando logro algo es genuino, y lo logro de entusiasta que soy. Cuando hago un contenido que a mí me gusta, trato de usar al medio en beneficio mío. O sea, soy un mantero del humor, que usa el medio para tratar de vender sus cosas, con la manta, no uso al sistema en forma permanente; cuando viene la cana y se pudre todo, agarro la manta y me voy corriendo (risas)”. Y remata: “Estoy afuera, pero tengo experiencia. Me gusta lo que hago y disfruto haciéndolo”.
EL PROTAGONISTA
Este humorista y actor rosarino es el protagonista principal de su propia historia. A lo largo de 30 años de carrera forjada en base a éxitos, fue distinguido con la nominación a Mejor Actor de Reparto por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas Argentina por su rol en la película “El amor menos pensado”, y premios como el Martín Fierro de Cable por su labor humorística en Mar de Fondo en tres ocasiones (2003, 2005 y 2008), el Martín Fierro Interior (2019), y el Premio Magazine (2019), entre otros.
Además, fue declarado Artista Distinguido por el Concejo Deliberante de la ciudad de Rosario en reconocimiento a su trayectoria. Sin embargo, y lejos de quedarse en los laureles, Rubio no se detiene. “Trato de disfrutar, pero también trato de estar activo y buscar otras cosas”, dice a propósito de su relación con los logros y el reconocimiento. “Abro el espacio para poder hacerlo”, subraya y en ese abrir el espacio para explorar nuevos proyectos y desafíos es que se le dio la posibilidad de asumir el papel protagónico en la película “Lo que quisimos ser”, que marca el regreso a la dirección del disruptivo Alejandro Agresti. Cuenta con la producción de Fernando Sokolowicz (ex dueño de Página/12) y ya fue adquirida para su distribución en España por Latido Films.
En dicho film, en el que Rubio comparte protagonismo con Eleonora Wexler, el rosarino encarna a un librero para dar vida a la historia de dos personajes que, como en muchos trabajos de Agresti, encuentran consuelo para la soledad en la fantasía, luego de conocerse por casualidad tras ver una película e ir a un café, donde a partir de las charlas se enamoran.
“Es una historia de amor muy rara, muy absurda y muy buena; por momentos es muy divertida y por momentos trágica”, anticipa Rubio, quien en referencia a ello devela: “Descubrí cosas que podía hacer y que no me imaginaba, pero él (por Agresti) sí vio. A veces el director ve algo que vos no ves; a veces hay que hacer caso a lo que dicen los otros”, advierte para luego agregar que “cuando sos protagonista te lleva puesto el libro, te lleva puesto el personaje, estás viviendo eso todo el día, pero es mágico, es hermoso, y es una de las cosas que más me gusta hacer”.
SOBRE LUIS RUBIO
LUIS RUBIO ES COMEDIANTE, GUIONISTA, ESCRITOR Y PRODUCTOR, CREADOR DE LOS PERSONAJES EBER LUDUEÑA, EVARISTO HURTADO Y RAMIRO AGUJIS, ENTRE MUCHOS OTROS.
ESTUDIÓ TEATRO CON NORMAN BRISKY Y OBTUVO VARIAS VECES EL PREMIO MARTÍN FIERRO Y EL BROADCASTING. EN 2017 FUE DECLARADO ARTISTA DISTINGUIDO DE LA CIUDAD DE ROSARIO POR EL CONSEJO DELIBERANTE DE ESA CIUDAD.
EN 2019 FUE NOMINADO COMO MEJOR ACTOR DE REPARTO POR LA ACADEMIA DE ARTES Y CIENCIAS CINEMATOGRÁFICAS ARGENTINA POR SU ROL EN LA PELÍCULA EL AMOR MENOS PENSADO.
EN SU CARRERA ENCONTRAMOS TAMBIÉN TÍTULOS DE TEATRO, RADIO, Y PROGRAMAS DE TV COMO MAR DE FONDO, EL OJO CÍTRICO, O EL ACTUAL PARES DE COMEDIA.
PARTICIPÓ EN LA SERIE MARADONA, SUEÑO BENDITO, Y EN LOS FILMS UN CRIMEN ARGENTINO, Y EL MÉTODO TANGALANGA, ENTRE OTROS.
ENTREVISTA COLECTIVA
LA ENTREVISTA AL HUMORISTA, ACTOR, GUIONISTA Y PRESENTADOR LUIS RUBIO SE DIO EN EL MARCO DE LA DIPLOMATURA EN PERIODISMO DE CULTURA Y ESPECTÁCULOS, DIRIGIDA POR LA PERIODISTA PATRICIA CHAINA EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL DEL COMAHUE, EN LA QUE PARTICIPARON: MARIANA CARNESE, ALICIA ITURBE, MARA DÍAZ, PABLO CORCUERA, ANDRÉS REYES, GRISELDA MARTÍNEZ, MAXIMILIANO BENÍTEZ PRIETO, VALERIA CALAFATI, ROCÍO CORREA, LAUTARO ACUÑA, GLACIEL LEAL, MAITE ARANA, ALE CANDIA, ROSANA ZEBALLOS, MARTÍN SOLORZA, MANUEL ZORI Y FERNANDO VIANO.