Presencias

Una reseña para el libro «Pasacanas en la siesta» del escritor riojano Claudio Revuelta.

«La presencia, afirma la filosofía del lenguaje, no es una propiedad de las cosas, sino el hecho por el cual una cosa se dice y coloca, entonces, en el mundo como piedra de toque de la palabra humana. Además, convertida en metáfora o símbolo, esa cosa adquiere también su condición de vestigio, de huella, de sitio de memoria, de aquello cuya sola existencia expresa mucho de la historia de un lugar y de la propia historia personal». Así es como la reconocida escritora cordobesa Silvia N. Barei inaugura su indagación en torno a la obra «Pasacanas en la siesta» (Plano Editorial, 2021) del escritor riojano Claudio Revuelta. Y en ese explorar, precisamente, abre las puertas a la dimensión de un universo poético en el que la palabra hecha raíces hacia el interior profundo, para luego elevarse hacia lo más alto de su existencia, cobrando las formas de la esencialidad que habita en la vitalidad de lo imperecedero.

La poesía de Claudio Revuelta es una poesía de lo cercano, de lo tangible que, sin embargo, en las más de las veces se nos extravía, se nos pierde, o se nos pasa de largo, inmersos en la vorágine de los tiempos cotidianos. La poesía de Claudio Revuelta es una poesía del abrazo, incluso, del que en muchas ocasiones no damos, perdiendo así la noción de lo sustancial de lo estrecho en el reconocernos al fin humanos. Y este libro, «Pasacanas en la siesta», es en si mismo, el libro de las presencias; de esas presencias que iluminan lo ausente, lo vació, lo hueco, para llenarlo en lo sucesivo de lo sustancial que estamos hechos. Hay, en cada palabra del poeta, el mecanismo justo y preciso que pone en marcha el engranaje de la cadencia de lo sutil, en leve viaje hacia lo existencial, ejerciendo aquí el oficio de la extracción de la piedra de lo elemental.

Esa tarea a la que el arqueólogo y el investigador asisten a diario en el ejercicio de la ciencia que estudia lo que se refiere a las artes, a los monumentos y a los objetos de la antigüedad, especialmente a través de los restos encontrados, deviene en «Pasacanas en la siesta» en una labor en la que el escritor se embarca para trepar hacia las alturas del nombrar, del poner en imágenes, en metáforas, eso que lo define como especie: la posibilidad de reconocernos en -como también afirma Barei- «las relaciones amorosas, amicales o filiales, una exploración del paisaje y su habitantes que se encarnan poéticamente en el mundo de la naturaleza: cerros, arroyos, desiertos, pero sobre todo pasacanas, cardones, cactus del monte constituyen el ‘ademán y figura’ del paisaje andino en el que la mirada del poeta se detiene indeleblemente».

Revuelta explora en las honduras. Excava en las profundidades. Ahonda en las raíces. No obstante, lejos de sumergirse en lo oscuro de las ruinas de nuestra existencia (esas con las que convivimos en lo trágico de los días), extrae y pule el brillo del mineral de lo simple para emerger a través del fino cristal de la poesía que da vida, que vierte lagunas en la sequía y se vuelve generosa ofrenda para lo que nos rodea. Abona dulce y cálidamente, el poeta, esa semilla que con el correr del tiempo se convertirá en planta que crecerá hacia lo intangible del aire, pero que al mismo tiempo se ceñirá a lo nutritivo de la tierra, para echar las raíces que lo sostengan en lo vital, en lo indispensable y lo trascendental de su ser.

«Buscarse adentro / en todo lo nombrado, / tan en la sangre / de este pulsar profundo. / Tal vez encuentre / un poco de mí / en todos los vestigios. / Tal vez la tarde / apriete tanto / que las sombras / me estrujen el alma / con su lámpara / sin olvidos», afirma Revuelta en «Entre los vestigios»

Así es como el escritor se descubre en lo personal, en lo individual de su propia historia. Pero entiende también que esa, su esencia, no puede mantener lo constitutivo de su respirar, de no mediar la construcción de lo colectivo que se funda a partir del otro, de los otros que lo conforman y reconfortan en el entrelazar las experiencias de vida, en un entorno en el que la naturaleza le pone marco al lienzo de la celebración de la presencia (propia y ajena) en que somos. La celebración de la presencia que es «Pasacanas en la siesta». Este libro de Claudio Revuelta. El libro de las presencias.

EL AUTOR. Claudio Revuelta (Córdoba, 1978). Es Licenciado en Arqueología (UNCa) y Doctorando en Historia. Se desempeña como docente-investigador de la UNLaR y la UNdeC. Integra organizaciones como Amalaya, Quipus, RIDAP y CEIAA. Ha publicado poemas en revistas y antologías y cuenta con dos libros inéditos de textos y fotografías («Biografías interiores: una mirada antropológica a la vida como relato» y «Terruño»). Reside en La Rioja desde los 5 años. «Pasacanas en la siesta» (Plano Editorial, 2021) obtuvo Mención con recomendación de publicación en el I Concurso Libro de Poesía del Programa Letras en Conexión de la 18° Feria del Libro de La Rioja (2020). El jurado estuvo integrado por Silvia Barei, Raquel Guzmán y Aldo Parfeniuk.

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