Silvia Barei: «Escribimos con todos, con todas»

Doctora en Letras, ex vicerrectora de la Universidad Nacional de Córdoba, poeta, escritora, Silvia Barei estuvo presente en la 19° Edición de la Feria del Libro de La Rioja, invitada por el diario NUEVA RIOJA y el suplemento 1591 Cultura+Espectáculos, en el marco de un ciclo de charlas y entrevistas que contó con la presencia de otras destacadas autoras.

Doctora en Letras, ex vicerrectora de la Universidad Nacional de Córdoba, poeta, escritora, Silvia Barei estuvo presente en la 19° Edición de la Feria del Libro de La Rioja, invitada por el diario NUEVA RIOJA y el suplemento 1591 Cultura+Espectáculos, en el marco de un ciclo de charlas y entrevistas que contó con la presencia de otras destacadas autoras. En esta ocasión, la reconocida escritora cordobesa trajo a esta instancia su más reciente publicación, el libro «Nosotras» (Poemas en diálogo). A continuación, repasamos una entrevista en la que Barei arrojó importantes conceptos y definiciones, siempre con una mirada muy atenta y comprometida de la realidad que la circunda y a la que asiste con la fuerza de su palabra.  

¿POR QUÉ EL DIÁLOGO CON OTRAS POETAS? ¿CÓMO SURGE ESTE DIÁLOGO?

Tenía escritos un conjunto de poemas, todos con tema mujer, que es el eje del libro. Nos pasa a todos los escritores cuando tenemos un conjunto de poemas empezamos a pensar si no podrán formar parte de un libro. Me di cuenta que pensaba que el libro se podría llamar «Nosotras», pero solo estaba mi voz; no puede llamarse nosotras y que no hablen otras mujeres. Un día me encontré con una poeta de Córdoba, que es Susana Cabuchi, una muy importante poeta e hicimos el ensayo de poner en diálogo un poema mío que habla sobre los migrantes y unos poemas que ella estaba escribiendo sobre su familia migrante de Siria. Los pusimos en diálogo y vimos que quedaba realmente hermoso ese diálogo. Entonces ahí empecé a pergeñar la idea de que cada poema mío tenía que ir acompañado por un poema de alguna poeta argentina, contemporánea que estuviera viva. Empecé a escribir a distintas poetas. Son poemas en diálogo porque después que tuve los poemas, los que yo seleccione o los que me mandaron las poetas, hice una especie de intervención de sus poemas en su escritura; tomé algunos versos y los intercalé para que el diálogo quedara más claro. Es otra voz poética que de algún modo fructificó junto con la mía y les dio más fortaleza a los poemas. 

¿QUÉ REFUGIO ENCONTRÁS EN LA POESÍA?

Hay varias posibilidades. La palabra refugio abre un montón de puntas. La poesía como refugio de la lectura, por una parte; siempre estoy leyendo poesía. Es un lugar en que el refugio Se hace una especie de comunión, de escucha atenta y de diálogo con el otro. Por otra parte, me parece que la poesía, o tal vez la escritura, o tal vez la literatura, dicho de una manera general, sea también una especie de tabla de salvación, una especie de refugio sobre el mundo. El tema que nos tiene tan acongojados a todos y todas de las mujeres en Afganistán, viendo esas imágenes terribles, imaginando lo que no vemos, lo que hay detrás de las imágenes de lo que está pasando y no se está mostrando, estaba pensando justamente en escribir sobre el tema. No solo sobre las mujeres de Afganistán, sino sobre la idea de las cadenas, la idea de estar entre cuatro paredes y no salir, la idea de miedo, de tener miedo, de que corre riesgo la propia vida. Parece increíble, pero los talibanes tienen como modelo volver al siglo VII después de cristo. En este caso la poesía no le salva la vida a nadie; uno que escribe lo dice con inmensa tristeza, pero a lo mejor puede ser una tabla de salvación, aunque sea para conservar la vida.

¿QUÉ LUGAR OCUPAN EN ESTE LIBRO TUS RECUERDOS COMO MUJER? ¿QUÉ LUGAR OCUPAN LOS RECUERDOS DE TUS MUJERES MÁS CERCANAS?

Este libro está dividido en dos partes, a partir de una cita de Lucía Carmona que dice: ‘Nos hicieron mujeres y como tales somos / una mitad de símbolo / y una mitad de arena’. Una parte del libro se llama la mitad de arena y la segunda se llama la mitad de símbolo. La primera parte tiene que ver con esta pregunta. Son poemas por una parte más personales, unidos a experiencias personales y por a otra porque hablan de mujeres comunes y corrientes, esas que no se llaman ni Evita, ni Alejandra Pizarnik, ni Alfonsina Storni, no Marilyn Monroe. En esa primera parte hay una experiencia de vida que tiene que ver con el territorio de la infancia, ciertas zonas de experiencia y de dolor en la vida, contacto con otras mujeres a las que ni siquiera se les podía dar el nombre, como una experiencia que tuve en un campo de refugiados en Suecia, mujeres con las que una se puede cruzar todos los días y que tienen diferentes experiencias de vida pero que tienen como elemento común el pertenecer al género mujer. Eso me parece que está en la primera parte, la madre, la abuela, las travesuras de la infancia, las lecturas, los libros que acompañan a una y están estas otras experiencias de vida.

A LO LARGO DE LA HISTORIA LA MUJER HA SIDO SILENCIADA DE MUCHAS MANERAS Y MUCHAS MUJERES, INCLUSO, DEBIERON OCULTAR SUS IDENTIDADES PARA PODER ESCRIBIR. ¿CUÁL ES EL LUGAR QUE OCUPA HOY LA MUJER EN LA ESCRITURA, EN LA POESÍA?

Hablemos de occidente que es el mundo que conozco. La mujer ha tomado la palabra fuertemente. Sería una especie de utopía cumplida decir que tiene igualdad con el hombre, porque no es así, todavía no lo es, todavía falta camino, todavía falta lucha, todavía hay desigualdades; según el lugar en que miremos vamos a ver cómo funcionan esas posibles desigualdades o igualdades. Eso no se decreta por ley, eso se conquista con la pelea en la calle y ya se vio en la pelea por el ‘Ni una menos’, en la pelea por el aborto, por las leyes de inclusión, etc. Creo que hay lugares en los que la mujer se ha hecho muy visible y las artes son un lugar: la poesía, la pintura, el teatro, la música. Me parece que hay una aproximación, un acercamiento a una igualdad muy importante y por supuesto también un reconocimiento. Antes no había mujeres en las historias de la pintura; había muy pocas mujeres en las historias de la literatura. En la literatura argentina se mencionaban a muy pocas. Eso se está revisando, se está escribiendo, se está volviendo a investigar, a pensar y se está reivindicando el nombre de mujeres que han sido ocultadas por este dominio de las culturas patriarcales. Se va a caer decimos nosotras; el patriarcado, no los hombres. 

¿PENSÁS QUE FALTA POCO PARA QUE SE PUEDA HABLAR DE UNA IGUALDAD PLENA?

Es difícil generalizar porque hay zonas, hay regiones en las que todavía falta mucho y otras en las que estamos más cerca. Pongo todo mi énfasis en las chicas jóvenes. Van adquiriendo plena conciencia de lo que implica tener la palabra, de lo que implica tener un lugar, poder decir ‘yo mujer’ sin tener ningún tipo de censura o sanción. Ojalá fuera que estamos más cerca para todas, pero algunas ya estamos más cerca y otras todavía no. Hay sociedades en América Latina que son profundamente machistas todavía, ahí la pelea sigue siendo más dura. Las que empezaron en el siglo XVIII marcaron un camino; estamos en el siglo XXI, mucho se ha marchado por ese camino.

EN ALGUNA ENTREVISTA ANTERIOR AFIRMASTE QUE «ESTE ES UN LIBRO DE UN YO EN PLURAL, PENSANDO EN MÚLTIPLES VOCES, CONCIENCIAS, ROSTROS QUE PRETENDEN DAR CUENTA REALMENTE DE SU TÍTULO, ‘NOSOTRAS’. HE TRABAJADO LOS POEMAS -LOS PROPIOS Y LOS DE LAS POETAS QUE A PECHO ABIERTO ME ACOMPAÑAN- DE MODO QUE CONSTITUYAN BORDADOS Y CONTRABORDADOS DENTRO DE UNA MISMA ESCRITURA. UNA ESCRITURA QUE SE INSCRIBE INDUDABLEMENTE, EN UN ESTADO DE LA CULTURA EN LA QUE NUESTRA PALABRA, LA DE LAS MUJERES, HA EMERGIDO CON UNA FUERZA HICE MUCHO TIEMPO CONVOCADA». EN PRIMER LUGAR, TE PREGUNTO, Y MÁS QUE PREGUNTARTE AFIRMO, PORQUE TAMBIÉN SE PUEDE VER EN TU ANTERIOR LIBRO «ANIMAL CIEGO», QUE CREES Y APOSTÁS A UNA CONSTRUCCIÓN COLECTIVA DE LA PALABRA… ¿ES ASÍ?   

Totalmente. Aunque una escriba en soledad, cosa que ocurre normalmente, aunque uno esté encerrado entre cuatro paredes -la pandemia nos ha dejado un gran aprendizaje en cuanto a las cuatro paredes- o que estés solo sentado en el jardín de su casa, como suelo hacer yo que me siento debajo de un árbol con una hoja simplemente a mano como en los tiempos más antiguos. Aunque uno esté solo, en realidad la palabra es siempre una palabra plural, nunca decimos algo tan original que nadie lo haya dicho antes, toda palabra implica las voces de otros, de otras, escribimos con todos, con todas. Ese lenguaje ya está permeado por lo social, nadie dice nada fuera de su época, por más original que sea, porque si no, no lo entenderíamos. Entonces me parece que más allá de la voluntad explícita de incorporar las voces de otras mujeres, está la palabra de todos, de todas, lo que se dice en la calle, la forma en que han hablado las abuelas en nuestras infancias, voces que inevitablemente funcionan de esa manera. La palabra es dialógica, el principio dialógico es la forma del lenguaje humano, siempre estamos en contacto con otro, pensamos en otro, en contacto con otra conciencia, cuando decimos una palabra resuenan muchas voces, de muchas cosas.

LA OTRA PREGUNTA EN RELACIÓN A TU AFIRMACIÓN ES ¿CUAL ES LA FUERZA QUE TIENE HOY LA PALABRA DE LA MUJER EN CONTEXTOS QUE SIGUEN SIENDO HOSTILES, COMO EN EL CASO DE AFGANISTÁN?

Afganistán me parece que es el peor de los ejemplos; está sucediendo ante los ojos del mundo y la impasibilidad del mundo, en muchos casos ante la dificultad de intervenir o de actuar. Qué están diciendo esas mujeres, qué están escribiendo esas mujeres, qué están pensando, posiblemente no lo sepamos o lo vayamos a saber dentro de unos años. Sin embargo, hay muchas situaciones de ese tipo muy graves, muy difíciles, como la de las mujeres migrantes, que dejan su país con sus hijos a cuesta y emprenden una larga marcha y esa voz que es también una voz terrible, dolorida ante los ojos del mundo; sin embargo, a esa voz la estamos escuchando. Hay muchas mujeres migrantes que han conseguido llegar a un lugar, que han conseguido encontrar un mínimo trabajo, han logrado proteger a sus hijos y se han puesto a escribir, se han puesto a pintar, se han puesto a hacer tapices, se han puesto a mostrar al mundo cómo está plasmada en esa obra su propio sufrimiento, su historia de vida. 

¿Y A NIVEL LOCAL, EN NUESTRO TERRITORIO MÁS CERCANO?

A nivel local hay muchos colectivos trabajando. En el pueblito en que yo vivo en las sierras de Córdoba hay un grupo que se llama ‘Hilando las sierras’; son artesanas, tejedoras, pintoras, músicas, escultoras, escritoras. Hay muchos colectivos trabajando y cada uno de estos grupos de mujeres o cada una de las mujeres individualmente peleando por aquello por lo que hace falta pelear en este momento. Hay un vínculo muy fuerte, muy importante, muy necesario entre la pelea feminista, la pelea por los derechos de la mujer y la pelea por el ambiente; es una pelea que tiene que converger y en la que no solo están las mujeres. Es un esfuerzo de muchos, no solo de las mujeres. 

EN «NOSOTRAS» SE PUEDEN LEER MUCHAS VOCES A LAS QUE CONVOCASTE Y REUNISTE, PERO ¿CUÁLES SON TUS VOCES, LAS VOCES QUE TE CONVOCAN?

No sería bueno dar nombres, me olvidaría de la mayor parte. Te diría de una manera general que me convocan las voces de la literatura en primer lugar, simplemente porque soy Profesora de Literatura, es mi ámbito de trabajo y estudio; dentro de la literatura me convocan las voces de la poesía. Pero me convocan también las voces de la música, de las mujeres que están haciendo cosas por el mundo y que por ahí ni siquiera son conocidas, pero que, en un noticiero, en un programa de televisión aparecen diciendo cosas y una se da cuenta que hay mujeres que nadie conoce, que simplemente les han puesto un micrófono en la boca, y que han dicho cosas importantes. Hay que estar atentos a esas voces anónimas, que dicen cosas importantes y que se suman a la lucha y que a lo mejor están en la calle, en la lucha cotidiana, en un negocio, dando clases, en una guardería, cuidando a sus hijos, ocupándose del padre que está enfermo, en fin, esas son las voces a las que hay que prestar atención, porque las voces de la calle dicen muchas cosas ciertas, muchas cosas que a veces ni siquiera se nos habían ocurrido y uno se queda pensando. Son ecos que vienen arrastrando en el lenguaje que vienen de un afuera, de otro lugar que no es el lenguaje

¿Y LAS VOCES MÁS CERCANAS?

Claro que sí. La madre, las abuelas, son voces que quedan como flotando en el entorno familiar; por supuesto las amigas, las hijas. Las mujeres que están en un colectivo y que una simplemente cruza por la calle y que son voces contemporáneas que van a parar a un poema o a una nota para el diario, en un pequeño relato, o simplemente quedan en la oralidad. Esas voces que no siempre terminan en la literatura, pero que sí circulan y eso me parece muy importante. 

EN EL LIBRO «NOSOTRAS» PUDE ENCONTRAR ALGO SUMAMENTE SENCILLO PERO PODEROSO. UN REFUGIO, ME SENTÍ MUJER

Las mujeres, «Nosotras» hemos sido presas desde muchos siglos. Nos han impuesto cadenas, nos han hecho creer que éramos el sexo débil para la sociedad. Limitándonos de todas nuestras capacidades, encerrándolas en un espacio de cuatro paredes. 

Nos han hecho creer que solo estábamos para el servicio de otras personas, haciéndonos olvidar nuestros deseos, nuestros sueños, nuestras metas. Nos hicieron creer que si decidíamos vivir como queríamos era sinónimo de rebeldía, de rebelión, de cosa de locas. 

Ellas vivieron, vivimos con miedo, lamentablemente no sé cuándo se va a terminar. Pero con un cambio. Ese cambio que mujeres valientes, con voz temblante hicieron por todas nosotras. 

En el Libro «Nosotras» pude encontrar algo sumamente sencillo pero poderoso. Un refugio, me sentí mujer. 

Encontré que no era la única que cuando cocina piensa en miles de cosas, que no era la única que aún le persigue los recuerdos de su abuela, de su madre, y que no olvida, aunque desconocidas sean esas mujeres, el dolor de sus almas que ya partieron de una forma cruel y el dolor del llanto de sus familiares. 

Este libro tiene una línea sumamente marcada. Esa línea que recorre los rincones a las que a muchas les cuesta hablar.

 Pero siempre existieron y existen mujeres valientes que hablaron y hablan por otras mujeres, por nosotras. Una de ellas, es Silvia Barei. 

Ha logrado unir la voz de ella, con la de otras mujeres escritoras, para dar a conocer esta grandiosa lucha que se ha llevado por siglos. Por la misma razón que tenemos todas. SER LIBRES. 

Otra vez la palabra demuestra con fuerza que sin ella no somos nada. Gracias a esos libros escritos de historia podemos saber que el feminismo comenzó en el siglo 18 y que en Argentina en el siglo 21 el feminismo es más fuerte que ayer. Por eso, libros como «Nosotras» son libros de fortaleza, un libro que nos habla al alma, que con sus poemas en dialogo nos trasmite desde nostalgia, sensibilidad, admiración y dolor. Mencionando a mujeres importantes en la historia como Eva Perón. Y hacer parte de estos poemas a todas las personas que se sienten parte de la esencia femenina. Que son parte del ser mujeres día a día, desde cualquier lugar y circunstancia. 

En la actualidad en Afganistán las mujeres son sumamente violentadas, se les está prohibiendo de muchas cosas, lo cual para mí es un dolor muy grande porque como dijo Audre Lorde «No soy libre mientras otra mujer sea prisionera, aunque sus cadenas y las mías sean diferentes».  

Por eso, El libro «Nosotras» nos hace recordar que muchas mujeres tuvieron que esconder su identidad para lograr su camino. Y que, a pesar de que no somos solo palabras, sino también hechos, como dice en el prólogo, seguimos en pie, seguimos luchando por la causa desde muchas maneras, y agradezco que Silvia lo haga desde la palabra. Algo sumamente poderoso y valioso. Porque la palabra es el arma de las mentes y de los corazones. 

Sigamos uniendo esa voz, como la hace Silvia, porque hablar lo podemos hacer de muchas maneras, y su palabra lo logra armoniosamente. «Nosotras» me recuerda, y me hace entender la fortaleza que tenemos las mujeres, las del barrio, las de la familia, esas que caminan por la calle, la mía misma.  

SOL PELLIZA 

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