Lía gómez castellanos no puede imaginarse haciendo otra cosa que no sea cantar. Desde ese lugar, precisamente, concibe y da sustancia a la matriz de su existencia, en donde su decir se vuelve una manera de interpretar sus sueños, sus anhelos, y de dar forma a esa firme convicción de ser lo que es cuando su voz se eleva al cielo, persiguiendo siempre lo inetivable de su destino de melodía.
Tenía apenas 9 años cuando sintió el especial llamado del canto. Hasta ese momento, nada había hecho presagiar esa intensa relación que se consolidaría con el paso del tiempo, para convertirla en una de las voces de mayor trascendencia con las que cuenta actualmente la Provincia, una de esas voces privilegiadas como pocas, y que se va abriendo paso en el complejo firmamento de la canción para dejar no sólo una huella que lleve su nombre, sino también esa impronta que le es tan característica y que solo a ella le pertenece, en esa delicada fusión de estilos que logra en cada nuevo proyecto que encara.
Suavidad y delicadeza, sentido y emoción, buscando siempre la raíz, estando siempre al servicio de la esencia, incluso en estos tiempos tan extraños que nos toca vivir y que, en la particularidad de su existir melodioso, se convirtió en un renacer, en un despertar. Pandemia, cuarentena y aislamiento social mediante, supo encontrar la manera de reinventarse para llegar cada vez más lejos, trascender fronteras, pero también para abrazarse definitivamente al calor de su tierra, al aroma del folklore que la acompaña desde siempre, al canto popular que, como en cada febrero, le devuelve esas ansias de libertad, la ilusión perfumada de albahaca y esa sonrisa de carnaval que luego ofrenda desde la dulzura y contundencia de su decir.
Así es, en definitiva, como Lía Gómez Castellanos le da sustancia a su manera de vivir, que no puede ser de otra manera que cantando, elevando al aire ese deseo inquebrantable de convertirse en canción, como en cada oportunidad en que despliega, de par en par, el aleteo imperecedero de su voz.
PUNTO DE PARTIDA HACIA LA RAÍZ
Intriga, a veces, la manera en que la música, el canto, estrechan relaciones. Intriga, a veces, la manera en que la música, el canto, se afincan en la humanidad marcando el pulso, el latido de un corazón que encuentra en las melodías esa razón de ser, ese motivo para existir. El de Lía Gómez Castellanos es uno de esos casos en que la intriga se anuda a los principios, pero que con el correr de los días, encuentra siempre una esencial respuesta.
Hasta los 9 años, tal como ella misma cuenta a 1591 Cultura+Espectáculos, nada hacía suponer su destino de cantora. Apenas el recuerdo de la voz de su madre, «muy afinada» cantándole «Zamba de mi esperanza», abriga alguna posibilidad de raíz musical, de origen sonoro. Sin embargo, desde el día mismo en que el profesor Andrés Flores la invitó a sumarse al Coro de Niños Cantores, para Lía todo se transformó. «Desde ese momento no paré más», afirma.
«Me acuerdo que me hicieron la prueba de voz y estaba muy feliz porque había quedado; fue una prueba de afinación y para saber si la voz estaba sana. Allí empezó el camino; luego me pusieron como solista y a los 10, 11 años empecé a estudiar guitarra con Ricardo Flores. El me presentó en el concurso ‘Folklore por los Barrios’; gané cantando y me gané una guitarra. Fue mi primer concurso; fue algo muy lindo. Después en la escuela armé un coro; las maestras me llamaban para que cante. Busqué a dos de mis compañeras y armamos un trío. Pero el punto de partida fue el coro; de verdad que no hubo nada antes, pero evidentemente el canto estaba adentro mío».
Muy en su interior, al igual que sus recuerdos y emociones, ligadas a experiencias que la fueron marcando y determinando su camino, aunque siempre desde la libertad del elegir poder ser en el canto, que es su lugar en el mundo, el espacio en el que se siente plena. Y desde la plenitud de sus memorias, precisamente, recuerda su llegada al Grupo Vocal Azahares, también de la mano de Andrés Flores y con el que, a sus apenas 13 años conquistó el Pre Cosquín, aunque por cuestiones del destino -a veces caprichoso- no pudo participar de las instancias finales.
No obstante, y más allá de esa particular circunstancia que le causó una honda decepción, nada impidió que Lía continuara desandando su camino, aun cuando los caminos de la vida la llevaron incluso hacia territorios en los que no se había imaginado. «Tuve una especie de quiebre a los 16 años, previo a quinto año de la secundaria, que fue cuando me fui a estudiar canto lírico a Mendoza con una profesora que me sugirió que podía ser una gran cantante, pero que para estudiar canto lírico debía dejar de cantar folklore, debía dejar de hacer música popular», recuerda Lía, que finalmente decidió seguir la carrera de Administración de Empresas, luego de haber abandonado su banda y haber sido una de las ganadoras del Septiembre Joven.
«Estudiaba Administración de Empresas en Córdoba, donde vivía con mi tía, y me iba bien, pero soñaba con números, me sentía estresada; un día me senté a llorar y mi tía se sentó al lado mío y me dijo: ‘bueno, ya sabés qué hacer’. Todo el mundo sabía lo que yo tenía que hacer menos yo». Pero afortunadamente, y a pesar de aquella indecisión que la llevó hacia la docta, Lía recobró el rumbo y volvió al canto popular.
«Fue un proceso de unos dos años; me fui a Buenos Aires a estudiar canto popular; empecé a dar clases, empecé a ser preparadora vocal en los coros e ingresé a la Licenciatura en Música con Orientación en Canto, donde me recibí en 2019. Estudié de otra manera al canto lírico, disfrutándolo, fue otro proceso. Incluso grabé un disco, que se llama ‘Creer’, que es una fusión del canto lírico con la música popular. Creo que tengo la facilidad para el canto lírico, que es hermoso, pero en mi corazón tengo el canto popular». Sí: Lía en su corazón tiene siempre el punto de partida que la lleva hacia su raíz, a su esencia.
UN LARGO RECORRIDO PARA CANTAR
La cantante riojana ha transitado ya un frondoso camino en el que ha ido cosechando el fruto de una experiencia que la afianza en su elección, que es el canto. Incluso en tiempos de pandemia, supo generar un espacio en el que encontrarse con sus seguidores, al tiempo que renovarse en sus búsquedas. «Entré en el mundillo de las redes; creo que fueron tanto una compañía para mí como para la gente que me sigue y tengo más seguidores a partir de esta circunstancia», cuenta cuando desde 1591 Cultura+Espectáculos se le pregunta por la manera en que viene atravesando este tiempo insólito.
Lo más importante, quizá, en este contexto, es que pudo volver a sus raíces, al folklore, una vez que se encontró sola en su casa, acompañada por su guitarra. «Me gusta el folklore, crecí con eso y en La Rioja tenemos folklore por todos lados» afirma, tras lo cual, aclara: «siempre le pongo mi impronta y naturalmente me gusta la fusión y estoy en la búsqueda siempre; lo que hago tiene mi sello. En este momento está influenciado por el rock y el pop, sería como un folklore alternativo».
Durante el aislamiento, Lía realizó varios streaming. «La gente me esperaba con algo en su casa, con un maní, con un mate, con lo que sea. Me veía gente de México, de España, de Estados Unidos. Y también me preparaba para eso, por lo que empecé a buscar sponsors, auspiciantes, hacía sorteos para la gente de La Rioja». Esa manera de reinvención, no obstante, mucho tiene que ver con su esencia. «Naturalmente soy así, tengo un obstáculo y trato de sacar lo bueno, utilizarlo para algo mejor, darle una vuelta de rosca. Creo que la mayoría de los artistas somos así: estamos en una búsqueda constante, con la necesidad de lucharla, de perseverar».
Lucha y perseverancia. Dos palabras que, muy probablemente, nos aproximen en un todo a su manera de ver y entender la música, al tiempo que generar las condiciones para poder concretar sus sueños, sus anhelos de cantora. Así fue, justamente, como la cantante riojana se hizo acreedora de una beca para estudiar en Broadway (Estados Unidos) para la cual audicionó luego de realizar un curso en la provincia de Córdoba.
«Fue una grata sorpresa para mí, porque me dieron la beca más grande que ellos entregaban, así que eso me ayudó un poco para poder viajar. También gracias a mi familia y al Gobierno provincial, que me dieron una mano para que pueda afrontar gastos y cumplir este objetivo», contaba por aquellos días la joven artista riojana que llevó a cabo cursos intensivos en distintas disciplinas relacionadas al canto, tales como «Vocal technique performance», «Audition technique», «Commercial singing» y «Masterclass» de la mano de profesionales muy reconocidos por su trayectoria, entre los cuales se encuentran Kurt Robinson, David Conrad, William Waldrop (director musical de «Evita», «El fantasma de la ópera» y «Cats») y Marianne Wells, quienes ayudaron y ayudan a la formación de importantes cantantes en todo el mundo.
«Fue una experiencia de mucho aprendizaje, pero también de entrega porque, justamente ellos, más allá de toda la técnica, te enseñan a entregarte al máximo, a mostrar tu alma y corazón. Eso es lo que aprendí y sigo haciéndolo, sobre todo en esa ciudad tan linda, grande y avasallante. Como dice la canción ‘New York, New York’, la ciudad que nunca duerme. Es realmente así», reflexionaba Lía luego de aquella experiencia extraordinaria que no sólo le abrió la mente, sino que también le alimentó el espíritu. Y, sobre todas las cosas, la capacidad de disfrutar de lo que más le gusta hacer: cantar.
«Anduve un largo camino. Hoy estoy acá con esto de la música popular; volví a la raíz del folklore. El canto lírico lleva un entrenamiento y no lo quiero perder; de vez en cuando lo hago, pero para mí, con mis amigos. Se fueron dando las cosas así y lo que estoy haciendo lo estoy disfrutando mucho».
SER Y DEJARSE SER
«Habiendo pasado por todo lo que pasé y habiendo probado en otros países también, hoy me gustaría cantar en muchos lugares de Argentina o de Latinoamérica, me encantaría poder hacerlo con el proyecto que estoy construyendo, con el folklore, con la banda que formé y que me acompaña ya de hace mucho tiempo», cuenta Lía cuando se le pregunta por el futuro, por lo que está por venir. Sin embargo, la voz riojana mantiene siempre los pies en la tierra, aunque los sueños no dejen de florecer: «me gustaría alguna vez llenar un Luna Park, me encantaría; es uno de los sueños. Ahora, haciendo folklore, me gustaría estar en Cosquín, en Jesús María, en todos los lugares referidos a eso, en los festivales» asegura, siempre con una sonrisa.
Y, de inmediato, se afirma: «disfruto mucho. Aprendí y sigo aprendiendo a disfrutar del camino en lugar de estar tan pendiente del objetivo, porque si no es como que en el camino te perdés de esa felicidad. Quiero vivenciar el día a día y estoy en ese camino».
En ese camino. En el camino de la madurez y de la superación. En el camino de la seguridad que se conquista a partir de una elección en libertad y a conciencia plena. «Tengo una personalidad muy autoexigente; si no llegaba donde yo quería llegar no disfrutaba nada del camino. Hoy estoy en eso, estoy presente, lo estoy sintiendo, viviendo, me está atravesando. Creo que eso fue lo más difícil, aprender a disfrutar del camino, y lo sigo aprendiendo. A veces me siento y recapacito y trato de tener un encuentro conmigo y de evaluar qué hice; tengo un montón de cosas para valorar. Viajes, lugares por los que anduve y actué, escenarios».
Cada palabra que suelta al aire Lía Gómez Castellanos anida en un espacio de introspección, de profundo pensamiento. No deja conceptos librados al azahar, igual que cuando elige un repertorio a la hora de subir a cantar. «La autoexigencia la pongo en todo, soy virginiana y soy tremenda», afirma entre risas. Pero, luego, se deja ir un poco más allá en sus consideraciones: «Hoy me libero; también me costó, pero hoy lo disfruto. Entendí que el aprendizaje de uno es hasta un cierto punto; cuando uno sube al escenario es disfrute y es lo que sos en ese momento. Seguramente que dos años después, tres años después puedas ser otra persona con más aprendizaje, con mejores cosas, pero en este momento sos y tenés que dar lo máximo de lo que sos y disfrutarlo. Hoy canto y soy lo que canto, lo que entrego, y me entrego también. Antes quizás me evaluaba más, no terminaba de conectar con la actuación, con la interpretación, con la gente, me iba y volvía; ahora soy y me dejo ser».
CANTORAS.AR – PERSPECTIVA DE GÉNERO Y FEDERALISMO
Junto a Gloria De la Vega, Florencia Castro, Milagros Juárez, Antonella Torcivia y Johana Santillán, Lía Gómez Castellanos forma parte del proyecto Cantoras.ar, que reúne en un solo disco a 46 voces femeninas de todo el país. «Cuarenta y seis mujeres, ciento doce canciones y un fin: unirse desde la belleza y la magia del arte para potenciar la fraternidad». Así reza el manifiesto que dio origen a Cantoras.ar, el colectivo que une a todas esas voces argentinas, a lo largo de 112 canciones. Las piezas que pueblan el trabajo incluyen una variada paleta de géneros musicales, que va de la canción simple y llana, al tango, la balada, el chamamé, la fusión latinoamericana, el flamenco, el vallenato, y el rock.
Al respecto, la cantante riojana contó: «Me llamó Alejandra Lazcoz para ofrecerme estar en Cantoras.ar; fue a mediados de 2020 y fue algo muy lindo. Hay dos temas que ya tenía grabados, que ya estaban en Spotify y un tema nuevo, ‘Canción de amor para mi patria’ de Alberto Cortez. Fue una experiencia muy linda que me abrió muchas puertas y me las sigue abriendo. Participar junto a cinco cantantes riojanas más también fue muy lindo. Fue una muy linda experiencia y muy lindo también poder compartir con las chicas. Es un proyecto que reúne a 46 mujeres de todo el país, con total perspectiva de género y federalismo».
LO MEJOR ARRIBA DE UN ESCENARIO
Me pueden los niños cuando cantan mis canciones; me emociona. Creo que eso es lo que más me puede; la gente, cualquier persona, también es como muy emocionante ver que estás cantando y que a la otra persona le llega y se emociona; la conexión es lo que más siento, es lo más bonito.
LA MÚSICA CON LA QUE SE CONECTA
Escucho de todo, todos los estilos; me agarra por épocas. Desde el año pasado que soy fan de Manuel Wirtz. Pero también me marcaron artistas como Pedro Aznar o Julia Zenko. Me pasó con ella que cuando vino a La Rioja y le conté que siempre había estado en ese espacio en el que me gustaba cantar de todo, le pregunte sobre su experiencia; ella me dijo que cante lo que quiera, que ella siempre cantó más allá de la industria, de lo comercial. Para mí fue una referente durante mucho tiempo y fue muy lindo que me dijera eso.
CRECER EN LA MÚSICA
En este momento estoy bastante enfocada en la música folclórica. Estoy cantando lo que quiero. Si bien la pandemia me llevó a eso, estoy feliz de hacerlo y sigo por ese camino. Creo que todos los artistas o la mayoría estamos en una búsqueda, sino no habría evolución. Si sigo haciendo lo mismo que hace cinco años, no tendría evolución. Hoy soy esto, mañana con un montón de circunstancias, de vivencias, de influencias y aprendizajes soy otra cosa, me atraviesan otras cosas y voy creciendo con eso. Y mi música y mi canto, mi arte, mi entrega va creciendo también.
PLATAFORMAS, REDES, NUEVAS TECNOLOGÍAS, EVOLUCIÓN, TRANSFORMACIÓN
Me encantan los cambios, soy muy permeable a todo eso, me gusta ir adaptándome, me gustan los desafíos, los disfruto. Disfruto de toda esa evolución que creo que siempre trae algo para mejor. Sin dudas que van quedando cosas en el camino, pero eso forma parte de la evolución y me gusta tener, que todos tengamos al alcance lo que sea, y no sólo hablo de la música. La verdad que es muy lindo poder llegar a otros lugares, no pensás que gente de Miami, por ejemplo, de La Plata, de Santa Fe te pueda seguir; no pensás que podés llegar tan lejos, a qué lugares, en qué circunstancias, creo que la música no tiene límites en ese sentido.
DE ACÁ A DIEZ AÑOS
No sé si me veo en un lugar puntualmente, pero me imagino cantando en muchos lugares, girando por muchos lugares.
¿Y SI NO FUERA LA MÚSICA, QUÉ?
La verdad que no sé. Me gusta mucho el agua, nadar, el agua calma, sobre todo, pero tampoco sería nadadora (risas). Soy preparadora vocal del Coro de la Legislatura, soy profe de canto; fui preparadora vocal del Coro de Niños, anduve bastante por la docencia. La música y el canto; el canto fundamentalmente. No me podría dedicar a otra cosa que no fuera la música. Y cuando uno hace lo que ama, le encuentra siempre la vuelta.
LA EXPERIENCIA EN ESTADOS UNIDOS
Fue mucha información de una. No tuve ni tiempo para pensar; eran capacitaciones y clases todo el tiempo, ensayos, canto. Fue algo hermosísimo, un sueño. Fue una experiencia donde no solo aprendí cuestiones técnicas, interpretativas, sino también esto de la entrega, de poder exteriorizar el interior. Se hacía mucho hincapié en la entrega; la voz está, la técnica está, hay que relajarse y poder entregarse plenamente a quien esté escuchando. Eso es lo que más me marcó, lo que más me quedó. Cuando volví caí en la cuenta de todo lo que había vivido».
EL ESCENARIO ACTUAL
Me encanta cómo se está moviendo todo; hay un montón de cosas para escuchar, para ver, muy diferentes. La gente tiene muchas ganas de escuchar, de salir, de disfrutar. Eso genera que los artistas podamos salir a entregar lo nuestro. Me parece que hay una movida que antes no había, muy linda. En todos los géneros.
SOBRE LÍA GÓMEZ CASTELLANOS
Cantante nacida en La Rioja, Argentina, el 16 de septiembre de 1985. Intérprete y compositora. Técnica y Licenciada en Música con especialidad en Canto, dedicada actualmente a la música. popular: folklore y tango.
Su camino recorrido incluye Festivales, Conciertos y Shows en su provincia y en varias ciudades del país como Buenos Aires, Córdoba, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Salta y San Juan, entre otras, acompañada de bandas y orquestas. Su trayecto internacional abarca escenarios de París (2019) y Broadway, New York (2020).
Entre los premios y reconocimientos se destacan: «Septiembre Joven 2000» y «Cóndor» 2014. Su Disco CREER contiene canciones de su autoría y fue lanzado a comienzos de 2019. Actualmente se encuentra en proceso de grabación de su nuevo material.