«Uno tiene que vivir para ser feliz»

Una voz privilegiada y un talento que se afianza en el trabajo, el compromiso, y la convicción de abrazar los sueños con tanto amor como empeño. Así es como transcurren los días de Nicolás Ochoa: entre la música y la construcción de un escenario en el que la conquista de la superación es la más extraordinaria de las melodías.

Al momento de producirse el encuentro con 1591 Cultura+Espectáculos, Nicolás Ochos, Nico para todos, vivía la ansiedad previa a su presentación en el programa Talentos Federales donde, como no podía ser de otra manera, si protagonismo no dejaba de ser notable. Esa ansiedad, esos nervios, son de alguna manera una marca registrada, tal como Nico lo cuenta. Y es que el sabe mejor que nadie que el día en que no sienta eso que lo moviliza a subirse a un escenario debería, entonces, dedicarse a otra cosa. Por eso a la ansiedad y a los nervios les antepone una sonrisa. Una sonrisa, y esa calidez humana que lo define más allá de la música, más allá del canto. Más allá, incluso, de cuál sea la aventura que decida emprender en su vida. Porque a su vida, en definitiva, asistió siempre de la misma manera: con esa sonrisa amplia y generosa que le permitió superar las dificultades. Las propias y las impuestas por un entorno hostil, esas que no se deben naturalizar bajo ningún punto de vista.

Nacido en La Rioja, en el seno de una familia que lo contuvo con plenitud de amor y melodías que lo arroparon con un manto cálido de emociones, Nico no solo dejó atrás el pesado condicionante de un diagnóstico médico, sino que también diseñó para él un camino en el que su voz terminó siendo esa escalera que lo fue llevando cada vez más alto, hasta ubicarlo en un sitial en el que su nombre resuena con constancia, abriendo siempre un espacio para la admiración y otro espacio para el asombro que genera su presencia que se impone a fuerza de talento, voluntad, compromiso y empeño. Todos, en el grado de inquebrantables. En este punto, aclara, no se siente ejemplo de nada ni de nadie. Pero a nadie puede escapar, no obstante, que su recorrido con la música -pero no sólo con la música- bien merece ser tenido en cuenta como un ideario de lo esencial a la hora de intentar lograr en la balanza el delicado equilibrio de lo que resulta verdaderamente significativo en el devenir de lo cotidiano, fuera ya de lo trivial, de lo superfluo, de lo pasajero.

Y es que nada en la vida de Nico Ochoa puede ocupar el espacio de lo trivial, de los superfluo, de lo pasajero. Cada vivencia, cada experiencia adquirida, cada nuevo paso dado en el intrincado universo en que nos movemos muchas veces como seres autómatas, conlleva para él un triunfo sobre la adversidad. Desde ese lugar, ejerce su merecido derecho a soñar y a creer que es posible que esos sueños con los que sueña pueden ser una realidad concreta, palpable, cuestión para la cual lo asiste la certeza de lo ya alcanzado. Desde ese lugar, también, se expresa e inaugura el diálogo.

¿CÓMO TE ESTÁS PREPARANDO PARA ESTE NUEVO DESAFÍO QUE ES TALENTOS FEDERALES Y QUE TE TIENE UNA VEZ MÁS COMO PROTAGONISTA?

Una masa, muy ansioso, tratando de controlar los nervios. Pero bien, con los ensayos con la banda, preparándome a full.

¿SOS DE PONERTE NERVIOSO, ANSIOSO?

Si, estoy tratando de controlar eso. Siempre, en todos los aspectos de mi vida me puse un poco nervioso, pero trato de controlar un poco eso porque si no te puede jugar en contra y es feo cuando eso pasa.

¿QUÉ ES LO QUE TE PONE ANSIOSO, QUE ES LO QUE TE MOVILIZA EN ESE SENTIDO?

Cuando por ejemplo preparo una canción, la canto muchas veces, es como que siempre busco que todo salga bien, que salga perfecto. Lo planeo de una manera en mi cabeza y por ahí al pensarlo tanto no sale como yo quiero, o me olvido algo. Me pasó muchas veces de olvidarme las letras de las canciones; es tremendo cuando eso pasa. Con mi estabilidad, por mi discapacidad, mi cuerpo habla solo y cuando me pongo nervioso comienzo a temblar. Me fijo mucho en eso, para que no se note; estoy siempre tratando de controlar esa parte.

A PESAR DE TODO ESTO, YA TENÉS MUCHA EXPERIENCIA Y HAS ESTADO EN ESCENARIOS IMPORTANTES… ¿TODAVÍA TE SIGUE PASANDO ESTO DE ESTAR ANSIOSO, NERVIOSO, ANTES DE SUBIR A UN ESCENARIO?

¡Si, por supuesto! Una vez me lo dijo alguien que sabe muchísimo, que eso de los nervios, de la ansiedad es algo normal, natural y el día que no te pase es como que tenés que dedicarte a otra cosa, dejar de cantar. He escuchado a mucha gente que canta y que dice, ‘yo cuando canto me olvido de todo y no se me mueve ni un pelo’. Yo creo que eso pasa porque no lo sentís. Está bueno eso de sentir nervios, ansiedad, porque estás sintiendo y lo disfrutás.

¿CÓMO FUE TU LLEGADA A LA MÚSICA, CÓMO LLEGASTE AL CANTO, CÓMO SE PRODUJO ESE ENCUENTRO?

Creo que no se; no lo busqué, se dio solo en la vida. Yo no lo busqué, más allá que mis primos, mi familia también cantan y cantaban en las fiestas familiares, cumpleaños desde que era muy chiquito y vengo escuchando folklore, música. Creo que, por algunas cuestiones de mi vida, de superación, lo hacía, pero de entrecasa nomás. Me gusta mucho lo que es la actuación, el teatro, pero la música me vino sola, creo por algunas cuestiones de superación, especialmente de adolescente. A los 8 años me mandaron a la primera academia de guitarra, pero iba y dejaba porque no me sentía cómodo, porque la postura de mis piernas no me lo permitía y por otras cuestiones que tuve que superar. De adolescente es como que por un tema de discriminación que sufrí mucho en la escuela encontré este refugio para sentirme bien conmigo mismo. Eso fue llevándome solo, hasta que, a los 16 años, por un amigo de la escuela que me dijo ‘por qué no estudias canto, te perfeccionas’, ahí comencé. Antes lo tomaba como un pasatiempo. Así fue y creo que la pandemia me ayudó mucho a eso.

¿Y QUÉ ES LA MÚSICA HOY PARA VOS? 

La música es todo, porque la música me ayudó, me salvó y me permitió olvidarme del rechazo; me enseñó a hacerme valer por mí mismo, a valorarme. La música me ayudó a salir adelante.

¿SUFRISTE MUCHO DE CHICO, EN LA SECUNDARIA, TUVISTE QUE PADECER LA DISCRIMINACIÓN?

Si, más que todo en la primaria. Sufrí mucho bullying, discriminación, me decían de todo; sentía el rechazo de mis compañeros. En educación física no me aceptaban, cuando tenían que hacer grupos me dejaban para el ultimo, no me elegían. Ya de grande uno comienza a entender cómo son las cosas.

EN ESE ASPECTO PUEDE AFIRMARSE QUE SOS UN EJEMPLO MUY CLARO DE SUPERACION, ¿SOS CONSCIENTE DE ESO? ¿LO VIVÍS DE ESA MANERA O ES ALGO NATURAL EL HECHO DE HABER IDO SUPERANDO TODAS ESTAS CUESTIONES QUE TE FUERON MARCANDO EN LA VIDA?

Mucha gente me dice que yo soy un ejemplo y yo no creo serlo. Lo tomo de manera natural, lo tomo como algo que fui pasando con mucha ayuda de mis padres, porque sin ellos nada sería posible; también de algunos maestros que tuve en la primaria que me ayudaron. Pero yo siempre digo que todos somos ejemplos en la vida, porque todos tenemos una historia que contar, todos hemos pasado algo. Está quien decide contarlo y quien no, y está bien, está perfecto, me parece que está muy bien. Pero todos tenemos algo por qué luchar. He pasado muchas cosas, pero yo no soy de decirlo porque trato de ser siempre perfil bajo respecto de mí.

SIN EMBARGO, POR TU CALIDAD DE MÚSICO, DE CANTANTE, ESTÁS TENIENDO DE ALGUNA FORMA UNA EXPOSICIÓN PERMANENTE. ¿ESA EXPOSICIÓN TE CONDICIONA EN ALGUN PUNTO, CÓMO TE PARÁS FRENTE A ESO?

A mí me encanta muchísimo socializar, hablar con todo el mundo, y lo tomo muy bien porque creo que es lo que yo decido ser. Siempre de chico he sido muy soñador, muy volador como decían mis padres. Cuando era chico les decía: ‘mamá, papá, cuando sea grande quiero estar frente a muchísima gente, que muchísima gente me vea y me aplauda’. Ellos me decían, ‘dejá de volar, dejá de soñar’. Siempre fui un loco que ha buscado eso. También me han enseñado muchas cosas y muchos golpes, que uno no tiene que vivir para un aplauso, sino que uno tiene que vivir para ser feliz.

HABLABAS DE ESE SUEÑO DE ESTAR FRENTE A MUCHA GENTE Y QUE TE APLAUDAN, ¿CÓMO RECORDÁS, QUÉ RECORDÁS DE LA PRIMERA VEZ QUE TE SUBISTE A UN ESCENARIO FRENTE A MUCHA GENTE OBSERVÁNDOTE?

Fue de chico en realidad porque fue con mi primo que cantaba en el Grupo Vocal Norte. Me acuerdo que fue en su casamiento, o un poco antes, pero yo era muy chico y cantaba en los brazos de él. Si hablamos de la primera vez, capaz que fue esa; cantar una canción que el cantaba con el grupo. Si hablamos de la primera vez que me subí a un escenario solo, fue algo con muchos nervios, mucho ensayo y me olvidaba casi toda la letra. Eso fue algo lindo porque también mucha gente me ayudó a que lo logre.

ESTÁ BUENO HACER ESA DIFERENCIA. PORQUE, ASÍ COMO HUBO GENTE EN EL CAMINO QUE POR AHÍ TE DISCRIMINABA, TAMBIÉN HAY GENTE QUE TE HA RESPALDADO, QUE TE HA BANCADO…

Si, totalmente. Mis padres, mi familia, amigos que me dio la vida. Mi mejor amigo es alguien que desde primer grado me acompaña y lo sigue haciendo, alguien que me ha ayudado y defendido mucho en la escuela. Esas son personas a las que siempre voy a agradecer en la vida y que nunca voy a dejar que se vayan de mi vida. Son personas que admiro y quiero muchísimo.

AFIRMÁS QUE SOS MUY SOÑADOR, QUE SIEMPRE LO FUISTE, ¿CUALES FUERON LOS SUEÑOS QUE FUISTE LOGRANDO, Y CUÁL ES EL SUEÑO QUE TE DESVELA? 

De sueños, siempre hablando de la música…uno de los sueños se me cumplió el año pasado, que siempre quise ir a cantar en un lugar importante, en un teatro grandísimo frente a personas que no conocía y pude hacerlo. Otros sueños…cosas que para mí fueron muy importantes como tener mi propia carrera, dedicarme a lo que me gusta, ser feliz, conocer gente. En pandemia tuve la oportunidad de cantarle en vivo a Rodrigo Tapari. Fue a través de una pantalla, porque estábamos en pandemia, pero yo lo tomé con orgullo y mucha responsabilidad. Estuve en Pasión de Sábado, en un segmento del programa. Conocer tanta gente, participar de tantos concursos de canto también. Uno de los sueños que no tiene que ver con la música, sino con el arte, con la actuación, fue cuando participé en el año 2017 en una publicidad del Banco Rioja que se llamaba Los Benítez, me eligieron para uno de los personajes, esa experiencia fue lo más. Me gusta mucho la actuación, fue lo que más quería antes de la música. También conocer a Facundo Arana, que es uno de mis ídolos. Otro de los sueños que quisiera lograr es ser feliz, pero si hablamos de lo personal, es poder cantar con mi ídolo máximo que es Ricardo Montaner.

NOMBRASTE A FACUNDO A ARANA, A RICARDO MONTANER, ¿CUÁLES HAN SIDO LOS ARTISTAS QUE TE HAN IDO MARCANDO EN TU VIDA, EN LA MÚSICA, EN LA ACTUACIÓN?

Ricardo Montaner, sin dudas. Me refleja mucho, soy muy creyente en Dios, como él; siempre me refugio mucho en Dios, en cada actuación le pido a él para que todo salga bien. De Montaner me gusta cómo compone, cómo canta. Cuando yo era muy chico me gustaba mucho una banda que se llama Camila, que es de México. En el folklore, Luciano Pereyra, Abel Pintos. Me ayudaron, fueron personas en las que me reflejé mucho. En lo personal siempre hablo mucho de mi primo, Miguel Carbajal, porque mi primo perteneció a un grupo muy conocido acá en La Rioja, y fue quien me incentivó para dedicarme a esto y aprender un instrumento, aprender a cantar, hacer música. De chico siempre me decía que aprenda un instrumento. Por mis horarios, por tener que ir a la rehabilitación, me limitaba muchísimo. No podía ir a la banda de la escuela por eso, no podía ir a coro de la escuela por eso. Mi salud tuvo que ver, pero fue lo más importante para mí, ocuparme primero de eso.

¿QUÉ FUE LO MÁS DIFÍCIL QUE TUVISTE QUE SUPERAR EN TU VIDA?

Qué pregunta…no sé…creo que lo más difícil fue primero el poder aceptarme a mí mismo, lo sufría mucho cuando era chico. Decir ‘yo soy esto, lo tengo que aceptar y tengo que salir sonriendo, aunque pase por una escuela y los niños que estén ahí me miren cómo camino’. Eso me molestaba mucho. Por ahí yo no quería salir o cuando salía de la escuela e iba a la casa de mi tía, que esperaba a mi mamá que salía del trabajo, pasaba justo en el horario de salida de otra escuela y sentía cómo me miraban las piernas, mi manera de caminar, eso me incomodaba muchísimo. Hasta que lo superé y ahora no me importa. Ahora camino por todos lados, pero eso fue algo que yo quise hacer. También que mis padres me den la independencia que yo quería, que ellos aceptaran que yo puedo y que puedo llevar una vida normal. Salgo de mi casa, vuelvo a la hora que yo quiero. Tener una vida normal, igual que todos la tienen.