Hace 33 años, en la sala del Cine Teatro Sussex, se presentaba por primera vez la obra que fue dada a luz por Héctor David Gatica y Ramón Navarro, y que es considerada fundamental para el acervo cultural riojano. Desde los sueños de aquellos días hasta la vigencia indiscutible de una creación tan genial como indispensable.
Si hay una obra que representa a la riojanidad; si hay una composición sobre la que se derrama vida y alma de esta tierra agreste; si hay una mirada que se vuelca como oceáno profundo sobre la realidad construida desde la historia, esa obra, esa composición, esa mirada, es la Cantata Riojana.
De absoluta vigencia y más absoluta genialidad, por la sangre puesta por sus autores en cada palabra y en cada armonía, la Cantata Riojana es el himno del corazón riojano latiendo desde los Llanos hacia todos los puntos cardinales. Punto de encuentro indisoluble entre el talento inconmensurable del escritor Héctor David Gatica, ampliamente reconocido entre las praderas en las que abrevan las letras nacionales y Ramón Navarro, hombre de estirpe musical y guitarrera, desentrañador inagotable de caminos en donde se recuesta el canto. ¿Pero cuándo, dónde y cómo nace esa unidad espiritual que viene a sellarse en arte? ¿Cuándo, dónde y cómo se da luz a una creación que sublima identidad y originalidad?
La Rioja es presente y es futuro. Pero por sobre todas las cosas, La Rioja es tradición e historia. Y a esa tradición, y a esa historia, le hacen honor Gatica y Navarro. “20 de mayo de su majestad, / tomo en su nombre / posesión de la mañana / del diaguita sin risa, del poleo perfumado. / Arranco el viento para que siempre sea calmo / el Valle del Llacampis y su gente. / Bebo la desolada confianza de la tierra, / reparto el sol y el indio entre los que han venido, / siembro al boleo estos sesenta heroicos apellidos / ellos serán los nombres permanentes del pueblo”.
Ese 20 de Mayo recientemente conmemorado, tuvo una vez más a la Cantata Riojana como protagonista central, esta vez interpretada por el Coro de Canto Popular de la Cámara de Diputados de la Provincia, dirigido por Andrés Flores, pero con la particularidad de contar con la presencia de uno de sus autores, Héctor David Gatica, quien con templanza propia de fundador contó sobre el proceso de creación de cada una de los composiciones que conforman la obra trascendental. Un proceso que, por otra parte, ya forma parte también de la historia, de las raíces profundas de esta Rioja que desanda sus días explorando sus raíces.
El propio Gatica presentó en la última Feria del Libro de La Rioja su diario “Mis sueños de aquellos días”. Un tomo indispensable no solo para interpretar el amplio derrotero del escritor, sino también para llegar a comprender el devenir de la historia misma de La Rioja y el país entre los años 1970 y 2010.
Esa visión abarcativa y, al mismo tiempo, profunda conlleva, capítulo tras capítulo, el intenso compromiso de Gatica con su mundo circundante y el compromiso aún mayor de darlo a conocer, de fidelizarlo, de hacer que se deslice como una huella que quedará grabada por siempre en el imaginario de los lectores, igual que quedaron grabadas las huellas de las carretas en los guadales de los Llanos.
Apartado sustancial e indispensable, si los hay, dentro de ese extraordinario universo creado por Gatica desde la concepción más consciente de realidad, es el dedicado al punto de partida para una obra que, con el correr del tiempo, se constituyó en el ABC -desde la existencia vital del autor- de nuestra propia existencia y de la américa toda.
No por nada Ramón Navarro, quien dio vía libre a su talento para poner música a la obra, supo contar alguna vez sobre el día en que el entonces presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, en ocasión de la asunción de Carlos Menem como mandatario nacional en 1989, dijo que la Cantanta “merece estar difundida en toda América porque es el resumen de la América morena”.
Y si de fragmentos de historia y anécdotas se trata, corría junio de 1984 cuando Gatica, en lo que años más tarde serían sus memorias, afirmaba: “Los primeros días de este mes terminé el canto a La Rioja, consta de 10 poemas. Se llamará Cantata Riojana”. Sin saberlo, tal vez, ese presagio indescriptible, que para el escritor era una confesión en voz baja, fue a todas luces el anhelado inicio para la concresión del sueño de una aventura que había sido fraguada ya en su mente, pero que ahora comenzaba a tomar forma, a rastrear melodías, junto a su compañero inseparable de ruta, Ramón Navarro.
Sin embargo, deberían pasar algunos meses más para que ese borrador saliera a la luz, en el compartir con los de afuera. Anclado en noviembre de 1984 Gatica narraba: “Con Cacho Rearte estamos haciendo escuchar en distintos grupos y reuniones de diferentes partidos y sectores el canto que trabajamos con Navarro; gusta a todos y se han hecho importantes observaciones que nos han permitido ir perfeccionándolo. En una de esas reuniones estuvo presente el gobernador, Dr. Carlos Menem y su hermano, senador Eduardo Menem. También gente del radicalismo, como el doctor Ricardo Mercado Luna. Igualmente de la Democracia Cristiana (…). Sólo por escribir un poema que faltaba, leí entero el libro de J. Z. Agüero Vera, ‘Divinidades Diaguitas’. Cuánta poesía hay en ese libro”.
El relato de Gatica daba cuenta ya, por aquel entonces, de la pluralidad intelectual e ideológica que cabía íntegramente en la Cantata Riojana, obra que tímidamente se iba dando a conocer y que comenzaba a delinear una estela de trascendencia que se afianzaría con el correr de los días, producto de la magnitud literaria y musical de la composición, con pretenciones de eternidades.
El jueves 6 de marzo de 1985, el prolífico autor riojano, autor de obras fundamentales, contaba para sus adentros, para su intimidad diaria, que “Vino Ramón Navarro y hemos estado trabajando en la Cantata, haciéndole los últimos ajustes. Nos llamaron de la TV saliendo dos notas, también del diario, una nota de una página”. Las referencias, claro está, no son casuales. Algo grande se estaba gestando entre las palabras de Gatica y las melodías de Navarro.
El domingo 31 de marzo de 1985 el creador de “Los fundadores del olvido” rememoraba entre sus memorias escritas: “El 28 (de marzo) se comienza a grabar la Cantata. Ramón Navarro estuvo nuevamente por acá y aprovechamos para hacer una serie de gestiones para conseguir el traslado del conjunto que grabará. La obra va a ser declarada de interés provincial”.
Las palabras del escritor denotaban, entre líneas y más líneas, las ilusiones de quien imagina para su obra una vitalidad que pueda traspasar la rapidez y voracidad de los días, para afincarse en una trascendencia que supere todo límite, toda frontera, todo caprichoso tiempo.
Así es como en esa búsqueda constante, días más tarde, y más precisamente un 5 de abril de 1985, en plena Semana Santa, Gatica se trasladaba junto a Ricardo Aceval, su hijo Pablo y el chofer Mario Mercado hacia Los Llanos.
Allí, en su tierra recobrada, se daría comienzo a la preparación de un trabajo audiovisual sobre la Cantata. “Primero en el lugar donde fue asesinado Monseñor Angelelli para seguir desde Punta de Los Llanos a la ruta de Los Caudillos; Tratado de la Banderita; Tama; Casa del Chacho; Guaja; Rosario Vera Peñaloza; Atiles; por Anajuacio; Malanzán y por San Antonio, Nacimiento de Facundo”, contaba el escritor, informando sobre el recorrido que abarcaba su amplio imaginario territorial, las venas abiertas de su propio camino de vida, desde que era apenas un niño, hasta estas memorias que aún perduran. “Pasamos de Chepes al sur, luego de haber fotografiado los lugares anteriores, más las Sierras de los Llanos, valles, quebrachos, algarrobos, breas, floresta regional, en fin. Llegamos a Corral de Isaac donde Aceval hace tomas de cercos, maíz sobre techos, la represa, un quirquincho”.
De esta manera son las memorias de Gatica: de incontable cantidad de precisiones y detalles lanzados al viento de sus vivencias, sobrevolando los cielos como como una fotografía tomada en el lugar preciso, en el momento exacto. De esta manera fue concebida también la Cantata Riojana, que se afinca en la historia para trasladarse siempre un poco más hacia el futuro, haciéndose fuerte en el peso irrefutable de su estricta vigencia. De aquellos sueños contenidos hacia una realidad incontrastable. De aquellos trabajos casi silenciosos, hacia el reconocimiento general mutando en calurosos aplausos.
Hasta que en un día como el de hoy, pero del año 1985 -es decir, hace exactamente 33 años atrás- la Cantata Riojana fue finalmente presentada en público. El relato de Gatica sobre aquella velada, no tiene desperdicios, y aquí, en su entera plenitud, se transcribe: “Anoche fue la puesta en vivo de la Cantata Riojana. Iba a comenzar a las 22 y a las 21 ya no podía entrar una persona más. Se quedó fuera una cola muy larga. Fui con mi esposa; hijos y mi suegro y sentí que un cálido aplauso se extendía por la sala y que mucha gente decía mi nombre. Al comenzar, mil personas había sentadas y otras tantas de pie al medio y a los costados, que luego se fueron sentando en la alfombra. Simultánea a la actuación, se hacía la transmisión por radio. Comenzó con la voz del Pelado Soria. Cada canto fue efusivamente ovacionado. Además mucha gente lloraba sin disimulo. El final fue vibrante. Todo el público comenzó a corear a viva voz. Ramón Navarro me invitó a subir y me conmovió ver ese mar de gente con que estaba colmada la sala. Después subió el Gobernador y nuevamente a entonar la ‘Chaya final’. La gente que nos abrazó y nos besó con efusividad insólita por cantidades y durante media hora. Mi suegro se emocionó hasta las lágrimas. Hoy, apenas me levanté, lo llamé por teléfono a Ramón (Navarro) y le dije: ‘¿Sabés Ramón que anoche tuve un sueño? – ¿Ah, sí? ¿Cuál? – Soñaba que estrenábamos una cantata y que llenábamos la sala del Cine Teatro Sussex (risas). Al mediodía, nos trasladamos a Chilecito”.
Gatica tuvo un sueño entre palabras y palabras entre sueños. Navarro le puso música a ambos. Y ambos, Gatica y Navarro, fraguaron la historia latente de La Rioja que vive entre palabras, sueños y armonías. Y entre palabras, sueños y armonías, fraguaron también su propia historia, la que los ubica en ese sitial de privilegio, gracias a la inagotable capacidad creativa que los llevó a recorrer tantos escenarios llevando bajo el brazo, como una luna llena, la riojanidad toda, esa riojanidad que cada 20 de Mayo vuelve a ser flor en los cardones y que cada 25 de Mayo, desde aquel 1985, recuerda una nueva fecha fundacional: la del himno del corazón de todos. La de la Cantata Riojana.
Este es el rostro de una historia / heroica y larga / que afianza su dolor. / Rostro de un pueblo / de muchos pueblos / que en toda América / levantan su canción. / Que en toda América / levantan su canción.
FICHA TÉCNICA
Música de Ramón Navarro. Poesía de Héctor David Gatica. Glosas de Ariel Ferraro. Artes de tapa de Miguel Angel Guzmán y Pedro Molina.
Intérpretes: Ramón Navarro, Chito Zeballos, Pancho Cabral, Rioja Trío, Ramón Navarro (h), Colacho Brizuela y Luis Chazarreta.
Arreglos, dirección y ejecución de los instrumentos: Ramón Navarro (h), Luis Chazarreta, Colacho Brizuela, Mario Nadal, Peteco Carabajal, Raúl Carnota, Richard Montilla y Hugo Casas.