“Retazo de un viento destructivo se denomina la muestra que Facundo Delgado expone en el Nuevo Teatro Víctor María Cáceres, en una fusión entre escritura y pintura. Incomodidad, inquietud y asfixia. O la manera en que la obra se aferra a las formas del artista.
Los ojos miran desde un rincón, como si no miraran. Pero miran. Miran desde el silencio casi espectral en que se esconde lo que no se ve. Desde el revés de lo que somos. Eso que no muestran los espejos. Y las bocas, las bocas en un rojo intenso, abiertas, callan lo que nadie quiere escuchar, pero todos oyen. Hay un absurdo que se exacerba en esa visión creativa de lo que nos rodea, de lo que está allí, aguardando por algo que demora en suceder, que no llega, que no pasa. Y sin embargo, ese devenir se torna irreparable, como el paso del tiempo.
Es un flash. O el soplido de un viento en el bosque que deja sonidos arrumbados contra los muros de una memoria que se resiste al olvido, entre los árboles. Y después, sólo después, en el entrar y salir de esa dimensión inabarcable, el arte se aferra a su forma. O mejor aún: a la forma que le da el artista, ese ser que vaga entre odios y amores, entre afectos y rencores, y que se acurruca entre las letras para exhalar profundo y dejar salir, en forma de palabras, lo que incomoda, lo que inquieta, lo que asfixia. Y todo queda allí, iremediablemente derramado, sobre el lienzo de nuestra existencia.
Los ojos miran desde un rincón, como si no mirarán. Ocupan las paredes del hall del Nuevo Teatro Víctor María Cáceres. Incomodan, inquietan, asfixian. Y también interrogan. Forman parte de un proceso en que su autor, Facundo Delgado, puso alma y cuerpo en su afán por nombrarnos desde lo que no parece común (pero lo es), desde lo burdo. Y desde nuestro absurdo. Esa muestra lleva ya varios días en un espacio en el que contrasta y, tal vez por eso, azuza aún más la atención de los ocasionales espectadores, interpelados por una originalidad que traspasa los géneros y que se afinca en una determinación artística dispuesta a trascender las fronteras. Las geográficas y las otras, las más conmovedoras: las de la interpretación de nuestros propios fantasmas.
En la obra de Facundo Delgado hay mucho de provocación, pero también mucho de indagar al mundo que le toca y nos toca. Y en todos los casos, la imposibilidad de ser indiferentes frente al resultado en que se conjugan el decir -desde la escritura- y la pintura en precisa síntesis. Como si de pronto se pudiera desnudar la sustancia.
EN LOS ORÍGENES
Entre otras cosas, el hombre se diferencia del animal por su capacidad de pensar o razonar y por la posibilidad de llevar ese pensar o razonar a una expresión concreta. Sin embargo, en muchos casos, el impulso que mueve a uno y otro puede resultar muy parecido, hasta incluso aproximarlos. La voracidad con que el animal persigue a su presa, se asemeja demasiado a la voracidad con que el hombre persigue a sus visiones para ubicarlas, al fin, en un tiempo y un espacio. Es, en los orígenes, una forma pretenciosa de apropiación, adaptándose permanentemente a las circunstancias y las posibilidades.
“Siempre me gustó escribir, desde muy chico. Fue algo que se fue dando de a poco esto del arte, del escribir, de expresar una visión mas que todo”, afirma el hombre en cuestión. Y así, sienta sus bases. Todo tiene que ver con ver y con expresar. Y la herramienta es el arte, en sus diferentes dimensiones, agitado por la necesidad de una búsqueda personal que surge desde la más profunda de las individualidades, pero que terminar por tornarse en una muestra del imaginario colectivo.
Es así como Delgado se anima a ir, incluso, un poco más allá: “me gusta mucho el lado creativo que uno puede tener, ser uno mismo, jugar con el arte y crear mi propio mundo. La pintura surge también justamente por eso. No es algo común, me gusta jugar con lo burdo”.
¿CÓMO SURGE TU RELACIÓN CON LA ESCRITURA; CÓMO FUERON AQUELLOS ORÍGENES?
Tenía 13, 14 años y frecuentaba a algunos chicos que estaban en la movida punk y gestionaban unos fanzines, revistas de difusión under. Además de difundir sus bandas, tenían una parte creativa, de arte y literatura. Comencé a leer y la lectura fue como el disparador de todo. Quise probar entonces escribir y me di cuenta que era algo que salía muy fluido; entonces la experiencia me llevó a la satisfacción de encontrar una vía de desahogo ante todas las cosas que quería contar y no sabía cómo; una herramienta. Lo hice a lo largo de la vida, hasta que me interesé en estudiar letras y tuve una formación mucho más aguda.
DENTRO DE ESA FORMACIÓN, ¿CUÁLES SON LOS AUTORES QUE TOMASTE COMO REFERENTES O QUE MÁS TE MOVILIZARON DESDE SU OBRA?
Me gustan los escritores oscuros como Charles Baudelaire, Charles Bukowski, Franz Kafka, Albert Kamus o Fiódor Dostoyevski; todos escritores que tuvieron una epoca muy conflictiva, que no eran aceptados. Siempre me atrajo mucho la visón de ellos porque tenían que contar las cosas de otra forma, encontrar otro lado, desde lo más terrenal. Personalmente siento que estoy fuera de lo común, fuera de la visión tradicional del amor, del romanticismo. Me interesan, en cambio, las cuestiones que están por debajo, la pobreza, por ejemplo. Lo mismo pasa en mi pintura, que muestra todos rostros deformados, una visión que puede ser, o no.
¿Y CÓMO ARRIBÁS A ESTA INSTANCIA EN QUE SE FUSIONA LA ESCRITURA Y LA PINTURA?
Fue como una invitacion. Siempre escribí, pero a la pintura la agarré más de grande, a los 21 años más o menos. El proyecto “Dos bosques” (espacio de difusión de su obra) comenzó este año. Antes pintaba, tenía otro estilo. La pintura fue una invitación a la escritura. Al momento de crear simplemente leía los poemas que tenía escritos y los trasladaba; aunque en ocasiones me inspiraba para pintar sin un concepto detrás. Lo cierto es que se trata de una especie de retroalimentación y siento que las posibilidades varían cada vez más, como así también las propuestas que quisiera generar de aquí en adelante.
¿CÓMO SURGIÓ LA POSIBILIDAD DE LLEVAR ADELANTE ESTA MUESTRA EN EL TEATRO VÍCTOR MARÍA CÁCERES?
Esta es mi primera muestra denominada “Retazo de un viento destructivo” y se inauguró el pasado 30 de agosto. Sin embargo, debo decir que no es la muestra que yo quería tener; me hubiera gustado que el ambiente fuera más propicio, una casa abandonada, por ejemplo, los cuadros sobre bolsas de cemento. Se dio acá y está buenisimo también; estoy muy agradecido con la gente de Cultura, que siempre me apoyó. Esta muestra se dio gracias a ellos.
¿Y QUÉ OCURRIÓ CON LAS DEVOLUCIONES?
La muestra tuvo y tiene muchas repercusiones. Siempre está bueno generar cosas, porque todo arte necesita generar algo. No obstante, las devoluciones de la gente no me condicionan. Desde muy chico estuve siempre dando a conocer lo que hago y con el tiempo uno ya se va fortaleciendo, entonces las críticas, buenas o malas, no llegan a desviar o a inquietar. La verdad es que siento que nunca podría dejar de hacer algo por una crítica o una mala devolución; en tal caso no podría considerarme tan artista.
TU ESTILO ES MUY PARTICULAR Y MUY LLAMATIVO, ¿CUÁL ES LA BÚSQUEDA O LA INTENCIÓN EN CADA UNO DE TUS TRABAJOS?
La muestra en general habla de que es necesario que aprendamos a mirarnos en la oscuridad porque esos rostros son nuestros. Cuando comencé con este estilo, no sabía si sería un neoexpresionismo o expresionismo abstracto. Lo que sí se es que hay rasgos característicos como los ojos y las bocas. Eso se debe a que me gusta dibujar, y para ello hay un proceso, pero siempre me costaron mucho las bocas y los ojos. Se dio en una noche de ansiedad que surgieran de esa manera y me gustó. Creo que se trata de buscar algo propio, que tenga un estilo y desde entonces no paré de hacerlo. Creo que tiene mucho peso compositivo y todo fluye como para que la obra quede y me guste. Aunque me lo dicen muchas veces, considero que no es nada raro. Para mí es algo normal. Mostrar lo que no se quiere ver, no tiene por qué ser violento.
DESDE ESTE PUNTO DE PARTIDA, ¿TE PROYECTÁS HACIA EL FUTURO, PENSÁS EN LO QUE PUEDE VENIR PARA TU ARTE?
Tengo la mente fija en que quiero salir y lo voy a gestionar. Me gusta buscar los contactos y proyecto muchas cosas como artista.
ORIGINALIDAD
La obra de Facundo Delgado, en esa delicada fusión entre la escritura y la pintura, no admite comparaciones. Hay en el artista una exploración permanente en busca de una originalidad que lo diferencie, incluso en las formas de hacer. “El proceso de creación es bastante dinámico y soy muy ansioso. Tengo como una ansiedad de sacar todo; me siento muy recargado de un espiritu creativo”, afirma el joven pintor.
Sin embargo, deja también en claro que no necesita de nada en particular para poder crear. “Puede que en el día no me pase nada interesante, pero siempre hay una excusa para hacerlo, para estar en un ritmo activo. Un cuadro terminado, un escrito terminado, sería como colmar un vacío diario en el que llenar o expulsar, pueden darse al mismo tiempo. Me encanta ese dinamismo”.
Referente de un grupo de pintura en vivo en cada nueva edición de la Feria del Libro, Delgado sostiene que esa práctica “es interesante, porque es como llevar y sacar un poco al arte de ese lugar de museo; sacar la obra de esos lugares individuales. Se trata de una interacción con el público y esa interacción está muy buena”.
VISIÓN-ACCIÓN
Romper las estructuras y los estereotipos y plantear las distancias entre lo que está impuesto y lo que da al arte un espacio de libertad. Por ese camino va el creador de “Dos bosques”, aunque sin perder de vista el contexto en que su obra se desarrolla. “Hay que diferenciar entre artista y artesano: el artesano necesita crear algo que guste, el artista no”, se apura a definir Delgado quien además muestra, desde la acción, una clara visión de su entorno.
Ante la consulta de 1591 Cultura + Espectáculos en relación a cómo observa la movida cultura riojana el artista no duda en responder: “Me parece que está muy folklorizado, muy impuesto quiénes son los pintores y quiénes no. Pero a mí me gusta estar en el lugar en que estoy, y me gusta quedarme en ese lugar; estar con los que no están, con los desplazados, con las movidas más autogestionadas. Yo elijo con quién pintar e invito. Me gusta jugar con eso porque es donde yo veo que hay otras formas, otros talentos que se pueden explotar de otras maneras; y me gusta por la libertad que uno tiene de decir lo que le gusta y lo que no.
¿TE INTERESA EL PUNTO DE VISTA DE TUS PARES; SUS OPINIONES EN RELACIÓN A TU OBRA?
Tengo amigos artistas y me relaciono con los chicos que hacen murales en las calles, que pintan en sus casas; me gustan esos pintores para tener ciertas devoluciones y nos incentivamos entre todos. En la parte creativa y en la gestion, nos ayudamos. Elijo mas estar en ese lado, más al margen si se quiere. Me gustaría que eso se entienda. Hay una elite, pero no me limita, porque cada uno tiene que saber por dónde ir. Uno sabe lo que quiere hacer y no necesito estar tan metido. Me gusta contribuir con el arte, y dedicarme a esto e intentar expandirme un poco más.
¿Y CÓMO PENSÁS LOGRAR ESA EXPANSIÓN?
Me gustaría mucho poder llegar a la gran ciudad. Conocer gente que comparta más o menos estas ideas y formar algún grupo de pintura en vivo en muchos lugares. Hay que moverse, cuando no pasa nada, hago que algo pase.