Sed de desentrañar las cuestiones fundamentales de un universo interno en el que se refugia la vida. Sed de descubrir. Y sed de atesorar, como un mecanismo de perpetuidad que nos nombra. Sed de reconocernos. De saber el por qué y el cómo de nuestras existencias pasajeras. Sed de palabras. Sed de decir. Sed de poesía. Y un exhumador para cada sed: Ramón Guerrero.
La poesía es siempre una herramienta a la que se aferra el hombre para tratar de interpretar un mensaje superior, dado por la voz de alguien que no ve, pero en quien cree con la misma convicción con que respira. La poesía es siempre ese llamado a una esencia superior del ser. Y también del estar. Porque no sólo se trata de estar aquí invariablemente, sino de dar con las palabras que lo trasciendan en lo corporal y lo conviertan en portador de una humanidad que lo circunda y a la que intenta nomenclar.
En ese derrotero anda discurriendo el poeta riojano Ramón Guerrero, hombre de letras que deambula detrás de la obsesión por encontrar las palabras que hablen de la humanidad, pero desde un interior profundo en el que indaga con la misma intensidad y persistencia con que el mar se recuesta sobre la arena, como si pudiera contar, una por una, todas las partículas que la componen. Y exhumar luego, de la sal derramada, cada sed que nos defina e interpele.
Precisamente, “Exhumación de la sed” es el último trabajo de Ramón Guerrero, un poemario que cuenta con prólogo de la escritora e investigadora riojana Teresita Flores y con las ilustraciones de la reconocida artista plástica Maricel Andrada, en una perfecta conjunción entre poesías y palabras que da cuenta del compromiso siempre vigente del escritor por entregar a los lectores una producción original y cuidada, en consonancia con lo que el género demanda. Sobre esta última entrega -en la que no faltan sus “poemas olvidados” y los “homenajes” a referentes de la cultura riojana-, pero también en relación a sus búsquedas y dilatada trayectoria, el poeta dialogó con 1591 Cultura + Espectáculos y dejó una estela de definiciones que no sólo hablan de su labor poética, sino que también dan cuenta de una mirada profunda y comprometida con su entorno y con las problemáticas que aquejan a un País que no cesa en su sorprendente afán por desangrarse.
“’Exhumación de la sed’ nace a partir de la necesidad de ir conociéndonos interiormente cada vez más, meternos cada vez más adentro, y me encuentro con este tipo de sed que es como una necesidad, una necesidad humana, que nos lleva a ir apagando sedes a lo largo de la vida”, afirma Guerrero con la mirada buscando un horizonte cómplice para sus palabras, siempre pensadas como puntos de partida para su existencia.
En su lugar de trabajo (el poeta se dedica a la peluquería masculina) que es también, en muchos casos, su lugar de encuentro con la escritura, el escritor asume su rol de “desempolvador” de sedes, partiendo de las sedes propias que lo acompañan en su constante escudriñamiento. “Hay un abanico grandísimo de sedes y necesidades que uno tiene para apagar. Eso es lo que fue despertando el interés en mí de escribir sobre la sed. Entonces escribí una poesía sobre exhumar la sed, como un modo de intentar traer esa palabra desde sus origenes hasta ahora y luego fui desmenusando, una a una. Aquí tome veintidós tipos de sed, pero sé que hay muchas más”, sostiene.
Y en ese sostener, también se afianza sus propia necesidad, su propia sed; “esa necesidad interior, ese navegarnos por dentro y encontrarnos cada vez con cosas más interesantes. Pasan los años y uno va madurando y metiéndose más adentro, indagándonos, preguntándonos qué somos, por qué estamos aquí plantados, qué es esto, después qué”.
Parte del proceso esa pesquisa profunda de una humanidad que se identifica en la poesía, pero que también desde la poesía identifica las inquietudes del autor que se muestra muy cercano a los acontecimientos de una cotidianidad que trama un arduo cuestionario sobre lo que nos acontece y determina. Lo real, en este caso, no queda excento de la palabra, porque el escritor lejos está de distanciarse de la realidad. “Muchas de las sedes despertaron por la realidad actual del país. Hay una, precisamente, que salió como una publicación, que es “Sed de patriotismo”. Tanta injusticia, tanta cosa negativa, tanto no importar la Argentina, el País. A medida que vamos cumpliendo años vamos tomandole más amor a la tierra, a la patria grande y la patria chica y así nacio ese poema y entonces me dije: ‘no termina aquí, hay sed de amor, de justicia, de palabra, de decir; y hay hasta sed de morir. Mucha gente dice estoy cansado, ya no quiero seguir. A esa poesía le puse “Sed de dormir”. Fue eso, ahondar cada vez más cada tipo de sed por la que uno pudo pasar o no y así fueron surgiendo mas poesías sobre la sed”.
Y más sed de sed propia, como una constante búsqueda de un yo que nombre al escritor, al poeta, y que sea un punto de encuentro para su propio camino ligado a esa necesidad de expresar un sentir diferente. Allí también, en su ser profundo reposa el agua cristalina y aquietada, hasta que la inspiración arroja la piedra que dibuja los contornos de un eco prolongado. “En muchas de las poesías me siento indentificado; algunas sin saber y otras sabiendo. Es mi sed de ser. De decir, ‘yo soy Ramón Guerrero”. Cuando terminé esa poesía me dije: ‘esto es muy egocéntrico, esto es muy yo’, y pensé en quitarla. Pero Teresita Flores, que es quien prologa siempre mis libros me dijo que la dejara, que esto es muy metafísico y está bueno que la persona se plante en algún momento de su vida y diga quién es”.
¿Y quién es Ramón Guerrero? “Lo voy a definir poéticamente: Ramón Guerrero es un corazón abierto. Siento que soy eso. No soy una persona conflictiva, me alejo de los problemas, la falta de armonía no va para mí. Pero también hay en mí una conjunción de corazón y de razón; valoro mucho lo emotivo, pero también lo racional. Soy una persona que piensa mucho, que está siempre metida en el cerebro”.
EL LLAMADO
¿El hombre busca a la poesía o la poesía busca al hombre? Difícil desentrañar la respuesta para una de las preguntas que se aproxima con determinación hacia uno de los tantos dilemas de la existencia misma. En el caso de Guerrero, sin embargo, todo parece estar demasiado claro.
“Siento que la poesía me trae a mí, no yo a ella, me trae desde mi nacimiento, desde mi génesis y pienso que de igual manera me va a llevar; es algo que convive en mí, la siento, amo la poesia, amo la buena poesía”, afirma y de inmediato la memoria lo lleva a aquellos primeros recuerdos en los que sintió el llamado de la palabra y acudió a el con tanta convicción como compromiso.
“Fue en la escuela primaria. Tuve como maestros a grandes personalidades: Carmen Agüero Vera, Chiquita Otaño de Basso, grandes maestras. Entre los 10 y los 11 años se hacían en el grado concursos de composiciones con diferentes temáticas como el Día de la Madre, del padre y otras veces el tema era libre. Cuando gané el primer concurso de composiciones fue que sentí esa necesidad de escribir, de volcar cosas en un papel. Recuerdo que aquella composición fue sobre San Martín. Ya en el secundario también gane un par de premios. Era muy bueno aquello porque había un incentivo; uno debía ilustrarse sobre los temas. Y yo siempre tuve esa inquietud de escribir a partir de eso. Siempre conviví con la poesia y siempre escribí. Pero reconozco que lo mio es algo muy raro; por ahí estoy cortando el cabello y vienen frases y tengo que escribirlas de inmediato, para que no se me olviden. Luego voy elaborando la poesía”, cuenta y hace referencia a su otro oficio: la peluquería masculina. Y no hay impedimentos entre un oficio y otro. Muy por el contrario, “se conjugan muy bien”.
“Este salón es para mí como un consultorio psicológico. Paso el mayor tiempo del dia aquí y a mis libros los escribo acá. Entre corte y corte escribo, porque la poesía es algo muy cercano para mí. Mi profesión es hacer peluquería masculina, pero mi vocación real es la poesía, es la palabra”, sostiene y deja en claro una vez más que sus raíces se aferran a la búsqueda de los versos que dimensiones la realidad, pero que también contorneen las imágenes de su tiempo y su propia existencia.
Y si de raíces y orígenes se trata, Guerrero recuerda: “en un principio hacía peluqueria femenina. Un día entra una señora y yo estaba escribiendo. Se paró, esperó a que terminara y me preguntó qué estaba escribiendo. ‘Si yo le digo usted se me va a reir’, le contesté y ella me dijo ‘no, por qué me voy a reir, yo también son escritora, soy Enzina Santacroce y me gustaría que me muestres lo que escribís’. Fue así que se llevó un cuaderno con poesías y a los días volvió y me sugirió que sería bueno que publicara, porque había cosas buenas, aunque también otras para pulir. Empecé a publicar a partir de allí”.
Así, casi como una casualidad escrita en un destino que flotaba en el aire, Guerrero dio inicio a su marcha poética, reafirmada día tras día en función de una exploración constante en pos de la excelencia literaria que ubique su nombre en un sitial de privilegio dentro del amplio espectro de las letras riojanas.
Pero por sobre todas las cosas, que satisfaga su devoción y vocación por la poesía, que no es más que un estilo de vida. “Hay tantas definiciones para la poesía; cito una: la poesía es la voz de Dios habláandonos al oído. Adhiero a esa concepción porque me parece una muy buena metafora. Pero para mí la poesía es la puerta que se abre para que uno pueda ir hacia la libertad; abrirla, cruzala, ser uno mismo y decir”.
EXHUMACIÓN DE LA SED
Allá…
detrás del cielo,
donde el sol
muestra su reverso,
donde mora,
excelso, el mentor
del latido
y el aliento,
en cuyas palmas fuimos
desde antes del génesis,
cuando toda vida
dormía en la gran
simiente sostenida
por el fuego sideral
de su divinidad.
Allí, se desciñen
las brújulas
y caen los sudarios,
los dogmas de la sed
trasponen los abismos,
y esa exigua palabra
busca su luz.
hay un rielar
de estrellas trizando
la turbidez sonora
de un parto
de odres y mendrugos
que transmutarán
en ávidas sedes.
De ahí, y por los siglos
el hombre sabrá de ellas.
SED DE PAZ
Hay un ave de nieve
tentándome en su vuelo,
un ciclo sin edad
que desvela mis sienes
abismando esta dura soledad.
Hay un nido de fuego
donde expiran vestigios
de una sangre turbia
pregonera de indigencias
hacinando cielos obsoletos.
Hay una incesante garúa
que en tardes decrépitas
dibuja pétalos de agua
sobre los vidrios del miedo…
Y hay, también,
a la vera del tiempo,
un bagual agobiado
soboreando el sociego
de una paz heredada.
UN HALLAZGO
Exhumación de la sed” cuenta en sus páginas con ilustraciones de la destacada y reconocida artista plástica riojana Maricel Andrada que, con un trabajo metódico y cuidado, supo interpretar al poeta para dar brillo y color a las páginas del último libro de Ramón Guerrero. “No había tenido contacto con ella (por Maricel Andrada) pero conociía su obra”, afirma el escritor y, casi al unísono, no duda en afirmar: “me encontré con una persona tremendamente hermosa, una personalidad muy abierta, muy linda, muy artista. Maricel es polifacetica, hace tantas cosas y las hace bien y mantiene ese eje en lo originario, en nuestros pueblos, que a mí también me atrae mucho. Me encontré con una amiga ofreciéndose sin ningún doblés. El trabajo que hizo me encantó porque supo interpretar cada poesía. A partir de allí elegí algunas de las que más me gustaron y la tapa. Fue un hallazgo como persona Maricel. En general siento que pude plasmar lo que buscaba. Este libro lo siento muy mío, me veo reflejado allí.
SEDES PROPIAS
Si me hubieran preguntado esto antes, mis sedes hubieran sido otras, pero en este momento hay un par. Sed de ver a mí país floreciente, por ejemplo, porque eso va a implicar muchas cosas. Esa sería una gran sed; ver salir adelante a la Argentina sin tanta mugre. Es algo que me desvela. Y no lo puedo gritar; no lo puedo decir por un montón de cosas. Si lo digo corro riesgos, entonces lo vuelco a medias en la poesía. El amor, la amistad, el ser humano, la persona, también son sedes. Me interesa mucho el escarbar en el humano, dentro, no quedarme con lo externo y ver con qué se encuentra uno. La poesía es la mejor herramienta para eso, porque es alucinante entrar en el interior de cada persona y hacerlo poéticamente, se potencia aún más.
UN REFUGIO
Tengo referentes riojanos que ya no están y otros que sí, como Teresita Flores o. Héctor David Gatica; personas con una humildad muy grande, sin ego, sencillos, generosos. Nacieron los homenajes a ellos desde la admiración y desde el respeto. Ariel Ferraro, es otro de los escritores que respero y admiro, es impresionante. Veo grandes valores en la poesía de La Rioja, gente que está surgiendo y que gracias a la Ley del Libro, van surgiendo. El tiempo dirá y sabra calificar sus trabajos, pero creo que La Rioja está pasando por un excelente momento de poetas, escritores, narradores. Por ahí lo que falta es más movida poética, eventos como “Palabras a la carta”, por ejemplo, se tienen que hacer mas seguido y que vayan sirgiendo más ideas. Es importante darnos cuenta que mientras el mundo se cae a pedazos, nosotros estamos haciendo y leyendo poesía. La poesía es un refugio.
LECTURAS
Normalmente leo mucho, aunque carezco de tiempo. Compro colecciones de libros y pienso que son para mi vejez; para saborear el sociego de una paz heredada, como dice la poesía “Sed de Paz”. Me gustan mucho nuestros autores, la literatura riojana. Tambiñén acostumbro releerme y lo que voy viendo es una evolución que tiene que ver con la maduración. Me pasa que por ahí me sorprendo gratamente, ‘que bueno que está esto’ me digo, un lindo poema. Y por ahíi me pasa lo opuesto, el ‘cómo pude escribir esto’. Eso tiene que ver con el proceso evolutivo de cada uno; uno va madurando también en la poesía y tengo bien claro que son momentos de mi vida que en esa instancia fueron los mejores.
UNA ESTELA
A futuro me gustaría verme escribiendo más, sentándome a escribir, porque yo no me siento a escribir. Carezco de tiempo. Anhelo eso, es una sed, disponer de más tiempo para disfrutar de la poesía y hacer tambien narrativa, que me gusta mucho; el cuento requiere de mucho tiempo, es un proceso, una elaboración, que merece que te sientes si querés hacer algo bien. Pero sí, me veo escribiendo y produciendo más, quiero dejar una estela linda.
PERFIL
RAMÓN GUERRERO. Autodidacta riojano. Participó de las siguientes antologías nacionales: Elegidos 2005-2006 / Editorial Aries (Buenos Aires); Unidos por las letras 2007 / Imprenta Corintios 13 (Córdoba); Puente de palabras IV / Ciclo de poetas y narradores de Rosario; Antología Federal de Poesía Región Noroeste del CFI 2017. Publicó los siguientes libros: “Octubre y nada” (poesías y cuentos breves); “Vigías del páramo” (poesía); “Detrás de aquella tarde” (cuentos); “Pájaros en tus sombras” (poesía) y “Exhumación de la sed” (poesía). Ganó diversos premios regionales, provinciales, nacionales e internacionales.